La vergüenza y el estigma de pedir preservativos en Bolivia
El cuestionamiento que sufre la población joven al pedir métodos anticonceptivos es una de las principales razones para que el uso de preservativos siga siendo muy bajo en el país, según explicaron varias expertas a EFE.
La Razón Digital / Bolivia / La Paz
"¿Sabe tu madre que estás comprando preservativos?" Es la respuesta que reciben algunas veces los jóvenes que van a comprar condones a una farmacia de Bolivia, un país donde la media de edad de inicio de relaciones sexuales son los 13 años y el uso de anticonceptivos tiene aún mucho estigma detrás.
De hecho, el cuestionamiento que sufre la población joven al pedir métodos anticonceptivos es una de las principales razones para que el uso de preservativos siga siendo muy bajo en el país, según explicaron varias expertas a Efe.
"¿Qué pasa a un joven que va a una farmacia a pedir un condón? Lo maltratan, lo juzgan, lo critican y al final no le venden el condón", resume la ginecóloga y responsable de Salud de la ONG internacional IPAS-Bolivia, Susana Asport.
La responsable del Programa de VIH y Sida del Gobierno de Bolivia, Carola Valencia, cuenta que los jóvenes dicen tener "prejuicios" de ir a la farmacia porque les cuestionan por qué lo piden y les hacen preguntas de ese tipo.
Valencia pide a las farmacias que "visibilicen más" y que "no tengan ahí ocultito el condón" para que simplemente se pueda pedir señalando y diciendo "deme tres de estos".
Desde el Ministerio de Salud dicen que no existen cifras oficiales de uso de preservativos porque son estudios caros y costosos, pero un pequeño estudio realizado por IPAS, una ONG que defiende los derechos sexuales y reproductivos, en El Alto (la segunda urbe más grande del país) y La Paz, llaman la atención: sólo el 1,5 % y el 1,8 % de jóvenes de entre 12 y 24 años usan métodos anticonceptivos.
Quizás así se explican algunas otras cifras: en 2013 se registraron lo que equivaldría a 246 embarazos por día en adolescentes de 15 a 19 años, según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), y a marzo de 2017 existen 18.624 casos de VIH y Sida en el país, es decir, que 17 de cada 10.000 personas viven con el virus o la enfermedad.
La prueba de detección del VIH es anónima y gratuita en los centros de salud bolivianos, así como el seguimiento y tratamiento con antirretrovirales, recuerda Valencia.
Por eso, lo primero que quieren lograr los expertos es romper esta barrera con las farmacias; en IPAS trabajando con cursos de formación y desde el Gobierno intentando que se puedan distribuir preservativos también en otros lugares, como licorerías, bares y discotecas.
En una cadena de farmacias, llamada Chávez, han querido lanzar un acto simbólico para luchar contra esa vergüenza a la que se puede enfrentar una persona al decir la palabra "preservativo" en alto.
Sólo hay que tirarse de la oreja un par de veces y la vendedora pasa un papel con todos los tipos de productos de protección y salud sexual que tiene. Una solución creativa, pero no la definitiva.
Los métodos anticonceptivos de larga duración -el parche y el dispositivo intrauterino (DIU), conocido como "T" de cobre- son gratuitos en los servicios de salud, pero falta información tanto de este dato como de que pueden ser formas útiles para protección de embarazos.
Y además en las clínicas también se muestran reacios algunas veces y tienen miedo de recetarlos y que después los padres de la joven vengan a pedirles cuentas.
Asport lo resume como que los "servicios tienen miedo a ofertar, y en vez de juzgar deberían ofertar algún método".
Pero estos métodos no son efectivos para prevenir enfermedades de transmisión sexual (ETS) y siempre deberían ir acompañados del condón. Los jóvenes piensan, dice Valencia, "que si tienen relaciones no hay problema porque tienen lo que llaman 'marcha atrás'".
"Lo que básicamente buscamos es que la gente adquiera la responsabilidad respecto a su sexualidad, ya que no solamente te previene de una ETS, sino del VIH, del cáncer cervicouterino y además te previene de un embarazo no deseado", explica esta médica encargada del programa nacional de VIH, e insiste: "pero tienen que usarlo de manera persistente y continua".
Además, el mejor acceso a los métodos anticonceptivos debe ir acompañado, según las dos expertas, por una educación sexual fuerte desde colegios y que no se centre en la punición o en recomendar la abstinencia.
Asport resume que los maestros están enseñando que "el sexo es malo y por ende las personas que tienen relaciones sexuales no pueden usar métodos anticonceptivos porque si usan se van a dedicar a la prostitución y al libertinaje".
"¡Cómo vamos a hablar de abstinencia cuando el inicio de las relaciones es cada vez más temprano; estamos hablando de un promedio de 13 años, incluso ahora se habla de 12 años!", alerta Valencia.
Que se vendan anticonceptivos en supermercados ha mejorado su uso, dice Valencia, pero aún se necesitan más espacios que se animen a venderlos y exhibirlos y soluciones aparentemente tan sencillas como poner máquinas dispensadoras.
La Razón Digital / Bolivia / La Paz
"¿Sabe tu madre que estás comprando preservativos?" Es la respuesta que reciben algunas veces los jóvenes que van a comprar condones a una farmacia de Bolivia, un país donde la media de edad de inicio de relaciones sexuales son los 13 años y el uso de anticonceptivos tiene aún mucho estigma detrás.
De hecho, el cuestionamiento que sufre la población joven al pedir métodos anticonceptivos es una de las principales razones para que el uso de preservativos siga siendo muy bajo en el país, según explicaron varias expertas a Efe.
"¿Qué pasa a un joven que va a una farmacia a pedir un condón? Lo maltratan, lo juzgan, lo critican y al final no le venden el condón", resume la ginecóloga y responsable de Salud de la ONG internacional IPAS-Bolivia, Susana Asport.
La responsable del Programa de VIH y Sida del Gobierno de Bolivia, Carola Valencia, cuenta que los jóvenes dicen tener "prejuicios" de ir a la farmacia porque les cuestionan por qué lo piden y les hacen preguntas de ese tipo.
Valencia pide a las farmacias que "visibilicen más" y que "no tengan ahí ocultito el condón" para que simplemente se pueda pedir señalando y diciendo "deme tres de estos".
Desde el Ministerio de Salud dicen que no existen cifras oficiales de uso de preservativos porque son estudios caros y costosos, pero un pequeño estudio realizado por IPAS, una ONG que defiende los derechos sexuales y reproductivos, en El Alto (la segunda urbe más grande del país) y La Paz, llaman la atención: sólo el 1,5 % y el 1,8 % de jóvenes de entre 12 y 24 años usan métodos anticonceptivos.
Quizás así se explican algunas otras cifras: en 2013 se registraron lo que equivaldría a 246 embarazos por día en adolescentes de 15 a 19 años, según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), y a marzo de 2017 existen 18.624 casos de VIH y Sida en el país, es decir, que 17 de cada 10.000 personas viven con el virus o la enfermedad.
La prueba de detección del VIH es anónima y gratuita en los centros de salud bolivianos, así como el seguimiento y tratamiento con antirretrovirales, recuerda Valencia.
Por eso, lo primero que quieren lograr los expertos es romper esta barrera con las farmacias; en IPAS trabajando con cursos de formación y desde el Gobierno intentando que se puedan distribuir preservativos también en otros lugares, como licorerías, bares y discotecas.
En una cadena de farmacias, llamada Chávez, han querido lanzar un acto simbólico para luchar contra esa vergüenza a la que se puede enfrentar una persona al decir la palabra "preservativo" en alto.
Sólo hay que tirarse de la oreja un par de veces y la vendedora pasa un papel con todos los tipos de productos de protección y salud sexual que tiene. Una solución creativa, pero no la definitiva.
Los métodos anticonceptivos de larga duración -el parche y el dispositivo intrauterino (DIU), conocido como "T" de cobre- son gratuitos en los servicios de salud, pero falta información tanto de este dato como de que pueden ser formas útiles para protección de embarazos.
Y además en las clínicas también se muestran reacios algunas veces y tienen miedo de recetarlos y que después los padres de la joven vengan a pedirles cuentas.
Asport lo resume como que los "servicios tienen miedo a ofertar, y en vez de juzgar deberían ofertar algún método".
Pero estos métodos no son efectivos para prevenir enfermedades de transmisión sexual (ETS) y siempre deberían ir acompañados del condón. Los jóvenes piensan, dice Valencia, "que si tienen relaciones no hay problema porque tienen lo que llaman 'marcha atrás'".
"Lo que básicamente buscamos es que la gente adquiera la responsabilidad respecto a su sexualidad, ya que no solamente te previene de una ETS, sino del VIH, del cáncer cervicouterino y además te previene de un embarazo no deseado", explica esta médica encargada del programa nacional de VIH, e insiste: "pero tienen que usarlo de manera persistente y continua".
Además, el mejor acceso a los métodos anticonceptivos debe ir acompañado, según las dos expertas, por una educación sexual fuerte desde colegios y que no se centre en la punición o en recomendar la abstinencia.
Asport resume que los maestros están enseñando que "el sexo es malo y por ende las personas que tienen relaciones sexuales no pueden usar métodos anticonceptivos porque si usan se van a dedicar a la prostitución y al libertinaje".
"¡Cómo vamos a hablar de abstinencia cuando el inicio de las relaciones es cada vez más temprano; estamos hablando de un promedio de 13 años, incluso ahora se habla de 12 años!", alerta Valencia.
Que se vendan anticonceptivos en supermercados ha mejorado su uso, dice Valencia, pero aún se necesitan más espacios que se animen a venderlos y exhibirlos y soluciones aparentemente tan sencillas como poner máquinas dispensadoras.