Dos años de pandemia: cuatro olas, el 55,7% de vacunados y optimismo

La Paz, Erbol 
El 10 de marzo del año  2020, el entonces ministro de Salud, Aníbal Cruz, confirmó la presencia de los dos primeros casos de la Covid-19 en Bolivia. Se trataba de dos mujeres que llegaron de Europa. La enfermedad era aún desconocida en el país al que encontró con un precario sistema de salud. Este día se recuerdan dos años de la llegada de la pandemia y el país se halla en plena desescalada de casos de una cuarta ola y con el 55,7% de la población vacunada con el esquema completo, lo que genera optimismo por la esperanza de una pronta salida de la pandemia.

“En ese momento, no conocíamos al enemigo, era invisible. El país no tenía condiciones (para enfrentar la enfermedad), no tenía el servicio de diagnóstico. Debíamos enviar las muestras al CDC de Atlanta (en Estados Unidos) y los resultados llegan después de cuatro días”, dijo a Página Siete Aníbal Cruz, hoy secretario de Salud de la Alcaldía de Cercado del departamento de  Cochabamba.

La exautoridad en Salud dijo que en ese momento el país no contaba con la infraestructura necesaria, equipamiento y recursos humanos. “Estábamos viviendo la endemia del dengue con 160 mil personas infectadas. De esa manera, Bolivia recibió la pandemia”, explicó.

Cruz recordó que se comenzó a  determinar qué medidas podían asumir en esas lamentables condiciones: sin un sistema de diagnóstico inmediato y con las deficiencias en hospitales. “Fuimos los primeros en la región en cerrar las fronteras y los aeropuertos. Se suspendieron las clases y el Carnaval de Oruro. Determinamos que era necesario un confinamiento”.

La primera ola duró cinco meses, registró 20.000 contagiadas y 4.000 muertos con una tasa de letalidad del 6,2%, la más alta de toda la pandemia.

Cuando comenzaron a decrecer los casos, llegó la segunda ola entre julio y septiembre de   2020, cuando se registró un nuevo incremento de casos y la falta de unidades de terapia intensiva. A diferencia de la primera ola, tuvo una escalada y un descenso más rápido.

Al concluir la segunda ola, las personas perdieron el respeto a la enfermedad. Se suspendieron las extremas medidas de bioseguridad. Esta situación impidió que se aplanen los contagios. Entre  febrero, marzo y principios de abril, el contagio semanal fue de 5.000 casos.

A finales del cuarto mes, el número  de contagios comenzó a crecer. Según Cruz, fue la etapa “más devastadora” porque los infectados se cuadruplicaron y los muertos se duplicaron.

“Tuvimos la crisis de oxígeno, la falta de unidades de terapia intensiva y los muertos en las calles. Al parecer fue la ola más devastadora y se vio una luz al final del túnel porque comenzamos la vacunación”, explicó. En estas olas, según datos del Ministerio de Salud, la tasa de letalidad bajó a 2,5%.

Brigadas registran y vacunan a los ciudadanos.
Foto: Página Siete

La vacunación permitió enfrentar la cuarta ola de mejor manera y obtener un número menor de muertes que llegó a una letalidad del  0,7%, la más baja en los dos últimos años. Pero, el número de casos se incrementó de forma significativa por las variantes más contagiosas que las anteriores, tal es el caso de la delta y omicron.

En la cuarta ola se presentó la inmunidad colectiva, pero no fue suficiente para Bolivia y no se logró conseguir el número necesario para disminuir a los pacientes complicados.  Según datos del Ministerio de Salud, hasta la fecha 6,6 millones de personas, incluyendo los menores de edad, recibieron el esquema completo de vacunación en el país. Esta cifra representa el 55,7% de los 11,8 millones de habitantes.

Es necesario precisar que 8,8 millones recibieron el primer componente y la dosis única que equivale al 70,8% de toda la población. Sólo un millón se puso la tercera dosis que representa el 9%. Esta nueva etapa estuvo marcada por la desinformación que fue alentada por grupos antivacunas.

El aerólogo y director del Hospital del Niño, Alfredo Mendoza, dijo que uno de los problemas es el poco desempeño en la inmunización. “Somos uno de los pocos países de Latinoamérica que tiene bajos niveles de vacunación. Apenas alcanzamos el 50%  y no vimos estrategias adecuadas para combatir la desinformación de los grupos antivacunas”, sostuvo.

En los dos años de la pandemia, Mendoza dijo que Bolivia tiene el sistema de salud “más débil” de la región. Espera que el Gobierno impulse campañas de vacunación mostrando la seguridad y efectividad de las dosis.

 


Los médicos esperan el fin de la pandemia

Médicos esperan que con la actual desescalada de casos la pandemia de la covid -que afectó a miles de personas- se convierta en una endemia, una enfermedad con la cual la humanidad aprenderá a vivir.

“La historia natural de la enfermedad (explica) que mientras no exista una nueva variante, los casos van a disminuir. Estamos, prácticamente, viviendo una desescalada que llegará debajo del margen de seguridad. Por tanto, debemos esperar que la pandemia se convierta en endemia”, dijo el secretario de salud de Cercado y exministro de Salud, Aníbal Cruz.

El profesional aseguró que  se debe esperar una siguiente ola con una inmunidad más alta. “El próximo incremento de casos será diferente porque estará acompañado de la etapa invernal. Espero que la influenza y la gripe estacional nos espere inmunizados y vacunados”, dijo.

En cambio, el epidemiólogo Wilfredo Camargo consideró que se auguran mejores tiempos. “Pienso que por Carnaval, cuando la gente no respetó ninguna medida de bioseguridad, a finales de este mes e inicios de abril, se  podría registrar  un rebrote. Afectará a las personas que no se vacunaron o sólo tienen una dosis”, afirmó.

La endemia se define como la aparición constante de una enfermedad en un área o grupo de población, como la malaria, el mal de Chagas, el dengue, la fiebre amarilla u otras.

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