Dilma Rousseff ante el juicio político, ¿por el camino de Collor de Mello?

Sofía Benavides
Infobae
Fernando Collor de Mello presentó esta semana su renuncia al Partido Laborista brasileño (PTB) al anunciar que no apoyaría el pedido de juicio político contra la presidente Dilma Rousseff.


Con el reflejo de su pasado asomándose por su espalda, el actual senador y ex presidente (1990-1992), que fue empujado a renunciar a su mandato ante la amenaza de un impeachment hace casi 25 años, se solidarizó con la presidente petista argumentando que no existían pruebas que justifiquen el proceso actual.

Para Rousseff no se trata de un apoyo menor, en medio del momento más crítico de su mandato. Pese a haber asegurado que no renunciaría "ante ninguna hipótesis", lo cierto es que la mandataria enfrenta la posibilidad de un juicio político, y ya ha recibido varios pedidos de renuncia.
Protestas contra el gobierno de Dilma Rousseff reclaman el juicio político

El último y más ruidoso fue el de la revista semanal The Economist, que acaba de titular en su tapa "Es hora de irse" con una foto de la presidente. En Brasil, las diferencias y similitudes de ambos procesos son discutidos por especialistas y políticos en momentos de fuerte polarización política.

-Las causas:

Las causas contra Collor de Mello y contra Rousseff guardan serias diferencias, aunque el fantasma de la corrupción acecha en ambas. Marcello Lavenère, quien fuera el autor del pedido de impeachment en 1992 fue categórico con las comparaciones: "La situación ahora es diferente". El entonces presidente de la Orden de Abogados de Brasil (OAB) dijo a la cadena Deutsche Welle que no existen fundamentos consistentes para justificar la apertura de un proceso de destitución.

"En mi opinión, esto no corresponde a los crímenes que contempla la Constitución para abrir un proceso", afirmó. Defensor de los gobiernos de Lula da Silva y Rousseff, Lavenère opinó que con la inconsistencia de las pruebas presentadas, el éxito del juicio político lo definirá "el juego político, las pasiones y los choques entre los diferentes intereses político-partidarios".

Actualmente, la presidente está cuestionada por una supuesta manipulación de las cuentas públicas en los balances oficiales de 2014 y 2015. Las llamadas "pedaleadas fiscales", son maniobras por las que el gobierno demora la transferencia de fondos a los bancos públicos para maquillar las cuentas oficiales, violando la ley de responsabilidad fiscal. Además, todavía sin éxito, la oposición ha realizado una serie de pedidos formales para que se incluya en la denuncia contra la mandataria la megacausa del "Lava Jato", en la que tanto Rousseff como su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, habrían formado parte de un gigantesco esquema de corrupción armado en torno a la estatal Petrobras.

En el caso de Collor de Mello, en cambio, su renuncia llegó después de que la Cámara de Diputados aprobara por 441 votos abrir una moción de censura en su contra por un caso de corrupción.
Las acusaciones eran de todo tipo y lo involucraban directamente: desvío de fondos públicos por parte de su esposa, negociados con empresas del estado, cuentas millonarias en el exterior, tráfico de influencias, y hasta denuncias de presiones contra el presidente de Petrobras. El escándalo, sin embargo, pasó de las denuncias desmentidas al estallido cuando el propio hermano de Collor de Mello confirmó las irregularidades en mayo del 72 a través de la revista Veja.

- Las alianzas

El periodista y analista internacional Santiago Pérez, consultado por Infobae, consideró que las alianzas gubernamentales en 1992 y en la actualidad marcan una línea que puede equiparar ambos procesos judiciales.

En efecto, el sistema brasileño está basado en una especie de "presidencialismo de coalición", que obliga a los partidos que pretenden llegar al poder a tejer un sistema de alianzas con otras formaciones. En su momento, el joven Collor de Mello se presentó como candidato del Partido de la Reconstrucción Nacional (PRN), un pequeño partido que logró rápidamente el apoyo de la derecha ante su entonces adversario, el Partido de los Trabajadores de Lula da Silva.

"Collor contaba con una alianza de cinco partidos que estalló cuando comenzó la crisis económica y el escándalo de corrupción"

"Collor contaba con una alianza de cinco partidos que estalló cuando comenzó la crisis económica y el escándalo de corrupción. No había forma de detener el proceso de juicio político en el parlamento, y por eso terminó presentando su renuncia".
Dilma Rousseff junto al vicepresidente del PMDB, Michel Temer
Reuters


La situación actual de Dilma Rousseff contiene para el especialista los mismos elementos potencialmente explosivos. Su principal aliado, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), es el partido más importante del país y ocupa la vicepresidencia a través de Michel Temer. Además de gobernar en siete de los 27 estados del país, cuenta en el plano municipal con 1.041 de las 5.570 alcaldías del país.

En las últimas semanas han aumentado las voces dentro del partido que piden abandonar el Ejecutivo. Si esos deseos se concretan, Rousseff, al igual que Collor de Mello casi un cuarto de siglo atrás, no podrá evitar el juicio político en el parlamento.

"Hoy en día la alianza de Dilma esta a punto de quebrarse", explica Pérez.


-La crisis política y la crisis económica

Como varios de los países de Latinoamérica en la última etapa, la sociedad brasileña atraviesa actualmente un proceso de fuerte polarización política. Desde que estalló la crisis de corrupción en torno a Petrobras, esa polarización se ha exacerbado aún más, y las manifestaciones a favor y en contra del gobierno se multiplicaron en las calles de las principales ciudades del país.

"En 1992, cuando surgió la posibilidad de un impeachment, la población salió a las calles para apoyar ese proceso. No hubo una sola manifestación en apoyo al presidente"

"En 1992, cuando surgió la posibilidad de un impeachment, la población salió a las calles para apoyar ese proceso. No hubo una sola manifestación en apoyo al presidente. Hoy es diferente", opinó Marcello Lavenère en la entrevista de Deutsche Welle.

Es que la magnitud del caso "Lava Jato" -que ya se ha cobrado la prisión de más de un centenar de políticos, funcionarios y empresarios- y pese a que la justicia no ha confirmado por el momento ninguna de las denuncias contra Lula y Dilma, ya tuvo consecuencias en la importante base de apoyo petista.

Ya sea por el descrédito y la desconfianza que éste ha despertado en la sociedad brasileña contra la clase política, como por el hecho de que cuesta creer que semejante estructura se desarrollara al margen de los dos mandatarios, el oficialismo hoy enfrenta un laberinto de difícil resolución.

A esto, tanto en 1992 como en 2016 se suma una aguda crisis económica que, aunque con características diferentes en cada caso, significó -y significa- una pérdida del poder adquisitivo de los brasileños.

En el caso de Collor de Mello, su breve paso por el gobierno estuvo marcado por una hiperinflación 1200% anual y la posterior confiscación de depósitos, combinado con apertura muy grande de la economía que resultó en la inundación del mercado de productos importados. Por último, subieron los índices de desocupación: unas 7,5 millones de personas perdieron sus empleos.

La crisis actual no es más alentadora. Mientras se profundiza la recesión en la que es la mayor economía de Latinoamérica y algunos ya dicen que es la peor en 80 años, el desempleo trepó al 8%. Asimismo, Brasil enfrenta una gigantesca fuga de capitales, todo lo cual ha obligado al gobierno ha aplicar un fuerte ajuste cuyo costo, para su disgusto, también deberá pagar en el próximo periodo.

Entradas populares