Los Suns se deshacen de Bradley Beal

Al escolta le restaban dos temporadas garantizadas y 110,8 millones. Phoenix le pagará 97 millones los próximos cinco años por no jugar. Se va a los Clippers.

Juanma Rubio
As
Hace solo unos días, los Bucks, desesperados por volver a formar un equipo competitivo para que Giannis Antetokounmpo no caiga en la tentación de ver qué hay más allá de Wisconsin, se deshicieron de Damian Lillard, un nueve veces all star de 34 años y que se va a perder toda o casi toda la próxima temporada por una fractura en el tendón de Aquiles. Para no gastar su escaso capital de draft en la elaboración de un paquete tentador para quien tuviera que quedarse con los dos años y 113 millones que tenía todavía garantizados Lillard, los Bucks optaron por una solución rupturista: el waive and stretch: cortaron al base sin negociar con él y le garantizaron todo su salario pendiente pero prorrateado en cinco años. De esta forma, Lillard es libre para elegir equipo y cobrará durante cinco años 22 millones por temporada de los Bucks, la cifra más alta de siempre en un waive and stretch. Justo al filo del 15% del salary cap del próximo curso, el máximo que se puede invertir en esta fórmula según el convenio colectivo. Y un dinero que cada año contará en las cuentas salariales de los Bucks, que arriesgan muchísimo.

Pero solo unos días después, y en esta nueva NBA en la que un convenio lleno de restricciones hasta ahora insólitas obliga a los equipos a ser (como mínimo) creativos, y a los proyectos a reformularse casi constantemente y a vuelapluma, ha llegado otra noticia que hace no tanto habría parecido de ciencia-ficción: Phoenix Suns también va a usar ese recurso del waive and stretch para una solución a lo grande, radical, al problema que suponía, y que apenas dejaba avanzar a la franquicia, Bradley Beal. El escolta (tres veces all star, la última en 2021, y 32 años) tenía todavía dos años más garantizados del mastodóntico contrato que firmó con los Wizards en 2022: cinco años y 251 millones. En 2023 fue traspasado a los Suns a cambio de Chris Paul, Landry Shamet, el derecho a intercambiar cuatro primeras rondas y seis segundas rondas. Una operación terrible porque Beal tiene una de las escasas cláusulas antitraspaso que hay en la NBA y podía vetar cualquier operación que no fuera de su agrado.

En invierno, los Suns intentaron traspasar a Kevin Durant y llevarse a Jimmy Butler. En el juego de mercado a la desesperada, porque la temporada se estaba yendo al infierno (el equipo más caro de la historia ni siquiera entró en playoffs), varios de los movimientos que intentaron los Suns toparon con el ‘no’ de Beal, que no quería moverse porque sí y que se aferró a esa cláusula antitraspaso. Ahora, con 53,6 millones la próxima temporada y una player option de 57,1 en la 2026-27, los Suns han optado por cortar por lo sano, por la única forma que veían para no tener en plantilla a Beal, uno de sus objetivos para regenerar un equipo del que ya ha salido Kevin Durant, traspasado a Houston Rockets, y en el que quedará como único referente Devin Booker.

La operación es complejísima: Beal tiene asegurados 110,8 millones. En el acuerdo de buyout, porque en su caso no percibirá todo el dinero de forma íntegra como Lillard, tiene que perdonar unos 13,8 millones de dólares y así lo confirma el periodista Fred Katz. Los Suns ya han cortados a dos jugadores (Nassir Little y EJ Liddell), dos movimientos menores pero que suponen 3,8 millones de dólares en sus cuentas del próximo curso. Una cantidad que hay que restar de los 23,2 que se pueden prorratear en total por el waive and stretch (ese 15% del cap: 154,6 millones). Quedaban, por lo tanto, 19,3 millones, el máximo que se puede pagar a Beal durante cinco años. De ahí salen los 96,8 que cobrará en total (esos 19,3 multiplicados por cinco)… todo su salario menos los 13,8 que perdonará para obtener su libertad.

Beal ha encontrado un equipo mientras negociaba esta salida. Los Angeles Clippers es su nuevo destino. ESPN informa de que serán 11 millones durante dos temporadas. Recuperará, por tanto, casi todo que perdona a los Suns; 2,8 es la diferencia.

Acaba así una historia que nunca funcionó, el supuesto big three (Devin Booker-Kevin Durant-Bradley Beal) que formó, con dos traspasos ultraagresivos que destrozaron el presente y el futuro del equipo, el nuevo propietario, Mat Ishbia. El resultado fue un balance total de 85-79, absolutamente mediocre, y ni un partido ganado en playoffs: en 2024 cayeron con barrida (4-0) contra los Wolves y este pasado curso ni siquiera estuvieron en las eliminatorias. Uno de los mayores fracasos de la historia de la NBA.

Beal nunca fue en Phoenix el jugador que había sido en sus mejores en Washington. Permanentes problemas de lesiones (jugó 106 de 164 partidos posibles) le dejaron sin continuidad, ritmo ni química con sus compañeros. Y promedió 17,6 puntos y 4,3 asistencias con un 40,7% en triples pero no jugó nunca en el nivel de superestrella que necesitaba el equipo de Arizona para compensar la debilidad de su rotación por tener que pagar tres sueldos de máxima categoría. Los problemas y la falta de unidad en el vestuario fueron constantes, y ahora Beal ha aceptado salir, llevarse casi todo su dinero y buscar otra oportunidad. Con un contrato menos (y sin cláusula antitraspaso…), adaptado a su actual realidad como jugador, era ser una opción muy atractiva para quien supiera ver y aprovechar la oportunidad, los Clippers en este caso.

Lo que está claro, en todo caso, es que su tiempo en Phoenix Suns ha acabado como uno de los mayores desastres que ha visto en la NBA en muchos años, uno que convirtió el contrato de Beal en, seguramente, el peor de toda la NBA. Tanto que los Suns decidieron, finalmente, atajar el asunto de raíz…

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