Los agroquímicos están dañando la salud de los agricultores en el país
La Paz, Erbol
Recientes estudios del Instituto de Genética de la UMSA reportan “daño genético significativo” en agricultores expuestos a agrotóxicos en el país; por otro lado, registros del Hospital Jesús Obrero de El Alto indican un incremento de pacientes con cáncer “agresivo y avanzado”, de oficio agricultores, que llegan al centro sobre todo de la región de los Yungas, con un promedio de edad de 35 años. Esta información fue dada a conocer en la edición de Salud y Agrotóxicos del programa “Verdades Ocultas, La Hora de la Naturaleza”, difundido por ERBOL y producido por EcoTambo, la Fundación Jubileo, la Fundación Solón y el ISEAT.
Noemí Tirado, investigadora del tema de toxicología y plaguicidas del Instituto de Genética de la UMSA, participó en el programa junto al doctor Gonzalo Flores, médico especialista del Hospital Jesús Obrero, centro de referencia de enfermedades gastrointestinales y oncológicas de El Alto. La Presidenta del Consejo Social Municipal de Salud de Montero, Armida Núñez, vía contacto telefónico, compartió los resultados de estudios realizados en su municipio (zona de producción de soya, arroz, maíz y azúcar), referidos al impacto de los agrotóxicos y sus efectos no sólo en agricultores sino en la población.
Avalados por un comité de ética, los estudios de la UMSA se centraron en agricultores expuestos a agroquímicos en poblaciones de La Paz (Palca, Mecapaca Caranavi y Saphaqui) y del Chapare en Cochabamba (Villa Bolívar y 14 de septiembre), a quienes se aplicaron encuestas, se valoraron clínicamente in situ y se tomaron muestras para estudios de laboratorio, procesados en Suecia, explicó Noemí Tirado. El Instituto viene investigando el tema desde el año 2007.
Gonzalo Flores del Hospital Jesús Obrero señala que en su práctica médica diaria evidencia el incremento de pacientes con cáncer “muy avanzado de esófago, estómago, páncreas”. El médico indica que se trata de agricultores derivados de otros centros de salud o que provienen de la zona de los Yungas. “Sorprendentemente es gente joven, lo que no se veía antes… los tipos de cáncer que presentan son muy agresivos, esto está mostrando cambios en el grupo etario de pacientes con cáncer”, agrega.
Estudios realizados en el país por la Universidad de Berna (Suiza) señalan que hasta el año 2018, el 72% de los agrotóxicos usados en Bolivia, son considerados “peligrosos y altamente peligrosos” y los plaguicidas que ingresan por contrabando “están prohibidos en gran parte de los países”. Fabrizio Uscamayta de EcoTambo, conductor del programa, explica que el año 2018, el registro del SENASAG reportaba el uso de 2.190 agrotóxicos en el país, en mayo de este año este registro llega a 2.500. La importación de agrotóxicos el 2004 era de 10 millones de kilogramos, hoy es de 40 millones de kilogramos, sin contar el 30% que ingresa por vía de contrabando.
Con estos datos podríamos decir–indica Uscamayta- que por cada habitante en Bolivia se estaría usando 4,5 kilogramos de agrotóxicos al año, si sumamos lo que ingresa por contrabando, el uso per cápita ascendería a 6 kilogramos de agrotoxicos por año. Esto significa una alta exposición de la población y no solo de agricultores a estos agroquímicos altamente tóxicos. Este es un “gran negocio para alguien”, dice Uscamayta comentando datos de la Fundación Jubileo que señalan que entre el 2006 y el 2017, el país ha importado 2.000 millones de dólares en agrotóxicos.
Armida Núñez, describiendo la zona del municipio de Montero, indica que la siembra es intensiva, se practica el monocultivo con semillas transgénicas y el control de plagas con agroquímicos, sobre todo con glifosato, calificado por la OMS como posiblemente cancerígeno. Una primera fase de estudios muestra “aumento acelerado de enfermedades crónicas no transmisibles, aumento de artritis, artrosis, cáncer”, explica la autoridad.
Entre el 70% y 90% de la soya transgénica, tolerante al glifosato, que se produce en el país se destina a la exportación, el resto va al alimento balanceado de ganado, pollos y aceites, por lo tanto, llega a población. “Estamos acorralados por un modelo de agricultura industrial que está causando daños a los agricultores y a los consumidores”, explica Uscamayta. “El modelo agroindustrial externaliza costos a la población, que está pagando con daños en su salud y en el medio ambiente”, explica. Estos impactos están vinculados a las políticas públicas nacionales que abren las puertas del país a los agrotóxicos. Estamos frente al desafío de cambiar el modelo de agricultura, la forma cómo estamos produciendo y cómo estamos consumiendo, este modelo de agricultura y consumo nos está matando a nosotros y a la Madre Tierra, agregó.
Recientes estudios del Instituto de Genética de la UMSA reportan “daño genético significativo” en agricultores expuestos a agrotóxicos en el país; por otro lado, registros del Hospital Jesús Obrero de El Alto indican un incremento de pacientes con cáncer “agresivo y avanzado”, de oficio agricultores, que llegan al centro sobre todo de la región de los Yungas, con un promedio de edad de 35 años. Esta información fue dada a conocer en la edición de Salud y Agrotóxicos del programa “Verdades Ocultas, La Hora de la Naturaleza”, difundido por ERBOL y producido por EcoTambo, la Fundación Jubileo, la Fundación Solón y el ISEAT.
Noemí Tirado, investigadora del tema de toxicología y plaguicidas del Instituto de Genética de la UMSA, participó en el programa junto al doctor Gonzalo Flores, médico especialista del Hospital Jesús Obrero, centro de referencia de enfermedades gastrointestinales y oncológicas de El Alto. La Presidenta del Consejo Social Municipal de Salud de Montero, Armida Núñez, vía contacto telefónico, compartió los resultados de estudios realizados en su municipio (zona de producción de soya, arroz, maíz y azúcar), referidos al impacto de los agrotóxicos y sus efectos no sólo en agricultores sino en la población.
Avalados por un comité de ética, los estudios de la UMSA se centraron en agricultores expuestos a agroquímicos en poblaciones de La Paz (Palca, Mecapaca Caranavi y Saphaqui) y del Chapare en Cochabamba (Villa Bolívar y 14 de septiembre), a quienes se aplicaron encuestas, se valoraron clínicamente in situ y se tomaron muestras para estudios de laboratorio, procesados en Suecia, explicó Noemí Tirado. El Instituto viene investigando el tema desde el año 2007.
Gonzalo Flores del Hospital Jesús Obrero señala que en su práctica médica diaria evidencia el incremento de pacientes con cáncer “muy avanzado de esófago, estómago, páncreas”. El médico indica que se trata de agricultores derivados de otros centros de salud o que provienen de la zona de los Yungas. “Sorprendentemente es gente joven, lo que no se veía antes… los tipos de cáncer que presentan son muy agresivos, esto está mostrando cambios en el grupo etario de pacientes con cáncer”, agrega.
Estudios realizados en el país por la Universidad de Berna (Suiza) señalan que hasta el año 2018, el 72% de los agrotóxicos usados en Bolivia, son considerados “peligrosos y altamente peligrosos” y los plaguicidas que ingresan por contrabando “están prohibidos en gran parte de los países”. Fabrizio Uscamayta de EcoTambo, conductor del programa, explica que el año 2018, el registro del SENASAG reportaba el uso de 2.190 agrotóxicos en el país, en mayo de este año este registro llega a 2.500. La importación de agrotóxicos el 2004 era de 10 millones de kilogramos, hoy es de 40 millones de kilogramos, sin contar el 30% que ingresa por vía de contrabando.
Con estos datos podríamos decir–indica Uscamayta- que por cada habitante en Bolivia se estaría usando 4,5 kilogramos de agrotóxicos al año, si sumamos lo que ingresa por contrabando, el uso per cápita ascendería a 6 kilogramos de agrotoxicos por año. Esto significa una alta exposición de la población y no solo de agricultores a estos agroquímicos altamente tóxicos. Este es un “gran negocio para alguien”, dice Uscamayta comentando datos de la Fundación Jubileo que señalan que entre el 2006 y el 2017, el país ha importado 2.000 millones de dólares en agrotóxicos.
Armida Núñez, describiendo la zona del municipio de Montero, indica que la siembra es intensiva, se practica el monocultivo con semillas transgénicas y el control de plagas con agroquímicos, sobre todo con glifosato, calificado por la OMS como posiblemente cancerígeno. Una primera fase de estudios muestra “aumento acelerado de enfermedades crónicas no transmisibles, aumento de artritis, artrosis, cáncer”, explica la autoridad.
Entre el 70% y 90% de la soya transgénica, tolerante al glifosato, que se produce en el país se destina a la exportación, el resto va al alimento balanceado de ganado, pollos y aceites, por lo tanto, llega a población. “Estamos acorralados por un modelo de agricultura industrial que está causando daños a los agricultores y a los consumidores”, explica Uscamayta. “El modelo agroindustrial externaliza costos a la población, que está pagando con daños en su salud y en el medio ambiente”, explica. Estos impactos están vinculados a las políticas públicas nacionales que abren las puertas del país a los agrotóxicos. Estamos frente al desafío de cambiar el modelo de agricultura, la forma cómo estamos produciendo y cómo estamos consumiendo, este modelo de agricultura y consumo nos está matando a nosotros y a la Madre Tierra, agregó.