Partidos débiles, erosión institucional y anomia, causas de la crisis de la democracia
Tres especialistas dieron cierre al 9° Congreso Latinoamericano de Ciencia Política debatiendo sobre los orígenes del debilitamiento de las instituciones representativas y el avance de las tendencias autoritarias en la región y el mundo, en el contexto graves retrocesos en Venezuela y Europa
Germán Padinger
gpadinger@infobae.com
A pesar de que los regímenes democráticos se mantienen estables desde hace décadas, lejos del vaivén de los golpes de Estado y revoluciones que que aquejaron al siglo XX, desde al menos la crisis financiera del 2008 persiste la sensación de que la democracia está en crisis.
Las tendencias autoritarias en países latinoamericanos como Venezuela y Ecuador o Rusia, entre otros, donde la relación entre los líderes y el pueblo parece hacer presindible a las instituciones, están abriendo las puertas para alternativas que ofrezcan otras respuestas, pero también para el peligro del autoritarismo.
Ese fue, en parte, uno de los debates realizados en el 9° Congreso Latinoamericano de Ciencia Polítiaca bajo la consigna "¿Democracia en Recesión?, que reunió en Montevideo, Uruguay, a politólogos de toda la región y del mundo para discutir el estado de las instituciones democráticas.
Este encuentro tuvo lugar con el contexto de la situación crítica en Venezuela, donde las protestas opositoras, en las que ya murieron más de 100 personas por la represión, contra los avances del gobierno de Nicolás Maduro no cesan, en especial con miras a la polémica votación el domingo de la Asamblea Constituyente impulsada por el chavismo.
Pero también tuvo lugar en medio de la crisis de legitimidad del gobierno brasileño emergido del impeachment a Dilma Rousseff, y, más lejos, de los claros retrocesos en Polonia, Hungría e incluso Turquía, con el encarcelamiento a opositores realizado por el presidente Recep Erdogan tras sobrevivir a un Golpe de Estado.
Al respecto, tres expertos sobre procesos democráticos ofrecieron algunas explicaciones para esta presunta crisis democrática durante el cierre del congreso organizado por la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política.
Fernando Casal Bertoa, profesor de política comparada e investigador en la Universidad de Nottingham, apuntó contra la crisis de los partidos políticos, que en los últimos tiempo se han debilitado institucionalmente.
"Los partidos son vistos como corruptos y los ciudadanos ya no están interesados en ser miembros", comenzó diciendo. "Ni siquiera se identifican con los partidos", agregó.
Para el especialista, esta situación en parte puede entenderse por la dependencia cada vez más fuerte de los partidos en el Estado para financiarse, lo que ha cortado el vínculo con los ciudadanos, a quienes en teoría representan.
"Necesitamos partidos fuertes", fue su recomendación.
En cambio Marianne Kneuer, Directora del Instituto de Ciencias Sociales en la Universidad de Hildesheim y vicepresidenta de la International Political Science Association, prefirió hablar de un nuevo fenómeno de "erosión de la democracia".
"Se trata de el desmontaje instrumental de instituciones, procesos y principios democráticos por parte de agentes de erosión, con una declarada intención de transformar o cambiar el sistema de la democracia liberal representativa", explicó.
De esta manera, estos agentes de erosión actúan especialmente sobre el poder legislativo y los medios comunicación como forma de controlar social, y son una forma de cambio alternativo al "colapso brusco" de las democracias que caracterizó al período de la Guerra Fría.
"La erosión es un proceso calculado que neutraliza las instancias de control, es legalista ya que genera nuevas leyes y constituciones, y es el paso previo para una reconfiguración de poder", consideró Kneuer.
La investigadora señaló finalmente que "si se construye una identidad entre pueblo y presidente, el sentimiento es que se puede prescindir de las instituciones".
Philippe Schmitter, profesor emérito del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales del Instituto Universitario Europeo, restó en cambio importancia al rol de los partidos políticos en esta presunta crisis y consideró que "no es la democracia la que está en juego, el problema no son los principios democráticos, sino sus prácticas".
"La crisis es de la sociedad y la economía de la que depende la democracia", consideró Schmitter, para quien esta situación afecta a todas las regiones del mundo por igual.
"Se basa en la desconfianza en la política y la anomia de los ciudadanos, provocada por el capitalismo financiero tras la crisis del 2008 especialmente", consideró. "Esta anomia es muy destructiva", concluyó.
Germán Padinger
gpadinger@infobae.com
A pesar de que los regímenes democráticos se mantienen estables desde hace décadas, lejos del vaivén de los golpes de Estado y revoluciones que que aquejaron al siglo XX, desde al menos la crisis financiera del 2008 persiste la sensación de que la democracia está en crisis.
Las tendencias autoritarias en países latinoamericanos como Venezuela y Ecuador o Rusia, entre otros, donde la relación entre los líderes y el pueblo parece hacer presindible a las instituciones, están abriendo las puertas para alternativas que ofrezcan otras respuestas, pero también para el peligro del autoritarismo.
Ese fue, en parte, uno de los debates realizados en el 9° Congreso Latinoamericano de Ciencia Polítiaca bajo la consigna "¿Democracia en Recesión?, que reunió en Montevideo, Uruguay, a politólogos de toda la región y del mundo para discutir el estado de las instituciones democráticas.
Este encuentro tuvo lugar con el contexto de la situación crítica en Venezuela, donde las protestas opositoras, en las que ya murieron más de 100 personas por la represión, contra los avances del gobierno de Nicolás Maduro no cesan, en especial con miras a la polémica votación el domingo de la Asamblea Constituyente impulsada por el chavismo.
Pero también tuvo lugar en medio de la crisis de legitimidad del gobierno brasileño emergido del impeachment a Dilma Rousseff, y, más lejos, de los claros retrocesos en Polonia, Hungría e incluso Turquía, con el encarcelamiento a opositores realizado por el presidente Recep Erdogan tras sobrevivir a un Golpe de Estado.
Al respecto, tres expertos sobre procesos democráticos ofrecieron algunas explicaciones para esta presunta crisis democrática durante el cierre del congreso organizado por la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política.
Fernando Casal Bertoa, profesor de política comparada e investigador en la Universidad de Nottingham, apuntó contra la crisis de los partidos políticos, que en los últimos tiempo se han debilitado institucionalmente.
"Los partidos son vistos como corruptos y los ciudadanos ya no están interesados en ser miembros", comenzó diciendo. "Ni siquiera se identifican con los partidos", agregó.
Para el especialista, esta situación en parte puede entenderse por la dependencia cada vez más fuerte de los partidos en el Estado para financiarse, lo que ha cortado el vínculo con los ciudadanos, a quienes en teoría representan.
"Necesitamos partidos fuertes", fue su recomendación.
En cambio Marianne Kneuer, Directora del Instituto de Ciencias Sociales en la Universidad de Hildesheim y vicepresidenta de la International Political Science Association, prefirió hablar de un nuevo fenómeno de "erosión de la democracia".
"Se trata de el desmontaje instrumental de instituciones, procesos y principios democráticos por parte de agentes de erosión, con una declarada intención de transformar o cambiar el sistema de la democracia liberal representativa", explicó.
De esta manera, estos agentes de erosión actúan especialmente sobre el poder legislativo y los medios comunicación como forma de controlar social, y son una forma de cambio alternativo al "colapso brusco" de las democracias que caracterizó al período de la Guerra Fría.
"La erosión es un proceso calculado que neutraliza las instancias de control, es legalista ya que genera nuevas leyes y constituciones, y es el paso previo para una reconfiguración de poder", consideró Kneuer.
La investigadora señaló finalmente que "si se construye una identidad entre pueblo y presidente, el sentimiento es que se puede prescindir de las instituciones".
Philippe Schmitter, profesor emérito del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales del Instituto Universitario Europeo, restó en cambio importancia al rol de los partidos políticos en esta presunta crisis y consideró que "no es la democracia la que está en juego, el problema no son los principios democráticos, sino sus prácticas".
"La crisis es de la sociedad y la economía de la que depende la democracia", consideró Schmitter, para quien esta situación afecta a todas las regiones del mundo por igual.
"Se basa en la desconfianza en la política y la anomia de los ciudadanos, provocada por el capitalismo financiero tras la crisis del 2008 especialmente", consideró. "Esta anomia es muy destructiva", concluyó.