Boca y sus errores de fútbol amateur
Nadie cumple su función: los que deben marcar no marcan y los que deben jugar no juegan. Los errores a corregir para dar vuelta la serie.
Gracias a eso, confío en que Boca lo va a dar vuelta, pero no puede cometer otra vez los mismos errores. Y hay que resolver muchos problemas fuera de la cancha: cuestiones de confianza, de autoestima. Y cuidar las formas también: ¿de qué sirve hacer lo que Gago hizo con Zeballos? Si nos guardamos lo que pensamos en la conferencia, lo mismo debe ocurrir dentro del campo: la autocrítica, hacia adentro.
Gorosito, Alianza Lima mejor dicho, preparó el partido. Sabía por dónde podía entrarle a Boca y por dónde lo podían lastimar. A Gago, en cambio, eso no le importó. "Sabíamos que íbamos a sufrir las transiciones", dijo en conferencia. ¿Y por qué tenemos que sufrirlas? Todos sabemos, por ejemplo, que cuando vas a jugar de visitante, durante los primeros minutos el rival te va a cascotear, sea en Tailandia o en cualquier país.
¿Qué es lo importante entonces? Sacar la pelota, evitar la presión: nada de salir jugando. Si hay que tirarla a la mierda, se la tira. Pero no, pasaron cinco minutos y Boca no había cruzado la mitad de la cancha, no nos dejaban salir y ya estábamos 1-0 abajo. No nos dejaban respirar, la pelota iba y volvía. Ya nos pasó con Racing, y estas cosas no deberían repetirse. Otra: a los 9 nuestros los cagan a patadas, Cavani de hecho está afuera por un rodillazo. ¿Qué pasaba con Barcos, que tiene 40 años? Nada. El tipo recibía solo, se daba vuelta, la llamaba a la señora para preguntarle qué iban a comer, le metía el pase a Castillo y nada: ninguno le salía, nadie lo encimaba, lo incomodaba.
En cambio, no faltaron las innovaciones, porque queremos ser distintos. Blondel de tercer central saliendo con la pelota o presionando de wing izquierdo. ¿Qué hace ahí Blondel, que fue lateral derecho toda su vida? Más: queremos ser profundos y entonces los laterales están allá arriba, un día se van a ahogar. Sin embargo, no tenemos profundidad porque nadie agarra la pelota para jugar. Profundo no es pararse bien arriba: es tocar y pasar. Pero no hay movilidad. ¿A quién se la da el 5 entonces si no tiene con quién jugar?
Después, encima, esos laterales profundos no vuelven a tiempo. ¿Y cuál es la primera función de un lateral? Marcar. El sabio Carlos Bianchi lo agarraba a Ibarra y le decía: "Hoy no podés pasar al ataque porque tenés que marcar al mejor de ellos". Y listo. Eso es planificar: marcar al mejor de ellos para que no te haga daño, que no juegue. No importa que no te vayas al ataque porque los defensores primero marcan. Que ataquen otros.
¿Qué le pasa a Boca? Que nadie cumple con su función. Otra vez: los que tienen que marcar, no marcan. Y los que tienen que jugar, no juegan. Los nuestros estaban siempre rodeados, los de ellos podían jugar tranquilos. Y tampoco había coberturas: háblense, muchachos. Duerman juntos, mándense mensajes por whatsapp...
Seamos pillos. Si uno de ellos se escapa y estamos mal parados, se corta la jugada. Y después, cuando van a patear el tiro libre, no nos movemos de ahí. Lo tapamos. Y el marcador mira a su hombre, no al banco. Esto es fútbol profesional y estamos cometiendo errores de amateurs. ¿Es culpa de Zeballos que Boca quede partido, 5 abajo y 5 arriba? ¿O son varios los que no vuelven? "¡Corran!" Así, en plural debió haber sido el grito de Gago, no para uno solo.
Todo esto no es para criticar lo que pasó en Lima, sino para que no nos vuelva a pasar el martes. No habrá excusas si pasamos un papelón, y espero que no lo pasemos.