Crecen las protestas en EE UU contra el veto a los refugiados

“Esta no es la América que soñamos”, dice un refugiado en el aeropuerto de Dulles, en Washington

Silvia Ayuso
Dulles (Virginia), El País
En una mano, el pasaporte de su país de origen, Irak. En la otra, el estadounidense que obtuvo tras llegar como refugiado hace 15 años por la misma puerta ante la que este domingo se unió a centenares de manifestantes, abogados y activistas para protestar por el veto temporal a refugiados e inmigrantes de países musulmanes emitido por el presidente Donald Trump.


“Esta no es la América con la que soñamos todos, esta no es la superpotencia que se supone tiene que ayudar a otros, no prohibirles la entrada”, lamentaba, frustrado, Hamza.

No era el único. Las pancartas preparadas con premura de muchos de los manifestantes que por segundo día consecutivo se congregaron en el aeropuerto internacional más próximo a Washington, al igual que en muchos otros aeropuertos del país, son una muestra de la indignación que sienten muchos ciudadanos desde que se conoció la orden ejecutiva de Trump, la noche del viernes.

Las protestas, que empezaron el sábado en aeropuertos donde llegaban personas afectadas por el decreto de Trump, se extendieron el domingo al centro de varias ciudades, entre ellas Washington, Boston y Nueva York.

“Prohibir la entrada a inmigrantes es antiamericano”, denunciaba una de las pancartas en el aeropuerto de Dulles. “Donald Trump es un insulto a nuestra historia". "Los refugiados son bienvenidos aquí. Los musulmanes son todos bienvenidos”, rezaban otros carteles.

Una afirmación que también proclamaban a gritos los manifestantes, que saludaban y celebraban la llegada de los pasajeros procedentes de diversos vuelos internacionales. Algunos se mostraban sorprendidos y cohibidos, pero muchos más apreciaron el gesto y agradecieron la calurosa bienvenida a un país que, desde el viernes, ha cerrado sus puertas a muchos.

“Eso está mal”, lamentaba Hamza. “Todos los musulmanes no son terroristas y prohibirles la entrada a todos es como decir que todos lo son”, advirtió. “Aquí somos todos inmigrantes, este país es una nación de inmigrantes. El abuelo del presidente Trump era inmigrante. Las cosas no se hacen así, no se puede prohibir la entrada a todos. Espero que [Trump] cambie de idea, que deje de hacernos parecer mal a todos. Presidente, por favor, tiene que parar esto”.

Pero por ahora, salvo la precisión —no hecha en un principio— de que el veto no afectará a los que tienen una green card o tarjeta verde, el permiso de residencia legal, no hay señales de que la nueva Casa Blanca vaya a echar marcha atrás, más bien al contrario. Aunque un juez federal emitió una orden la noche del sábado ordenando a los agentes del aeropuerto que permitan que las personas retenidas por la orden ejecutiva puedan hablar con un abogado, hasta este domingo los abogados voluntarios congregados en Dulles no habían podido hacerlo.

“No nos han dado acceso. Ni sabemos cuántos hay porque no nos dan ninguna información”, criticó Mirriam Seddiq, una abogada especializada en migración que se ha presentado voluntaria, como decenas más, para ayudar a los atrapados en el limbo legal tras la orden de Trump. En Dulles eran decenas, al igual que traductores de árabe voluntarios.

En los pasillos del aeropuerto, algunos portaban carteles en inglés y árabe ofreciendo ayuda a quienes conozcan algún caso de personas retenidas.

Otros preguntaban a viajeros recién salidos de las aduanas si vieron cómo se impedía abordar al avión a alguna persona por el veto migratorio o si fueron testigos de alguna incidencia en la sala de aduanas a la que no han logrado aún entrar los asesores legales.

Seddiq, que es de origen afgano, se declaró muy preocupada por la situación. Las autoridades aeroportuarias “no deberían rechazar una orden judicial emitida por un juez federal”. Pese a que no hay señales de que la Casa Blanca vaya a dar marcha atrás, Seddiq se aferraba a una esperanza, la vía de un poder judicial que ya ha frenado en el pasado otras órdenes ejecutivas. “Esta administración no cuenta con la independencia del poder judicial. Pero aquí, a los jueces no les gusta que les digan lo que tienen que hacer”, recordó.

Los legisladores demócratas se unen a la condena al veto migratorio

Los apoyos políticos también aumentan. Dulles ha sido este fin de semana parada obligada de demócratas como el gobernador de Virginia, Terry McAuliffe, que el sábado prometió que haría todo lo que esté en su poder para que los afectados por la orden ejecutiva de Trump atrapados en el aeropuerto puedan entrar en el país. También se personó ayer el senador demócrata Cory Booker. El domingo viajaron hasta Dulles los congresistas Gerry Connolly y Don Beyer de Virginia y John Delaney y James Raskin, todos demócratas, al igual que la esposa del senador James Van Hollen, Katherine, que habló en nombre de su marido en apoyo a los inmigrantes.

“¡Hoy todos somos inmigrantes!”, afirmó Connolly en una breve rueda de prensa en la que todos coincidieron en criticar duramente una decisión presidencial que, afirmaron, va en contra de los valores del país y se asemeja a otros momentos vergonzosos de su historia, como el internamiento de más de 120.000 japoneses americanos en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.

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