Francisco en Chile y Perú: el peso de la problemática aborigen en esta gira
El Papa no vendrá en esta ocasión a la Argentina pero en ambos países se referirá a un tema que también concierne al nuestro y que, aunque momentáneamente acallado, sigue pendiente de resolución
Claudia Peiró
cpeiro@infobae.com
En la visita pastoral que el papa Francisco hará a Chile y Perú, entre el 15 y el 21 de enero, la problemática aborigen estará muy presente. En Chile, tiene reservado un espacio el día 17 de enero en Temuco para rezar junto a los mapuches. Una reunión de la cual participarán 23 comuneros indígenas. Allí, Francisco pedirá por la unidad de los pueblos aborígenes y la paz en el sur de Chile, zona que ha sido escenario de varios conflictos con miembros de la comunidad mapuche.
En Perú también habrá un encuentro con aborígenes amazónicos. Será el 19 de enero, en Puerto Maldonado, en el Coliseo Cerrado Madre de Dios. No serán sólo peruanos. También vendrán representantes de comunidades indígenas de Bolivia y Brasil.
Cabe señalar que muchas de estas comunidades no son católicas, por lo que la intención del Papa con estos encuentros trasciende lo estrictamente religioso.
Estas dos actividades programadas en su gira se vinculan con otro reciente anuncio papal. Luego de recibir la visita de 45 obispos peruanos en Roma en octubre pasado, Francisco anunció su deseo de realizar un Sínodo Panamazónico, es decir una reunión de los obispos de los países que comparten este bosque tropical de unos 6 millones de kilómetros cuadrados, que no sólo es el más grande del mundo sino una de las zonas de mayor biodiversidad del planeta.
Brasil y Perú son los países que poseen las mayores extensiones de esa selva y les siguen Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Guayana Francesa y Surinam.
El Sínodo Panamazónico tendrá lugar en Roma en octubre de 2019 y, nuevamente en este caso, la problemática aborigen y la ambiental estarán presentes.
Con este sínodo se busca que la Iglesia Amazónica se unifique y se afiance en la comunión, dijo monseñor David Martínez de Aguirre, obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, que será el anfitrión del Papa en su próximo encuentro con los aborígenes.
Para monseñor Martínez de Aguirre, el objetivo es estudiar en común "la problemática similar que tenemos en los diferentes rincones de la Amazonía y a buscar soluciones en conjunto, que nos hagan de alguna manera hacer frente a las serias dificultades que están padeciendo las poblaciones más vulnerables" de la zona. "Así como los grandes consorcios organizan estrategias para diseñar las políticas internacionales, las megapolíticas y la solidaridad -a nosotros aún nos cuesta organizarnos como estos grandes consorcios-, los sectores de la Iglesia Amazónica, estamos queriendo unificarnos entre nosotros", afirmó Martínez de Aguirre en una entrevista concedida a pocos días de la llegada del Papa. "Nos va a permitir estar trabajando en redes, entre nosotros, entre las diferentes comunidades, compartir criterios, responder ante problemas, analizar mejor nuestra realidad y poder responder a los retos que se nos están presentando", agregó.
Para él, este sínodo será "un ámbito de organización, de espiritualidad, de sentirnos en comunión, de sentirnos unidos y de responder mejor al rito y al mandato de Jesús: vayan y hagan discípulos míos en todos los rincones".
El presidente de la conferencia episcopal peruana, arzobispo Salvador Piñeiro García-Calderón, de Ayacucho, hizo referencia a las dificultades que tienen para llegar con su mensaje a la región amazónica. "Es más fácil encontrarnos en Roma, no es una zona fácil y el Papa está muy preocupado".
Como Nación, agregó, "hemos dado la espalda" a los pueblos indígenas de la Amazonía y hemos sido "muy poco sensibles al sufrimiento, a la marginación".
Sin embargo, recordó que la iglesia ha sido la única voz que se ha expresado abiertamente en defensa de los pueblos indígenas de la Amazonía. A principios de 1900, San Pío X denunció enérgicamente el maltrato de la población nativa en las plantaciones de caucho de Perú, recordó.
Al anunciar su intención de convocar al Sínodo, el 15 de octubre pasado, el Papa dijo: "Recogiendo el deseo de algunas Conferencias Episcopales de América Latina, así como la voz de diversos pastores y fieles de otras partes del mundo, he decidido convocar una Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica, que tendrá lugar en Roma en el mes de octubre de 2019. El objeto principal de esta convocatoria es concretar nuevas vías para la evangelización de aquella porción del Pueblo de Dios, especialmente de los indígenas, a menudo olvidados y sin la perspectiva de un futuro tranquilo, también como consecuencia de la crisis de la selva amazónica, pulmón de capital importancia para nuestro planeta".
Evitar la "guetoízación" de la sociedad
Aunque el Papa no visitará Argentina en esta ocasión, no significa que los mensajes que dará en esta gira, seguramente tan intensa como las que hasta ahora ha realizado en otras regiones del mundo, no tendrán relación con los problemas y desafíos del país.
Por caso, no por haberse acallado de momento, deja de estar presente en Argentina la problemática indígena que hace poco fue noticia -trágicamente- en el sur de nuestro país.
La polémica en torno a los episodios de la muerte de Santiago Maldonado y de Rafael Nahuel en el marco de operativos de desalojo de comunidades mapuches estuvo regida -o más bien viciada- por posiciones irreductibles de uno y otro lado de la grieta no siempre motivadas por los verdaderos intereses en juego en el conflicto.
En este sentido, se equivocan tanto quienes niegan toda segunda intención o inclinación violenta a ciertos grupos mapuches organizados -minoritarios, desde ya-, como el Gobierno que utilizó algunas de estas agresiones como excusa para estigmatizar a toda la comunidad aborigen y para colocar una etiqueta extremista a esos grupos, argumento que cree le permite eximirse de resolver la problemática de fondo: la eterna marginalización de esas comunidades, la falta de recursos y de horizonte para una vida sustentable y autosuficiente.
Es indudable que existen intereses y lobbies -tanto extranjeros como locales- que se sirven de conflictos y demandas reales para otros fines. Por eso, mientras esos problemas no se solucionen, la provocación encontrará tierra fértil y se verá favorecida siempre y cuando las autoridades opten por la acción represiva en vez de una iniciativa omni-abarcativa.
"Espero que el encuentro con Francisco permita que los pueblos indígenas sean reconocidos", dijo también monseñor David Martínez de Aguirre.
No hay duda de que los gestos del Papa visibilizarán a estas comunidades; por lo menos pondrán en ellas el foco de atención de buena parte de la opinión internacional.
A la vez, será una inmejorable oportunidad para que los gobiernos de la región se inclinen sobre el problema y busquen soluciones de largo plazo que sólo pueden enmarcarse en el objetivo de la plena integración de estas comunidades.
La respuesta del Gobierno argentino hasta ahora ha tenido un resultado insuficiente para alejar el riesgo de la separación y la estigmatización, que nos divorciaría de nuestra raíz cultural fundante, que es el mestizaje, que le ha dado unicidad al proceso histórico, argentino y latinoamericano.
La “guetoízación” de la sociedad no puede nunca ser la respuesta de un Estado que debe velar por la integridad territorial y social del país
El mensaje del Papa debe ser aprovechado para cerrar la grieta porque la "guetoízación" de la sociedad no puede nunca ser la respuesta de un Estado que debe velar por la integridad territorial y social del país.
Lo mismo vale para la Amazonía. Las naciones latinoamericanas concernidas ganarán en la coordinación de acciones para integrar a las poblaciones de la región y cuidar a la vez ese patrimonio natural único, evitando que detrás de discursos medioambientales alarmistas aniden intenciones tutelares transnacionales.
Claudia Peiró
cpeiro@infobae.com
En la visita pastoral que el papa Francisco hará a Chile y Perú, entre el 15 y el 21 de enero, la problemática aborigen estará muy presente. En Chile, tiene reservado un espacio el día 17 de enero en Temuco para rezar junto a los mapuches. Una reunión de la cual participarán 23 comuneros indígenas. Allí, Francisco pedirá por la unidad de los pueblos aborígenes y la paz en el sur de Chile, zona que ha sido escenario de varios conflictos con miembros de la comunidad mapuche.
En Perú también habrá un encuentro con aborígenes amazónicos. Será el 19 de enero, en Puerto Maldonado, en el Coliseo Cerrado Madre de Dios. No serán sólo peruanos. También vendrán representantes de comunidades indígenas de Bolivia y Brasil.
Cabe señalar que muchas de estas comunidades no son católicas, por lo que la intención del Papa con estos encuentros trasciende lo estrictamente religioso.
Estas dos actividades programadas en su gira se vinculan con otro reciente anuncio papal. Luego de recibir la visita de 45 obispos peruanos en Roma en octubre pasado, Francisco anunció su deseo de realizar un Sínodo Panamazónico, es decir una reunión de los obispos de los países que comparten este bosque tropical de unos 6 millones de kilómetros cuadrados, que no sólo es el más grande del mundo sino una de las zonas de mayor biodiversidad del planeta.
Brasil y Perú son los países que poseen las mayores extensiones de esa selva y les siguen Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Guayana Francesa y Surinam.
El Sínodo Panamazónico tendrá lugar en Roma en octubre de 2019 y, nuevamente en este caso, la problemática aborigen y la ambiental estarán presentes.
Con este sínodo se busca que la Iglesia Amazónica se unifique y se afiance en la comunión, dijo monseñor David Martínez de Aguirre, obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, que será el anfitrión del Papa en su próximo encuentro con los aborígenes.
Para monseñor Martínez de Aguirre, el objetivo es estudiar en común "la problemática similar que tenemos en los diferentes rincones de la Amazonía y a buscar soluciones en conjunto, que nos hagan de alguna manera hacer frente a las serias dificultades que están padeciendo las poblaciones más vulnerables" de la zona. "Así como los grandes consorcios organizan estrategias para diseñar las políticas internacionales, las megapolíticas y la solidaridad -a nosotros aún nos cuesta organizarnos como estos grandes consorcios-, los sectores de la Iglesia Amazónica, estamos queriendo unificarnos entre nosotros", afirmó Martínez de Aguirre en una entrevista concedida a pocos días de la llegada del Papa. "Nos va a permitir estar trabajando en redes, entre nosotros, entre las diferentes comunidades, compartir criterios, responder ante problemas, analizar mejor nuestra realidad y poder responder a los retos que se nos están presentando", agregó.
Para él, este sínodo será "un ámbito de organización, de espiritualidad, de sentirnos en comunión, de sentirnos unidos y de responder mejor al rito y al mandato de Jesús: vayan y hagan discípulos míos en todos los rincones".
El presidente de la conferencia episcopal peruana, arzobispo Salvador Piñeiro García-Calderón, de Ayacucho, hizo referencia a las dificultades que tienen para llegar con su mensaje a la región amazónica. "Es más fácil encontrarnos en Roma, no es una zona fácil y el Papa está muy preocupado".
Como Nación, agregó, "hemos dado la espalda" a los pueblos indígenas de la Amazonía y hemos sido "muy poco sensibles al sufrimiento, a la marginación".
Sin embargo, recordó que la iglesia ha sido la única voz que se ha expresado abiertamente en defensa de los pueblos indígenas de la Amazonía. A principios de 1900, San Pío X denunció enérgicamente el maltrato de la población nativa en las plantaciones de caucho de Perú, recordó.
Al anunciar su intención de convocar al Sínodo, el 15 de octubre pasado, el Papa dijo: "Recogiendo el deseo de algunas Conferencias Episcopales de América Latina, así como la voz de diversos pastores y fieles de otras partes del mundo, he decidido convocar una Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica, que tendrá lugar en Roma en el mes de octubre de 2019. El objeto principal de esta convocatoria es concretar nuevas vías para la evangelización de aquella porción del Pueblo de Dios, especialmente de los indígenas, a menudo olvidados y sin la perspectiva de un futuro tranquilo, también como consecuencia de la crisis de la selva amazónica, pulmón de capital importancia para nuestro planeta".
Evitar la "guetoízación" de la sociedad
Aunque el Papa no visitará Argentina en esta ocasión, no significa que los mensajes que dará en esta gira, seguramente tan intensa como las que hasta ahora ha realizado en otras regiones del mundo, no tendrán relación con los problemas y desafíos del país.
Por caso, no por haberse acallado de momento, deja de estar presente en Argentina la problemática indígena que hace poco fue noticia -trágicamente- en el sur de nuestro país.
La polémica en torno a los episodios de la muerte de Santiago Maldonado y de Rafael Nahuel en el marco de operativos de desalojo de comunidades mapuches estuvo regida -o más bien viciada- por posiciones irreductibles de uno y otro lado de la grieta no siempre motivadas por los verdaderos intereses en juego en el conflicto.
En este sentido, se equivocan tanto quienes niegan toda segunda intención o inclinación violenta a ciertos grupos mapuches organizados -minoritarios, desde ya-, como el Gobierno que utilizó algunas de estas agresiones como excusa para estigmatizar a toda la comunidad aborigen y para colocar una etiqueta extremista a esos grupos, argumento que cree le permite eximirse de resolver la problemática de fondo: la eterna marginalización de esas comunidades, la falta de recursos y de horizonte para una vida sustentable y autosuficiente.
Es indudable que existen intereses y lobbies -tanto extranjeros como locales- que se sirven de conflictos y demandas reales para otros fines. Por eso, mientras esos problemas no se solucionen, la provocación encontrará tierra fértil y se verá favorecida siempre y cuando las autoridades opten por la acción represiva en vez de una iniciativa omni-abarcativa.
"Espero que el encuentro con Francisco permita que los pueblos indígenas sean reconocidos", dijo también monseñor David Martínez de Aguirre.
No hay duda de que los gestos del Papa visibilizarán a estas comunidades; por lo menos pondrán en ellas el foco de atención de buena parte de la opinión internacional.
A la vez, será una inmejorable oportunidad para que los gobiernos de la región se inclinen sobre el problema y busquen soluciones de largo plazo que sólo pueden enmarcarse en el objetivo de la plena integración de estas comunidades.
La respuesta del Gobierno argentino hasta ahora ha tenido un resultado insuficiente para alejar el riesgo de la separación y la estigmatización, que nos divorciaría de nuestra raíz cultural fundante, que es el mestizaje, que le ha dado unicidad al proceso histórico, argentino y latinoamericano.
La “guetoízación” de la sociedad no puede nunca ser la respuesta de un Estado que debe velar por la integridad territorial y social del país
El mensaje del Papa debe ser aprovechado para cerrar la grieta porque la "guetoízación" de la sociedad no puede nunca ser la respuesta de un Estado que debe velar por la integridad territorial y social del país.
Lo mismo vale para la Amazonía. Las naciones latinoamericanas concernidas ganarán en la coordinación de acciones para integrar a las poblaciones de la región y cuidar a la vez ese patrimonio natural único, evitando que detrás de discursos medioambientales alarmistas aniden intenciones tutelares transnacionales.