El incierto escenario político frena a los inversores internacionales
Crece el sscepticismo entre los inversores internacionales debido a las próximas convocatorias electorales y a la amenaza de Cataluña de declarar la independencia
Alicia González
Madrid, El País
Los elogios a la recuperación de la economía española han dejado paso a un creciente escepticismo entre los inversores internacionales. La convocatoria electoral en Cataluña, la amenaza de declarar la independencia y el incierto resultado que presentan las elecciones generales que se celebrarán antes de fin de año dibujan un escenario de inestabilidad política que suscita dudas entre los inversores. Solo en junio, apuntan los expertos, el capital internacional retiró 21.000 millones de euros del mercado español. Las decisiones de inversión se aplazan a enero, a la espera de que el escenario político se aclare.
Hasta hace apenas unos meses, los inversores pujaban por tener posiciones en el mercado español. La larga crisis que había sufrido la economía española había abaratado el precio de inmuebles, acciones y empresas hasta niveles que los inversores internacionales consideraban más que rentables. El lema era simple: si no estabas en España, ya llegabas tarde.
La situación ha variado considerablemente a lo largo del verano. No se niegan las mejoras que registran los datos económicos pero sí aparecen en el escenario elementos de inestabilidad política que suscitan dudas. Y con ellas, llamadas, correos electrónicos y muchas preguntas sobre los posibles escenarios resultantes de las consultas electorales.
Muchos han optado por frenar sus inversiones en España en general y Cataluña en particular. “Mis clientes no me van a penalizar si la rentabilidad del fondo se queda por debajo de la media de los últimos años. Eso sí, no quieren más riesgo del necesario y prefieren que el último euro lo gane otro. En las próximas semanas iremos reduciendo nuestra exposición a España”, admitía a finales de agosto un gestor de un fondo internacional que ha hecho una seria apuesta por los activos españoles en los últimos años.
Es la misma tesis que sostiene Steen Jakobsen, jefe de inversión de Saxo Bank. “Los inversores no van a tener posiciones largas en activos españoles. Asisten a una pelea de guardería, sin ganadores ni perdedores. Los verdaderos perdedores van a ser el empleo, las cuentas públicas, el crecimiento...”, apunta poco antes de viajar a Madrid. Está al tanto del creciente enfrentamiento entre el Gobierno central y la Generalitat y quiere tomar el pulso a las empresas y los analistas personalmente.
Rajoy debe plantar batalla
“El Gobierno ha dejado que las cosas hayan llegado demasiado lejos. [Mariano] Rajoy va a tener que plantar batalla desde la esquina del ring y todos los titulares en torno al riesgo de independencia en Cataluña suponen varios meses de mala prensa para España y para el Gobierno en pleno ciclo electoral”, subraya.
El dinero no es amigo de grandes incertidumbres. Solo en junio pasado, 21.700 millones de euros de capital extranjero han salido del mercado español, frente al saldo positivo de 1.300 millones de euros de junio de 2014. Según los datos de la balanza de pagos que publica el Banco de España, en los seis primeros meses del año la salida neta de capital se elevó a 29.500 millones de euros, frente a los 13.000 millones de mismo periodo del año anterior.
“Desde el punto de vista macroeconómico, España debería mantener la senda positiva este año y duplicar su tasa de crecimiento del PIB”, apunta en una nota a clientes Christoph Riniker, jefe de estrategia de Julius Baer. “Pero en su conjunto, creemos que el actual escenario político en España mantiene elevados niveles de incertidumbre que nos hace preferir los activos italianos frente a los españoles”, remataba. A mediados de julio, la diferencia entre el bono español e italiano a 10 años respecto al alemán se situaba en los 114 y los 113 puntos, respectivamente. Ahora, la prima de riesgo española supera en 20 puntos a la italiana (140 frente a 121 puntos, al cierre del viernes).
Esa actitud de esperar y ver se percibe claramente por los gestores que se mueven en el mercado internacional. “Nadie quiere saber nada de entrar al mercado español en estos momentos”, admite uno de esos gestores que ha intentado montar sin éxito un nuevo fondo de inversión en activos españoles. “Todo el mundo me dice que vuelva a verles en enero”, confesaba en una cena de verano.
En todo caso, eso no significa, a juicio de los expertos, que vaya a haber una estampida antes de las elecciones. “No se va a producir un pánico vendedor. La incertidumbre en las bolsas es ahora generalizada e influyen también otros factores externos. Solo que los inversores que no hayan entrado todavía en el mercado español no van a hacerlo en este momento. Prefieren esperar”, apunta una analista de calificaciones de riesgo soberano.
Las principales agencias de calificación están pendientes de los acontecimientos políticos, especialmente en el caso de Cataluña. Fitch mantiene a la comunidad bajo revisión negativa y Standard and Poor's lo sitúa en bono basura, lejos de la calificación de inversión que otorga a la deuda soberana española.
“El divorcio puede ser contagioso”
A.G.
Los analistas de Goldman Sachs abordan en un reciente informe las causas y consecuencias del aumento de los movimientos independentistas en Europa y su impacto sobre la consolidación fiscal europea. Una tendencia que en buena medida atribuyen a las recetas de austeridad aplicadas contra la crisis. A su juicio, Alemania puede ser el modelo a seguir, con su sistema de federalismo fiscal.
“No es una casualidad que el aumento del separatismo político a nivel regional en toda Europa coincida con la urgencia de una consolidación fiscal a nivel nacional”, afirman Adrian Paul y Huw Pill.
“Los científicos han descubierto que el divorcio puede ser contagioso”. Es lo que ha pasado, dicen, en Escocia, donde estuvo a punto de ganar el sí a la separación de Reino Unido; lo que apuntan las elecciones regionales en Italia con la zona del Véneto y el Sur del Tirol o el caso de Cataluña.
“Las elecciones regionales en Cataluña van a ser de facto un referéndum sobre la dependencia de España”, sostienen los economistas.
En ambos casos, las agencias ponen el acento en la elevada dependencia —más del 50%, dicen— que Cataluña tiene del Estado para su financiación. Sin el Fondo de Liquidez Autonómica, Cataluña estaría directamente quebrada, subrayan fuentes de las calificadoras. El déficit no deja de crecer.
El nervio de los inversores con la cuestión catalana se refleja en la rentabilidad que le exigen a la deuda de la comunidad. El bono a cinco años, con vencimiento en febrero de 2020, debe pagar un 4,95%, 328 puntos básicos más de lo que le exigen a la deuda alemana y 248 puntos por encima de la deuda española. “Es más un mensaje político que algo que vaya a tener un impacto real sobre las finanzas catalanas, porque solo una pequeña parte de su financiación depende de los mercados, a los que tiene limitado acceso. Pero sí es un reflejo de los nervios que existen”, apunta la analista de riesgos.
El ‘lobo’ de Wall Street no pierde de vista a Cataluña
A.G.
“¿Cómo? ¿No conoces al Lobo? ¡Todos en Wall Street lo leen y lo siguen! Es una referencia”. El Lobo es Wolf Richter, el editor de Wolf (lobo, en inglés) Street, un blog sobre empresas y finanzas que marca los temas a seguir de la actualidad internacional y que resultan claves para los inversores con las miras puestas en el mercado internacional.
Wolf Street no ha quitado ojo este verano a la evolución del proceso de Cataluña. Uno de sus colaboradores —bajo el seudónimo de Don Quijones— escribía sobre el “septiembre caliente” al que se enfrenta Cataluña y cuyas consecuencias económicas “ya se dejan sentir”, decía a finales de agosto. Las llamadas y los correos electrónicos no se hicieron esperar.
“Wolf Street nos recuerda que Cataluña se enfrenta a las elecciones regionales más importantes de los últimos 40 años y que sus repercusiones se pueden sentir mucho más allá de las fronteras españolas. ¿Qué sabemos de esto?”, escribía el presidente de una gestora europea a uno de sus directivos en Londres nada más leer el artículo.
El pasado mes de julio, Wolf Street advertía de que “la madre de todas las tormentas se estaba formando en torno a la independencia de Cataluña” y las razones por las que Bruselas debería “estar seriamente preocupado por lo que ocurre al sur de los Pirineos”.
Ahí se acuñaba un nuevo término: el Catexit, el resultado de sumar Cataluña y exit (salida en inglés). Una expresión que ganó fortuna con el riesgo de salida de Grecia del euro (Grexit), que tuvo su continuidad con el referéndum que celebrará Reino Unido respecto a su permanencia en la Unión Europea (Brexit) y que ahora alcanza al proceso catalán.
Alicia González
Madrid, El País
Los elogios a la recuperación de la economía española han dejado paso a un creciente escepticismo entre los inversores internacionales. La convocatoria electoral en Cataluña, la amenaza de declarar la independencia y el incierto resultado que presentan las elecciones generales que se celebrarán antes de fin de año dibujan un escenario de inestabilidad política que suscita dudas entre los inversores. Solo en junio, apuntan los expertos, el capital internacional retiró 21.000 millones de euros del mercado español. Las decisiones de inversión se aplazan a enero, a la espera de que el escenario político se aclare.
Hasta hace apenas unos meses, los inversores pujaban por tener posiciones en el mercado español. La larga crisis que había sufrido la economía española había abaratado el precio de inmuebles, acciones y empresas hasta niveles que los inversores internacionales consideraban más que rentables. El lema era simple: si no estabas en España, ya llegabas tarde.
La situación ha variado considerablemente a lo largo del verano. No se niegan las mejoras que registran los datos económicos pero sí aparecen en el escenario elementos de inestabilidad política que suscitan dudas. Y con ellas, llamadas, correos electrónicos y muchas preguntas sobre los posibles escenarios resultantes de las consultas electorales.
Muchos han optado por frenar sus inversiones en España en general y Cataluña en particular. “Mis clientes no me van a penalizar si la rentabilidad del fondo se queda por debajo de la media de los últimos años. Eso sí, no quieren más riesgo del necesario y prefieren que el último euro lo gane otro. En las próximas semanas iremos reduciendo nuestra exposición a España”, admitía a finales de agosto un gestor de un fondo internacional que ha hecho una seria apuesta por los activos españoles en los últimos años.
Es la misma tesis que sostiene Steen Jakobsen, jefe de inversión de Saxo Bank. “Los inversores no van a tener posiciones largas en activos españoles. Asisten a una pelea de guardería, sin ganadores ni perdedores. Los verdaderos perdedores van a ser el empleo, las cuentas públicas, el crecimiento...”, apunta poco antes de viajar a Madrid. Está al tanto del creciente enfrentamiento entre el Gobierno central y la Generalitat y quiere tomar el pulso a las empresas y los analistas personalmente.
Rajoy debe plantar batalla
“El Gobierno ha dejado que las cosas hayan llegado demasiado lejos. [Mariano] Rajoy va a tener que plantar batalla desde la esquina del ring y todos los titulares en torno al riesgo de independencia en Cataluña suponen varios meses de mala prensa para España y para el Gobierno en pleno ciclo electoral”, subraya.
El dinero no es amigo de grandes incertidumbres. Solo en junio pasado, 21.700 millones de euros de capital extranjero han salido del mercado español, frente al saldo positivo de 1.300 millones de euros de junio de 2014. Según los datos de la balanza de pagos que publica el Banco de España, en los seis primeros meses del año la salida neta de capital se elevó a 29.500 millones de euros, frente a los 13.000 millones de mismo periodo del año anterior.
“Desde el punto de vista macroeconómico, España debería mantener la senda positiva este año y duplicar su tasa de crecimiento del PIB”, apunta en una nota a clientes Christoph Riniker, jefe de estrategia de Julius Baer. “Pero en su conjunto, creemos que el actual escenario político en España mantiene elevados niveles de incertidumbre que nos hace preferir los activos italianos frente a los españoles”, remataba. A mediados de julio, la diferencia entre el bono español e italiano a 10 años respecto al alemán se situaba en los 114 y los 113 puntos, respectivamente. Ahora, la prima de riesgo española supera en 20 puntos a la italiana (140 frente a 121 puntos, al cierre del viernes).
Esa actitud de esperar y ver se percibe claramente por los gestores que se mueven en el mercado internacional. “Nadie quiere saber nada de entrar al mercado español en estos momentos”, admite uno de esos gestores que ha intentado montar sin éxito un nuevo fondo de inversión en activos españoles. “Todo el mundo me dice que vuelva a verles en enero”, confesaba en una cena de verano.
En todo caso, eso no significa, a juicio de los expertos, que vaya a haber una estampida antes de las elecciones. “No se va a producir un pánico vendedor. La incertidumbre en las bolsas es ahora generalizada e influyen también otros factores externos. Solo que los inversores que no hayan entrado todavía en el mercado español no van a hacerlo en este momento. Prefieren esperar”, apunta una analista de calificaciones de riesgo soberano.
Las principales agencias de calificación están pendientes de los acontecimientos políticos, especialmente en el caso de Cataluña. Fitch mantiene a la comunidad bajo revisión negativa y Standard and Poor's lo sitúa en bono basura, lejos de la calificación de inversión que otorga a la deuda soberana española.
“El divorcio puede ser contagioso”
A.G.
Los analistas de Goldman Sachs abordan en un reciente informe las causas y consecuencias del aumento de los movimientos independentistas en Europa y su impacto sobre la consolidación fiscal europea. Una tendencia que en buena medida atribuyen a las recetas de austeridad aplicadas contra la crisis. A su juicio, Alemania puede ser el modelo a seguir, con su sistema de federalismo fiscal.
“No es una casualidad que el aumento del separatismo político a nivel regional en toda Europa coincida con la urgencia de una consolidación fiscal a nivel nacional”, afirman Adrian Paul y Huw Pill.
“Los científicos han descubierto que el divorcio puede ser contagioso”. Es lo que ha pasado, dicen, en Escocia, donde estuvo a punto de ganar el sí a la separación de Reino Unido; lo que apuntan las elecciones regionales en Italia con la zona del Véneto y el Sur del Tirol o el caso de Cataluña.
“Las elecciones regionales en Cataluña van a ser de facto un referéndum sobre la dependencia de España”, sostienen los economistas.
En ambos casos, las agencias ponen el acento en la elevada dependencia —más del 50%, dicen— que Cataluña tiene del Estado para su financiación. Sin el Fondo de Liquidez Autonómica, Cataluña estaría directamente quebrada, subrayan fuentes de las calificadoras. El déficit no deja de crecer.
El nervio de los inversores con la cuestión catalana se refleja en la rentabilidad que le exigen a la deuda de la comunidad. El bono a cinco años, con vencimiento en febrero de 2020, debe pagar un 4,95%, 328 puntos básicos más de lo que le exigen a la deuda alemana y 248 puntos por encima de la deuda española. “Es más un mensaje político que algo que vaya a tener un impacto real sobre las finanzas catalanas, porque solo una pequeña parte de su financiación depende de los mercados, a los que tiene limitado acceso. Pero sí es un reflejo de los nervios que existen”, apunta la analista de riesgos.
El ‘lobo’ de Wall Street no pierde de vista a Cataluña
A.G.
“¿Cómo? ¿No conoces al Lobo? ¡Todos en Wall Street lo leen y lo siguen! Es una referencia”. El Lobo es Wolf Richter, el editor de Wolf (lobo, en inglés) Street, un blog sobre empresas y finanzas que marca los temas a seguir de la actualidad internacional y que resultan claves para los inversores con las miras puestas en el mercado internacional.
Wolf Street no ha quitado ojo este verano a la evolución del proceso de Cataluña. Uno de sus colaboradores —bajo el seudónimo de Don Quijones— escribía sobre el “septiembre caliente” al que se enfrenta Cataluña y cuyas consecuencias económicas “ya se dejan sentir”, decía a finales de agosto. Las llamadas y los correos electrónicos no se hicieron esperar.
“Wolf Street nos recuerda que Cataluña se enfrenta a las elecciones regionales más importantes de los últimos 40 años y que sus repercusiones se pueden sentir mucho más allá de las fronteras españolas. ¿Qué sabemos de esto?”, escribía el presidente de una gestora europea a uno de sus directivos en Londres nada más leer el artículo.
El pasado mes de julio, Wolf Street advertía de que “la madre de todas las tormentas se estaba formando en torno a la independencia de Cataluña” y las razones por las que Bruselas debería “estar seriamente preocupado por lo que ocurre al sur de los Pirineos”.
Ahí se acuñaba un nuevo término: el Catexit, el resultado de sumar Cataluña y exit (salida en inglés). Una expresión que ganó fortuna con el riesgo de salida de Grecia del euro (Grexit), que tuvo su continuidad con el referéndum que celebrará Reino Unido respecto a su permanencia en la Unión Europea (Brexit) y que ahora alcanza al proceso catalán.