Masterclass de Boca: cómo ganar sin patear al arco

Triunfazo, tres puntos espectaculares para acomodarse en la tabla y llegar bien de ánimo al repechaje de la Copa. Eso sí: lo mal que jugamos no tiene nombre.

Antonio Serpa
TyC
Vendamos humo a lo Advíncula.

Boca se llevó un triunfo vital. Para sus aspiraciones en el campeonato, porque hilvana seis puntos de corrido justo antes del debut en la Copa y eso tiene sus buenas repercusiones numéricas (se acomoda en la tabla local) y anímicas. El viaje a Perú será más tranquilo porque encima el técnico rotó, puso a jugadores que tenían pocos o ningún minuto en el torneo y este rejuntado inédito, que no merece mayores conclusiones porque tal vez no se repita jamás, puso la cara y no recibió ningún cachetazo salvo la expulsión final de Costa (como para que se parezca cada vez más a Rojo). Enorme, Boca. Brillante, Boca. Vamos, carajo. Se puede. Esto es Boca, hay que ganar como sea, preferentemente a lo Boca porque somos Sportivo Ganar Siempre.


Listo. Hasta acá. Recomendación a los termos: no sigan leyendo porque se van a enojar, van a putear, dirán que hay conspiraciones cósmicas, que a los putos de Riber no les pegan aunque jueguen como el ojete, que todos son anti Boca y bla bla bla. Despidámonos entonces sin rencores y hablemos en serio con los que se pueden permitir la autocrítica. Boca fue un dolor de ojos, jugó un partido horrible y ganó de pedo porque Di Lollo puso la nuca y Marchesín sacó un manotazo enorme a contrapierna en la última de la noche.

Juguemos un poco. ¿Cuántas veces hemos escuchado en el vestuario propio cosas como éstas?

  • "No nos llegaron nunca en 85 minutos, sólo con una pelota parada".
  • "Lo perdimos por un detalle".
  • "No merecimos perder, lo más justo hubiera sido un empate".
  • "No nos patearon al arco, de hecho el gol de ellos llegó de cabeza".
  • "Jugando así vamos a ganar mucho más de lo que vamos a perder".

Imagínense todo esto al revés y en boca de Gago.

  • "No llegamos nunca en 85 minutos, sólo con una pelota parada".
  • "Lo ganamos por un detalle".
  • "No merecimos ganar, lo más justo hubiera sido un empate".
  • "No pateamos al arco, de hecho el gol nuestro llegó de cabeza".
  • "Jugando así vamos a perder mucho más de lo que vamos a ganar".

Por supuesto, no podemos pedirles a los protagonistas tanta honestidad intelectual, esa honestidad brutal que es casi una autoflagelación. Menos a un tipo como Gago que se fue puteado en el entretiempo pasado. Pero en el océano de excusas que suelen ser técnicos y jugadores con su disco formateado para justificarse en la derrota siempre con las mismas pelotudeces, sería divertido escucharlos cuando ganan como ganó Boca en la cancha de Banfield, casi sin querer.

A ver (diría nuestro técnico al inicio de cualquier respuesta, como muletilla, para ganar tiempo), que se entienda, no es que Boca no haya querido ganar, sino que realmente hizo muy poco por los tres puntos. El primer tiro al arco fue el cabezazo de Di Lollo (un cumplidor) y nos fuimos de la casa del Taladro sin saber cómo ataja Sanguinetti. Algunos que ven seguido a Banfield dicen que es bueno, nosotros que lo vemos una o dos veces por año (y es demasiado) no tenemos ni idea. Igual, voy a dormir en paz, eh. No es que me quite el sueño saber cómo ataja el chico. Ni de lejos.

Nadie sabe si Alianza Lima es más que Banfield. Pero con que sea más o menos lo mismo, nos va a complicar. Durante el partido, hasta el gol, las más claras habían sido de Banfield. Una pelota al travesaño a los 12' PT, una de Bisanz (desborde y se lo pierde solo frente al arco) a los 6'ST, una palomita de Río apenas desviada. Y además había una cuestión de actitud: se jugó en campo de Boca por la intensidad de Banfield, que ganaba rebotes, divididas, segundas pelotas. Boca, el Boca del mercado millonario, aguantaba con Costa sacando todo. ¿Es esta la imagen que queremos dar? ¿Hasta dónde podemos llegar de este modo? ¿Por qué Pusineri asume en la semana y Atlético Tucumán gana 5-0 mientras nosotros seguimos pidiendo tiempo para juntar tres pases? ¿Cómo carajo hizo Belgrano sin técnico para ganarle a Aldosivi? ¿Puede ser que Dabove haga jugar bien a Defensa en mucho menos tiempo que Gago a Boca? ¿Nico Diez hace magia para que a Argentinos dé gusto verlo?

Algunos apuntes que tomé. Boca es más intenso (vaya novedad) cuando tiene, como esta vez, ocho jugadores Sub 25 en cancha. Zeballos, otra vez condenado a jugar por derecha (el otro día entró por izquierda y fue de los mejores). Janson no le puede hacer un gol a nadie. Seguimos sin juego interno más allá de algún chispazo entre Zenón y Velasco (ojalá se haga la luz), tanto que a Giménez no le llegó una sola pelota limpia. Hablando de Velasco: no termina una sola bien. El chileno Palacios tiene que ser titular porque es el más claro de todos para pensar y les pasa la pelota a los compañeros (el gol vino de un centro suyo). Marchesín me hace sufrir en los centros, pero tenemos arquero (finalmente). A Blanco puede salirle bien algún centro, pero es un atolondrado que juega con anteojeras. Advíncula no pasa más al ataque. Costa, que llegó para ser suplente, es hoy el mejor defensor de Boca.

Otro día hablaremos de las falsedades y huevadas que dice Riquelme (que le dejan decir sin repreguntar). Resulta que ahora es un logro llegar a una final de la Copa pero cuando las perdían otros salía a hablar pestes. Otro día también hablaremos de los chicos (y grandes) de Boca Predio, que salieron en masa a bancar la carta de despedida de Medina (desde Pipa Benedetto a Equi Fernández, desde Varela hasta el Colo Barco, desde Anselmino hasta Luis Vázquez). Se ve que no están muy contentos los muchachos con esta conducción. Igual, Medina, querido, y más allá de lo que te hayan prometido y no te cumplieron: te cagaste en todos nosotros, los hinchas de Boca, y te negaste a jugar cuando te necesitábamos. No vuelvas más.

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