Por qué es tan difícil la relación entre Rusia y Ucrania, y hasta dónde puede llegar este nuevo pico de tensión
El vínculo, marcado por siglos de tensión y sometimiento, está en una fase crítica desde 2014, cuando Moscú anexionó por la fuerza la península de Crimea y propició un alzamiento en la región del Donbass. El ataque del pasado domingo a tres barcos ucranianos desató una crisis en la que ya se habla de "amenazas de guerra"
Darío Mizrahi
dmizrahi@infobae.com
La pequeña flota de la Marina ucraniana atravesaba el estrecho de Kerch, que separa el Mar Negro del Mar de Azov, cuando fue interceptada por la Guardia Costera de Rusia, que disparó y embistió a uno de los barcos. Entre tres y seis de los 24 tripulantes resultaron heridos. Todos permanecen detenidos.
Moscú sostiene que entraron ilegalmente en sus aguas territoriales y calificó de provocación al suceso. Kiev afirma que era un recorrido de rutina, en una zona que debe ser patrullada por ambos países según un acuerdo bilateral.
Gran parte del problema se debe a que el estrecho de Kerch rodea la costa de Crimea. Hasta marzo de 2014, esta península era una República autónoma dentro de Ucrania, pero fue anexionada a la fuerza por Rusia en el marco de un enfrentamiento armado que sacudió al este ucraniano por el levantamiento de separatistas prorrusos. El conflicto dejó más de 10.000 muertos y, si bien hay una tregua desde 2015, continúa abierto.
"La situación es muy complicada porque las causas subyacentes del conflicto permanecen irresueltas. Para el derecho internacional, Crimea forma parte de Ucrania y no hubo una adhesión válida a Rusia, porque la supuesta secesión de Crimea se apoyó en un uso ilegal de la fuerza. Pero en los hechos está bajo control ruso y eso no va a cambiar en el futuro cercano. Moscú trata a la península como parte de su territorio y reclama el derecho a impedir que barcos ucranianos ingresen a lo que considera su mar territorial", explicó Christian Marxsen, investigador especializado en conflictos armados internacionales del Instituto Max Planck, en diálogo con Infobae.
Para enturbiar aún más las cosas, el Kremlin difundió un video de los marinos que parece un homenaje a las viejas confesiones que hacían los prisioneros en la era soviética, admitiendo ser responsables de los complots más disparatados. Visiblemente nerviosos y leyendo un texto que les mostraban detrás de cámara, los ucranianos reconocieron sus supuestas culpas.
"Yo llevé adelante el cruce a través del estrecho de Kerch. Después de pasar la frontera territorial de Rusia, observé los barcos de la guardia costera y deliberadamente ignoré los pedidos enviados por radio (…) Soy consciente de que las acciones de la Armada ucraniana tuvieron un carácter provocativo", dijo Vladimir Lesovoi, comandante de la División Sur de las Fuerzas Navales, en el mensaje publicado por la televisión estatal rusa.
El presidente Petro Poroshenko desechó las declaraciones y afirmó que fueron realizadas bajo presión. Además, dijo que hay una "amenaza de guerra a gran escala", impuso la ley marcial por 30 días y prohibió el ingreso de ciudadanos rusos de entre 16 y 60 años.
La crisis trascendió las fronteras este jueves. Desde el Air Force One, poco después de partir hacia Buenos Aires para la cumbre del G20, Donald Trump anunció la suspensión del encuentro bilateral que tenía pautado con Vladimir Putin.
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La historia de una relación siempre difícil
El grueso de la superficie que hoy se corresponde con Ucrania formaba parte del Rus de Kiev, la federación de pueblos eslavos que hegemonizó el este de Europa entre los siglos IX y XIII. Tras su disolución, el territorio permaneció un tiempo dividido en diferentes entidades, hasta que quedó bajo la égida de Rusia.
En el siglo XIX, gran parte de Ucrania pertenecía al imperio zarista, y así permaneció hasta la Primera Guerra Mundial. Tras la Revolución de octubre, se convirtió en una de las repúblicas socialistas que conformaron la Unión Soviética.
Dentro de la URSS, Crimea empezó siendo una república autónoma, controlada por los tártaros. Pero Stalin los acusó de complicidad con la Alemania Nazi, que ocupó la península en la Segunda Guerra. Por eso, tras el fin del conflicto, la degradó a provincia y la ubicó administrativamente dentro de Rusia. En 1953, por un acuerdo entre Moscú y Kiev, pasó a depender de Ucrania.
El 24 de agosto de 1991, meses antes de la disolución de la Unión Soviética, Ucrania declaró su independencia. A fin de año celebró la primeras elecciones presidenciales. Leonid Kravchuk, uno de los líderes del régimen anterior, resultó vencedor.
Los años siguientes fueron traumáticos. Una crisis económica interminable se combinó con una profunda inestabilidad política, con denuncias de fraude electoral y libertades restringidas. Ese fue el trasfondo de la Revolución Naranja, que comenzó a fines de 2004 tras las controvertidas elecciones en las que Víktor Yanukóvich —aliado de Putin— se impuso a Víktor Yúshchenko.
El resultado fue impugnado por observadores internacionales y, tras una sucesión de protestas, se realizaron nuevos comicios, en los que se impuso Yúshchenko. Yulia Timoshenko, una de las líderes de la revuelta, asumió en 2005 como primera ministra con un discurso marcadamente europeísta.
Pero el nuevo gobierno nunca pudo estabilizarse, al punto que Yanukóvich volvió al poder en 2010. Timoshenko fue arrestada poco después, en lo que sería el preludio de la gran crisis de 2014, cuando terminó de estallar la división del país entre el oeste, donde la mayoría quiere incorporarse a la Unión Europea, y el este, más cercano cultural y políticamente a Rusia.
El conflicto comenzó en 2012 con la firma de un acuerdo de asociación entre Kiev y la UE. Por las presiones de Rusia y de sus aliados en Ucrania, Yanukóvich dio marcha atrás con el acercamiento a Bruselas en noviembre de 2013. Entonces empezó un ciclo de protestas que sería bautizado Euromaidán. La represión y los enfrentamientos callejeros hicieron que las movilizaciones se transformaran en una rebelión.
Desde la Revolución Naranja y la del Euromaidán, Ucrania está intentando acercarse a Occidente. Lo ve como una manera de protegerse de los esfuerzos de Rusia para imponer una esfera de influencia coercitiva
"Desde la Revolución Naranja y la del Euromaidán, Ucrania está intentando acercarse a Occidente. Lo ve como una manera de protegerse de los esfuerzos de Rusia para imponer una esfera de influencia coercitiva sobre sus vecinos postsoviéticos. El apoyo de los ucranianos a un futuro europeo se incrementó tras la toma de Crimea y la irrupción de la guerra en el este. Moscú piensa que puede detener y revertir este giro usando la fuerza para dañar a la economía ucraniana y limitar sus alternativas", dijo a Infobae el embajador retirado de Estados Unidos William Courtney, investigador de la Corporación RAND.
Yanukóvich huyó del país en febrero de 2014 —se refugió en Rusia— y fue luego destituido. Temeroso de perder su influencia y de que se desatara un efecto contagio en su propio territorio, Putin lanzó una contraofensiva. Con el argumento de proteger a la población de origen ruso, desplegó sus tropas en la península. Al mes siguiente se realizó un referéndum por el cual Crimea anunció su separación de Kiev y su incorporación a Rusia.
Al mismo tiempo, grupos armados —con múltiples lazos con las Fuerzas Armadas rusas— se alzaron contra el gobierno central en la región del Donbass. Así se desató una cruenta guerra civil, que en julio de 2014 tuvo su capítulo más nefasto: el derribo del vuelo 17 de Malaysia Airlines. Hasta hoy el Ejército ucraniano y los rebeldes prorrusos se culpan mutuamente por el lanzamiento del misil tierra-aire que mató a los 298 ocupantes.
Creo que es un ardid de Poroshenko para imponer la ley marcial, que le permite restringir las actividades políticas en el este y en el sur del país
"Desde la perspectiva rusa, en 2013-2014 se produjo un golpe de Estado en Ucrania, liderado por fuerzas políticas hostiles hacia Rusia, que buscaban una ruptura entre Kiev y Moscú", contó a Infobae Dmitry V. Kuznetsov, profesor de historia en la Universidad Estatal Pedagógica de Blagoveshchensk. "La proclamación de dos repúblicas populares en Donetsk y Lugansk (en el Donbass), y las operaciones antiterroristas de las fuerzas ucranianas, llevaron al estallido de un conflicto armado. Lo que hizo Rusia fue tomar partido por los residentes del Donbass, donde la mayoría se consideran rusos".
Tras un año de intensos enfrentamientos, y cerca de 10.000 muertos, se firmó en 2015 una tregua que, con altibajos, se mantiene hasta la actualidad. De todos modos, si bien se redujo la violencia, la tensión continúa.
Una crisis de causas y alcances inciertos
Hay muchas dudas acerca de las verdaderas motivaciones de cada una de las partes involucradas en esta trama. ¿Por qué Moscú podría estar interesado en atacar tres barcos ucranianos que no representaban ninguna amenaza? Hay varias explicaciones posibles.
"El Kremlin puede estar buscando una ventaja en la negociación para persuadir a Ucrania de poner fin a su boicot contra Crimea —dijo Courtney—. Incluso puede estar tratando de dañar su economía para forzarla a hacer concesiones en la lucha en el este del país. También es posible que esté detrás de obtener el control militar exclusivo sobre el Mar de Azov, de manera similar al despliegue que hizo en años recientes sobre las regiones del Ártico y de los mares Negro y Caspio".
Una de las razones por las que Crimea es tan importante para Rusia es que le permite controlar buena parte de las rutas marítimas del Mar Negro y del Mar de Azov. No se puede desconocer la trascendencia económica y militar de ese espacio, así que Putin tiene motivos de sobra para pretender que Ucrania y sus nuevos aliados occidentales —principalmente la OTAN— estén lo más lejos posible de allí.
"Putin quiere poner a prueba a Ucrania. Posiblemente, pretendía ver qué pasaba antes de ejecutar la verdadera acción. En cualquier caso, la reacción de Occidente fue moderada y es una señal de que no tendría que esperar ninguna amenaza seria. La comunidad occidental está dividida y no sabe realmente cómo responder ni cómo apoyar a Ucrania. El resultado debería alegrar al presidente ruso", sostuvo Maximilian Klotz, investigador de historia moderna y contemporánea en la Universidad de Regensburg, consultado por Infobae.
Pero hay explicaciones menos estratégicas y bastante más pedestres. Putin atraviesa un momento difícil en su frente interno por una impopular reforma del sistemas de pensiones. No sería extraño que pretenda insuflar el espíritu nacionalista en la opinión pública para recuperar apoyo. De hecho, la anexión de Crimea disparó su aprobación, que meses antes estaba en un mínimo histórico.
No muy diferentes son las especulaciones que se tejen en el bando ucraniano, que parece haber sobrerreaccionado con la declaración de la ley marcial ante acciones que no se apartan demasiado de lo que viene haciendo Rusia desde hace cuatro años. "Putin quiere de vuelta el viejo imperio ruso. Crimea, el Donbass, y todo el país. Como un zar, su imperio no puede funcionar sin Ucrania. Nos ve como una colonia", le dijo Poroshenko a Bild.
Por un lado, su gobierno está preocupado por los planes rusos de construir un gasoducto que le permitiría saltear a Ucrania para abastecer a Europa, lo cual generaría cuantiosas pérdidas económicas. Por eso necesita convencer a la UE de aumentar la presión y las sanciones, algo que por el momento no ha conseguido.
Por otro lado, también están sobre la mesa las necesidades fisiológicas de Poroshenko. En marzo de 2019 hay elecciones presidenciales y las encuestas muestran que sus chances de victoria son muy bajas. La oposición lo acusa de exagerar la crisis para convertir a su reelección en una cuestión de defensa nacional, y de apelar a las medidas de excepción para torcer el proceso electoral.
Desde la perspectiva rusa, en 2013-2014 se produjo un golpe de Estado en Ucrania, liderado por fuerzas políticas hostiles hacia Rusia, que buscaban una ruptura entre Kiev y Moscú
"Creo que es un ardid de Poroshenko para imponer la ley marcial, que le permite restringir las actividades políticas en el este y en el sur del país, donde tiene muy poco apoyo. Quizás incluso le permita retrasar o prohibir su participación en las presidenciales. En las regiones que están en estado de excepción vive cerca de la mitad de la población, pero la gran mayoría de los rusoparlantes", dijo a Infobae Nicolai N. Petro, profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Rhode Island.
La gran favorita para los comicios de marzo es Yulia Timoshenko, que recuperó la libertad tras el Euromaidán y sigue siendo la líder política más popular del país. Ella sería la más perjudicada con esta escalada, lo cual abre otros interrogantes acerca de las decisiones tomadas en las últimas semanas por el presidente ucraniano y por su par ruso.
"Hasta ahora, los sondeos muestran que a Poroshenko no le está yendo tan bien como a Timoshenko —dijo Klotz—. Pero es esperable que un mandatario en ejercicio pueda demostrar fortaleza en una situación como la que tenemos ahora, así que quizás pueda mejorar sus números. La pregunta que yo me hago es por qué Putin está haciendo esto, sabiendo que puede contribuir a la reelección de Poroshenko. ¿Lo prefiere a él antes que a Timoshenko?".
La relación de fuerzas es muy dispar. Rusia sobrepasa a Ucrania en todos los indicadores de poder militar
Pase lo que pase en los próximos meses, parece difícil que el conflicto entre las dos naciones se resuelva. Rusia no dejará de hacer todo lo que esté a su alcance para impedir que Ucrania se acerque aún más a Europa. Además, mientras el país continúe social y políticamente dividido, Moscú tendrá un pretexto para intervenir.
No obstante, por ahora cuesta imaginar que la crisis pueda ir más allá de estos escarceos y llegar a un conflicto de otra magnitud, como sugirió Poroshenko. "La relación de fuerzas es muy dispar. Rusia sobrepasa a Ucrania en todos los indicadores de poder militar y no será quien comience las acciones, porque está tratando de mostrar autocontrol. Ucrania tampoco se atrevería, porque la llevaría al desastre", afirmó Kuznetsov. "La posibilidad de que comience una guerra a gran escala es débil".
Darío Mizrahi
dmizrahi@infobae.com
La pequeña flota de la Marina ucraniana atravesaba el estrecho de Kerch, que separa el Mar Negro del Mar de Azov, cuando fue interceptada por la Guardia Costera de Rusia, que disparó y embistió a uno de los barcos. Entre tres y seis de los 24 tripulantes resultaron heridos. Todos permanecen detenidos.
Moscú sostiene que entraron ilegalmente en sus aguas territoriales y calificó de provocación al suceso. Kiev afirma que era un recorrido de rutina, en una zona que debe ser patrullada por ambos países según un acuerdo bilateral.
Gran parte del problema se debe a que el estrecho de Kerch rodea la costa de Crimea. Hasta marzo de 2014, esta península era una República autónoma dentro de Ucrania, pero fue anexionada a la fuerza por Rusia en el marco de un enfrentamiento armado que sacudió al este ucraniano por el levantamiento de separatistas prorrusos. El conflicto dejó más de 10.000 muertos y, si bien hay una tregua desde 2015, continúa abierto.
"La situación es muy complicada porque las causas subyacentes del conflicto permanecen irresueltas. Para el derecho internacional, Crimea forma parte de Ucrania y no hubo una adhesión válida a Rusia, porque la supuesta secesión de Crimea se apoyó en un uso ilegal de la fuerza. Pero en los hechos está bajo control ruso y eso no va a cambiar en el futuro cercano. Moscú trata a la península como parte de su territorio y reclama el derecho a impedir que barcos ucranianos ingresen a lo que considera su mar territorial", explicó Christian Marxsen, investigador especializado en conflictos armados internacionales del Instituto Max Planck, en diálogo con Infobae.
Para enturbiar aún más las cosas, el Kremlin difundió un video de los marinos que parece un homenaje a las viejas confesiones que hacían los prisioneros en la era soviética, admitiendo ser responsables de los complots más disparatados. Visiblemente nerviosos y leyendo un texto que les mostraban detrás de cámara, los ucranianos reconocieron sus supuestas culpas.
"Yo llevé adelante el cruce a través del estrecho de Kerch. Después de pasar la frontera territorial de Rusia, observé los barcos de la guardia costera y deliberadamente ignoré los pedidos enviados por radio (…) Soy consciente de que las acciones de la Armada ucraniana tuvieron un carácter provocativo", dijo Vladimir Lesovoi, comandante de la División Sur de las Fuerzas Navales, en el mensaje publicado por la televisión estatal rusa.
El presidente Petro Poroshenko desechó las declaraciones y afirmó que fueron realizadas bajo presión. Además, dijo que hay una "amenaza de guerra a gran escala", impuso la ley marcial por 30 días y prohibió el ingreso de ciudadanos rusos de entre 16 y 60 años.
La crisis trascendió las fronteras este jueves. Desde el Air Force One, poco después de partir hacia Buenos Aires para la cumbre del G20, Donald Trump anunció la suspensión del encuentro bilateral que tenía pautado con Vladimir Putin.
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La historia de una relación siempre difícil
El grueso de la superficie que hoy se corresponde con Ucrania formaba parte del Rus de Kiev, la federación de pueblos eslavos que hegemonizó el este de Europa entre los siglos IX y XIII. Tras su disolución, el territorio permaneció un tiempo dividido en diferentes entidades, hasta que quedó bajo la égida de Rusia.
En el siglo XIX, gran parte de Ucrania pertenecía al imperio zarista, y así permaneció hasta la Primera Guerra Mundial. Tras la Revolución de octubre, se convirtió en una de las repúblicas socialistas que conformaron la Unión Soviética.
Dentro de la URSS, Crimea empezó siendo una república autónoma, controlada por los tártaros. Pero Stalin los acusó de complicidad con la Alemania Nazi, que ocupó la península en la Segunda Guerra. Por eso, tras el fin del conflicto, la degradó a provincia y la ubicó administrativamente dentro de Rusia. En 1953, por un acuerdo entre Moscú y Kiev, pasó a depender de Ucrania.
El 24 de agosto de 1991, meses antes de la disolución de la Unión Soviética, Ucrania declaró su independencia. A fin de año celebró la primeras elecciones presidenciales. Leonid Kravchuk, uno de los líderes del régimen anterior, resultó vencedor.
Los años siguientes fueron traumáticos. Una crisis económica interminable se combinó con una profunda inestabilidad política, con denuncias de fraude electoral y libertades restringidas. Ese fue el trasfondo de la Revolución Naranja, que comenzó a fines de 2004 tras las controvertidas elecciones en las que Víktor Yanukóvich —aliado de Putin— se impuso a Víktor Yúshchenko.
El resultado fue impugnado por observadores internacionales y, tras una sucesión de protestas, se realizaron nuevos comicios, en los que se impuso Yúshchenko. Yulia Timoshenko, una de las líderes de la revuelta, asumió en 2005 como primera ministra con un discurso marcadamente europeísta.
Pero el nuevo gobierno nunca pudo estabilizarse, al punto que Yanukóvich volvió al poder en 2010. Timoshenko fue arrestada poco después, en lo que sería el preludio de la gran crisis de 2014, cuando terminó de estallar la división del país entre el oeste, donde la mayoría quiere incorporarse a la Unión Europea, y el este, más cercano cultural y políticamente a Rusia.
El conflicto comenzó en 2012 con la firma de un acuerdo de asociación entre Kiev y la UE. Por las presiones de Rusia y de sus aliados en Ucrania, Yanukóvich dio marcha atrás con el acercamiento a Bruselas en noviembre de 2013. Entonces empezó un ciclo de protestas que sería bautizado Euromaidán. La represión y los enfrentamientos callejeros hicieron que las movilizaciones se transformaran en una rebelión.
Desde la Revolución Naranja y la del Euromaidán, Ucrania está intentando acercarse a Occidente. Lo ve como una manera de protegerse de los esfuerzos de Rusia para imponer una esfera de influencia coercitiva
"Desde la Revolución Naranja y la del Euromaidán, Ucrania está intentando acercarse a Occidente. Lo ve como una manera de protegerse de los esfuerzos de Rusia para imponer una esfera de influencia coercitiva sobre sus vecinos postsoviéticos. El apoyo de los ucranianos a un futuro europeo se incrementó tras la toma de Crimea y la irrupción de la guerra en el este. Moscú piensa que puede detener y revertir este giro usando la fuerza para dañar a la economía ucraniana y limitar sus alternativas", dijo a Infobae el embajador retirado de Estados Unidos William Courtney, investigador de la Corporación RAND.
Yanukóvich huyó del país en febrero de 2014 —se refugió en Rusia— y fue luego destituido. Temeroso de perder su influencia y de que se desatara un efecto contagio en su propio territorio, Putin lanzó una contraofensiva. Con el argumento de proteger a la población de origen ruso, desplegó sus tropas en la península. Al mes siguiente se realizó un referéndum por el cual Crimea anunció su separación de Kiev y su incorporación a Rusia.
Al mismo tiempo, grupos armados —con múltiples lazos con las Fuerzas Armadas rusas— se alzaron contra el gobierno central en la región del Donbass. Así se desató una cruenta guerra civil, que en julio de 2014 tuvo su capítulo más nefasto: el derribo del vuelo 17 de Malaysia Airlines. Hasta hoy el Ejército ucraniano y los rebeldes prorrusos se culpan mutuamente por el lanzamiento del misil tierra-aire que mató a los 298 ocupantes.
Creo que es un ardid de Poroshenko para imponer la ley marcial, que le permite restringir las actividades políticas en el este y en el sur del país
"Desde la perspectiva rusa, en 2013-2014 se produjo un golpe de Estado en Ucrania, liderado por fuerzas políticas hostiles hacia Rusia, que buscaban una ruptura entre Kiev y Moscú", contó a Infobae Dmitry V. Kuznetsov, profesor de historia en la Universidad Estatal Pedagógica de Blagoveshchensk. "La proclamación de dos repúblicas populares en Donetsk y Lugansk (en el Donbass), y las operaciones antiterroristas de las fuerzas ucranianas, llevaron al estallido de un conflicto armado. Lo que hizo Rusia fue tomar partido por los residentes del Donbass, donde la mayoría se consideran rusos".
Tras un año de intensos enfrentamientos, y cerca de 10.000 muertos, se firmó en 2015 una tregua que, con altibajos, se mantiene hasta la actualidad. De todos modos, si bien se redujo la violencia, la tensión continúa.
Una crisis de causas y alcances inciertos
Hay muchas dudas acerca de las verdaderas motivaciones de cada una de las partes involucradas en esta trama. ¿Por qué Moscú podría estar interesado en atacar tres barcos ucranianos que no representaban ninguna amenaza? Hay varias explicaciones posibles.
"El Kremlin puede estar buscando una ventaja en la negociación para persuadir a Ucrania de poner fin a su boicot contra Crimea —dijo Courtney—. Incluso puede estar tratando de dañar su economía para forzarla a hacer concesiones en la lucha en el este del país. También es posible que esté detrás de obtener el control militar exclusivo sobre el Mar de Azov, de manera similar al despliegue que hizo en años recientes sobre las regiones del Ártico y de los mares Negro y Caspio".
Una de las razones por las que Crimea es tan importante para Rusia es que le permite controlar buena parte de las rutas marítimas del Mar Negro y del Mar de Azov. No se puede desconocer la trascendencia económica y militar de ese espacio, así que Putin tiene motivos de sobra para pretender que Ucrania y sus nuevos aliados occidentales —principalmente la OTAN— estén lo más lejos posible de allí.
"Putin quiere poner a prueba a Ucrania. Posiblemente, pretendía ver qué pasaba antes de ejecutar la verdadera acción. En cualquier caso, la reacción de Occidente fue moderada y es una señal de que no tendría que esperar ninguna amenaza seria. La comunidad occidental está dividida y no sabe realmente cómo responder ni cómo apoyar a Ucrania. El resultado debería alegrar al presidente ruso", sostuvo Maximilian Klotz, investigador de historia moderna y contemporánea en la Universidad de Regensburg, consultado por Infobae.
Pero hay explicaciones menos estratégicas y bastante más pedestres. Putin atraviesa un momento difícil en su frente interno por una impopular reforma del sistemas de pensiones. No sería extraño que pretenda insuflar el espíritu nacionalista en la opinión pública para recuperar apoyo. De hecho, la anexión de Crimea disparó su aprobación, que meses antes estaba en un mínimo histórico.
No muy diferentes son las especulaciones que se tejen en el bando ucraniano, que parece haber sobrerreaccionado con la declaración de la ley marcial ante acciones que no se apartan demasiado de lo que viene haciendo Rusia desde hace cuatro años. "Putin quiere de vuelta el viejo imperio ruso. Crimea, el Donbass, y todo el país. Como un zar, su imperio no puede funcionar sin Ucrania. Nos ve como una colonia", le dijo Poroshenko a Bild.
Por un lado, su gobierno está preocupado por los planes rusos de construir un gasoducto que le permitiría saltear a Ucrania para abastecer a Europa, lo cual generaría cuantiosas pérdidas económicas. Por eso necesita convencer a la UE de aumentar la presión y las sanciones, algo que por el momento no ha conseguido.
Por otro lado, también están sobre la mesa las necesidades fisiológicas de Poroshenko. En marzo de 2019 hay elecciones presidenciales y las encuestas muestran que sus chances de victoria son muy bajas. La oposición lo acusa de exagerar la crisis para convertir a su reelección en una cuestión de defensa nacional, y de apelar a las medidas de excepción para torcer el proceso electoral.
Desde la perspectiva rusa, en 2013-2014 se produjo un golpe de Estado en Ucrania, liderado por fuerzas políticas hostiles hacia Rusia, que buscaban una ruptura entre Kiev y Moscú
"Creo que es un ardid de Poroshenko para imponer la ley marcial, que le permite restringir las actividades políticas en el este y en el sur del país, donde tiene muy poco apoyo. Quizás incluso le permita retrasar o prohibir su participación en las presidenciales. En las regiones que están en estado de excepción vive cerca de la mitad de la población, pero la gran mayoría de los rusoparlantes", dijo a Infobae Nicolai N. Petro, profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Rhode Island.
La gran favorita para los comicios de marzo es Yulia Timoshenko, que recuperó la libertad tras el Euromaidán y sigue siendo la líder política más popular del país. Ella sería la más perjudicada con esta escalada, lo cual abre otros interrogantes acerca de las decisiones tomadas en las últimas semanas por el presidente ucraniano y por su par ruso.
"Hasta ahora, los sondeos muestran que a Poroshenko no le está yendo tan bien como a Timoshenko —dijo Klotz—. Pero es esperable que un mandatario en ejercicio pueda demostrar fortaleza en una situación como la que tenemos ahora, así que quizás pueda mejorar sus números. La pregunta que yo me hago es por qué Putin está haciendo esto, sabiendo que puede contribuir a la reelección de Poroshenko. ¿Lo prefiere a él antes que a Timoshenko?".
La relación de fuerzas es muy dispar. Rusia sobrepasa a Ucrania en todos los indicadores de poder militar
Pase lo que pase en los próximos meses, parece difícil que el conflicto entre las dos naciones se resuelva. Rusia no dejará de hacer todo lo que esté a su alcance para impedir que Ucrania se acerque aún más a Europa. Además, mientras el país continúe social y políticamente dividido, Moscú tendrá un pretexto para intervenir.
No obstante, por ahora cuesta imaginar que la crisis pueda ir más allá de estos escarceos y llegar a un conflicto de otra magnitud, como sugirió Poroshenko. "La relación de fuerzas es muy dispar. Rusia sobrepasa a Ucrania en todos los indicadores de poder militar y no será quien comience las acciones, porque está tratando de mostrar autocontrol. Ucrania tampoco se atrevería, porque la llevaría al desastre", afirmó Kuznetsov. "La posibilidad de que comience una guerra a gran escala es débil".