El hielo marino de la Antártida alcanzó un nuevo mínimo histórico
Este indicador se redujo a 1,91 millones de kilómetros cuadrados según un relevamiento del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve de EEUU. Cuáles son los motivos y el pronóstico a futuro
En ese sentido, el último relevamiento del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve de Estados Unidos (NSIDC, sus siglas en inglés) reveló que la extensión de hielo marino de la Antártida llegó a un nuevo mínimo histórico, después de que el pasado 13 de febrero se redujera a 1,91 millones de kilómetros cuadrados.
En aquella fecha, los niveles cayeron por debajo del récord anterior -el 25 de febrero de 2022- situado en 1,92 millones de kilómetros cuadrados. Según señalaron desde el NSIDC, hace al menos dos meses que la extensión de hielo está muy por debajo de los índices de derretimiento del año pasado.
De esta manera, el 2023 es el segundo año consecutivo en el que este indicador cae por debajo de los 2 millones de kilómetros cuadrados.
De acuerdo a lo que profundizaron desde el NSIDC en su informe, “es probable que queden un par de semanas más de esta temporada de derretimiento, ya que se espera que la extensión de hielo disminuya aun más antes de alcanzar su mínimo anual”. En segundo término, precisaron: “Gran parte de la costa antártica está libre de hielo, lo que expone a las plataformas que bordean la capa de hielo a la acción de las olas y a condiciones más cálidas”.
“Las condiciones climáticas han traído aire cálido a la región a ambos lados de la península Antártica. Esto ha eliminado en gran medida la capa de hielo en los mares y ha reducido la extensión de la misma. El hielo marino es irregular y casi no existe en un largo tramo de la costa de la Antártida frente al Pacífico”, advirtieron los expertos del organismo estadounidense.
Y contextualizaron: “Estudios científicos anteriores han relacionado la baja extensión de hielo marino con las tensiones inducidas por las olas en las plataformas congeladas flotantes que bordean el continente, lo que lleva a la ruptura de las áreas más débiles”.
Esta medición del NSIDC se realiza desde el año 1979. En el organismo, aseveraron que la disminución del hielo marino antártico muestra niveles preocupantes al menos desde 2016. “Esto ha impulsado la investigación sobre posibles causas y sobre si la pérdida de hielo marino en el hemisferio sur está desarrollando una tendencia descendente significativa”, describieron.
“En los últimos años, el mínimo anual se ha producido entre el 18 de febrero y el 3 de marzo, por lo que es probable que los niveles de hielo sigan cayendo. La extensión del hielo marino antártico podría superar por tanto este año el mínimo histórico registrado hasta el momento”, concluyeron.
Una problemática mundial
Como se ve, el derretimiento de los hielos en la Antártida es cada vez más alarmante. No obstante, no es el único punto del planeta que presenta esta problemática ambiental. Es que la ciencia ya puso el foco en el océano Ártico. Recientemente, un estudio científico realizado por expertos del Reino Unido encontró que por el derretimiento de los hielos en aquella región se podrían liberar más de 100.000 toneladas de microbios y de patógenos dañinos.
Esta investigación fue realizada por expertos de la Universidad de Aberystwyth, ubicada en Gales. Los especialistas analizaron las aguas superficiales de deshielo en ocho glaciares de Europa, América del Norte y Groenlandia. Por medio de un modelo climático que permite predecir ciertos indicadores, observaron cuál sería el impacto de un aumento moderado de las emisiones de carbono. De este modo, concluyeron que estos deshechos naturales equivalen a cerca de 0.65 millones de toneladas anuales, por lo que podrían llegar a ríos y a lagos de al menos tres continentes en los próximos 80 años.
El doctor Arwyn Edwards, uno de los autores, explicó: “La cantidad de microbios liberados depende estrechamente de la rapidez con la que se derriten los glaciares y, por lo tanto, de cuánto continuamos calentando el planeta. Sin embargo, la masa de microbios liberados es enorme incluso con un calentamiento moderado”.
Por su parte, Tristram Irvine-Fynn, otro de los integrantes del equipo, postuló: “Las superficies de hielo de los glaciares que se derriten albergan comunidades microbianas activas que contribuyen al derretimiento y al ciclo biogeoquímico, y nutren los ecosistemas río abajo. Pero estas comunidades siguen siendo poco comprendidas”
Para cerrar, Irvine-Flynn afirmó: “En las próximas décadas, el pronóstico del ‘pico de agua’ de los glaciares de las montañas de la Tierra significa que debemos mejorar nuestra comprensión del estado y el destino de los ecosistemas en la superficie de los glaciares”. ¿Por qué? “Porque con una mejor comprensión de esa imagen, podríamos predecir mejor los efectos del cambio climático en las superficies glaciares y la biogeoquímica de las cuencas”.