Llevaba un diario de la guerra en Ucrania cuando un misil ruso la mató: esta es la historia de Victoria Amelina
Se publican los textos de la escritora que documentó los crímenes hasta que fue asesinada en 2023. “Mirando a las mujeres mirando a la guerra” es, en sus palabras, “una búsqueda de justicia”

De novelista a investigadora de crímenes de guerra
El 24 de febrero de 2022, cuando Vladimir Putin lanzó la invasión a gran escala de Ucrania, Amelina se encontraba de vacaciones en Egipto junto a su hijo de 10 años. Al enterarse de las explosiones en Kiev, intentó regresar a su país, pero los vuelos hacia la capital estaban cancelados. Logró llegar a Polonia y, tras dejar a su hijo con su padre en Cracovia, cruzó sola la frontera hacia Ucrania. En Lviv, transformó un armario de su apartamento en un refugio antiaéreo improvisado y decidió quedarse para contribuir a la resistencia.
Amelina se unió a la organización Truth Hounds, que se dedica a documentar crímenes de guerra siguiendo las normas del derecho internacional humanitario. En una furgoneta apodada “Cucumber”, recorrió diversas localidades afectadas por la ocupación rusa, como Balakliya y Kapytolivka, donde se reportaron torturas y asesinatos de civiles. En Kapytolivka, desenterró el diario del escritor ucraniano Volodymyr Vakulenko, quien presuntamente fue asesinado por las fuerzas rusas. Entre los fragmentos recuperados, una frase destaca por su crudeza: “Durante los primeros días de la ocupación me rendí un poco, luego, debido a mi estado de medio hambre, me rendí totalmente”.

Historias de resistencia femenina
El libro de Amelina también recoge las historias de mujeres ucranianas que, como ella, enfrentaron la guerra con valentía. Una de las figuras más memorables es Evhenia, una abogada que, según relata la autora, aprendió a detener tanques con un rifle Kalashnikov. Estas narraciones se entrelazan con recuerdos familiares de Amelina, marcados por el Holodomor, la hambruna que devastó Ucrania entre 1932 y 1933.

Un legado interrumpido
El trabajo de Amelina quedó incompleto tras su muerte. Según los editores de su libro, el manuscrito estaba terminado en un 60% y presentaba un estilo fragmentario, con notas y bosquejos que reflejan la interrupción abrupta de su vida. Los editores decidieron incluir estos fragmentos en la publicación final, respetando el carácter inacabado de la obra. En palabras de Amelina, citadas en el libro: “Es hora de que todos llamen a la guerra una guerra”.
El impacto acumulativo de su relato, aunque marcado por discontinuidades, ofrece un testimonio elocuente de las devastadoras consecuencias de la invasión rusa. No solo documenta los crímenes de guerra, sino que también da voz a quienes luchan por la justicia en medio del caos. Así, la vida y obra de Victoria Amelina se han convertido en un símbolo de resistencia y memoria en un país que sigue enfrentando los estragos de la guerra.