Cómo se adapta el cerebro de la embarazada ante la llegada del bebé, según un estudio
Estos cambios que produce la naturaleza están relacionados son factores hormonales, psicológicos y neurológicos, y buscan garantizar el completo bienestar de la descendencia. Los detalles de la investigación publicada en Nature Reviews Neuroscience
El artículo, con Camila Servín-Barthet y Magdalena Martínez como primeros autores y Òscar Vilarroya y Susana Carmona como autores principales, se publicó en Nature Reviews Neuroscience.
Los investigadores revisaron un total de 174 artículos, en los que analizaron las conexiones entre tres áreas fundamentales: cambios en la estructura cerebral, evolución hormonal y comportamiento materno, para abrir nuevas líneas de investigación y avanzar en la investigación orientada a las mujeres.
Según los científicos, todas las informaciones apuntan a que las fluctuaciones hormonales, principalmente las relacionadas con los estrógenos, son las que desencadenan los procesos de plasticidad en el cerebro durante el embarazo y el posparto. Sin embargo, se necesita más investigación para explicar qué tipos de procesos de plasticidad (que implican cambios en la función, estructura y conectividad de las células cerebrales) están involucrados en la transición a la maternidad en los humanos y cómo afectan el comportamiento materno.
Laternidad y cambios morfológicos
La maternidad es un evento que cambia la vida fisiológica y psicológicamente, que incluye una serie de adaptaciones en el comportamiento de la madre, encaminadas a garantizar el bienestar de su descendencia.
En una nota reciente, El doctor Alejandro Andersson, neurólogo y director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA), explicó a Infobae: “Durante el período de embarazo, el cerebro de una mujer experimenta cambios significativos que la preparan para la maternidad. Estos cambios están relacionados con factores hormonales, adaptativos y neurológicos. En términos hormonales, se observa un marcado aumento en los niveles de estrógeno y progesterona. Estas hormonas ejercen influencia sobre el cerebro, modulando las respuestas emocionales, la memoria y la plasticidad cerebral”.
Además, agregó que este aumento en la plasticidad cerebral durante el embarazo implica que el cerebro se vuelve más receptivo para establecer nuevas conexiones neuronales, lo que permite a la madre adaptarse a las demandas del cuidado del bebé. “Se produce una reorganización de ciertas áreas cerebrales relacionadas con la percepción social, la empatía y la comprensión de las necesidades del bebé. Estas reorganizaciones tienen como objetivo facilitar la formación de vínculos afectivos esenciales”, explicó el médico.
Los investigadores de la UAB y del Instituto Hospital del Mar fueron los primeros en demostrar en un estudio en 2017 que un embarazo implicaba cambios en la morfología cerebral de las madres primerizas, reduciendo el volumen de materia gris en regiones implicadas en la relación social, y que estos cambios se mantuvieron durante al menos dos años después del parto. Desde entonces, los investigadores han observado que la materia gris del cerebro cambia de volumen en las diferentes etapas de la maternidad y el posparto y que siempre va acompañada de fluctuaciones hormonales extremas.
En el artículo, los investigadores describieron por primera vez tres factores fundamentales para comprender la adaptación a la maternidad en los seres humanos. En primer lugar están los estrógenos (estradiol), como las principales hormonas para inducir cambios en el cerebro. En segundo lugar está el circuito cerebral relacionado con la cognición social (que involucra la corteza frontal medial y el precúneo, así como otras áreas), como la región específica en la que tienen lugar estos cambios. Y en tercer lugar, están los cambios psicológicos, es decir, los procesos cognitivos y emocionales necesarios para desarrollar una relación madre-hijo que se adapte a las diferentes fases del embarazo y posparto. Este tercer factor es el que más diferencia al ser humano del resto de los animales y del que se sabe poco.
Hoja de ruta para futuras investigaciones
A partir de la evidencia publicada, los investigadores señalan qué procesos de neuroplasticidad probablemente contribuyen a los cambios identificados y cómo estos pueden estar relacionados con las hormonas del embarazo y del comportamiento materno. También elaboraron una hoja de ruta con diferentes líneas de investigación para avanzar en el estudio de la adaptación humana a la maternidad.
Una primera línea de investigación debería centrarse en identificar los sustratos de las células cerebrales. Según los expertos, es poco probable que la dinámica a gran escala de los cambios en la materia gris a nivel morfológico y molecular se deba exclusivamente a la plasticidad. En ratas, los investigadores observaron que la fluctuación hormonal, especialmente al final del embarazo, afecta la plasticidad de las neuronas y de la microglía, con una mayor proliferación de este último tipo celular.
Una segunda línea debería encaminarse a describir los mecanismos por los que las hormonas sexuales, especialmente los estrógenos, provocan los cambios detectados en la reorganización estructural y conductual. Dado el ambiente hormonal existente durante el embarazo y el posparto y la naturaleza interactiva de estas moléculas, lo más probable es que estos cambios sean el resultado de un complejo intercambio de esteroides y péptidos hormonales. Para comprender mejor este papel, es necesario investigar un mayor número de hormonas y metabolitos, con especial atención a la oxitocina y la prolactina.
El tercer desafío se centra en identificar la evolución psicológica que se produce durante el embarazo y el posparto y caracterizar los cambios funcionales en el cerebro responsables del desarrollo de la conducta humana. En estudios con ratas se observaron cambios moleculares y morfológicos acompañados del surgimiento de un comportamiento maternal, pero no así en humanos. No solo eso, sino que las asociaciones entre los cambios neuroanatómicos y diferentes aspectos del comportamiento materno en humanos son pocas y difíciles de replicar.
Mejorar la metodología en los estudios de resonancia magnética en humanos y en los cuestionarios permitirá inferir mejor el vínculo entre los cambios cerebrales observados y los diferentes componentes del comportamiento materno. Todo ello teniendo en cuenta factores extrínsecos del posparto, que podrían inducir cambios en los circuitos relacionados con el cuidado materno.
Pocos estudios realizados en mujeres
La mayoría de los estudios realizados hasta la fecha han utilizado ratas. Es por eso que los investigadores ponen énfasis en la importancia de desarrollar estudios de investigación sobre mujeres. “Hay coincidencias entre humanos y otros animales, pero hay muchas diferencias cerebrales, particularmente en la corteza cerebral, la parte más evolucionada del cerebro, y diferencias hormonales, dado que la fluctuación entre las hormonas sexuales es diferente en cada especie”, explicó Camila Servín, investigadora del Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de la UAB y del Instituto de Investigación Hospital del Mar.
“Hasta 2017 no habíamos empezado a estudiar los cambios que se producen en el cerebro durante el embarazo, y hasta ahora se ha estudiado muy poco sobre el papel de las hormonas y el entorno psicológico”, explicó Òscar Vilarroya, investigador del Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de la UAB y en el Instituto de Investigación Hospital del Mar. “Sorprendentemente, el estudio de la que es una de las experiencias humanas más generalizadas e importantes nunca ha ocupado un lugar central”, concluyó el neurocientífico.