Hay más casos con la subvariante BA.2 de Ómicron en Argentina y cayó el ritmo de la vacunación
Es la subvariante que produjo repuntes en Europa. Expertos médicos advierten que se debe ir a recibir la dosis de refuerzo
Los investigadores del Malbrán han analizado 23989 muestras para la identificación de variantes del coronavirus desde enero del año pasado. Se estudian por secuenciación genómica y tamizaje rt-PCR. Hasta marzo, han detectado 27 casos de variante Ómicron BA.2. Nueve de los 27 eran personas con antecedente de viaje internacional y 18 casos se encuentran en investigación.
Los casos con antecedente de viaje internacional provienen de Brasil, Uruguay, Republica Dominicana, Suiza y España. Las provincias de residencia de los casos son Ciudad de Buenos Aires (8 casos) y provincia de Buenos Aires (1 caso). Dieciocho casos se encuentran en investigación: 12 de los 18 residen en Ciudad de Buenos Aires, 5 en provincia de Buenos Aires y 1 en Santa Fe.
Por estudios realizados en Dinamarca, se sabe que el sublinaje BA.2 es más transmisible en comparación con BA.1. Es un 30% más transmisible que el otro sublinaje. En el Reino Unido, la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido estima que la subvariante BA.2 está creciendo un 80% más rápido que el BA.
Llegó la estación del otoño. El avance lento del sublinaje BA.2 en la Argentina abre la posibilidad de que los casos de COVID-19 vuelvan a aumentar. La curva fue en descenso desde la segunda quincena de enero a nivel nacional. En base a la carga de casos en el sistema del Ministerio de Salud de la Nación, los casos confirmados bajaron un 29% durante los últimos 14 días en todo el país.
Sin embargo, el dato podría estar distorsionado porque se sumaron recientemente casos de COVID-19 de meses anteriores. “Si se consideran los casos de COVID-19 por fecha del inicio de los síntomas, en ciudad de Buenos Aires no están bajando: 80 casos en promedio por cada 100.000 habitantes. En provincia de Buenos Aires, subieron unos días, pero estarían bajando”, dijo a Infobae Jorge Aliaga, doctor en física y analista de los datos de la pandemia de la Universidad Nacional de Hurlingham.
Las ocupaciones de camas en terapia intensiva siguieron en baja desde fines de enero y durante marzo. Pero durante la última semana se registró un aumento del 10% de las internaciones diarias si se tienen en cuenta los promedios semanales. Desde el 9 de marzo, las muertes según fecha de carga de los datos se cuentan en menos de 60 como promedio semanal.
Mientras tanto, el ritmo de la vacunación contra el COVID-19 sigue en picada. Las dosis están disponibles en los vacunatorios de todo el país para completar el esquema primario, para recibir la tercera dosis de refuerzo, y para la cuarta dosis solo en el caso de las personas que habían recibido Sinopharm y los inmunocomprometidos. Las aplicaciones de dosis semanales pasaron a estar en marzo de 2022 en un nivel similar al que se encontraba en abril del año pasado, cuando se producía la ola por la variante Gamma. Desde la última semana de febrero, se aplicaron solo 559.889 dosis de vacunas. A la semana siguiente, pasó a 714.225 y la semana pasada se aplicaron 640.513 dosis.
El plan de vacunación contra el COVID-19 en la Argentina empezó el 29 de diciembre de 2020. En ese momento, se planificaba vacunar solo a 24 millones de personas que estaban dentro de los grupos de mayor riesgo de complicaciones y al personal esencial. Pero desde junio se amplió a los adultos sin factores de riesgo. En agosto se sumó a los adolescentes y a partir de octubre a las niñas y los niños de 3 a 11 años.
En el contexto de la ola por Ómicron, desde la segunda quincena de diciembre la aplicación de dosis de vacunas creció el 126% en dos semanas. Pero el retroceso de la ola desde enero, la postergación de las aplicaciones por haber tenido COVID-19 y la percepción de bajo riesgo, entre otros factores, han llevado a que la adherencia a la vacunación se reduzca. El 77%% de las aplicaciones son dosis adicionales o de refuerzo.
Desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, el médico infectólogo Alejandro Chirinos comentó que “la efervescencia de la pandemia y luego la reducción de los casos de COVID-19 hizo que ahora haya personas que se han relajado y aún no han ido a vacunarse. Pero estamos recalcando que vayan a completar el esquema primario o a recibir las dosis adicionales o de refuerzo que le corresponden a cada uno”.
Para la doctora Angela Gentile de la Sociedad Argentina de Pediatría y la Comisión Nacional de Seguridad en Vacunas, “la efectividad de las tres dosis es alta frente a Ómicron. Pero hay ahora algunas barreras que han bajado el ritmo de la vacunación a pesar de que las dosis están disponibles. Está circulando el virus de la gripe y algunos creen que la pandemia por el coronavirus terminó. Sin embargo, eso no es cierto: el coronavirus sigue circulando en Argentina. Es necesario que se brinde la vacunación en lugares como parques y otros espacios donde están las personas”.
La médica infectóloga Leda Guzzi, de la Sociedad Argentina de Infectología, consideró se “perdió la percepción del riesgo del COVID-19. Pero la dosis adicional o de refuerzo como tercera dosis es clave para prevenir hospitalización y muerte frente a los diferentes sublinajes de Ómicron”. Para Andrea Uboldi, de la Comisión Nacional de Inmunizaciones, en abril podría aumentar la aplicación de vacunas nuevamente porque las personas que tuvieron COVID-19 en enero tuvieron que demorar la dosis de refuerzo.
También se debate en el mundo la posibilidad de aplicar una cuarta dosis de vacunas a la población general. Estados Unidos, Chile, Dinamarca, Alemania, Suecia y el Reino Unido, limitaron las segundas dosis de refuerzo a las personas inmunodeprimidas. Pero esta semana, el Reino Unido amplió las aplicaciones a los residentes en residencias, los mayores de 75 años y los inmunodeprimidos mayores de 12 años. Esta medida se tomó después del repunte de los casos en ese país, con un nivel récord de infecciones en personas mayores de 70 años. En Corea del Sur se está recomendando una cuarta dosis para los residentes y trabajadores de residencias de ancianos y de cuidados, así como para los inmunodeprimidos, tras el aumento de las infecciones en personas mayores.
Israel fue el primer país en administrar una cuarta dosis de forma más generalizada. Comenzó a distribuir terceras dosis en julio, y desde enero, cualquier persona que sea trabajador sanitario, esté inmunodeprimido o tenga más de 60 años puede recibir una cuarta dosis.
En la Argentina aún no está tomada la decisión de dar una cuarta dosis a la población general. Según dijo la Ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, en una reunión con la Red Argentina de Periodismo Científico, se hará una evaluación con la Comisión Nacional de Inmunizaciones que tendrá en cuenta la situación epidemiológica, y los diferentes grupos de la población. “No es matemática”, señaló. Aclaró que la situación de la Argentina es diferente a la de Chile y Uruguay porque esos países aplicaron la vacuna Sinovac que brindó menor protección y luego se aplicaron las dosis de refuerzo para aumentar la protección contra hospitalización y muerte.
Con respecto a la cuarta dosis, la doctora Guzzi dijo hoy a Infobae que “aún no hay evidencia científica concluyente sobre el beneficio de aplicarla en la población general. Lo que se sabe es que las tres dosis sí sirven para conseguir protección. La cuarta dosis genera un ligero aumento de los anticuerpos. Pero no es significativo para indicarla en la población general. Probablemente hace falta más evidencia. La disponibilidad de nuevas vacunas para diferentes variantes el coronavirus podría ser un escenario ideal. Pero si eso no sucede quizá se necesita aplicar un refuerzo cuando los anticuerpos caigan. Hay que tener en cuenta que todo es dinámico y todo puede cambiar”.