“La idea de hacer un estadio desmontable viene de los Lego”
Madrid, AS
Una firma española diseña para Qatar el primer estadio totalmente desmontable. Se compone de contenedores de barco.
Un estudio de arquitectos español está en boca de todo el mundo desde que Qatar anunciara el pasado fin de semana el boceto del Ras Abu Aboud, el séptimo de sus estadios para el Mundial de 2022. Mark Fenwick y Javier Iribarren, los socios de la firma, han revolucionado el diseño de recintos deportivos con una innovación nunca antes vista: el estadio será portátil y totalmente desmontable.
Igual que podrá ser levantado, también será fácilmente desarmable. Tendrá capacidad para 40.000 espectadores y se espera que para mediados de 2020 esté ya completamente montado. Mark, inglés de nacimiento pero andaluz de adopción, y Javier explican a AS cómo surgió la idea del proyecto. “Fue hace año y medio. Sabíamos que los estadios después de los grandes eventos quedan obsoletos y muchas veces en desuso. Ha pasado en Sudáfrica y Brasil”, argumentan.
Y fueron más allá: “Propusimos una solución en la que al final del torneo todo desaparece. El concepto es el mismo que el de los circos o las plazas de toros. No todos los pueblos en España pueden tener plaza de toros; tampoco todas las ciudades pueden tener grandes estadios. Buscamos un sistema que se pudiera transportar fácilmente. Trabajamos con unos ingenieros alemanes y nos pusimos a pensar. ¿Qué era lo más internacionalmente transportable? Los contenedores de barcos...”.
Por el mar. De esta forma, transportando 880 contenedores en barco desde su punto de construcción hasta el puerto de Doha, se creará una estructura formada por estos bloques, sin hormigón, mucho más ligera, barata y sostenible. “Es como los Lego o los mecanos con los que todos jugamos de pequeños. De ahí surge la idea. Para eso era necesaria una estructura muy sencilla y modular. Vigas y columnas iguales. Los contenedores. Además son baratos y sencillos. La idea es hacer un pack and play (enchufar y jugar): colocarlo todo y que los responsables de instalaciones, que son ingleses, lo enciendan. Y a jugar”, confiesa con una pasmosa naturalidad Mark.
La sostenibilidad y el legado son otros de los puntos fuertes del proyecto. El gasto global ya era considerable cuando Qatar sacó a concurso la concesión de esta sede entre cuatro o cinco firmas internacionales: “Ya vimos en Brasil y Sudáfrica que los gastos fueron brutales y conllevaron una fractura social. Nuestro estadio es el más barato de todos y además la inversión es recuperable, pues después de usarlo se puede vender y transportar a otro país. Se tardaría aproximadamente unos ocho meses en desmontar y otro año y medio en montar. Así puede durar hasta cinco o seis Mundiales”, analiza Javier.
La otra alternativa, como cuenta Mark, es que después del Mundial se despedace y lo aproveche Qatar. “Con piezas distintas se hacen figuras diferentes, como los Lego. También es posible optar por cosas más pequeñas, como campos de 5.000 o 10.000 espectadores para barrios que necesitan recintos menores. Me parece destacable que el país más rico del mundo haya apostado por el estadio más barato y más sostenible. Después del Mundial, además, esa zona que ahora es industrial puede aprovecharse como zona verde o habitable”.
No es el único estadio de Qatar que tendrá el sello de Fenwick Iribarren. Al Thumama y Qatar Fundation también son suyos. Sin embargo, el Ras Abu Aboud se lleva la palma: el primer estadio desmontable de la historia.
Una firma española diseña para Qatar el primer estadio totalmente desmontable. Se compone de contenedores de barco.
Un estudio de arquitectos español está en boca de todo el mundo desde que Qatar anunciara el pasado fin de semana el boceto del Ras Abu Aboud, el séptimo de sus estadios para el Mundial de 2022. Mark Fenwick y Javier Iribarren, los socios de la firma, han revolucionado el diseño de recintos deportivos con una innovación nunca antes vista: el estadio será portátil y totalmente desmontable.
Igual que podrá ser levantado, también será fácilmente desarmable. Tendrá capacidad para 40.000 espectadores y se espera que para mediados de 2020 esté ya completamente montado. Mark, inglés de nacimiento pero andaluz de adopción, y Javier explican a AS cómo surgió la idea del proyecto. “Fue hace año y medio. Sabíamos que los estadios después de los grandes eventos quedan obsoletos y muchas veces en desuso. Ha pasado en Sudáfrica y Brasil”, argumentan.
Y fueron más allá: “Propusimos una solución en la que al final del torneo todo desaparece. El concepto es el mismo que el de los circos o las plazas de toros. No todos los pueblos en España pueden tener plaza de toros; tampoco todas las ciudades pueden tener grandes estadios. Buscamos un sistema que se pudiera transportar fácilmente. Trabajamos con unos ingenieros alemanes y nos pusimos a pensar. ¿Qué era lo más internacionalmente transportable? Los contenedores de barcos...”.
Por el mar. De esta forma, transportando 880 contenedores en barco desde su punto de construcción hasta el puerto de Doha, se creará una estructura formada por estos bloques, sin hormigón, mucho más ligera, barata y sostenible. “Es como los Lego o los mecanos con los que todos jugamos de pequeños. De ahí surge la idea. Para eso era necesaria una estructura muy sencilla y modular. Vigas y columnas iguales. Los contenedores. Además son baratos y sencillos. La idea es hacer un pack and play (enchufar y jugar): colocarlo todo y que los responsables de instalaciones, que son ingleses, lo enciendan. Y a jugar”, confiesa con una pasmosa naturalidad Mark.
La sostenibilidad y el legado son otros de los puntos fuertes del proyecto. El gasto global ya era considerable cuando Qatar sacó a concurso la concesión de esta sede entre cuatro o cinco firmas internacionales: “Ya vimos en Brasil y Sudáfrica que los gastos fueron brutales y conllevaron una fractura social. Nuestro estadio es el más barato de todos y además la inversión es recuperable, pues después de usarlo se puede vender y transportar a otro país. Se tardaría aproximadamente unos ocho meses en desmontar y otro año y medio en montar. Así puede durar hasta cinco o seis Mundiales”, analiza Javier.
La otra alternativa, como cuenta Mark, es que después del Mundial se despedace y lo aproveche Qatar. “Con piezas distintas se hacen figuras diferentes, como los Lego. También es posible optar por cosas más pequeñas, como campos de 5.000 o 10.000 espectadores para barrios que necesitan recintos menores. Me parece destacable que el país más rico del mundo haya apostado por el estadio más barato y más sostenible. Después del Mundial, además, esa zona que ahora es industrial puede aprovecharse como zona verde o habitable”.
No es el único estadio de Qatar que tendrá el sello de Fenwick Iribarren. Al Thumama y Qatar Fundation también son suyos. Sin embargo, el Ras Abu Aboud se lleva la palma: el primer estadio desmontable de la historia.