La paz llegó tras el diálogo en tres niveles y con varios actores

En las reuniones hubo intentos de desgaste, molestias y, al final, abrazos y risas. Hasta el momento no se llegó a la pacificación total de la nación

Ivan Alejandro Paredes Tamayo
El Deber
Lograr la pacificación del país después de la renuncia del entonces presidente Evo Morales, a consecuencia del fraude en las anuladas elecciones del 20 de octubre, requirió de una compleja estrategia que se instaló en tres niveles de negociaciones y contempló la participación de algunos de los estrechos excolaboradores del líder del MAS.


El primer nivel de la negociación fue el más áspero. En esa mesa de diálogo estuvieron los exministros Carlos Romero y Héctor Arce, como la voz de Evo Morales. Juan Ramón Quintana no se dejó ver en las reuniones, pero coordinaba vía telefónica con sus dos excolegas de gabinete. En esa mesa se sentaba también el actual ministro de la Presidencia, Jerjes Justiniano, como parte del Gobierno transitorio. Además, estaban los representantes de organismos internacionales, como la Unión Europea (UE) y la Organización de Naciones Unidas (ONU). Asimismo, participó la Iglesia católica. En dos encuentros estuvieron presentes políticos, como Jorge Quiroga, Carlos Mesa y Samuel Doria Medina.

Fueron cinco reuniones en este nivel de diálogo con presencia de los actores. La sexta, y última, fue vía telefónica. Las sedes variaron de acuerdo a la aparición de las figuras. Se trabajó en la sede de la Conferencia Episcopal de Bolivia, en la Universidad Católica Boliviana y en oficinas de la representación de la UE y ONU en el país.

El ministro de la Presidencia, Jerjes Justiniano, relata que este diálogo fue el más tedioso debido a que los exministros de Morales dilataban los encuentros a consecuencia de las consultas que debían hacer al exmandatario. “Desde el 12 de noviembre se desarrollaron las reuniones. Fueron nueve días convocando al diálogo y nos reunimos con ellos cinco veces. Pero lamentablemente siempre nos atoramos en lo mismo ¿sabe con qué? ‘Vamos a consultar con México’”, recuerda Justiniano.

La autoridad recalca que ese diálogo se cerró con la conclusión de dos aspectos: la promulgación de la ley que viabilice nuevas elecciones y la redacción de otra norma que garantice derechos constitucionales a los líderes del Movimiento Al Socialismo (MAS).

En este punto, Justiniano remarca que esta normativa no declara amnistía a favor de Evo Morales, Álvaro García Linera ni de otras exautoridades del MAS. “Esa ley no libera de culpa a ninguna persona. Evo Morales puede volver al país, como cualquier ciudadano boliviano, pero si hay requerimiento de la justicia (Morales) debe someterse a la investigación”, recalca el ministro.
En este nivel de diálogo no se llegó a un consenso total. La parte que representaba a Evo Morales buscaba que se declare una amnistía y seguridad para que el expresidente y exvicepresidente puedan regresar al país. No lo lograron a cabalidad. Este tema fue la piedra en el camino para llegar a un acuerdo total.

Posición del MAS

“La posición del MAS fue siempre desgastante. Buscaban desgastar el diálogo y lograr su objetivo, que era liberar de culpas a Evo Morales y Álvaro García. Al final, hubo molestias y el diálogo quedó en eso, en que habría una ley que solo garantice derechos y que, si existe requerimiento judicial, deben responder a la justicia. Eso les molestó”, explica una persona que acudió a dos reuniones.
En una instancia, el entorno de Evo Morales pedía tres condiciones para avanzar en la pacificación del país: que se garantice que no se perseguirá a los dirigentes de esa organización política, una ley de salvoconducto y que se viabilice el retorno al país de Evo Morales y Álvaro García Linera.

En esta negociación hubo cuatro facilitadores por parte de la Iglesia católica. El embajador de la UE en Bolivia, León de la Torre, jugó un rol importante. La embajada de España también contó con la participación del embajador Emilio Pérez de Ágreda y la ministra consejera Cristina Fraile Jiménez de Muñana.

También se sumó al equipo de facilitadores Jean Arnault, enviado especial de la ONU. Los actores que se sentaron en la mesa de diálogo fueron líderes de los partidos, exministros del gobierno saliente, los presidentes del Senado y Diputados y jefes de la bancada del MAS. También participaron, en un inicio, la senadora Adriana Salvatierra, la diputada renunciante Susana Rivero y Teresa Morales, quien fue directora de la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF).
Del Gobierno transitorio participaron los ministros de Justicia, Álvaro

Coímbra, y Justiniano.

“Hay mucha complacencia por la pacificación y los pasos que se han dado hacia adelante (...) Es notable la baja de tensión en el país y el avance que ya se ha dado al convocar a las elecciones”, destaca De la Torre.

Por parte de la Iglesia católica, los facilitadores fueron, monseñor Aurelio Pesoa, secretario general de la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB); monseñor Eugenio Scarpellini, obispo de El Alto; monseñor Giovani Arana, obispo auxiliar de El Alto, y el padre José Fuentes Cano, secretario adjunto de la CEB.

“Hemos evitado expresamente la palabra mediador. Nos hemos presentado como facilitadores. Había conciencia de la necesidad de dialogar, pero nadie se animaba a convocar. Así que, como Iglesia, decidimos ser los convocantes. Siempre dijimos que son los políticos los protagonistas. Nosotros simplemente facilitamos el diálogo”, resalta el padre Fuentes Cano.

Mientras, Arnault, que se incorporó a la última parte de la negociación, destaca que al final del diálogo hubo “desprendimiento” por parte de los actores y señala que la ONU seguirá apoyando a Bolivia hasta que termine el nuevo proceso eleccionario.

“(Los actores) han estado buscando un camino pacífico para salir de la crisis. Su principal éxito hasta la fecha, sin lugar a duda, es la aprobación por unanimidad de la ley electoral. Esto demuestra lo invaluable que es el diálogo para llegar a consensos nacionales”, destaca Arnault.

Al final, el acuerdo de este nivel de diálogo fue firmado el 22 de noviembre y tiene ocho puntos que fueron desglosados en incisos. “Establecer una presencia en los departamentos para propiciar el pleno ejercicio de los derechos políticos de los ciudadanos y ciudadanas, en condiciones de igualdad y sin intimidación, durante la campaña electoral, las elecciones y el periodo poselectoral. Prestar especial atención a la participación plena, libre y segura de las mujeres y pueblos indígenas en el proceso electoral”, es el punto del acuerdo suscrito.

Segundo nivel de diálogo

El segundo nivel de diálogo se centró con los movimientos sociales afines al MAS. En esta mesa, que fue la más amplia, participaron la Central Obrera Boliviana (COB) y el denominado Pacto de Unidad (que reúne a los cinco movimientos sociales más amplios). Hubo cuatro reuniones. La última se celebró en el hall de Palacio Quemado y, el 25 de noviembre, se firmó el documento en el Ministerio de Gobierno.

Rodolfo Machaca, dirigente campesino y del MAS, relata que la última reunión fue la más tensa. Cuenta que hubo un cruce de palabras con el ministro de Defensa, Fernando López, quien les dijo que los muertos en Sacaba y Senkata fueron producto de disparos de parte de dirigentes sociales. “No somos tontos, nosotros hicimos el cuartel y conocemos todo esto. Prácticamente el ministro (López) nos insultó al decirnos que nosotros matamos a nuestros hermanos. Eso provocó malestar y al final hubo disculpas y se volvió a la reunión”, detalla el dirigente, que también fue viceministro en la última gestión de Evo Morales.

Al final, el Ministerio de Gobierno fue el escenario de la firma del acuerdo de pacificación trabajado con sectores sociales. Este documento, entre algunos puntos, daba el paso al trabajo para la liberación de los detenidos en los hechos de violencia del último tiempo y a la aprobación de una ley en el Legislativo para consolidar la paz en Bolivia.

“Cuatro sectores importantes estarán conformando esta comisión encabezada por el Ministerio de Gobierno, la Central Obrera Boliviana, el Pacto de Unidad, Derechos Humanos y asimismo representantes de organismos internacionales para la liberación de los detenidos”, relató Juan Carlos Huarachi, líder de la COB.

Entre otros puntos está el repliegue de las Fuerzas Armadas, la convocatoria inmediata a elecciones generales con la designación de vocales probos y sin filiación política y la continuidad de los proyectos a favor de las regiones que dejó el anterior Gobierno.

El documento lo firman dirigentes de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), la Confederación Nacional de Mujeres Originarias Campesinas de Bolivia - Bartolina Sisa, la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia (Cscib), la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (Cidob); y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq).

El tercer nivel de la negociación es permanente. Este diálogo está instalado en la Asamblea Legislativa Plurinacional y tiene actores de Unidad Demócrata (UD), del Partido Demócrata Cristiano (PDC) y del MAS. Esta mesa es la encargada de aprobar las leyes que fueron trabajadas en otras instancias, pero también opera para lograr unanimidad en la aprobación de estas normas y la selección de vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE).


LOS NEXOS PARA LOGRAR LA PACIFICACIÓN

Hubo dirigentes sindicales y senadores del MAS que se desmarcaron de la línea dura del masismo. Fueron piezas importantes para que haya reuniones entre sectores, legisladores, organismos internacionales y el Gobierno
Evo Morales se convirtió en la figura central del Movimiento Al Socialismo (MAS). Toda decisión pasaba por él y su entorno hasta el 10 de noviembre, cuando decidió renunciar a la Presidencia de Bolivia. Dos días después partió rumbo a México. El expresidente dejó al MAS destrozado, sin líderes visibles y sin ideas. Por eso, surgieron personas que se convirtieron en nexos para trabajar con el Gobierno transitorio y los organismos internacionales.

Una de estas figuras fue Eva Copa, presidenta del Senado. La senadora representa a la ciudad de El Alto y tuvo una participación importante para llegar a acuerdos con ese sector, que bloqueó los accesos a La Paz, lo que provocó un desabastecimiento de alimentos y de combustibles.

“Solo quería que mi país se pacifique. No tuve contacto con nadie del exterior y solo trabajé con mi bancada y los sectores de El Alto. Logramos la paz deseada, pero todavía falta que se celebre las elecciones. Luego veremos qué hacemos, pero lo seguro es que compartiré con mi familia”, resalta Copa.

En los disturbios en Cochabamba tuvo un rol importante el senador Efraín Chambi, quien es jefe de bancada del MAS en el Senado. El legislador tuvo contacto con los sectores en protesta para llegar a acuerdos y acompañó en la Asamblea Legislativa los pasos para aprobar la ley de convocatoria a nuevas elecciones.

“Nuestra misión siempre será para el bien del país. El objetivo central fue pacificar el país y se lograron acuerdos para lograr esa meta. En la Asamblea Legislativa también se llegaron a consensos para que la paz a Bolivia se mantenga”, relata Chambi, quien también es dirigente de las juntas vecinales a nivel nacional.

Fidel Surco llevó en su momento el título de sucesor de Evo Morales en el MAS. Sus actos de indisciplina lo relegaron del proyecto masista. Sin embargo, en la mesa de diálogo con los movimientos sociales jugó un papel importante. El exsenador fue quien convocó a dirigentes del Pacto de Unidad (organización que reúne a cinco sectores indígenas y campesinos) para que se lleve adelante el acuerdo de pacificación.

“Yo sugerí que Evo Morales no sea juzgado por la vía ordinaria porque ya no será candidato a nada en Bolivia. Se trabaja en una ley para que Evo Morales tenga todos los derechos constitucionales para que pueda regresar al país”, relata Surco.

El ministro de la Presidencia, Jerjes Justiniano, fue quien participó en dos niveles de diálogo. Con los exministros del MAS y facilitadores y con los movimientos sociales afines a Evo Morales. En el Legislativo encabezaron la negociación Óscar Ortiz, Eva Copa y Efraín Chambi.

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