BM estima para Bolivia un crecimiento del 3.9% del PIB
De acuerdo a las proyecciones del BM, Bolivia presentará el nivel más alto de crecimiento, seguido de Colombia con 3.3%; Chile 2.5%, Brasil 0.9%, mientras que Argentina presenta un decrecimiento del -3.1%, al igual que Ecuador -0,1% de su PIB.
ANF
El Banco Mundial (BM) en su reciente informe semestral de la región América Latina y El Caribe: ¿La integración comercial como un camino al desarrollo?, estima un crecimiento para Bolivia de 3,9% del Producto Interno Bruto (PIB), así como un lento crecimiento para la región.
De acuerdo al organismo multinacional, la región de América Latina y el Caribe ha vuelto a la senda del crecimiento lento que caracterizó los años anteriores al auge de los productos primarios.
El desempeño “decepcionante” según el BM, se debe, en parte, a las tres economías más grandes de la región: Argentina, que está sumida en otra crisis económica, Brasil que acaba de salir de una recesión y México, que padece una desaceleración económica.
De acuerdo a las proyecciones del BM, Bolivia presentará el nivel más alto de crecimiento, seguido de Colombia con 3.3%; Chile 2.5%, Brasil 0.9%, mientras que Argentina presenta un decrecimiento del -3.1%, al igual que Ecuador -0,1% de su PIB.
El informe señala que hay diferencias internas, dado que los países del Caribe y de las subregiones del Pacífico obtienen mejores resultados que los del Atlántico.
“Pero en conjunto, la región no solo está creciendo más lentamente que otros mercados emergentes, sino también que economías avanzadas mucho más ricas. Esta divergencia de trayectorias debería ser motivo de preocupación”, señala el organismo.
Múltiples razones pueden evocarse para explicar el crecimiento anémico de la región., según el BM, que van desde el papel que pueden haber jugado un historial de estrategias orientadas hacia el mercado interno.
“Si se mide la relación entre el comercio de bienes y servicios y el PIB, América Latina y el Caribe es, de hecho, la menos abierta de todas las regiones en desarrollo”, sostiene el documento hecho público este jueves.
Esta situación no solo es un problema de geografía, vinculado a la distancia física con los principales mercados, según el BM, sino que las barreras al comercio son más altas que en cualquier otro lugar, excepto en África subsahariana.
“Una vez más, existen importantes disparidades internas: los países de la subregión del Pacífico son menos proteccionistas que los del Atlántico. (…). Esta orientación doméstica de América Latina y el Caribe puede resultar sorprendente, dada la gran cantidad de acuerdos comerciales preferenciales firmados por los países de la región”, apunta el informe.
En un examen más minucioso, el organismo señala que la mayoría de los acuerdos son intrarregionales e involucran a socios comerciales con mercados pequeños y bajos niveles de complejidad económica.
“Mientras en todo el mundo, los acuerdos preferenciales de comercio se están volviendo cada vez más profundos, tocando temas como las políticas de competencia, la reforma de las empresas estatales o la participación externa en licitaciones públicas. Pero los acuerdos firmados por los países de la región (América Latina) tienden a ser superficiales”, observa el BM.
Los datos sugieren que los avances en la integración regional, al tiempo que aumentan el comercio entre los países miembros, no han dado lugar a un aumento significativo del grado de complejidad de las economías y de sus tasas de crecimiento económico, según el análisis.
“Sin embargo, hay excepciones importantes a este patrón. En 1994, México se unió al TLCAN, convirtiéndose en el primer país de la región en adoptar la integración Sur-Norte. Desde entonces, muchos países de las subregiones del Caribe y el Pacífico han ido en la misma dirección. No es sorprendente que estos países sean más abiertos que sus vecinos en el Atlántico y que crezcan más rápido”, menciona el informe.
El Banco Mundial destaca en esta línea que en los últimos 12 meses se han firmado dos importantes acuerdos Sur-Norte: T-MEC y UE-Mercosur; ambos acuerdos son de naturaleza profunda, ya que implican compromisos con fuerza de ley sobre la competencia interna, la reforma del sector estatal y las normas medioambientales y sociales.
En un balance general, ninguno de los signatarios latinoamericanos estaría expuesto a una gran transformación estructural: el tamaño de los sectores agrícola y manufacturero permanecería prácticamente sin cambios. Pero habrá reasignaciones importantes de recursos dentro de dichos sectores hacia las actividades más competitivas, desde las más protegidas.
“En general, el grado de complejidad económica de los signatarios latinoamericanos aumentaría y es esto, más que la transformación estructural, lo que conduciría a una aceleración del crecimiento económico. Los impactos sociales también serán relativamente moderados”, menciona el informe.
La renta de la tierra aumentará en los países del Mercosur, lo cual no es sorprendente dado que actividades como la producción de soja y la ganadería se encuentran entre los principales beneficiarios del acuerdo respectivo.
Pero la remuneración de la mano de obra debería aumentar en todos los casos, con los trabajadores calificados siendo más beneficiados en México y los no calificados en los países del Mercosur.
Dada la transformación estructural relativamente modesta que desencadenarán los acuerdos, y sus períodos de implementación relativamente largos, no debería haber grandes pérdidas anuales de empleo en los distintos sectores. Sin embargo, también se prevén posibles efectos adversos. Si bien los impactos agregados y sectoriales sobre el empleo deberían ser pequeños, las consecuencias podrían ser importantes en subregiones específicas.
ANF
El Banco Mundial (BM) en su reciente informe semestral de la región América Latina y El Caribe: ¿La integración comercial como un camino al desarrollo?, estima un crecimiento para Bolivia de 3,9% del Producto Interno Bruto (PIB), así como un lento crecimiento para la región.
De acuerdo al organismo multinacional, la región de América Latina y el Caribe ha vuelto a la senda del crecimiento lento que caracterizó los años anteriores al auge de los productos primarios.
El desempeño “decepcionante” según el BM, se debe, en parte, a las tres economías más grandes de la región: Argentina, que está sumida en otra crisis económica, Brasil que acaba de salir de una recesión y México, que padece una desaceleración económica.
De acuerdo a las proyecciones del BM, Bolivia presentará el nivel más alto de crecimiento, seguido de Colombia con 3.3%; Chile 2.5%, Brasil 0.9%, mientras que Argentina presenta un decrecimiento del -3.1%, al igual que Ecuador -0,1% de su PIB.
El informe señala que hay diferencias internas, dado que los países del Caribe y de las subregiones del Pacífico obtienen mejores resultados que los del Atlántico.
“Pero en conjunto, la región no solo está creciendo más lentamente que otros mercados emergentes, sino también que economías avanzadas mucho más ricas. Esta divergencia de trayectorias debería ser motivo de preocupación”, señala el organismo.
Múltiples razones pueden evocarse para explicar el crecimiento anémico de la región., según el BM, que van desde el papel que pueden haber jugado un historial de estrategias orientadas hacia el mercado interno.
“Si se mide la relación entre el comercio de bienes y servicios y el PIB, América Latina y el Caribe es, de hecho, la menos abierta de todas las regiones en desarrollo”, sostiene el documento hecho público este jueves.
Esta situación no solo es un problema de geografía, vinculado a la distancia física con los principales mercados, según el BM, sino que las barreras al comercio son más altas que en cualquier otro lugar, excepto en África subsahariana.
“Una vez más, existen importantes disparidades internas: los países de la subregión del Pacífico son menos proteccionistas que los del Atlántico. (…). Esta orientación doméstica de América Latina y el Caribe puede resultar sorprendente, dada la gran cantidad de acuerdos comerciales preferenciales firmados por los países de la región”, apunta el informe.
En un examen más minucioso, el organismo señala que la mayoría de los acuerdos son intrarregionales e involucran a socios comerciales con mercados pequeños y bajos niveles de complejidad económica.
“Mientras en todo el mundo, los acuerdos preferenciales de comercio se están volviendo cada vez más profundos, tocando temas como las políticas de competencia, la reforma de las empresas estatales o la participación externa en licitaciones públicas. Pero los acuerdos firmados por los países de la región (América Latina) tienden a ser superficiales”, observa el BM.
Los datos sugieren que los avances en la integración regional, al tiempo que aumentan el comercio entre los países miembros, no han dado lugar a un aumento significativo del grado de complejidad de las economías y de sus tasas de crecimiento económico, según el análisis.
“Sin embargo, hay excepciones importantes a este patrón. En 1994, México se unió al TLCAN, convirtiéndose en el primer país de la región en adoptar la integración Sur-Norte. Desde entonces, muchos países de las subregiones del Caribe y el Pacífico han ido en la misma dirección. No es sorprendente que estos países sean más abiertos que sus vecinos en el Atlántico y que crezcan más rápido”, menciona el informe.
El Banco Mundial destaca en esta línea que en los últimos 12 meses se han firmado dos importantes acuerdos Sur-Norte: T-MEC y UE-Mercosur; ambos acuerdos son de naturaleza profunda, ya que implican compromisos con fuerza de ley sobre la competencia interna, la reforma del sector estatal y las normas medioambientales y sociales.
En un balance general, ninguno de los signatarios latinoamericanos estaría expuesto a una gran transformación estructural: el tamaño de los sectores agrícola y manufacturero permanecería prácticamente sin cambios. Pero habrá reasignaciones importantes de recursos dentro de dichos sectores hacia las actividades más competitivas, desde las más protegidas.
“En general, el grado de complejidad económica de los signatarios latinoamericanos aumentaría y es esto, más que la transformación estructural, lo que conduciría a una aceleración del crecimiento económico. Los impactos sociales también serán relativamente moderados”, menciona el informe.
La renta de la tierra aumentará en los países del Mercosur, lo cual no es sorprendente dado que actividades como la producción de soja y la ganadería se encuentran entre los principales beneficiarios del acuerdo respectivo.
Pero la remuneración de la mano de obra debería aumentar en todos los casos, con los trabajadores calificados siendo más beneficiados en México y los no calificados en los países del Mercosur.
Dada la transformación estructural relativamente modesta que desencadenarán los acuerdos, y sus períodos de implementación relativamente largos, no debería haber grandes pérdidas anuales de empleo en los distintos sectores. Sin embargo, también se prevén posibles efectos adversos. Si bien los impactos agregados y sectoriales sobre el empleo deberían ser pequeños, las consecuencias podrían ser importantes en subregiones específicas.