ATLÉTICO 1 - OSASUNA 0 / Paso al campeón... de invierno

El Atlético logra una histórica 14 victoria seguida para finalizar la primera vuelta como líder. 1-0, gol de Julián para derribar a un Osasuna que le costó masticar.

Patricia Cazón
As
Pocas primeras veces le quedan a Simeone por vivir en el Atlético pero esta fue una de ellas. El partido de ayer, uno de esos días para la historia. En la tarde clara, bajo el sol de invierno y esa frase: “Yo estuve allí”. El día que el Atlético ganó por primera vez en su historia 14 partidos seguidos. Para ser campeón de invierno de esta Liga, además, ante un Osasuna que en su día le estropeó el Centenario y que en la tarde le costó masticar.

El primer palo en la rueda que trató de ponerle Osasuna a este Atlético de las 13 victorias seguidas fue cambiarle el campo en el sorteo, comenzar atacando en la portería donde siempre terminan los partidos los rojiblancos, la del fondo sur. A los siete minutos Griezmann hacía saltar por los aires el entramado defensivo dispuesto por Vicente Moreno, con un gol de cabeza que tocó con el brazo y el árbitro anuló tras verlo en la pantalla. La asistencia había salido de la bota de Nahuel titular por delante de Llorente, tras pase de Giuliano, que el peligro del Atleti va por la derechas, pero la mano del Príncipe bajó del marcador. El Atleti ya no se levantaría de ahí, masticando ese gol que comenzó a pesarle en la cabeza.

Recompuesto su entramado defensivo, este Osasuna que se había permitido la licencia de salir sin Areso, Aimar, Moncayola o Budimir para mezclar otros titulares con suplentes y plantarle cara al Atleti con su once tipo, el de gala, el de las 13 victorias seguidas. Se hicieron con el balón los rojillos, como si fuera suyo y se lo prohibiera al Atleti. Al espejar el 5-3-2 de Osasuna, Simeone se perdió y el partido se convirtió en un laberinto para su equipo, incapaz de encontrar el camino al área. Perdido, atascado y bloqueado. Osasuna le negaba los espacios, le incomodaba los pases y le arrebataba el peligro: un cabezazo de Herrando se iba fuera silbando a un palmo del poste después de que Oblak saliera a por uvas y casi se llevara un rejón. Torró jugaba con brújula y Moi aceleraba o dormía la pelota, según necesitara, mientras Barrios no asomaba y Griezmann se había desvanecido tras el gol-no-gol. Solo dos veces más logró el Atlético alcanzar el área de Herrera en la primera parte. Una después de que Giuliano se marchara en velocidad y centrara la pelota a un Julián Alvarez que, franco, la pateó demasiado centrada y fácil para Herrera. La otra, cuando De Paul envió uno de sus pases milimétricos de nuevo a un Julián al acecho en el área pequeña. Pero el argentino le dio medio de cabeza, medio con el hombro, fácil otra vez para el portero de Osasuna. Hacía frío en el Metropolitano cuando el descanso llegó. Un aire frío, desapacible, como se le estaba poniendo la tarde a los rojiblancos.

De la caseta no regresó Gallagher. Simeone apostaba por la carta de Lino en la izquierda para tratar de descerrajar a este Osasuna sin grietas. Tocaba y tocaba a los pies del muro sin ser capaz de atravesarlo. Hasta el segundo córner de la tarde, ese que llegaba en el 55’ para la tercera de Julián. La definitiva. Con los movimientos de pizarra aprendidos de memoria, Griezmann la lanzó, con centro tenso, al segundo palo, para un Lenglet que, inteligente, la dejó pasar para Julián. El argentino recibió, bajó con el pecho y embocó. Y esta era una bola como bala de plata. Gol. 1-0. De pronto en el Metropolitano había dejado de hacer frío. Ante sus ojos, el campeón de invierno. Además de la historia. El Atleti del Cholo conquistando otra primera vez: 14ª victorias seguidas. Los 64.801 presentes estaban viendo historia en el verde.

Osasuna tocaba y tocaba, con los metros que le habían cedido los rojiblancos, pero sin peligro. Aunque Julián le cediera una pelota que acabó en una ocasión de Raúl que se fue desviada, el Atleti no tenía del todo el mando, pero tampoco miedo. Aunque comenzara a defender en apenas cuatro metros a los pies de Oblak. Vicente Moreno introducía de una tacada a Aimar, Moncayola y Areso pero, sin Budimir, seguía romo en la punta. Aunque la esgrimiera en el área de Oblak. El Atleti encerrado a los pies del portero sacándose balones de encima como bombas a enviar lejos, antes de que explotaran. El campeón de invierno había decidido defender su botín, ese 1-0, en el alambre. Vicente Moreno le daba los últimos quince minutos a su nueve, Budimir, que casi sale con el 2 de Nacho Vidal. Simeone replicó con Correa. El Atleti dejó de ovillarse a los pies de Oblak y tomó de nuevo el mando y el balón. Que la victoria número catorce seguida era más que una victoria.

Por eso le Cholo se daba la vuelta y, como rezando, pedía empuje, aliento y voz a la grada, en esta, otra primera vez de su Atleti. Estampó Osasuna un rechace en su propio palo y resistió Oblak, guarecido por dos torres, Le Normand y Lenglet, que son monumentos graníticos. Pitaba el árbitro el final y sonaba un estallido. El grito eufórico de 65.000 personas a la vez mientras se abrazaban en esta primera vez, el número 14, para el título de campeón de invierno y la historia. Ni la luna, que apareció mediada la segunda parte en una esquinita de la cúpula, a pesar de que el sol no se había puesto, quiso perdérselo.

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