Boca, del sueño Mundial a la cruda realidad

El equipo de Russo no pudo ganarle a Auckland City y se va de Estados Unidos con las mismas dudas que llegó. En el medio hubo algunos aspectos positivos que generaron desmedidos elogios. Se trabajó como para preparar un torneo de verano y así se volvió a rifar prestigio.

Gabriel Rymland
TyC
A pesar de una -exagerada- luz de esperanza que se había encendido después de cada una de las dos primeras presentaciones de Boca en Estados Unidos, el regreso a Ezeiza será similar a la partida: envuelto en interrogantes y sin un panorama claro para el futuro. La decepcionante y bochornosa actuación contra Auckland City, si bien puede tener algunos atenuantes, fue un baldazo de realidad como para recordar en qué situación está el equipo.

La magia no existe y nadie podía pensar que del pésimo semestre se podía pasar sin escalas a competir de igual a igual con los mejores del planeta. Un cúmulo de malas decisiones, que comenzó con demorar la salida de Gago, llevó a que Russo tuviera su debut en el mismísimo Mundial de Clubes. Y que en un mes sin actividad solo se consiguiera incorporar a Pellegrino (desgarrado) y Braida. Se trabajó como para afrontar un torneo de verano y se volvió a regalar prestigio.

Desde el momento del sorteo se sabía que el partido contra Benfica iba a ser una final anticipada. Después es fútbol y todo puede pasar, pero el análisis previo era claro y casi que cumplió con los pronósticos. La ventaja de dos goles, pero especialmente la actitud y el carácter que había mostrado Boca, fueron una grata sorpresa. Pero de inmediato volvieron a aparecer las desinteligencias, como el absurdo penal de Palacios, el excesivo retroceso con un jugador de más, los problemas en la marca en la pelota parada y otra infantil expulsión en un compromiso clave.

Así y todo se coincidió en que el saldo había sido positivo. El tema fue que el protagonismo cedido a los portugueses fue demasiado y recién se pudo constatar en el choque ante Bayern Munich. Allí sí hubo un rival claramente superior, que en el primer tiempo pudo haber goleado a Boca y que evidenció inmensas diferencias de todo tipo. Quizá si el orden de los partidos hubiera sido al revés el análisis también hubiese cambiado.

Contra los alemanes se valoró la reacción a partir del golazo de Merentiel, pero otra vez se necesitaba preservar un resultado y no se pudo. Si hubo algo en común en ambas situaciones (esa y la de Benfica) fueron las modificaciones que desnudaron la falta de recambio. Si ya la formación titular deja mucho que desear, el banco de suplentes directamente es la muestra cabal de un plantel muy limitado y lejos de uno acorde a la historia del club.

También hubo desmedidos elogios a Russo por un supuesto y rotundo cambio de mentalidad en pocos días, algo tan exagerado como sería responsabilizarlo por la falta de ideas futbolistas que vienen de hace tiempo. Hasta hubo quienes después de los dos primeros partidos se animaron a hacer comparaciones con la imagen que se dejaba en las épocas más doradas de la institución. ¡Una verdadera locura! La vara está muy baja y la necesidad de esperanzas es tan grande que hay una alarmante falta de equilibrio en el análisis. 

El Mundial de Clubes dejó además otros tristes condimentos habituales en la vida cotidiana de Brandsen 805. Desde varios jugadores con ciclos cumplidos que continúan en el plantel a otros con niveles bajísimos que no salen del equipo. Una nueva lesión de Ander Herrera y los problemas físicos que acompañan a Cavani. Como si fuera poco, un nuevo escándalo de Rojo. Y a esto se le suman llamativas decisiones: cómo se entiende si no que Milton Delgado pasó de ser el mejor del primer semestre a ni siquiera sumar un solo minuto en cancha.

Por último, lo más destacado y puro. La imagen que emocionó a propios y extraños, que ya es una constante y no sorprende. “Boca es grande por su gente”, se suele decir. Pero atención, porque si bien en parte eso es cierto, también hay que mencionar que es el club con más títulos de la Argentina y el más ganador en casi todos los ítems. Por más de que en los últimos tiempos se haya regalado prestigio. Las dos cosas son importantes y deben ir de la mano. Es hora de que el equipo se contagie de una vez por todas de los hinchas. Para no volver a pasar del sueño Mundial a la cruda realidad.

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