Blooming arrancó con pie derecho la Liga: 3-1 ante The Strongest
La academia fue superior; empezó perdiendo, pero reaccionó y selló la victoria en el segundo tiempo. Guido Vadalá, Moisés Villarroel y Martín Alaniz anotaron los goles celestes. Enrique Triverio había adelantado al Tigre.
El partido se le hizo cuesta arriba de entrada porque Joel Amoroso sacó ventaja en una distracción por el lateral izquierdo, envió un centro retrasado para el ingreso de Enrique Triverio, que no dubitó y defininió con derechazo potente ingresando al área grande.
Los atigrados demoraron en festejar el gol porque el VAR analizó la jugada porque consideraba dudosa la ubicación de Amoroso cuando recibió la pelota. Sin embargo, las imágenes demostraron que estaba habilitado por una descoordinación de la zaga celeste y el Tigre pasaba al frente en el minuto 17.
La sociedad de los argentinos del atigrado funcionó a la perfección en el mejor ciclo de Blooming en el primer tiempo. Después de eso, la Academia no se encontró con su juego ante un rival que mostraba oficio para controlar el partido.
Mauricio Soria se dio cuenta que las cosas no funcionaban y en el entretiempo tomó decisiones, ordenó dos variantes que terminarían siendo decisivas para el andamiaje de los celestes. El cochabambino mandó a la cancha a Moisés Villarroel y Saúl Severiche con lo que Blooming ganó en dinámica y solidez en el mediocampo.
Villarroel, cuya ausencia en el onceno titular causó extrañeza, fue
vital para dar vuelta el marcador. Primero habilitando a Guido Vadalá
para el empate y luego convirtiendo el desnivel.
Vadalá también
merece una mención aparte. El mediapunta rioplatense, cada vez más
influyente en el juego ofensivo llegando desde atrás, con convicción y
sorpresa, fue autor de un lindo gol, empalmando de primera un centro
hacia atrás enviado por Villarroel. Esto ocurrió temprano, tres minutos
después de reiniciadas las acciones en el segundo tiempo.
A partir de ese momento, Blooming se adueñó del partido y superó a The Strongest, lo tuvo en apuros. Por eso no extrañó el segundo gol, a los 58, anotado por Villarroel, en otra jugada colectiva elaborada con velocidad y precisión.
Blooming entusiasmaba con su juego a sus hinchas. El ulular de la sirena del sector de Preferencia era constante porque la Academia insistía en su afán de llegar al arco contrario y liquidar de una vez el pleito ante un The Strongest que se mostraba agobiado por el ímpetu de su rival.
Sin embargo, de pronto, el partido empezó a tomar otro rumbo. El Tigre dejó la guarida y empezó a meter miedo entre los celestes con sus arremetidas, colaborando además con algunos yerros en la zona defensiva celeste.La sirena seguía sonando, pero en este momento denotaba la angustia en las tribunas porque el empate atigrado parecía llegar en cualquier momento.
El Blooming altivo, ofensivo, seguro de sí mismo, había desaparecido
de la cancha, quizá afectado por el desgaste realizado en los veinte
minutos iniciales de la segunda parte en el afán de dar vuelta el
resultado.
Fueron quince minutos en los que la victoria corrió
peligro. Pero después de la amenaza de tormenta regresó la calma.
Blooming retomó el control del partido, cambió de actitud y volvió a
complicar a The Strongest.
La tranquilidad total llegó en los descuentos. En el minuto 95. Samuel Garzón fue derribado dentro del área y el penal le dio la chance de sellar la victoria. El uruguayo Martín Alaniz se encargó de convertir la pena máxima en alegría inmensa.
Blooming comenzó bien ante un adversario que lo obligó a mostrar buen fútbol y fortaleza anímica.
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