Por qué la movilización decretada por Putin no lo salvará de la derrota en Ucrania
El jefe del Kremlin pretende cumplir sus objetivos a costa de cientos de miles de vidas rusas en lugar de reconocer el fracaso y ahorrarse más pérdidas. La amenaza nuclear es otro manotazo de ahogado que solo puede empeorar las cosas
¿Qué pasó en los casi siete meses que transcurrieron desde entonces? El día del anuncio de la movilización parcial de reservistas, el presidente ruso, Vladimir Putin, mencionó a la OTAN como la responsable de que su país todavía no haya ganado la guerra. Aseguró que el apoyo brindado al gobierno de Volodimir Zelensky interfirió en los planes rusos para imponerse en el conflicto. Cuando Putin dijo “ciertamente utilizaremos todos los medios a nuestra disposición” si se viola la integridad territorial de Rusia, su amenaza nuclear iba dirigida a la OTAN.
La otra herramienta que esgrimió Putin para frenar la contraofensiva ucraniana es más clásica: sumar más volumen de tropas. “Serán reclutados ciudadanos de la reserva y aquellos que estuvieron en el ejército que cuenten con experiencia. Todos los reclutados tendrán capacitaciones adicionales que tomarán en cuenta el conflicto militar”, dijo durante su alocución televisa. el miércoles. Más tarde, su ministro de Defensa, Serguei Shoigu, le puso un número al decreto de su jefe: 300 mil hombres.
Durante el mensaje televisado, Putin ordenó a los jefes de todas las unidades, prestar todo el apoyo necesario y que todos aquellos ciudadanos que serán reclutados “contarán con todas las garantías sociales de los militares contratados”.
“El decreto de la movilización parcial prevé medidas para los ministros y las empresas de la industria de defensa. Tendrán que aumentar la producción de armamento y desplegar más capacidades de producción”, indicó Putin.
Además acusó a los aliados occidentales de Ucrania intentar destruir su país con armas nucleares y recordó que Moscú también cuenta con este tipo de recursos para defenderse.
Freedman considera en su análisis que Putin se niega a reconocer una derrota y continúa dando manotazos de ahogado. El anuncio de la movilización parcial es un ejemplo de ello. En lugar de intentar aminorar sus pérdidas y retirarse para evitar que las cosas se pongan peor, insiste en que sus objetivos se alcanzarán, aunque ya no son los mismos que llevaron a la invasión en febrero. Pequeñas ganancias de territorio que se creían fáciles de obtener han costado mucho más de lo previsto en tiempo, tropas y equipos.
A comienzos del conflicto, Putin veía a Ucrania como un país fácil de vencer y sin capacidad militar. Su mirada lo llevó a creer que la resistencia ucraniana se derrumbaría rápido y que entonces el país podría ser subyugado, lo que finalmente no sucedió. Ante el fracaso, Putin ahora se ha visto obligado a buscar nuevos maneras para aumentar sus tropas.
Los errores
En Foreign Affairs, Freedman enumera cuatro errores claves cometidos por Putin que lo llevaron a la situación actual:
1. Se equivocó al no utilizar los medios diplomáticos para intentar poner fin al conflicto cuando ya era consciente que no iba por buen camino. En las primeras semanas tras la invasión, Putin tuvo innumerables oportunidades para dialogar con líderes mundiales, incluso a nivel de ministros de Asuntos Exteriores bajo los auspicios de Turquía. Según Freedman se obtuvieron avances en las ideas relacionadas con la futura neutralidad ucraniana a cambio de garantías de seguridad, pero nunca llegaron a concretarse y Rusia no fue capaz de convencer a los ucranianos de que cualquier concesión por su parte iba a conducir a una retirada rusa.
2. Putin creyó que recortar el suministro de gas natural a Europa provocaría que los gobiernos occidentales presionaran a Ucrania para que hiciera concesiones y dejara de proporcionarle ayuda militar. Sin embargo, no hubo ninguna queja entre los europeos para abandonar a Ucrania y aliviar el dolor económico causado por el recorte del gas. Al contrario, Europa decidió llevar adelante enormes esfuerzos para reducir su dependencia del gas ruso, haciendo que el Kremlin pierda un mercado vital a largo plazo.
3. Tras el fracaso de la ofensiva inicial en Kiev, Putin se centró en las ganancias territoriales en el Donbás. Para Freedman, la campaña en el este tenía más sentido desde el punto de vista político y podía ejecutarse de forma más deliberada y sistemática. De todos modos, implicaba también asumir un alto número de bajas para obtener pequeñas ganancias. Al mismo tiempo, mientras las capacidades ucranianas crecían, quedaban más en evidencia las vulnerabilidades rusas. El Kremlin no contaba con reservas para reforzar las defensas en las dos regiones al norte y al sur del Donbás -Kharkiv y Kherson- y al haber elegido defender Kherson dejó a sus fuerzas rusas expuestas en Kharkiv.
4. Por último, dado que la invasión fue pensada como una operación rápida, y por lo tanto limitada, la misma no fue acompañada de una movilización completa. De hecho Putin tardó cinco meses en referirse al conflicto como una guerra. En su visita a Irán en julio, el líder ruso expresó: “Nadie está a favor de la guerra. La pérdida de vidas de gente corriente es una gran tragedia. Sin embargo, el comportamiento de Occidente no nos ha dejado otra opción que reaccionar”. Fue la primera vez que decía la palabra “guerra”. Por ende, Rusia nunca tuvo suficientes tropas para llevar adelante un conflicto tan largo. En lugar de reconocer las dificultades, Putin buscó nuevos reclutas ofreciendo sobornos y engatusándolos para que entraran en servicio.
Milicias privadas
Al igual que muchos otros países, incluido Estados Unidos, Rusia ha utilizado durante años empresas militares privadas, que son organizaciones con ánimo de lucro que prestan servicios militares durante la guerra. La creciente visibilidad de estos grupos en Ucrania revela la tenue situación de los esfuerzos militares de Rusia, así como la inestable situación política interna de Moscú, sostiene el experto Christopher Michael Faulkner.
Muchos de los que ya estaban uniformados, como los de la marina, fueron llamados a desempeñar funciones para las que no habían sido entrenados. El Grupo Wagner, el conjunto de mercenarios rusos con estrechos vínculos con el Kremlin, debió ofrecer a los prisioneros una salida a sus condenas para que se sumen como voluntarios en el frente. Las operaciones se tornaron cada vez más difíciles porque las unidades de combate son incoherentes y están conformadas por grupos mal entrenados que nunca trabajaron juntos previamente.
Todas estas deficiencias hicieron que Ucrania pudiera avanzar con mayor rapidez y, para Freedman, es tarde para el intento de Putin de modificar el rumbo de la guerra con la movilización, mientras que la amenaza de usar armas nucleares solamente agravaría la historia sin modificar el rumbo que el propio líder del Kremlin ha marcado. El de su derrota.