Andrés Gómez: “Los medios que fueron propagandísticos están en problemas”

Cochabamba, Los Tiempos
Prácticamente la totalidad de los medios de comunicación bolivianos enfrentan una coyuntura crítica en diversos niveles. Sobre las características de esa crisis, sus consecuencias y soluciones, OH! conversó con el destacado analista Andrés Gómez Vela. Los medios bolivianos han sido víctimas de una triple crisis en los últimos años: el impacto del internet, la presión que el régimen del MAS les impuso y, luego, los efectos de la pandemia. ¿Les da el “físico” como para resistir tanta embestida? ¿Qué futuro tienen?

—Los medios que hacen periodismo van a encontrar formas de sostenerse. Tienen capital simbólico, tienen sostenibilidad política, es decir, son creíbles. También tienen periodistas que se preocupan de preservar su independencia. Se preocupan por cumplir las reglas de la ética periodística y eso les da sostenibilidad política. Se agrega la sostenibilidad social porque los públicos prefieren este tipo de medios. Eso puede lograr una sostenibilidad económica, aunque la crisis va a afectar incluso los anuncios.

En cambio, los medios que fueron propagandísticos, que se acostumbraron a recibir dinero público del Gobierno, para favorecer a un partido, están en problemas. Tienen problemas de sostenibilidad política porque ya no les creen. Si mantienen aún algunos públicos, son aquellos que sólo buscan ratificar sus puntos de vista, es decir, especialmente, los núcleos duros del masismo. A ello, se agrega que están atravesando una crisis económica, como se ha visto en los casos de ATB, Abya Yala y otros.

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Mediático. Andrés Gómez (der.) participa frecuentemente en paneles y entrevistas de diversos medios de comunicación.

—Hubo, de manera generalizada, cientos de despidos y renuncias, muchas dificultades que se suman de prácticamente todos los medios. ¿Esta crisis económica se vuelve también una especie de cernidor?

—Podemos ver dos casos: algunos medios, los dedicados a la propaganda política, como perdieron credibilidad, han tenido problemas ideológicos y económicos. Los otros medios, los que se esforzaron por mantener una línea de conducta en función de la sociedad, tienen problemas económicos, pero además problemas por el cambio de las formas de hacer periodismo. Por ejemplo, los periódicos en soporte papel se venden cada vez menos. Hay una forma de hacer periodismo diferente. Cada vez predomina más el soporte digital, la instantaneidad, la perspectiva multimedia.

Entonces, la forma de hacer periodismo también ha cambiado las formas de hacer sostenible un medio de comunicación. Es por eso que algunos medios, en esa restructuración periodística, han afectado al capital humano que tenían. Seguramente, con el tiempo, se van a cernir más, pero los medios que tienen las características que he mencionado tienen más probabilidades de sobrevivir.

A ese hecho se suma otro factor, que preocupa a los grandes medios: la fragmentación del público. Es decir, hay cada vez más páginas digitales, cada periodista tiene su página, a algunos se les ocurre hacer sus radios digitales. Estas páginas tratan de sostenerse y buscan publicidad. Entonces, esa fragmentación afecta, en cierto modo, a los grandes medios. En cierto modo porque los medios consolidados tienen públicos, aunque no cautivos, al menos con requerimientos que les obligan a certificar veracidad y calidad de información. Por eso el público, generalmente, acude a los medios consolidados.

—Hay canales y radios que producen cada vez más material escrito y diarios que lanzan programas radiales y audiovisuales. ¿Hacia qué modelo de medio de comunicación estamos transitando?

—Los medios han empezado a perder las fronteras que antes tenían. La radio era la voz, la televisión era la imagen y los diarios eran la escritura. Pero, ahora, vemos que cada uno es cada vez más multimedia, se están borrando las fronteras. Para el modelo periodístico multimedia hacen falta periodistas que tengan esa perspectiva, ese chip, que entiendan la instantaneidad, pero a la vez la calidad.

Se necesita periodistas que sepan distinguir, por ejemplo, el lenguaje que van a utilizar para cada tipo de nota.

Probablemente, la distribución de fuentes ya no será por áreas, sino por temas específicos. Sin embargo, los géneros no van a cambiar. El reportaje y la crónica seguirán teniendo la validez que tienen. Sin embargo, a esa calidad se agrega la mirada multimedia que ya es otra forma de plantear el mismo género, pero con un lenguaje más ilustrativo, más ensamblado. También la forma de redactar las noticias se ha renovado. Cada vez son más cortas, otra vez está en vigencia la pirámide invertida. Sobre ello, hay innovaciones muy interesantes de gente que practica la doble pirámide invertida o, en una misma pirámide, otras pirámides internas.

Igualmente, ha adquirido mucha importancia el arte de titular. Hay cada vez más evidencias científicas, tal vez discutibles, del comportamiento de los lectores. Algunos estudios señalan, por ejemplo, el efecto del título: si a una persona no le llamas la atención en cinco segundos, probablemente ignore tu texto. Entonces, se requiere de títulos atractivos que apelen a sus pensamientos o a su corazón.

Esos factores corresponden al nuevo modelo de periodismo. Pero, lo que no va a cambiar y seguirá siendo parte del cimiento del periodismo es la buena escritura.

—¿Qué efectos considera que tiene este nuevo escenario de medios y periodistas en la sociedad boliviana?

—Es un efecto muy importante. Además de la fragmentación de los públicos, hay una difusión prolija de noticias porque muchas personas juegan a informar. Tienen todo el derecho de hacerlo porque el derecho a la información y la libertad de expresión no son monopolio de los periodistas. Entonces, ha surgido una cantidad inmensa de opinión y de información. Pero, la cantidad de información puede generar desinformación.

Ahí surge la gran necesidad del periodista. Si bien un ciudadano puede informar, el periodista puede explicar, interpretar, relacionar causas con consecuencias. Puede ubicar la noticia en contexto, puede buscar fuentes con evidencias fácticas y fuentes diversas. Puede esforzarse por tener un medio plural. Eso no lo va a hacer fácilmente otra persona porque normalmente no tienen tiempo ni es su profesión.

Entonces, esta calidad que aporten los periodistas en este tiempo será clave para sostener también la democracia. Valdrá más aún en un tiempo de la posverdad y los fake news. Ello porque la información, en su real dimensión, que haga honor al concepto de información como sinónimo de veracidad, es fundamental para la democracia. Cuando una democracia se alimenta de mentiras, posverdades y fake news, el elemento transparente de la democracia se vuelve oscuro, y puede derivar en manipulación.

—Carlos Valverde, Amalia Pando, Magui Talavera, Virgino Lema y Humberto Vacaflor han abierto una especie de nuevo estilo en las redes sociales. ¿Qué futuro le ve al fenómeno de estos medios de características unipersonales que han surgido?

—Algunos tienen éxito porque las personas asientan ese reto en su capacidad, pero más que todo en su credibilidad. Entonces, tienen públicos que les siguen. Esos públicos son aquellos que los buscan para ratificar su visión, su forma de pensar. Son públicos que se han jugado por una forma de ver la vida. Es probable que también tengan otros públicos, aquellos que han decidido abrir su mente y escuchan voces que no les gustan.

En las iniciativas unipersonales hay factores clave. Si la persona no tiene credibilidad, calidad, conocimiento de las nuevas formas de hacer periodismo, lenguaje multimedia y habilidad de convertirse en marca en las redes, entonces puede quedar frustrada. Considero que las personas que ha mencionado están asentando sus proyectos en los puntales que acabo de mencionar. Ahora, ¿cuál es su incidencia? Habrá que hacer un estudio. Algunos de ellos tienen bastante incidencia, han podido marcar agenda, pudieron hacer grandes revelaciones.

—¿Cómo ve la relación entre poder político y medios de comunicación en la actual coyuntura?

—Al menos hasta ahora no ha habido una actitud extremadamente autoritaria como en la gestión de Evo Morales. Entonces, había una abierta agresividad contra los medios de comunicación. También identificaban a periodistas, que seguro les preocupaban porque tenían credibilidad. Por eso articularon términos despectivos como “el cártel de la mentira”. Además, tenían dinero público como para controlar la línea editorial apelando a la propaganda en favor de un partido político.

Ahora parece que no hay esa cantidad de recursos como para aplicar esa práctica autoritaria para controlar la línea editorial de algunos medios. En ese escenario, los medios de comunicación se hallan menos atados al poder ejecutivo. Ello alienta la esperanza de que puedan realizar mejor su labor. Pero, estamos hablando apenas de cuatro meses de gobierno. Habrá que ver si las cosas no cambian en los próximos meses o años. Sin embargo, sigue habiendo de parte de algunas autoridades del MAS algunas actitudes agresivas y antidemocráticas contra los medios. Eso sí, hasta ahora, al presidente Arce no le he escuchado nada que vaya por esta línea.

—Volvamos a la crisis global. ¿Cómo evalúa la labor de los medios bolivianos frente a la emergencia de la pandemia? ¿Cree que el shock nos pescó poco preparados para este tipo de desafíos?

—Nos sorprendió, no estábamos preparados. En el primer momento se reaccionó generando sensacionalismo. La forma cómo se trataba la información infundía miedo, desorientaba y no generaba esperanza. Pero, después, los propios periodistas fuimos aprendiendo poco a poco este nuevo escenario.

Cada vez veo más medios que humanizan la información respecto a la pandemia. Veo más notas explicativas y que se acude más a la ciencia. Se va cuidando la reproducción de miedos y de noticias falsas. Recordemos que en este tipo de situaciones aparecen todo tipo de rumores así como “magos” que anuncian la cura de la enfermedad. Pero he visto que los medios maduraron y tratan la información en función de las necesidades de la sociedad.

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