En las universidades argentinas se habla “colombiano”
Unos 10 mil jóvenes colombianos cursan sus estudios en Buenos Aires, atraídos por la calidad y los bajos costos
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
Basta darse una vuelta por la los pasillos de la facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) o recorrer las aulas donde se dicta periodismo en la Universidad de Palermo (UP) para escuchar la inconfundible tonada colombiana. Llegados desde Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla o Cartagena, 10.000 estudiantes de grado y posgrado han dado un nuevo perfil al ambiente académico local, atraídos, dicen ellos, por la fama regional que tiene la educación en Argentina y menores costos que en Colombia. La mayoría se ha adaptado rápidamente, muchos tienen trabajo y algunos hasta piensan en quedarse.
Las estadísticas indican que hay casi 24.000 colombianos con residencia permanente en Argentina, una cifra que asciende a 110.000 si se le suma las temporarias. De ese total 10.000 viajaron para estudiar. Un sondeo realizado en julio por la Universidad de Tres de Febrero (Untref) y el consulado de Colombia en Buenos Aires determinó que el 42% de los estudiantes colombianos elige la UBA, que es pública y gratuita para las carreras de grado, y el 21% concurre a privadas. El 77% paga por sus estudios. De los que pagan, 57% lo hace por un posgrado de universidad pública y el 35% por alguna carrera de grado. Tres de cada diez colombianos cursa una humanística, pero sin duda la gran estrella es medicina, que ocupa al 17% del total de las elecciones. “Medicina de la UBA es una de las facultades más reconocidas de América Latina”, dice Natalia Torres, de 18 años y recién llegada desde Bogotá para convertirse en médica en Buenos Aires. “A eso debo sumar que estudiar acá es más barato que en Colombia, que hablamos el mismo idioma y que puedo convalidar el título sin problemas cuando regrese. Tengo la experiencia de una amiga egresada que ya está ejerciendo en mi país”, explica Torres.
Otra carrera muy buscada es psicología, donde las universidades argentinas también tienen buena fama. Julieth Blanco, de 21 años, viajó desde Barranquilla para cursar las prácticas de su último año de carrera en la UBA. Ella debe pagar 120 dólares por materia por ser extranjera, pero dice que el esfuerzo vale por el valor agregado que dará a su hoja de vida el paso por Buenos Aires. “El prestigio internacional de psicología en la UBA es importante, y hasta ahora mi experiencia ha sido muy buena”, cuenta Blanco. “Una vez que me reciba tengo el proyecto de hacer una maestría. Esa sí es paga, pero incluso así la educación es más económica aquí que en Colombia, sobre todo en el campo de la salud”, dice. De hecho, es común acudir a una clínica privada o al odontólogo en Buenos Aires y que el médico sea un colombiano que está sumando horas de residencia.
La cuestión económica es lo primero que motiva a los colombianos a estudiar fuera de casa. Luego se presenta el dilema del país de destino, y es ahí donde Argentina corre con ventaja. “La mayoría de los títulos son compatibles y muchos vienen a la UBA porque es gratis. Chile es más caro que acá y Argentina tiene además el prestigio de sus universidades. Siempre se ha visto a Argentina como la Europa dentro de la Latinoamérica y venir aquí no es tan caro como ir a Europa”, dice Simón Gómez, estudiante de periodismo deportivo en la UP. La ventaja de los costos, sin embargo, se ha deteriorado en los últimos años. Hasta 2015 el cambio de moneda era muy favorable para los colombianos, pero la ecuación se alteró cuando el dólar en Colombia casi duplicó su valor frente al peso. La inflación argentina degradó aún más el beneficios. “Conozco amigos que se han ido con el aumento de los precios en Argentina. Además el dólar en Colombia pasó de 1.600 a 3.000 pesos y eso hizo que sea más caro financiar nuestra estadía aquí”, explica Gómez.
La mayoría de los colombianos que viven en Buenos Aires se mueven dentro de la red de migrantes que encuentra cuando llegan. Si vienen de familias de alto nivel económico seguramente irán a parar a una universidad privada como Palermo, sino será más común encontrarlos en la UBA. Cuando no pueden costearse un piso individual lo comparten con otros estudiantes. Y la mayoría busca algún trabajo que les permita participar poco a poco del mercado local y autoabastecerse sin la ayuda familiar. Pero las aspiraciones laborales no siempre se ven satisfechas. “Es relativamente fácil conseguir un trabajo, sobre todo en el área de los servicios, como camarero, por ejemplo. Pero no tienes la oportunidad de tener trabajos que tengan un perfil más alto”, cuenta Felipe Guevara, nacido hace 32 años en una ciudad pequeña del departamento de Boyacá y alumno de periodismo en la UP. “En Argentina la formación es mejor”, dice, “la educación en Colombia es más complicada y retrograda. Todavía el profesor es ese que no te enseña sino que te llena de conceptos, sabe mucho pero no sabe enseñar. Aquí se centran más en que la persona aprenda a que se saque una buena nota”.
¿Y existe un choque cultural? “Llegué con una idea de los argentinos, pero han sido muy amables y calurosos. Dicen que los porteños son arrogantes o te tratan mal o te van a discriminar y ha sido todo lo contrario, les encanta que seamos extranjeros”, dice Blanco. Los estudiantes coinciden, sin embargo, en que es duro sacarse de encima ciertos estereotipos atribuidos al colombiano, como aquel que los vincula a la cultura del narcotráfico. Para Guevara, “no falta el desubicado que te pregunta que piensan de Pablo Escobar, y eso el colombiano que viene con cierto nivel educativo no lo ve de buena manera. Es como resaltar una imposición que tenemos en todos lados”.
Federico Rivas Molina
Buenos Aires, El País
Basta darse una vuelta por la los pasillos de la facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) o recorrer las aulas donde se dicta periodismo en la Universidad de Palermo (UP) para escuchar la inconfundible tonada colombiana. Llegados desde Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla o Cartagena, 10.000 estudiantes de grado y posgrado han dado un nuevo perfil al ambiente académico local, atraídos, dicen ellos, por la fama regional que tiene la educación en Argentina y menores costos que en Colombia. La mayoría se ha adaptado rápidamente, muchos tienen trabajo y algunos hasta piensan en quedarse.
Las estadísticas indican que hay casi 24.000 colombianos con residencia permanente en Argentina, una cifra que asciende a 110.000 si se le suma las temporarias. De ese total 10.000 viajaron para estudiar. Un sondeo realizado en julio por la Universidad de Tres de Febrero (Untref) y el consulado de Colombia en Buenos Aires determinó que el 42% de los estudiantes colombianos elige la UBA, que es pública y gratuita para las carreras de grado, y el 21% concurre a privadas. El 77% paga por sus estudios. De los que pagan, 57% lo hace por un posgrado de universidad pública y el 35% por alguna carrera de grado. Tres de cada diez colombianos cursa una humanística, pero sin duda la gran estrella es medicina, que ocupa al 17% del total de las elecciones. “Medicina de la UBA es una de las facultades más reconocidas de América Latina”, dice Natalia Torres, de 18 años y recién llegada desde Bogotá para convertirse en médica en Buenos Aires. “A eso debo sumar que estudiar acá es más barato que en Colombia, que hablamos el mismo idioma y que puedo convalidar el título sin problemas cuando regrese. Tengo la experiencia de una amiga egresada que ya está ejerciendo en mi país”, explica Torres.
Otra carrera muy buscada es psicología, donde las universidades argentinas también tienen buena fama. Julieth Blanco, de 21 años, viajó desde Barranquilla para cursar las prácticas de su último año de carrera en la UBA. Ella debe pagar 120 dólares por materia por ser extranjera, pero dice que el esfuerzo vale por el valor agregado que dará a su hoja de vida el paso por Buenos Aires. “El prestigio internacional de psicología en la UBA es importante, y hasta ahora mi experiencia ha sido muy buena”, cuenta Blanco. “Una vez que me reciba tengo el proyecto de hacer una maestría. Esa sí es paga, pero incluso así la educación es más económica aquí que en Colombia, sobre todo en el campo de la salud”, dice. De hecho, es común acudir a una clínica privada o al odontólogo en Buenos Aires y que el médico sea un colombiano que está sumando horas de residencia.
La cuestión económica es lo primero que motiva a los colombianos a estudiar fuera de casa. Luego se presenta el dilema del país de destino, y es ahí donde Argentina corre con ventaja. “La mayoría de los títulos son compatibles y muchos vienen a la UBA porque es gratis. Chile es más caro que acá y Argentina tiene además el prestigio de sus universidades. Siempre se ha visto a Argentina como la Europa dentro de la Latinoamérica y venir aquí no es tan caro como ir a Europa”, dice Simón Gómez, estudiante de periodismo deportivo en la UP. La ventaja de los costos, sin embargo, se ha deteriorado en los últimos años. Hasta 2015 el cambio de moneda era muy favorable para los colombianos, pero la ecuación se alteró cuando el dólar en Colombia casi duplicó su valor frente al peso. La inflación argentina degradó aún más el beneficios. “Conozco amigos que se han ido con el aumento de los precios en Argentina. Además el dólar en Colombia pasó de 1.600 a 3.000 pesos y eso hizo que sea más caro financiar nuestra estadía aquí”, explica Gómez.
La mayoría de los colombianos que viven en Buenos Aires se mueven dentro de la red de migrantes que encuentra cuando llegan. Si vienen de familias de alto nivel económico seguramente irán a parar a una universidad privada como Palermo, sino será más común encontrarlos en la UBA. Cuando no pueden costearse un piso individual lo comparten con otros estudiantes. Y la mayoría busca algún trabajo que les permita participar poco a poco del mercado local y autoabastecerse sin la ayuda familiar. Pero las aspiraciones laborales no siempre se ven satisfechas. “Es relativamente fácil conseguir un trabajo, sobre todo en el área de los servicios, como camarero, por ejemplo. Pero no tienes la oportunidad de tener trabajos que tengan un perfil más alto”, cuenta Felipe Guevara, nacido hace 32 años en una ciudad pequeña del departamento de Boyacá y alumno de periodismo en la UP. “En Argentina la formación es mejor”, dice, “la educación en Colombia es más complicada y retrograda. Todavía el profesor es ese que no te enseña sino que te llena de conceptos, sabe mucho pero no sabe enseñar. Aquí se centran más en que la persona aprenda a que se saque una buena nota”.
¿Y existe un choque cultural? “Llegué con una idea de los argentinos, pero han sido muy amables y calurosos. Dicen que los porteños son arrogantes o te tratan mal o te van a discriminar y ha sido todo lo contrario, les encanta que seamos extranjeros”, dice Blanco. Los estudiantes coinciden, sin embargo, en que es duro sacarse de encima ciertos estereotipos atribuidos al colombiano, como aquel que los vincula a la cultura del narcotráfico. Para Guevara, “no falta el desubicado que te pregunta que piensan de Pablo Escobar, y eso el colombiano que viene con cierto nivel educativo no lo ve de buena manera. Es como resaltar una imposición que tenemos en todos lados”.