¿Qué pasa si vuelves a congelar un alimento que acabas de descongelar?
Todos lo hemos hecho alguna vez: hemos vuelto a congelar una carne o un pescado porque nos ha surgido un imprevisto o hemos cambiado de opinión respecto al menú que queríamos preparar. Te contamos por qué no es una buena práctica y qué riesgos puede suponer.
Al final, nos acabamos confiando porque el riesgo que supone saltarse las reglas nunca es del 100%. La cuestión es que, con cada mala idea que llevamos a cabo, las bacterias y otros microorganismos, que siempre están al acecho, van ganando terreno y aumentan progresivamente las posibilidades de contraer salmonelosis, listeriosis, botulismo y otras infecciones que pueden estar causadas por múltiples patógenos, como Campylobacter jejuni, Escherichia coli, norovirus…
Descongelar y volver a congelar, ¿es seguro?
Un buen ejemplo de lo que no se debe hacer es el siguiente: una persona decide que al día siguiente va a cenar unas pechugas de pollo y las pasa del congelador al frigorífico para descongelarlas de forma correcta. Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, cuando finalmente se dispone a cocinarlas le llama un amigo y le propone ir a cenar juntos en un restaurante. Por supuesto, acepta. Para no desperdiciar las pechugas, las vuelve a congelar. ¿Es una práctica segura? No. Miguel Ángel Lurueña, doctor en ciencia y tecnología de los alimentos y autor del libro Del ultramarinos al hipermercado (Destino, 2023), explica por qué.
“Si recongelamos un alimento una vez que lo hemos descongelado, lo que hacemos es aumentar la carga de microorganismos”, señala el experto. “El problema está, sobre todo, en la descongelación, ya que puede aumentar el crecimiento de bacterias porque cuentan con más nutrientes disponibles”.
Es cierto que la congelación detiene el crecimiento de las bacterias, pero no las mata. Al descongelar y volver a la temperatura ambiente, las bacterias vuelven a crecer. Si congelamos nuevamente un alimento, al volverlo a descongelar los microorganismos seguirán aumentando. En definitiva, “en cada ciclo de congelación y descongelación estamos aumentando el número de bacterias”.
Hay que tener en cuenta que algunos productos cárnicos o del mar que se compran en el supermercado pueden haber sido congelados y descongelados. En ese caso, estará indicado o en el etiquetado o en los carteles de, por ejemplo, la pescadería, puesto que así lo establece la normativa alimentaria. “Pasa sobre todo con los productos que se capturan en alta mar, que muchas veces se congelan en los barcos y luego se venden descongelados”, explica el tecnólogo de alimentos. No es conveniente volver a congelar estos alimentos por el motivo ya descrito: aumenta el número de microorganismos potencialmente patógenos que pueden contener.
Lo que sí puedes hacer
Volviendo al ejemplo de las pechugas descongeladas, lo mejor para evitar el desperdicio de comida y mantener la seguridad alimentaria es cocinarlas, según Lurueña. En ese caso se podrían volver a congelar.
Instrucciones para congelar y descongelar de forma segura
Estas son las instrucciones básicas para una congelación y descongelación segura de los alimentos:
- Congelar la carne, el pollo, el pescado u otros alimentos cuanto antes.
- Nunca descongelar fuera del frigorífico.
- Intentar que no pasen más de 24 horas desde la descongelación en el frigorífico hasta el cocinado
y luego cocinar bien esa carne hasta que esté bien hecha por dentro (en
especial, la de pollo, en la que pueden crecer más bacterias).
- También se puede descongelar en el microondas y en este caso es aconsejable cocinar el producto cuanto antes.
- No volver a congelar los alimentos descongelados. Solo se considera seguro si se trata de productos crudos que se vuelven a congelar una vez que se han cocinado bien.