Un gran terremoto en el noroeste del Pacífico podría hundir el suelo en cuestión de minutos
El sismo activaría un tsunami y dejaría a las comunidades costeras expuestas a inundaciones más severas y frecuentes
“Podríamos tener un desastre de la magnitud de Japón 2011 o Sumatra 2004″, dijo Tina Dura, autora principal del estudio y profesora asociada de riesgos naturales en Virginia Tech. “Es el mismo tipo de falla. Tiene la misma capacidad de provocar un gran terremoto, un tsunami y el hundimiento de la costa”.
La zona de subducción de Cascadia, donde una placa de la corteza terrestre se hunde bajo otra, se extiende desde el norte de California hasta la isla canadiense de Vancouver. Lleva siglos acumulando tensiones que acabarán liberándose en un terremoto catastrófico, predicen los científicos.
“Podría ocurrir cualquier día, pero quizá no ocurra hasta 2100″, dijo Dura. “Queremos estudiarlo porque para entonces se prevé que la subida del nivel del mar provocada por el clima se convierta en un problema mayor a lo largo de Cascadia”, añadió.
Según el estudio, teniendo en cuenta el aumento previsto del nivel del mar, el riesgo de inundación por un gran terremoto en 2100 podría ser más del triple del que existe hoy en día.
Dura sostuvo que los residentes costeros con los que ha hablado a menudo no han comprendido del todo las ramificaciones de un gran terremoto en el noroeste del Pacífico, que podría generar un tsunami con olas de hasta 12 metros de altura, según ha informado The Washington Post.
“Hay señales de evacuación por tsunami, pero parecen más una novedad que algo serio”, afirma Dura. “La gente debe preocuparse por ello”.

Una forma de prepararse consiste en tener en cuenta los riesgos futuros a la hora de construir infraestructuras, un método denominado “planificación de la resiliencia”, según Andrew Meigs, profesor de geología de la Universidad Estatal de Oregón que no es autor del estudio.
Si las autoridades y los habitantes de la región de Cascadia ignoran las amenazas, “el impacto será mucho mayor que si se reconoce que existe un cambio de fondo en el nivel del mar y que el peligro siempre estará ahí”, afirmó Meigs.
En el noroeste del Pacífico, dijo Dura, eso incluiría replantearse la ubicación de los aeropuertos, el tratamiento de aguas residuales y las tierras agrícolas, así como las rutas de evacuación.
“Mi esperanza es que se corra más la voz para que la gente esté preparada. Y podamos tener menos impacto, menos pérdida de vidas y propiedades”, concluyó.