La crucial decisión que le permitirá a Donald Trump modelar el futuro político de Estados Unidos por décadas
Anthony Kennedy, uno de los miembros moderados de la Corte Suprema de Justicia, anunció su retiro. Se descuenta que el reemplazante elegido por el presidente se sumará al ala conservadora, que pasará a tener una mayoría de 5 a 4. Cuál será el impacto sobre las discusiones que atraviesan a la sociedad norteamericana
Darío Mizrahi
dmizrahi@infobae.com
Los jueces de la Corte Suprema no son elegidos por el voto popular ni representan a ningún partido político. Muchos ciudadanos no conocen sus nombres ni sus rostros. Sin embargo, esas nueve personas conforman uno de los órganos políticos más decisivos de Estados Unidos.
Como poseen la última palabra sobre las normas y las regulaciones que generan mayor controversia, sus sentencias tienen un impacto perdurable en el tiempo. Aborto, drogas, armas, diversidad sexual e inmigración son algunos de los campos más sensibles sobre los que deciden. Por eso, la orientación ideológica de estos jueces es tan importante como su formación académica.
Es posible que el mayor legado de Donald Trump como presidente no se deba a sus capacidades como administrador y líder político, sino a la combinación de la biología con la dinámica parlamentaria. Esos son los factores determinantes para la conformación de la Corte.
Antonin Scalia, que era uno de los magistrados más conservadores del cuerpo, murió en febrero de 2016. El demócrata Barack Obama era presidente y pretendía reemplazarlo por un juez liberal, pero no pudo, porque había perdido la mayoría en el Senado. Pocos días después de asumir, Trump, que sí controla la Cámara Alta, nominó a Neil Gorsuch, garantizando una plaza para el ala derecha por muchos años más.
Hasta ahora, el balance de poder estaba equilibrado, aunque con una leve inclinación hacia posturas conservadoras, sostenidas por un núcleo duro de cuatro magistrados: John Roberts —presidente del tribunal—, Samuel Alito, Clarence Thomas y Gorsuch. Otros cuatro conforman el bando liberal: Ruth Bader Ginsburg, Stephen Breyer, Sonia Sotomayor y Elena Kagan.
En el medio se encuentra el moderado Anthony Kennedy. Es cierto que está más cerca del primer grupo, pero en algunas ocasiones importantes acompañó al segundo. Precisamente este juez, que está por cumplir 82 años, anunció que el próximo 31 de julio dejará el cargo. Así se rompería el frágil equilibrio que existía.
Lo más probable es que los republicanos apoyen al elegido de Trump, y los Demócratas no están en una posición para bloquear con éxito esa elección
"Aunque Kennedy era presentado como un moderado ideológicamente, y escribió opiniones significativas a favor del matrimonio gay y del derecho al aborto, frecuentemente votaba con la coalición conservadora. Es muy probable que Trump vaya a nominar a un conservador más confiable que Kennedy. Seguramente será alguien similar a Gorsuch", dijo a Infobae Alyx Mark, profesora del Departamento de Ciencia Política del North Central College.
En menos de dos años de gobierno, Trump podrá elegir a su segundo supremo, y se descuenta que esa decisión terminará de consolidar una mayoría conservadora de 5 a 4. Los efectos políticos de ese cambio podrían ser muy relevantes. Dependiendo de cómo le vaya en las presidenciales de 2020, le quedarían entre dos y seis años más para nombrar a un tercer magistrado en caso de que se genere una nueva vacante. Aún más drásticas serían las consecuencias si se le diera esa posibilidad.
El perfil del sucesor
"Trump dijo que iba a elegir entre los integrantes de una lista de jueces creada por la Sociedad Federalista, una organización de magistrados y profesores de derecho conservadores. Más allá de lo que el nominado diga en público, casi seguro tendrá una agenda conservadora: terminar con el derecho al aborto, derribar leyes de control de armas, oponerse al Obamacare y al matrimonio gay, ser duro con el crimen y apoyar una vigilancia policial severa", afirmó Charles M. Cameron, profesor de política y asuntos públicos en la Universidad de Princeton, consultado por Infobae.
Trump presentó la nómina en noviembre del año pasado, cuando el retiro de Kennedy era sólo una suposición. Son 25 candidatos, muchos de los cuales pertenecen o tienen posturas cercanas a la Sociedad Federalista, que promueve una interpretación literal y restringida de la Constitución de 1787.
"De todos modos, hay algunas diferencias significativas entre los presuntos favoritos", dijo a Infobae Logan Strother, profesor de ciencia política en la Universidad Purdue. Una de ellas es Amy Barrett, jueza del Tribunal de Apelaciones del Séptimo Circuito, de 46 años. "Es famosa por haber escrito en un artículo de revisión de una ley que la Corte Suprema debería estar más abierta a revertir los precedentes".
Otro de los que se habla es Don Willett, del Tribunal de Apelaciones del Quinto Distrito, de 51 años. "Es un jurista de tipo más libertario —continuó Strother—, comprometido con lo que llaman el involucramiento judicial, y conocido por ser muy activo en las redes sociales, donde ha compartido algunos posteos críticos con Trump".
También se menciona a Brett Kavanaugh, juez del Tribunal de Apelaciones del Circuito del Distrito Columbia, de 53 años. "Tiene el pedigrí que parece gustarle a Trump, muy de la Liga Ivy (que reúne a las universidades más prestigiosas del país), y tiene antecedentes de mostrar mucha deferencia hacia el Poder Ejecutivo. Ha escrito que los presidentes no deberían ser distraídos con causas judiciales mientras están en el cargo". El cuarto favorito es Raymond Kethledge, del Tribunal de Apelaciones del Sexto Distrito, de 51 años. "Fue asistente de Kennedy y es considerado un conservador del establishment".
Una vez que Trump oficialice a su postulante, deberá esperar la aprobación del Senado. A diferencia de lo que ocurre en otros países presidencialistas, en Estados Unidos no se necesita una mayoría calificada para designar a los miembros de la Corte. Eso le confiere un poder discrecional al presidente.
Es en los asuntos en los que Kennedy tenía posiciones más liberales donde la nueva designación puede marcar mayor diferencia
"Lo más probable es que los republicanos apoyen al elegido de Trump, y los Demócratas no están en una posición para bloquear con éxito esa elección —dijo Mark—. Justo antes de la confirmación de Gorsuch, el Senado cambió las reglas para las nominaciones. Ahora basta con una mayoría simple (51) para limitar el debate y llamar a una votación, en lugar de los 60 senadores que se necesitaban antes. Los republicanos tienen una primacía muy ajustada, de 51 a 49, pero, si pueden permanecer cohesionados, el candidato será confirmado".
Aunque antes también bastaba con 51 votos para nombrar a un magistrado, el requisito de reunir 60 voluntades para poner fin al debate previo a la votación forzaba cierta cooperación bipartidista. Si no había consenso, la oposición podía alargar indefinidamente la discusión, haciendo imposible la designación. Con el cambio del año pasado, el partido minoritario perdió esa capacidad de bloqueo.
"Es casi seguro que casi todos los republicanos van a confirmar al nominado por Trump, y que casi todos los demócratas se van a oponer. Además, hay tres demócratas que votaron a favor de Gorsuch porque son de estados conservadores, y puede que también voten por este. Si bien todos los republicanos votaron por Gorsuch, hay dos que expresaron algunas dudas ahora, sobre todo por los potenciales efectos sobre el aborto. Lo que hagan esos cinco senadores será determinante, así que el Presidente y sus asesores pensarán en ellos al tomar la decisión", dijo a Infobae Lawrence Baum, profesor emérito del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Estatal de Ohio.
Otro factor a tener en cuenta son las elecciones parlamentarias, que se realizarán en noviembre de este año, y que podrían modificar la composición del Senado. Mitch McConnell, líder de la bancada republicana, anticipó que su intención es no correr el riesgo y designar al nuevo magistrado antes de los comicios.
El impacto sobre el futuro político del país
"Incluso antes del retiro de Kennedy, la Corte tenía una estrecha mayoría conservadora en muchos temas, especialmente económicos y de justicia criminal —dijo Baum—. Es en los asuntos en los que Kennedy tenía posiciones más liberales donde la nueva designación puede marcar mayor diferencia. En particular, es muy posible que el tribunal esté más dispuesto a aprobar restricciones al aborto".
Hay dos sentencias históricas que marcaron la jurisprudencia de la Corte en estos temas. Una es la del caso Roe vs Wade, de 1973, en la cual el máximo tribunal estableció la legalidad del aborto hasta el tercer mes de gestación en los 50 estados de la unión. La segunda, de 2015, es la del caso Obergefell vs Hodges, que determinó el derecho de las parejas del mismo sexo a casarse.
Se producirán cambios realmente dramáticos si Trump consigue realizar una tercera nominación en la Corte
"Dependiendo de quién sea el elegido por Trump, puede ser que estos famosos precedentes progresistas estén en peligro —dijo Strother—. Personalmente, pienso que es poco probable que se modifique la postura de Obergefell vs Hodges, pero puede que sí la de Roe vs Wade, especialmente si Amy Barrett es designada. No creo que la Corte vaya a revertir esa sentencia, aunque puede permitir a los estados establecer regulaciones más estrictas sobre el aborto, incluso declararlo ilegal en circunstancias en las que hoy es posible".
Otro asunto sensible son las políticas de acción afirmativa o discriminación positiva, destinadas a favorecer la inclusión social de grupos minoritarios e históricamente segregados. Un ejemplo son las cuotas fijadas por ciertas universidades para garantizar que haya un mínimo de estudiantes afroamericanos.
"Puede que la Corte declare que la acción afirmativa es inconstitucional. Existe un fuerte argumento legal conservador de que tales prácticas basadas en la raza violan la Constitución", sostuvo Ryan Owens, profesor de ciencia política en la Escuela de Derecho de la Universidad de Wisconsin-Madison, consultado por Infobae. "También la imagino haciendo más para proteger a grupos religiosos de políticas progresistas de género".
No obstante, el consenso de los analistas es que, en el corto plazo, no habrá cambios demasiado bruscos. Por un lado, porque la Corte ya tenía un sesgo conservador. Por otro, porque si rápidamente empieza a tomar decisiones polémicas, como revertir jurisprudencia que viene de varias décadas atrás, podría interpretarse como una excesiva politización del tribunal, algo que los supremos estadounidenses siempre trataron de evitar. Transformaciones profundas requerirán algo más de tiempo y, quizás, mayor innovación en la composición del cuerpo.
"Se producirán cambios realmente dramáticos si Trump consigue realizar una tercera nominación en la Corte, en reemplazo de alguno de los cuatro liberales. Hay que tener en cuenta que Bader Ginsburg tiene 85 años y Stephen Breyer 79. Eso crearía una mayoría conservadora de 6 a 3. Si eso ocurriera, la Corte no sólo barrería con las sentencias sociales odiadas por los conservadores, sino que también podría acotar la capacidad del Congreso y de la Administración Federal en muchos campos. Parte del derecho estadounidense se revertiría a los años 50, o incluso a los 20″, advirtió Cameron.
Darío Mizrahi
dmizrahi@infobae.com
Los jueces de la Corte Suprema no son elegidos por el voto popular ni representan a ningún partido político. Muchos ciudadanos no conocen sus nombres ni sus rostros. Sin embargo, esas nueve personas conforman uno de los órganos políticos más decisivos de Estados Unidos.
Como poseen la última palabra sobre las normas y las regulaciones que generan mayor controversia, sus sentencias tienen un impacto perdurable en el tiempo. Aborto, drogas, armas, diversidad sexual e inmigración son algunos de los campos más sensibles sobre los que deciden. Por eso, la orientación ideológica de estos jueces es tan importante como su formación académica.
Es posible que el mayor legado de Donald Trump como presidente no se deba a sus capacidades como administrador y líder político, sino a la combinación de la biología con la dinámica parlamentaria. Esos son los factores determinantes para la conformación de la Corte.
Antonin Scalia, que era uno de los magistrados más conservadores del cuerpo, murió en febrero de 2016. El demócrata Barack Obama era presidente y pretendía reemplazarlo por un juez liberal, pero no pudo, porque había perdido la mayoría en el Senado. Pocos días después de asumir, Trump, que sí controla la Cámara Alta, nominó a Neil Gorsuch, garantizando una plaza para el ala derecha por muchos años más.
Hasta ahora, el balance de poder estaba equilibrado, aunque con una leve inclinación hacia posturas conservadoras, sostenidas por un núcleo duro de cuatro magistrados: John Roberts —presidente del tribunal—, Samuel Alito, Clarence Thomas y Gorsuch. Otros cuatro conforman el bando liberal: Ruth Bader Ginsburg, Stephen Breyer, Sonia Sotomayor y Elena Kagan.
En el medio se encuentra el moderado Anthony Kennedy. Es cierto que está más cerca del primer grupo, pero en algunas ocasiones importantes acompañó al segundo. Precisamente este juez, que está por cumplir 82 años, anunció que el próximo 31 de julio dejará el cargo. Así se rompería el frágil equilibrio que existía.
Lo más probable es que los republicanos apoyen al elegido de Trump, y los Demócratas no están en una posición para bloquear con éxito esa elección
"Aunque Kennedy era presentado como un moderado ideológicamente, y escribió opiniones significativas a favor del matrimonio gay y del derecho al aborto, frecuentemente votaba con la coalición conservadora. Es muy probable que Trump vaya a nominar a un conservador más confiable que Kennedy. Seguramente será alguien similar a Gorsuch", dijo a Infobae Alyx Mark, profesora del Departamento de Ciencia Política del North Central College.
En menos de dos años de gobierno, Trump podrá elegir a su segundo supremo, y se descuenta que esa decisión terminará de consolidar una mayoría conservadora de 5 a 4. Los efectos políticos de ese cambio podrían ser muy relevantes. Dependiendo de cómo le vaya en las presidenciales de 2020, le quedarían entre dos y seis años más para nombrar a un tercer magistrado en caso de que se genere una nueva vacante. Aún más drásticas serían las consecuencias si se le diera esa posibilidad.
El perfil del sucesor
"Trump dijo que iba a elegir entre los integrantes de una lista de jueces creada por la Sociedad Federalista, una organización de magistrados y profesores de derecho conservadores. Más allá de lo que el nominado diga en público, casi seguro tendrá una agenda conservadora: terminar con el derecho al aborto, derribar leyes de control de armas, oponerse al Obamacare y al matrimonio gay, ser duro con el crimen y apoyar una vigilancia policial severa", afirmó Charles M. Cameron, profesor de política y asuntos públicos en la Universidad de Princeton, consultado por Infobae.
Trump presentó la nómina en noviembre del año pasado, cuando el retiro de Kennedy era sólo una suposición. Son 25 candidatos, muchos de los cuales pertenecen o tienen posturas cercanas a la Sociedad Federalista, que promueve una interpretación literal y restringida de la Constitución de 1787.
"De todos modos, hay algunas diferencias significativas entre los presuntos favoritos", dijo a Infobae Logan Strother, profesor de ciencia política en la Universidad Purdue. Una de ellas es Amy Barrett, jueza del Tribunal de Apelaciones del Séptimo Circuito, de 46 años. "Es famosa por haber escrito en un artículo de revisión de una ley que la Corte Suprema debería estar más abierta a revertir los precedentes".
Otro de los que se habla es Don Willett, del Tribunal de Apelaciones del Quinto Distrito, de 51 años. "Es un jurista de tipo más libertario —continuó Strother—, comprometido con lo que llaman el involucramiento judicial, y conocido por ser muy activo en las redes sociales, donde ha compartido algunos posteos críticos con Trump".
También se menciona a Brett Kavanaugh, juez del Tribunal de Apelaciones del Circuito del Distrito Columbia, de 53 años. "Tiene el pedigrí que parece gustarle a Trump, muy de la Liga Ivy (que reúne a las universidades más prestigiosas del país), y tiene antecedentes de mostrar mucha deferencia hacia el Poder Ejecutivo. Ha escrito que los presidentes no deberían ser distraídos con causas judiciales mientras están en el cargo". El cuarto favorito es Raymond Kethledge, del Tribunal de Apelaciones del Sexto Distrito, de 51 años. "Fue asistente de Kennedy y es considerado un conservador del establishment".
Una vez que Trump oficialice a su postulante, deberá esperar la aprobación del Senado. A diferencia de lo que ocurre en otros países presidencialistas, en Estados Unidos no se necesita una mayoría calificada para designar a los miembros de la Corte. Eso le confiere un poder discrecional al presidente.
Es en los asuntos en los que Kennedy tenía posiciones más liberales donde la nueva designación puede marcar mayor diferencia
"Lo más probable es que los republicanos apoyen al elegido de Trump, y los Demócratas no están en una posición para bloquear con éxito esa elección —dijo Mark—. Justo antes de la confirmación de Gorsuch, el Senado cambió las reglas para las nominaciones. Ahora basta con una mayoría simple (51) para limitar el debate y llamar a una votación, en lugar de los 60 senadores que se necesitaban antes. Los republicanos tienen una primacía muy ajustada, de 51 a 49, pero, si pueden permanecer cohesionados, el candidato será confirmado".
Aunque antes también bastaba con 51 votos para nombrar a un magistrado, el requisito de reunir 60 voluntades para poner fin al debate previo a la votación forzaba cierta cooperación bipartidista. Si no había consenso, la oposición podía alargar indefinidamente la discusión, haciendo imposible la designación. Con el cambio del año pasado, el partido minoritario perdió esa capacidad de bloqueo.
"Es casi seguro que casi todos los republicanos van a confirmar al nominado por Trump, y que casi todos los demócratas se van a oponer. Además, hay tres demócratas que votaron a favor de Gorsuch porque son de estados conservadores, y puede que también voten por este. Si bien todos los republicanos votaron por Gorsuch, hay dos que expresaron algunas dudas ahora, sobre todo por los potenciales efectos sobre el aborto. Lo que hagan esos cinco senadores será determinante, así que el Presidente y sus asesores pensarán en ellos al tomar la decisión", dijo a Infobae Lawrence Baum, profesor emérito del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Estatal de Ohio.
Otro factor a tener en cuenta son las elecciones parlamentarias, que se realizarán en noviembre de este año, y que podrían modificar la composición del Senado. Mitch McConnell, líder de la bancada republicana, anticipó que su intención es no correr el riesgo y designar al nuevo magistrado antes de los comicios.
El impacto sobre el futuro político del país
"Incluso antes del retiro de Kennedy, la Corte tenía una estrecha mayoría conservadora en muchos temas, especialmente económicos y de justicia criminal —dijo Baum—. Es en los asuntos en los que Kennedy tenía posiciones más liberales donde la nueva designación puede marcar mayor diferencia. En particular, es muy posible que el tribunal esté más dispuesto a aprobar restricciones al aborto".
Hay dos sentencias históricas que marcaron la jurisprudencia de la Corte en estos temas. Una es la del caso Roe vs Wade, de 1973, en la cual el máximo tribunal estableció la legalidad del aborto hasta el tercer mes de gestación en los 50 estados de la unión. La segunda, de 2015, es la del caso Obergefell vs Hodges, que determinó el derecho de las parejas del mismo sexo a casarse.
Se producirán cambios realmente dramáticos si Trump consigue realizar una tercera nominación en la Corte
"Dependiendo de quién sea el elegido por Trump, puede ser que estos famosos precedentes progresistas estén en peligro —dijo Strother—. Personalmente, pienso que es poco probable que se modifique la postura de Obergefell vs Hodges, pero puede que sí la de Roe vs Wade, especialmente si Amy Barrett es designada. No creo que la Corte vaya a revertir esa sentencia, aunque puede permitir a los estados establecer regulaciones más estrictas sobre el aborto, incluso declararlo ilegal en circunstancias en las que hoy es posible".
Otro asunto sensible son las políticas de acción afirmativa o discriminación positiva, destinadas a favorecer la inclusión social de grupos minoritarios e históricamente segregados. Un ejemplo son las cuotas fijadas por ciertas universidades para garantizar que haya un mínimo de estudiantes afroamericanos.
"Puede que la Corte declare que la acción afirmativa es inconstitucional. Existe un fuerte argumento legal conservador de que tales prácticas basadas en la raza violan la Constitución", sostuvo Ryan Owens, profesor de ciencia política en la Escuela de Derecho de la Universidad de Wisconsin-Madison, consultado por Infobae. "También la imagino haciendo más para proteger a grupos religiosos de políticas progresistas de género".
No obstante, el consenso de los analistas es que, en el corto plazo, no habrá cambios demasiado bruscos. Por un lado, porque la Corte ya tenía un sesgo conservador. Por otro, porque si rápidamente empieza a tomar decisiones polémicas, como revertir jurisprudencia que viene de varias décadas atrás, podría interpretarse como una excesiva politización del tribunal, algo que los supremos estadounidenses siempre trataron de evitar. Transformaciones profundas requerirán algo más de tiempo y, quizás, mayor innovación en la composición del cuerpo.
"Se producirán cambios realmente dramáticos si Trump consigue realizar una tercera nominación en la Corte, en reemplazo de alguno de los cuatro liberales. Hay que tener en cuenta que Bader Ginsburg tiene 85 años y Stephen Breyer 79. Eso crearía una mayoría conservadora de 6 a 3. Si eso ocurriera, la Corte no sólo barrería con las sentencias sociales odiadas por los conservadores, sino que también podría acotar la capacidad del Congreso y de la Administración Federal en muchos campos. Parte del derecho estadounidense se revertiría a los años 50, o incluso a los 20″, advirtió Cameron.