La Llajta: A falta de líder cívico nacen 7 grupos de resistencia
Con diversas ideologías, definen su causa como “la defensa de la democracia”. Gran parte de ellos son jóvenes entre 20 y 30 años.
María Mena M. / Cochabamba
Página Siete
En medio de un escenario convulsivo y a falta de un líder cívico, en Cochabamba se han creado al menos siete grupos de resistencia valluna. Junto a las plataformas ciudadanas, estas se han unificado bajo una misma consigna, “la defensa de la democracia”.
El Comité Cívico Popular (CCP), Resistencia Juvenil Cochabamba (RJC), Resistencia Civil de Quilacollo, Resistencia Civil, Unión Universitaria Cochabamba, Resistencia de la Zona Sur, Unión Juvenil X Cochabamba y Resistencia en la Recoleta, entre otros, son algunos de los identificados.
Están compuestos por jóvenes de 17 años en adelante. Son vecinos, profesionales, obreros y amas de casa distribuidos en diferentes zonas y barrios.
Sin embargo, estos grupos no tienen una cabeza como sucede en Santa Cruz, donde Luis Fernando Camacho –presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz– lidera las movilizaciones regionales e incluso las nacionales.
Estos grupos responden al descontento social que nació tras las elecciones generales y las denuncias de un presunto fraude. Ese 20 de octubre marcó un antes y un después en el escenario político social que sumerge al país en una ola de violencia que parece no tener fin.
Jóvenes de Resistencia de la Zona Sur en un bloqueo.
Foto: APG
Cochabamba, sin líder cívico
El Comité Cívico de Cochabamba carece de liderazgo porque no tiene convocatoria ni participó de los cabildos. Tampoco es parte de las movilizaciones que paralizan la ciudad y el departamento desde hace más de dos semanas.
El actual presidente del ente es David Torrelio, quien asumió el cargo en diciembre de 2017. El anterior dirigente era Juan Flores, quien dejó el cargo en noviembre de ese mismo año.
Sin embargo, Flores aún se atribuye la titularidad del Comité y entre ambos se acusan de “masista y divisionista”.
Mientras que Torrelio es reconocido por el gobernador Iván Canelas y las instituciones que conforman el ente cívico; Flores es legitimado en las redes sociales y por algunos medios de comunicación que lo entrevistan y citan como el titular.
“En Cochabamba hay un mal crónico, nunca ha podido consolidarse ninguna organización regional”, afirmó Miguel Lora, líder del Comité Cívico Popular, instancia creada por el vacío que dejó el comité tradicional.
Ante esta carencia, después del 20 de octubre, resurgieron las plataformas de defensa del 21F y se crearon varios grupos de resistencia. Todos asumieron como suya “la defensa de la democracia”, en rechazo a los resultados –supuestamente fraudulentos– de los comicios que dieron la victoria a Evo Morales en primera vuelta.
“Una característica muy importante de la movilización social actual es que hay una diversidad de activismos, grupos populares, plataformas, gremios y otros que están conectados. Estos ya existían, pero estaban enfocados en sus temáticas”, indicó la socióloga y analista político María Teresa Zegada.
Estos grupos están organizados en pequeños sectores o zonas; unos son más visibles que otros, pero todos buscan defender y resistir en su punto de bloqueo zonal, aunque para ese fin acudan a actos violentos contra los movilizados del MAS y todo aquel que quiera desbloquear.
A falta de un líder cívico se han ido destacando otras figuras políticas opositoras como la asambleísta departamental Lizeth Beramendi y la excandidata a diputada Martha Jiménez, entre otras. Pero, las plataformas y activistas han ganado espacios más representativos.
Este medio intentó, en reiteradas oportunidades, contactarse con Andrónico Rodríguez para conocer su posición sobre el liderazgo en Cochabamba. Lastimosamente el líder cocalero, también emergente, no contestó las llamadas.
La RJC es acusada de usar violencia en sus intervenciones.
Los motoqueros, resistencia estigmatizada e idealizada
En estos días de conflicto destacan el Comité Cívico Popular (CCP) y la Resistencia Juvenil Cochala (RJC). A éste último se le han atribuido actos vandálicos por los que han sido duramente criticados y estigmatizados. Sin embargo, también reciben apoyo y su presencia genera aplausos y agradecimiento por su rol en el paro.
El CCP está conformado por juntas vecinales, médicos, comerciantes y otros. Está liderado por los profesores Norma Barrón y Miguel Lora. Ambos de tendencia trotskista.
Para Lora, el CCP nació por la necesidad de incorporar a sectores que no se sentían representados. “El Comité Cívico estaba conformado por personas del norte que son de clase media y alta”, dijo Lora.
En cambio, RJC surgió de forma espontánea para resistir en los puntos de bloqueo. Su nombre se debe a que la mayoría de sus miembros, aparte de estar tras el volante de una motocicleta, son jóvenes entre 20 y 30 años.
Es difícil destacar una imagen o líder de RJC porque la mayoría de sus miembros tienen el rostro cubierto con pasamontañas o barbijos. Visten de negro, con ropa camuflada, chalecos y otras prendas de combate.
En los últimos días han restringido la interacción con los medios porque se les atribuye los actos violentos del pasado miércoles en el puente Huayculi, donde un joven de 20 años perdió la vida. Se comunican por redes sociales como Facebook y WhatsApp.
La RJC, la Resistencia Civil de Quilacollo, Resistencia Civil, Unión Universitaria Cochabamba y Unión Juvenil X Cochabamba tienen cuentas activas en Facebook. Ninguno muestra una tendencia, inclinación o favoritismo político.
Para la socióloga y analista María Tereza Zegada, la característica de estos grupos es la movilización callejera con expresiones creativas. “La estrategia de lucha de estos grupos son las marchas, bloqueos y otros, como los estribillos y las canciones. Pero hay confrontación con los masistas”, afirmó Zegada.
La Resistencia de la Zona Sur (RZS) es una de las más nuevas. Su base de operaciones y principal punto de bloqueo es el puente de la avenida 6 de Agosto.
“Estábamos haciendo un bloqueo pacífico, cuando los transportistas han venido a agredirnos tratando de desbloquear. Así nos hemos unido y ha nacido la RZS”, dijo su líder, Carlos Alberto Cisneros.
Estos grupos fabrican armas caseras: turriles y tapas de tachos como escudos y palos a los que incrustan clavos. Cubren sus rostros para que no ser identificados y emplean artefactos explosivos para hacer frente a los masistas, igualmente armados.
Pero estos últimos días, las confrontaciones no sólo se dan entre activistas y masistas, sino también contra vecinos, transportistas y sindicatos, quienes cansados de los bloqueos, exigen la libre circulación.
“No estamos de lado de ningún partido político, sólo queremos trabajar, ya no se puede aguantar tantos días de paro”, lamentó Héctor López, transportista y vecino de la zona sur.
Los jóvenes mantienen el paro con carteles y cantos.
“No es necesario una cabeza o líder cívico”
Para la socióloga María Teresa Zegada, Cochabamba no necesita la figura de un líder cívico porque hay una diversidad de líderes juveniles diferentes al tradicional.
“No se puede demandar un liderazgo único. Hay que destacar que en el país hay una diversidad. Ya no hay la expectativa de antes cuando se esperaba una cabeza que conduzca. Eso es del pasado”, aseguró Zegada.
Los actores políticos destacados en estas movilizaciones y paros a nivel nacional, a criterio de Zegada, son los jóvenes que no se disputan entre ellos la dirección.
Entre los grupos de resistencia destaca la activa participación de menores de edad. Para Zegada, la incorporación de estos actores (de 16 y 17 años, sobre todo), pese a que no emitieron su voto en las elecciones pasadas, es positiva y una ganancia de este proceso porque era un sector “adormecido”.
“De repente se despierta en ellos un interés común. El problema es que estos chicos no tienen prudencia y corren mucho riesgo. Pueden cometer actos espontáneos que afecten su integridad”, dijo.
Julio Barahona, activista de la Coordinadora Departamental de Plataformas (Copepla), que agrupaba a 24 movimientos en defensa del 21F, considera que esta diversidad de grupos y activistas “enriquece” la defensa de la democracia.
Como Codepla, aclaró que jamás tuvieron un acercamiento con el Comité Cívico de Cochabamba, y esta carencia de un representante cívico activo en las movilizaciones ha generado un vacío que ha sido reemplazado por las plataformas y grupos de resistencia.
“Todas las organizaciones y grupos deberíamos coordinar y juntarnos para hacer un solo frente. Para que exista un ente representativo al que podamos seguir”, afirmó Barahona.
María Mena M. / Cochabamba
Página Siete
En medio de un escenario convulsivo y a falta de un líder cívico, en Cochabamba se han creado al menos siete grupos de resistencia valluna. Junto a las plataformas ciudadanas, estas se han unificado bajo una misma consigna, “la defensa de la democracia”.
El Comité Cívico Popular (CCP), Resistencia Juvenil Cochabamba (RJC), Resistencia Civil de Quilacollo, Resistencia Civil, Unión Universitaria Cochabamba, Resistencia de la Zona Sur, Unión Juvenil X Cochabamba y Resistencia en la Recoleta, entre otros, son algunos de los identificados.
Están compuestos por jóvenes de 17 años en adelante. Son vecinos, profesionales, obreros y amas de casa distribuidos en diferentes zonas y barrios.
Sin embargo, estos grupos no tienen una cabeza como sucede en Santa Cruz, donde Luis Fernando Camacho –presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz– lidera las movilizaciones regionales e incluso las nacionales.
Estos grupos responden al descontento social que nació tras las elecciones generales y las denuncias de un presunto fraude. Ese 20 de octubre marcó un antes y un después en el escenario político social que sumerge al país en una ola de violencia que parece no tener fin.
Jóvenes de Resistencia de la Zona Sur en un bloqueo.
Foto: APG
Cochabamba, sin líder cívico
El Comité Cívico de Cochabamba carece de liderazgo porque no tiene convocatoria ni participó de los cabildos. Tampoco es parte de las movilizaciones que paralizan la ciudad y el departamento desde hace más de dos semanas.
El actual presidente del ente es David Torrelio, quien asumió el cargo en diciembre de 2017. El anterior dirigente era Juan Flores, quien dejó el cargo en noviembre de ese mismo año.
Sin embargo, Flores aún se atribuye la titularidad del Comité y entre ambos se acusan de “masista y divisionista”.
Mientras que Torrelio es reconocido por el gobernador Iván Canelas y las instituciones que conforman el ente cívico; Flores es legitimado en las redes sociales y por algunos medios de comunicación que lo entrevistan y citan como el titular.
“En Cochabamba hay un mal crónico, nunca ha podido consolidarse ninguna organización regional”, afirmó Miguel Lora, líder del Comité Cívico Popular, instancia creada por el vacío que dejó el comité tradicional.
Ante esta carencia, después del 20 de octubre, resurgieron las plataformas de defensa del 21F y se crearon varios grupos de resistencia. Todos asumieron como suya “la defensa de la democracia”, en rechazo a los resultados –supuestamente fraudulentos– de los comicios que dieron la victoria a Evo Morales en primera vuelta.
“Una característica muy importante de la movilización social actual es que hay una diversidad de activismos, grupos populares, plataformas, gremios y otros que están conectados. Estos ya existían, pero estaban enfocados en sus temáticas”, indicó la socióloga y analista político María Teresa Zegada.
Estos grupos están organizados en pequeños sectores o zonas; unos son más visibles que otros, pero todos buscan defender y resistir en su punto de bloqueo zonal, aunque para ese fin acudan a actos violentos contra los movilizados del MAS y todo aquel que quiera desbloquear.
A falta de un líder cívico se han ido destacando otras figuras políticas opositoras como la asambleísta departamental Lizeth Beramendi y la excandidata a diputada Martha Jiménez, entre otras. Pero, las plataformas y activistas han ganado espacios más representativos.
Este medio intentó, en reiteradas oportunidades, contactarse con Andrónico Rodríguez para conocer su posición sobre el liderazgo en Cochabamba. Lastimosamente el líder cocalero, también emergente, no contestó las llamadas.
La RJC es acusada de usar violencia en sus intervenciones.
Los motoqueros, resistencia estigmatizada e idealizada
En estos días de conflicto destacan el Comité Cívico Popular (CCP) y la Resistencia Juvenil Cochala (RJC). A éste último se le han atribuido actos vandálicos por los que han sido duramente criticados y estigmatizados. Sin embargo, también reciben apoyo y su presencia genera aplausos y agradecimiento por su rol en el paro.
El CCP está conformado por juntas vecinales, médicos, comerciantes y otros. Está liderado por los profesores Norma Barrón y Miguel Lora. Ambos de tendencia trotskista.
Para Lora, el CCP nació por la necesidad de incorporar a sectores que no se sentían representados. “El Comité Cívico estaba conformado por personas del norte que son de clase media y alta”, dijo Lora.
En cambio, RJC surgió de forma espontánea para resistir en los puntos de bloqueo. Su nombre se debe a que la mayoría de sus miembros, aparte de estar tras el volante de una motocicleta, son jóvenes entre 20 y 30 años.
Es difícil destacar una imagen o líder de RJC porque la mayoría de sus miembros tienen el rostro cubierto con pasamontañas o barbijos. Visten de negro, con ropa camuflada, chalecos y otras prendas de combate.
En los últimos días han restringido la interacción con los medios porque se les atribuye los actos violentos del pasado miércoles en el puente Huayculi, donde un joven de 20 años perdió la vida. Se comunican por redes sociales como Facebook y WhatsApp.
La RJC, la Resistencia Civil de Quilacollo, Resistencia Civil, Unión Universitaria Cochabamba y Unión Juvenil X Cochabamba tienen cuentas activas en Facebook. Ninguno muestra una tendencia, inclinación o favoritismo político.
Para la socióloga y analista María Tereza Zegada, la característica de estos grupos es la movilización callejera con expresiones creativas. “La estrategia de lucha de estos grupos son las marchas, bloqueos y otros, como los estribillos y las canciones. Pero hay confrontación con los masistas”, afirmó Zegada.
La Resistencia de la Zona Sur (RZS) es una de las más nuevas. Su base de operaciones y principal punto de bloqueo es el puente de la avenida 6 de Agosto.
“Estábamos haciendo un bloqueo pacífico, cuando los transportistas han venido a agredirnos tratando de desbloquear. Así nos hemos unido y ha nacido la RZS”, dijo su líder, Carlos Alberto Cisneros.
Estos grupos fabrican armas caseras: turriles y tapas de tachos como escudos y palos a los que incrustan clavos. Cubren sus rostros para que no ser identificados y emplean artefactos explosivos para hacer frente a los masistas, igualmente armados.
Pero estos últimos días, las confrontaciones no sólo se dan entre activistas y masistas, sino también contra vecinos, transportistas y sindicatos, quienes cansados de los bloqueos, exigen la libre circulación.
“No estamos de lado de ningún partido político, sólo queremos trabajar, ya no se puede aguantar tantos días de paro”, lamentó Héctor López, transportista y vecino de la zona sur.
Los jóvenes mantienen el paro con carteles y cantos.
“No es necesario una cabeza o líder cívico”
Para la socióloga María Teresa Zegada, Cochabamba no necesita la figura de un líder cívico porque hay una diversidad de líderes juveniles diferentes al tradicional.
“No se puede demandar un liderazgo único. Hay que destacar que en el país hay una diversidad. Ya no hay la expectativa de antes cuando se esperaba una cabeza que conduzca. Eso es del pasado”, aseguró Zegada.
Los actores políticos destacados en estas movilizaciones y paros a nivel nacional, a criterio de Zegada, son los jóvenes que no se disputan entre ellos la dirección.
Entre los grupos de resistencia destaca la activa participación de menores de edad. Para Zegada, la incorporación de estos actores (de 16 y 17 años, sobre todo), pese a que no emitieron su voto en las elecciones pasadas, es positiva y una ganancia de este proceso porque era un sector “adormecido”.
“De repente se despierta en ellos un interés común. El problema es que estos chicos no tienen prudencia y corren mucho riesgo. Pueden cometer actos espontáneos que afecten su integridad”, dijo.
Julio Barahona, activista de la Coordinadora Departamental de Plataformas (Copepla), que agrupaba a 24 movimientos en defensa del 21F, considera que esta diversidad de grupos y activistas “enriquece” la defensa de la democracia.
Como Codepla, aclaró que jamás tuvieron un acercamiento con el Comité Cívico de Cochabamba, y esta carencia de un representante cívico activo en las movilizaciones ha generado un vacío que ha sido reemplazado por las plataformas y grupos de resistencia.
“Todas las organizaciones y grupos deberíamos coordinar y juntarnos para hacer un solo frente. Para que exista un ente representativo al que podamos seguir”, afirmó Barahona.