Qué es el “efecto del año 2038” y a qué dispositivos afectaría
Es un bug informático, también conocido como “problema del año 2038” o Y2K38. Dos especialistas describen este fenómeno y analizan cómo se puede resolver.
Desirée Jaimovich
djaimovich@infobae.com
El “efecto 2038”, también conocido como Y2K38 podría causar un fallo generalizado en ese año. Este problema afecta a los programas que usan la representación del tiempo basada en el sistema POSIX (Tiempo Unix). Esto consiste en contar el número de segundos transcurridos desde el 1 de enero de 1970 a las 00:00:00 UTC.
“Esto convierte al resultado final en un número muy grande, tan grande, que rebasaría la capacidad de ‘contar’ de algunos procesadores más antiguos como aquellos basados en 32 bits (sobrepasaría la capacidad para la cual fue diseñado en su época)”, explicó Mauro Eldritch, especialista en ciberseguridad, en diálogo con Infobae.
“Estos procesadores antiguos solo pueden representar fechas entre el 13 de diciembre de 1901 y hasta las 03:14:07 UTC del 19 de enero del 2038, debido a que no pueden manejar un número mayor a 2.147.483.647 (son sistemas de 32 bits: 1 bit para el signo, y 31 para representar su valor en complemento a dos), que en el sistema POSIX (segundos desde 1970) para calcular el tiempo se traduciría como 19 de enero del 2038 03:14:07 UTC. Entonces, llegada dicha fecha y hora, y pasado un segundo más de ese límite, el sistema de cálculo de tiempo rebasaría, volviendo a contar desde el 13 de diciembre de 1901, la fecha de inicio”, añadió.
Cómo se resuelve
Haciendo una actualización de modo tal que todos los dispositivos, para ese entonces, tengan una arquitectura de 64 bits como mínimo. Es razonable pensar que en 28 años hay tiempo para anticiparse y renovar todo lo que sea necesario.
Qué consecuencias podría traer no actualizar
Esta falla generaría errores de cálculos y por ende un procesamiento incorrecto de la información. ¿Pero cuán grave sería? “El único posible riesgo real que veo es en sistemas embebidos: componentes de hardware con software embebido corriendo sobre CPUs de 32 que son parte de algún sistema más grande o de maquinaria y que no se pueden reemplazar”, analizó Iván Arce, especialista en seguridad informática en diálogo con Infobae.
Y añadió: “Imaginate por ejemplo la computadora (ECU) que controla la inyección electrónica del motor de un auto. O el procesador de 32 bits de una placa de telefonía en una central telefónica. En casos como esos no podes hacer 'upgrade' del procesador, tener que reemplazar el componente completo por uno que lleve procesador de 64 bits”.
De todos modos destacó que hay 18 años para poder hacer las actualizaciones necesarias para evitar este tipo de problemas, con lo cual “el efecto 2038” no debería generar problemas críticas: hay suficiente tiempo para tomar las precauciones necesarias.
Eldritch comparte la misma visión. En relación a servidores, equipos hogareños o celulares, remarca que difícilmente se mantenga un equipo de este tipo sin renovar durante tanto tiempo. es poco probable que que queden sobrevivientes digitales durante tanto tiempo en este segmento. “Y en cuanto a los equipos industriales, se trata de un problema inmediato y permite una planificación muy holgada para un recambio o para una adaptación de los mismos”, subrayó.
¿Es al problema del año 2000 o Y2K?
Hacia fines de los 90 se hablaba del “problema el año 2000” también conocido como Y2K, que anticipaba que al comenzar el segundo milenio muchos sistemas informáticos dejarían de funcionar de manera adecuada. Surgió una preocupación generalizada en relación a esto pero, como se vio, no fue tan grave ni masivo como se creyó.
De todos modos, el problema en aquel caso era diferente a lo que se dice que podría ocurrir en 2038. El problema que se tiene por delante ahora responde a una limitación de hardware/software que se puede solucionar, como se mencionó anteriormente, utilizando equipos con estructura de 64 bits, que es algo que ya existe. En tanto que “el problema del año 2000” era una limitación matemática, que estaba vinculada a la implementación de los contadores de fecha. En aquel caso la dificultad surgió porque muchos programadores guardaban el valor “año” en dos dígitos en vez de cuatro. Es decir, que ‘1997´ era almacenado como “97”, graficó Eldritch.
“¿Qué pasaría después del 99? Naturalmente llegaría el año ‘00’, ¿Pero de qué siglo? Como no estaba especificado, muchos sistemas asumían el valor arbitrario ‘19’ y le anexarían el año de dos dígitos. Esto generaría que a primera hora del año 2000, muchas computadoras creyeran estar en el año 1900 o 19100 como sucedió en el caso del Observatorio Naval de Estados Unidos”, contó el especialista informático.
En aquella oportunidad, quienes pudieron asumir los costos optaron por expandir el campo de fecha, que consistió en duplicar la cantidad de caracteres del campo año en cada una de sus aplicaciones (de 2 dígitos a 4), recordó Eldritch. “Hoy en día tenemos casi dos décadas por delantes con muchísimo más avance, y ni siquiera tenemos que acordar una solución, o investigarla, o debatirla. Ya la creamos: procesadores de 64-bits. Y te sorprenderá el económico valor de mercado que tienen si no buscás uno demasiado específico”, concluyó.
Desirée Jaimovich
djaimovich@infobae.com
El “efecto 2038”, también conocido como Y2K38 podría causar un fallo generalizado en ese año. Este problema afecta a los programas que usan la representación del tiempo basada en el sistema POSIX (Tiempo Unix). Esto consiste en contar el número de segundos transcurridos desde el 1 de enero de 1970 a las 00:00:00 UTC.
“Esto convierte al resultado final en un número muy grande, tan grande, que rebasaría la capacidad de ‘contar’ de algunos procesadores más antiguos como aquellos basados en 32 bits (sobrepasaría la capacidad para la cual fue diseñado en su época)”, explicó Mauro Eldritch, especialista en ciberseguridad, en diálogo con Infobae.
“Estos procesadores antiguos solo pueden representar fechas entre el 13 de diciembre de 1901 y hasta las 03:14:07 UTC del 19 de enero del 2038, debido a que no pueden manejar un número mayor a 2.147.483.647 (son sistemas de 32 bits: 1 bit para el signo, y 31 para representar su valor en complemento a dos), que en el sistema POSIX (segundos desde 1970) para calcular el tiempo se traduciría como 19 de enero del 2038 03:14:07 UTC. Entonces, llegada dicha fecha y hora, y pasado un segundo más de ese límite, el sistema de cálculo de tiempo rebasaría, volviendo a contar desde el 13 de diciembre de 1901, la fecha de inicio”, añadió.
Cómo se resuelve
Haciendo una actualización de modo tal que todos los dispositivos, para ese entonces, tengan una arquitectura de 64 bits como mínimo. Es razonable pensar que en 28 años hay tiempo para anticiparse y renovar todo lo que sea necesario.
Qué consecuencias podría traer no actualizar
Esta falla generaría errores de cálculos y por ende un procesamiento incorrecto de la información. ¿Pero cuán grave sería? “El único posible riesgo real que veo es en sistemas embebidos: componentes de hardware con software embebido corriendo sobre CPUs de 32 que son parte de algún sistema más grande o de maquinaria y que no se pueden reemplazar”, analizó Iván Arce, especialista en seguridad informática en diálogo con Infobae.
Y añadió: “Imaginate por ejemplo la computadora (ECU) que controla la inyección electrónica del motor de un auto. O el procesador de 32 bits de una placa de telefonía en una central telefónica. En casos como esos no podes hacer 'upgrade' del procesador, tener que reemplazar el componente completo por uno que lleve procesador de 64 bits”.
De todos modos destacó que hay 18 años para poder hacer las actualizaciones necesarias para evitar este tipo de problemas, con lo cual “el efecto 2038” no debería generar problemas críticas: hay suficiente tiempo para tomar las precauciones necesarias.
Eldritch comparte la misma visión. En relación a servidores, equipos hogareños o celulares, remarca que difícilmente se mantenga un equipo de este tipo sin renovar durante tanto tiempo. es poco probable que que queden sobrevivientes digitales durante tanto tiempo en este segmento. “Y en cuanto a los equipos industriales, se trata de un problema inmediato y permite una planificación muy holgada para un recambio o para una adaptación de los mismos”, subrayó.
¿Es al problema del año 2000 o Y2K?
Hacia fines de los 90 se hablaba del “problema el año 2000” también conocido como Y2K, que anticipaba que al comenzar el segundo milenio muchos sistemas informáticos dejarían de funcionar de manera adecuada. Surgió una preocupación generalizada en relación a esto pero, como se vio, no fue tan grave ni masivo como se creyó.
De todos modos, el problema en aquel caso era diferente a lo que se dice que podría ocurrir en 2038. El problema que se tiene por delante ahora responde a una limitación de hardware/software que se puede solucionar, como se mencionó anteriormente, utilizando equipos con estructura de 64 bits, que es algo que ya existe. En tanto que “el problema del año 2000” era una limitación matemática, que estaba vinculada a la implementación de los contadores de fecha. En aquel caso la dificultad surgió porque muchos programadores guardaban el valor “año” en dos dígitos en vez de cuatro. Es decir, que ‘1997´ era almacenado como “97”, graficó Eldritch.
“¿Qué pasaría después del 99? Naturalmente llegaría el año ‘00’, ¿Pero de qué siglo? Como no estaba especificado, muchos sistemas asumían el valor arbitrario ‘19’ y le anexarían el año de dos dígitos. Esto generaría que a primera hora del año 2000, muchas computadoras creyeran estar en el año 1900 o 19100 como sucedió en el caso del Observatorio Naval de Estados Unidos”, contó el especialista informático.
En aquella oportunidad, quienes pudieron asumir los costos optaron por expandir el campo de fecha, que consistió en duplicar la cantidad de caracteres del campo año en cada una de sus aplicaciones (de 2 dígitos a 4), recordó Eldritch. “Hoy en día tenemos casi dos décadas por delantes con muchísimo más avance, y ni siquiera tenemos que acordar una solución, o investigarla, o debatirla. Ya la creamos: procesadores de 64-bits. Y te sorprenderá el económico valor de mercado que tienen si no buscás uno demasiado específico”, concluyó.