Por qué la llegada de una vacuna es solo el comienzo del camino hacia una nueva normalidad
Para lograr inmunidad global, se necesita que al menos que el 60% de los habitantes estén inmunizados. Las proyecciones de los expertos sobre el escenario que viene
Sin embargo, los esfuerzos de las distintas farmacéuticas y laboratorios por aprobar una vacuna para comenzar a distribuir las ampollas a distintas partes del mundo serían el inicio de un camino largo que aún queda por recorrer.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la inmunidad colectiva es un concepto utilizado en el ámbito de la vacunación según el cual se puede proteger a una población contra determinado virus si se alcanza un determinado umbral de vacunación en las personas.
Esta inmunidad implica que la inmensa mayoría de una población está vacunada, lo que reduce la cantidad total de virus que puede propagarse entre toda la población. Así, no es preciso que cada persona esté vacunada para estar protegida, lo que ayuda a mantener seguros a los grupos vulnerables que no pueden recibir la vacuna.
La cifra necesaria para alcanzar la inmunidad en todo el mundo ante esta enfermedad es muy alta si se tiene en cuenta que la duración de los anticuerpos varía según cada paciente lo que supone que la persona puede volver a reinfectarse en un corto plazo, el gran porcentaje de asintomáticos que no están informados que tuvieron la enfermedad y la posibilidad de que el virus mute en otras cepas que no sean compatibles con la fórmula de la vacuna.
De acuerdo a Ángela Gentile, jefa de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, se han hecho estudios de seroprevalencia en todo el mundo y los resultados no fueron alentadores: “Se vio que sólo entre el 10 y el 15% de los conglomerados urbanos había tenido contacto con el virus y tenían anticuerpos; esto habla también de que estamos muy lejos de alcanzar la inmunidad del rebaño y que queda muchísimo por recorrer”.
De acuerdo a la OMS la inmensa mayoría de las personas en la mayor parte de los países sigue siendo vulnerable a este virus. Los estudios de seroprevalencia sugieren que en la mayoría de los países el COVID-19 ha infectado a menos del 10% de la población.
“No podemos hacer predicciones sobre el futuro. Lo que sí sabemos es que es un virus en el que las vacunas pueden tener eficacia, pero no sabemos si este virus va a mutar, por ende, si las fórmulas resistirán a la nueva cepa ni cuánto durará la inmunidad en las personas. Lo que sí sabemos es que no vamos a poder vacunar al 60% de la población mundial porque no hay capacidad para producir la cantidad de vacunas necesarias”, aseguró a Infobae Omar Sued médico infectólogo y presidente de la Sociedad Argentina de Infectología Omar Sued (MN 91262).
En este sentido, para Lautaro de Vedia, médico infectólogo y ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), el descubrimiento de la vacuna es sólo el comienzo: “Todavía no sabemos si va a proteger totalmente contra la enfermedad o será efectiva contra la enfermedad grave y que tengamos casos leves de COVID-19. Eso se sabrá con el tiempo”.
Las medidas que llegaron para quedarse
Todo parece indicar que el distanciamiento social, el uso del tapabocas y la higiene de manos se quedarán por un largo tiempo entre la población, ya que, a pesar de que la vacuna se apruebe en un corto plazo, la distribución de las candidatas llevará un tiempo largo.
De hecho, el presidente y director ejecutivo de Pfizer, una de las principales candidatas, explicó en el marco de la cumbre STAT 2020 que lejos de terminar con el COVID-19, este es sólo el comienzo: “Estoy muy feliz porque demostramos que la vacuna funciona y que este es un paso muy importante. Para luchar contra el nuevo coronavirus se necesita la mayor eficacia y la mayor velocidad. Nosotros hicimos las dos cosas pero la gente debe saber que la demanda será demasiada desde el día uno, por eso es vital que no se relajen sino que deben seguir con las instrucciones: las más importantes son usar una máscara y seguir con el distanciamiento social”.
Otro de los grandes candidatos en vacunas contra el COVID-19 es la de Moderna que anunció que tendrán la capacidad de producir hasta 20 millones de inoculantes para finales de 2020, y todos ellos se usarán en los Estados Unidos, lo que se traduce en que en el resto del mundo no se contará la vacuna de este laboratorio por lo menos hasta el año siguiente.
Con vacuna en mano, pero no para todos
“Las vacunas se darán escalonadamente, lo que significa es que no será mucha la inmunidad colectiva al comienzo, ya que se vacunarán a personas de riesgo, personal de salud y pacientes con una enfermedad de base. Si sumamos todo el conjunto eso toma un porcentaje de la población que debe ir del 10 al 20%”, explicó Gentile.
En la misma línea, De Vedia explicó que lo más probable es que al principio de la vacunación no haya vacunas para toda la población: “No es que en una semana para la otra vamos a estar todos vacunados, hay que entender que esto será de forma escalonado ya que es un proceso muy largo”.
En este sentido, para la especialista esto no es una despedida ni de los barbijos ni de la distancia social: “Debemos seguir con los protocolos a pesar de arrancar con la vacunación ya que a medida que se vaya conociendo más información sobre las vacunas más sabremos sobre la eficacia y si son útiles para prevenir la transmisión de la enfermedad y de a poco estaremos mejor pero no podemos dejar de lado todo lo que hemos aprendido”.
“El próximo año vamos a seguir teniendo un alto potencial del brote por eso es muy importante tener las medidas presentes más que nunca, la nueva normalidad está presente pero para volver a la vieja normalidad falta mucho, esperamos que podamos complementar el año que viene pero nadie sabe a ciencia cierta”, enfatizó Sued.
La ilusión detrás de la vacuna
La llegada del COVID-19 trajo aparejadas un montón de situaciones desconocidas en gran parte de la población como el aislamiento social, la interrupción de actividades como los colegios, las reuniones familiares y la adopción de las medidas sanitarias que prácticamente se convirtieron aliados principales contra el nuevo coronavirus. Todo este contexto es el que ayuda a la población a pensar en el acercamiento a una vacuna como la posibilidad de volver a la vieja normalidad.
“Hay dos escenarios que no podemos dejar de mirar en este contexto: lo emocional que ha sido este año en medio de mucha incertidumbre y un panorama en el cual el horizonte se iba corriendo permanentemente. Cuando el virus comenzó a circular con fuerza en marzo todos creíamos que ya se terminaba en mayo o en julio, escuchábamos esa clase de pronósticos todo el tiempo. De golpe, aparece la posibilidad de una vacuna que alimenta la ilusión de que nos vamos a poder vacunar y la vida va a volver a ser como hace un año”, explicó a este medio el médico psiquiatra y psicoanalista Pedro Horvat.
Para el profesional hay algo que es inevitable: la ilusión. “Es la necesidad propia del ser humano de no tolerar la incertidumbre y tener que ponerle un plazo fijo a toda esta situación. Por otro lado, la promesa de la vacuna tiene un peso político, es decir, no solamente en Argentina sino en todo el mundo aparece como una manera de alivianar a la sociedad cuanto antes”, apuntó Horvat.
Entonces, ¿qué sucederá cuando en el 2021 la población no vuelva a la “normalidad”? “Creo que frente a la magia todo es malo. Seguramente la desilusión se va a derrumbar e inevitablemente nos vamos a encontrar con un escenario en el que todos tengamos que tener mucha paciencia para la distribución de la vacuna. Hay un largo camino por recorrer. Ya incluso están pronosticando que ocupe el primer semestre del año próximo. Pero nuevamente tendremos que esperar”, concluyó Horvat.