Héctor Garibay: “Quiero lograr en Sevilla la marca para el mundial”
- A estas competencias muchas veces viajamos solos y, a veces, con nuestro entrenador.
Sólo después de que gané la maratón de Buenos Aires, en octubre, recibí un apoyo más, se puede decir, completo. El Viceministerio de Deportes me incluyó a la beca del programa Tunkas. Hasta antes de eso, me apoyaba la Gobernación de Oruro con el pago de pasajes, hospedaje y algo de alimentación. Pero era vía reposición, es decir, yo tenía que pagar esos gastos, pedir facturas y a mi vuelta me devolvían. Así fue, por ejemplo, en Buenos Aires, yo invertí mi dinero y me lo repusieron acá.
No contamos, tampoco, con algún tipo de comida especial. Nos adaptamos, tenemos que acostumbrarnos a lo que allí encontramos. Salvo las sales rehidratantes que suele dotarnos la Gobernación, que respalda un proyecto de alto rendimiento deportivo, no consumimos nada especial. Tampoco duran mucho esas sales.
Es muy grande la diferencia con otros atletas que van a esas competencias. Ellos van no solo con entrenador, sino con fisioterapeuta, médico, psicólogo... Igual, ellos se alojan en un hotel de cinco estrellas. Nosotros nos tenemos que buscar un hotel económico. Cuando fuimos a recoger el equipo de competencia vimos la diferencia. El atleta que ganó llevó a Sao Paulo hasta a su traductor, y eso que Etiopía no es un país rico.
- ¿Cómo ha financiado su preparación y otros gastos mientras no tenía la beca Tunkas?
- Tengo un vehículo y, cuando los entrenamientos no implicaban alta intensidad, salía a trabajar de taxista. Con ese oficio solventaba mi alimentación y también la compra de alguna indumentaria deportiva. Sólo tras recibir el apoyo de la beca Tunkas dejé de trabajar y me concentré completamente en el entrenamiento para la carrera de San Silvestre. También me motiva la familia, el apoyo de mis sobrinos y mis cuñadas con quienes vivo en Oruro.
- ¿Cuándo decidió hacerse atleta?
- Vivíamos en Totoral, un distrito minero que se halla a hora y media de Oruro. Mi papá es trabajador minero. Nos vinimos porque yo debía completar el colegio y asistir a un instituto. Entre 2017 y 2018, empecé a jugar fútbol que era lo que más anhelaba. Quería ser futbolista, jugar en la liga profesional, jugaba de marcador de punta en la Asociación Orureña de Fútbol, incluso en la Copa Simón Bolívar. Estaba cerca.
Pero me lesioné, tuve un esguince a nivel del muslo que me alejó y cambió todo. Entonces, cuando me estaba recuperando de la lesión pensando todavía en volver al fútbol, fui al estadio para hacer ejercicios que me permitan recuperar velocidad. Me puse a dar vueltas por la pista. Entonces los entrenadores Marcelo Peñaranda y Nemia Coca me invitaron a formar parte de su club de atletismo, Pie de viento.
Poco a poco empecé a acomodarme a su plan de entrenamiento y luego a competir en campeonatos locales. Después empecé a tener buenos resultados y a sobresalir en campeonatos nacionales. Recuerdo que mi primera competencia fue en Santa Cruz, a los dos meses de haber empezado, logré el segundo lugar en 3.000 metros planos. Cuando clasifiqué a campeonatos internacionales me dieron muchas más ganas de correr y sobresalir en este deporte.
- ¿Cuándo surgió esa oportunidad?
- En 2019, en 2018 me faltaba experiencia, participé en varios campeonatos nacionales cada vez más como fondista. En 2019, con más experiencia y entrenamiento, logré clasificar al sudamericano de Lima. Ahí debuté. Pero, además, a mi retorno vi que podía hacer buenos papeles más allá de las pistas, en las maratones. Entonces, fui a correr a Brasil, a mi primera carrera de San Silvestre. Llegué en el puesto 15, que es buen puesto, además hice récord nacional. Pero, sobre todo, esa marca me avalaba para ir al campeonato mundial de media maratón, en 2020 en Polonia.
Estaba muy entusiasmado. Sin embargo, justo hubo el cambio de gobierno. Ese cambio de autoridades generó problemas para que yo pueda obtener la visa y ya no alcancé a ir a Polonia. Quedé muy frustrado. Había entrenado mucho para esa competencia y a última hora me informaron que no se había podido conseguir la visa. Quedé bastante desanimado.
- ¿Cómo recuperó los ánimos y el optimismo?
- En noviembre de ese año había competencia en Uruguay, el Grand Prix Sudamericano. Allí nos hicieron hacer cuarentena durante casi dos semanas. Luego competimos y logré, en 10 mil metros planos, el segundo lugar, y en 5.000 metros planos, el tercer lugar.
Volví entonces a Bolivia decidido a lograr la marca mínima para los Juegos Olímpicos. Entonces, se presentó la oportunidad porque clasifiqué al sudamericano de maratón que se realizaría en marzo, en Paraguay. Fui decidido a alcanzar la marca olímpica, pero el clima me frenó. Hizo viento y lluvia. Se me cerró el año olímpico porque para la maratón las competencias son muy espaciadas. Como son 42 kilómetros uno debe descansar cuatro a cinco meses para que pueda volver a hacer un nuevo intento.
-Pero luego vino la revancha en una de las maratones más importantes del continente, ¿no es cierto? ¿Cómo es que va a Buenos Aires?
- Fui a Argentina, sobre todo, con la intención de batir el récord nacional de maratón. Gané la maratón, logré romper el récord boliviano de maratón, pero además me acerqué casi a la marca con la que uno se clasifica para el mundial de maratón que se celebrará en Oregon, Estados Unidos. Quedé a 28 segundos de lograr esa marca y de estar directamente clasificado.
- Tras estas buenas actuaciones en el exterior, ¿cuáles fueron los momentos que más se le han grabado y siempre recordará?
- La carrera de San Silvestre. Fue muy emocionante aguantarle el ritmo a esos atletas extranjeros. Fue lindo recibir el apoyo del público donde también había residentes bolivianos. Escuchar su apoyo hace que uno saque fuerzas de donde no hay para seguir.
- ¿Es decir que está también a 28 segundos de lograr la marca mínima que permite llegar a los Juegos Olímpicos?
- Sí, es la misma marca que piden. Son dos horas, 11 minutos y 30 segundos. Yo hice dos horas, 11, y 58 segundos.
- ¿Tiene competidores nacionales que estén cerca de sus marcas?
- Ahora soy prácticamente el único atleta que está compitiendo a este nivel en largas distancias como la maratón.
- Me contaron que tras su participación en Brasil entró en la mira de varios cazatalentos que quieren llevárselo al exterior. ¿Es cierto?
- Son los manager que a uno quieren llevarlo a equipos de atletas, casi como en el fútbol. Las empresas de artículos deportivos, como Adidas, Nike o Puma, se pelean por patrocinar a los atletas. El entrenador del equipo brasileño, que está entrenando en Kenia, me dijo: “¿Por qué no te vienes a entrenar a Kenia, luego buscas un buen puesto en una buena maratón?”. También me ofrecieron una marca deportiva.
También el entrenador que me apoyó en Argentina me ofreció que me vaya a entrenar allá. No tiene ahora muchos fondistas y quiere que sea parte de su equipo.
- ¿Por qué no aceptó esas ofertas?
- Porque ya tengo confirmada mi próxima competencia que se realizará a mediados de febrero, en Sevilla, España. Estoy concentrado en eso. Si me hubiera ido a Kenia, con el cambio de clima y demás se me complicaba. Quiero lograr en Sevilla la marca mínima para el mundial de Oregon. Si lo logro, esa competencia será en julio.
Luego se abrirán los cupos para clasificar a los Juegos Olímpicos de París 2024. Al año también se realizarán los Juegos Panamericanos (Chile, octubre y noviembre). Ahí también quiero competir y pelear un buen puesto.
- ¿Cuál es su ritmo de entrenamiento?
- Doble turno en las mañanas, series, y, por las tardes, trotes regenerativos de una hora u hora y 20 minutos. Los sábados tenemos un trote largo de 25 a 30 kilómetros. Los domingos hago natación en las aguas termales. Estoy dedicado, prácticamente hago ejercicio todos los días.
- ¿Y qué hace para tener una alimentación acorde a un atleta de alta competencia de su área?
- Trato de ver en YouTube videos sobre cómo se alimentan los maratonistas. Consumo, por eso, más fibra, como son las semillas de chía. También sésamo, avena, quinua, por las mañanas; y ensaladas al mediodía. Me he vuelto cuidadoso en ello. He dejado de consumir gaseosas y casi no ingiero carbohidratos.
- Entiendo que los fondistas se consagran a una edad algo más avanzada que otros atletas, hay varios cuarentones exitosos. Tiene varios años aún para lograr grandes resultados. ¿Cómo proyecta su futuro?
- Los maratonistas, especialmente, corren a una edad avanzada porque todo el cuerpo debe estar muy bien fortificado para resistir los 42 kilómetros adecuadamente. Confío en llegar a importantes éxitos.
Después preveo ser entrenador. Tengo a mis sobrinos que están también con la intención de seguir mis pasos. Entonces, sería muy lindo prepararlos a ellos y a otros como ellos para que lleguen a un nivel más elevado que yo.
- ¿Tiene alguna cábala para competir y lograr sus metas?
- Siempre me encomiendo a Dios y me quedo tranquilo. Sé entonces que, si he entrenado bien, me irá bien. En eso me baso.