Colombia elige alcaldes en unos comicios amenazados por la violencia

Mientras en la capital la disputa ha sido pacífica y reñida, las primeras elecciones locales sin las FARC en armas abrieron paso en las regiones a la consolidación de otros actores armados que buscan incidir en los resultados. Por lo menos el 24% de los municipios del país presenta altos riesgos de violencia política. En la campaña han asesinado a siete candidatos, secuestrado a uno y amenazado a más de 100

Jorge Cantillo
desde Bogotá, Colombia
Este domingo 27 de octubre los colombianos acudirán a las urnas a elegir a sus nuevas autoridades locales en unas elecciones que han estado marcadas por la violencia, las amenazas y la incidencia de los actores armados, que, sin las FARC, han cambiado su rol en las elecciones pasando del sabotaje al proceso democrático a la participación en él con apoyos a candidatos que representen sus intereses.


La importancia de estas elecciones radica en que se mantenga o cambie las dinámicas del poder local, que en muchos territorios se interpretan en clave de violencia. Algo que quedó explícito en los tres meses de campaña, en los que siete candidatos fueron asesinados, producto de la acción directa de grupos armados ilegales o como consecuencia de la disputa entre candidatos por el poder político.

En Colombia, el territorio se divide en departamentos y municipios. Los primeros tienen como máxima autoridad a los gobernadores y a un cuerpo colegiado denominado Asamblea -integrada por diputados-. Los municipios por su parte, son regidos por los alcaldes y por los concejos.

Todos esos cargos están en disputa este domingo, y para entender la relevancia de esas votaciones hay que mirarlas de dos maneras: desde lo político y desde la seguridad.

Bogotá, la joya de la corona

La alcaldía de la capital del país es sin duda el cargo más importante que está en juego en estas elecciones. No solo por ser el segundo cargo en importancia de la Rama Ejecutiva, después del Presidente de la República, sino porque sus elecciones suelen desarrollarse entre un residuo de la campaña presidencial pasada y una antesala de la venidera.

Esta vez no es la excepción, basta con decir que Claudia López, una de las candidatas punteras al primer cargo de la capital, viene de ser la fórmula a la vicepresidencia de Sergio Fajardo, político de centro que quedó de tercero en las presidenciales del año pasado.

López, también de centro, pero abiertamente opositora del gobierno del presidente Iván Duque, aspira avalada por el partido Alianza Verde, cuya principal fuerza electoral está radicada en la capital. La de López es una candidatura que empezó punteando en las encuestas con una amplia ventaja, pero que se fue diluyendo a medida que avanzó, su victoria, de llegar a darse, representaría la primera vez que una mujer ostenta la Alcaldía de Bogotá, lo que sería además el mayor logro de un político abiertamente homosexual en Colombia.

Su principal contendor es Carlos Fernando Galán, hijo mayor del fallecido caudillo liberal Luis Carlos Galán Sarmiento, quien murió asesinado a órdenes de Pablo Escobar y otros capos del Cartel de Medellín. Galán hoy es el puntero en la mayoría de encuestas, que dan un empate técnico con la candidata López. Pese a que militó toda su vida en el partido Cambio Radical -de derecha- aspiró a la alcaldía por el movimiento independiente Bogotá Para La Gente, con el cual se ha desmarcado tanto de su exjefe político, el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, como del actual alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, a quien respaldó en las pasadas elecciones.

En la contienda también está Hollman Morris, candidato de Colombia Humana, movimiento político de izquierda que lidera el excandidato presidencial y actual senador Gustavo Petro, quien en las elecciones perdió en segunda vuelta con Iván Duque la presidencia. Una victoria de Morris, que algunas encuestas muestras en empate con López y otras rezagado en el tercer lugar, significaría la piedra angular de una nueva aventura presidencial de su mentor Gustavo Petro, quien también ha sido alcalde de Bogotá.

El cuarto candidato es Miguel Uribe Turbay – de derecha dura-, la carta del Centro Democrático, el Partido Conservador y una parte del Partido Liberal. Él representa el oficialismo en estas elecciones ya que viene de ser secretario de despacho del actual alcalde Enrique Peñalosa y es el candidato de Álvaro Uribe en Bogotá por lo que una derrota suya significaría un golpe político importante para el gobierno. Turbay también ha crecido en el último mes y apuesta por dar la sorpresa el domingo.

Esta carrera por la alcaldía de Bogotá está presta para sorpresas, ya que las diferentes encuestas apuntan a una definición por pocos votos. Las propuestas, los debates y la contienda política ha primado en la capital, pero en el país rural la situación ha sido distinta y ha tenido como protagonista a la violencia.

Violencia en las elecciones

Los tres meses de campaña oficial por las alcaldías, gobernaciones y demás cargos públicos en juego este domingo, han marcado las elecciones más sangrientas que haya vivido el país en la última década y paradójicamente una de las menos violentas.

En estas elecciones asesinaron a siete candidatos, tres de ellos aspiraban a las alcaldías de sus municipios, lo que representa un incremento con respecto a las elecciones de 2015, en las que murieron cinco candidatos.

Este aumento, que presagiaba un nuevo pico de violencia a mediados de septiembre cuando se produjo la muerte de Bernardo Betancourt -candidato del Partido Conservador a la Alcaldía de Tibú (Norte de Santander)- tuvo como consecuencia la reacción oportuna del Gobierno y la Fuerza Pública para controlar la situación de violencia política y desde entonces no se ha presentado otra muerte de un candidato.

Los otros seis asesinados fueron: Karina García Sierra, candidata del Partido Liberal la alcaldía de de Suárez (Cauca); Orley García, candidato del Centro Democrático a la Alcaldía de Toledo (Antioquia); Silvio Álvarez, candidato del Centro Democrático al Concejo de Versalles (Valle del Cauca); Nelson Gaviria, candidato de Cambio Radical al concejo de Betania (Antioquia); Efraín Pardo, candidato del patido MAIS al Concejo de Concejo de Mallama (Nariño); y Dúmer Barci, candidato de Cambio Radical al Concejo de San Marcos (Sucre).

De acuerdo con la Misión de Observación Electora (MOE) -organismo que le hace veeduría a las elecciones en Colombia- hay 285 municipios (25,4% del país) en en riesgo de violencia, 45 de ellos (4%) en riesgo de violencia extrema, y a la fecha se han presentado 108 hechos victimizantes, entre amenazas, secuestros, asesinatos y atentados.

Estos datos, según Alejandra Barrios, directora de la MOE, indican que, si bien estas elecciones han marcado un aumento de la violencia frente a las últimas presidenciales y legislativas de 2018, las más pacíficas de la historia reciente del país, son menos violentas que la regionales de 2015, cuando aún no se había firmado la paz con las FARC.

Esto se explica, según la veedora, por el desarme de las FARC y su transición a partido político, lo que cambió las dinámicas de la violencia en los territorios.

“Antes de eso, los candidatos no podían presentarse en territorios donde había presencia de grupos armados. Tuvimos candidatos secuestrados por varios años. Había hechos de violencia muy fuertes”, afirma Barrios en entrevista con Radio Francia Internacional.

Las zonas más complejas en cuanto a seguridad son los departamentos de Arauca, Nariño y Cauca. Los últimos dos pertenecen a la región Pacífico, la más afectada por el conflicto en su historia. También están en medio de las rutas del narcotráfico y de la minería ilegal para la salida de productos a Centroamérica y Estados Unidos, por lo que revisten de importancia estratégica.

Desmovilizadas las FARC, el ELN pasa a ser el principal actor armado con incidencia en las elecciones. En esta campaña han estado detrás del secuestro del candidato Tulio Mosquera, del Partido Liberal, quien aspira a la Alcaldía del Alto Baidó en Chocó y todavía se encuentra en poder de esta guerrilla.

Sin embargo, reitera García: “Hoy no tenemos ese mapa en rojo que teníamos cuando la presencia de las FARC ocupaba vastísimos territorios en donde había declaratoria de paro armado el día de las elecciones, es decir que la persona que saliera a votar era considerada objetivo militar, generándose con ello importantes cifras de abstención. Hoy las regiones de mayor riesgo electoral son aquellas en las que hay presencia de la guerrilla del ELN”.

En este sentido opinó para Infobae el experto en conflicto y docente de la Universidad del Norte, Luis Fernando Trejos, quien afirmó que este domingo “no va a haber saboteo de elecciones, sino que los actores armados van a incidir sobre las elecciones, sea favoreciendo a un candidato en detrimento de otro o manteniendo estatus quo local”.

Reiteró que las principales zonas de riesgo son la región de Catatumbo, donde el ELN es el principal actor armado; el bajo Cauca, el Urabá antioqueño y el sur de Córdoba, donde los Caparrapos y el Clan del Golfo libran una disputa por el control político y territorial; y la región Pacífico que tiene presencia de todos los actores armados.

A estas le agrega en municipio de Dibuya en La Guajira, ubicado cerca de la frontera con Venezuela, en el que se acaba de librar una guerra entre el Clan del Golfo y Los Pachenca que dio como vencedor a los primeros, por lo que se espera que busquen incidir en las elecciones para mantener el poder en la zona.

“A diferencia de otras elecciones en las que estaban las FARC, en las que se impedía su normal desarrollo quemando urnas, matando candidatos o se amenazando a los votantes, ahora los actores armados ya no atacan las elecciones, sino que las utilizan para poner candidatos en cargos públicos que terminen representando sus intereses en los territorios”, reitera Trejos.

Para el experto esto implica “un cambio muy importante en la dinámica electoral del país” que se verá reflejado en su total magnitud cuando se den los resultados finales tras el domingo de elecciones.

Entradas populares