Tras observar 200 mil galaxias confirman que el Universo “está muriendo”
Clarín
Como las mariposas o las flores, muy lentamente, el Universo también está muriendo. Así lo confirmó un equipo integrado por más de 100 científicos de 30 universidades de Australia, Europa y los Estados Unidos. A esta conclusión llegaron tras analizar más de 200 mil galaxias y comprobar que la energía producida hoy en una sección del universo es la mitad de lo que era hace 2.000 millones de años.
El dato de que el Universo (cuya edad ronda los 13.730 millones de años) se está apagando, se conoce desde finales de los 90. El aporte del proyecto GAMA (Galaxy And Mass Assembly) es que esta desaceleración ocurre en todas las longitudes de onda, desde el ultravioleta al infrarrojo. Lo que supone la evaluación más completa de la emisión de energía del universo cercano.
Desde hace unos 8 mil millones de años, la formación de estrellas va decreciendo, lo que implica que se libera menos energía y se alimentan menos galaxias activas. Así, bajo este ritmo, el Universo va perdiendo actividad y se encamina a su fin. La buena noticia es que todavía queda combustible para rato, ya el hidrógeno, que es el elemento más abundante del cosmos, representa más del 90% de toda la materia.
“En el Universo hay dos fuentes principales de emisión de energía. Por una parte los átomos de hidrógeno que se formaron al comienzo del Universo se fusionan en el interior de las estrellas para formar átomos de helio. En este proceso se libera energía. A medida que evoluciona la estrella, son los átomos de helio los que se transmutan en elementos más pesados como el carbono, el nitrógeno, el oxígeno. Por otro lado, la materia que cae a las proximidades de un agujero negro se calienta a temperaturas de millones de grados, convirtiendo la energía potencial gravitatoria en luz. Es lo que ocurre en el núcleo de las galaxias activas, como los cuásares”, le contó a Clarín Miguel Mas Hesse, astrofísico del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) de Madrid, España.
Lo concreto es que estos dos procesos emiten luz en todos los rangos de energía: ultravioleta, óptico, infrarrojo, rayos x. “Lo que se ha hecho con el sondeo GAMA fue estudiar la cantidad de energía emitida en varios rangos de longitud de onda, dentro de volúmenes iguales situados a varias distancias y por lo tanto, a varias edades del universo, ya que cuanto más lejos están las galaxias, su luz se emitió hace más tiempo. De esta manera se cuantificó la cantidad media de energía que se ha ido emitiendo en el Universo a lo largo del tiempo y han visto que el ritmo al que se produce energía es cada vez menor”, indica Mas Hesse.
Para obtener estos resultados, el proyecto GAMA empleó algunos de los telescopios más potentes del mundo, como el Observatorio Cerro Paranal, un centro de investigación astrofísica en Chile, que pertenece al Observatorio Europeo Austral (ESO). En forma complementaria, se realizaron observaciones de soporte con los telescopios espaciales en órbita GALEX y WISE, operados por la NASA y con el telescopio Herschel, que pertenece a la Agencia Espacial Europea (ESA). Sólo así se ha podido medir un número tan grande de galaxias así como su emisión de energía en 21 longitudes de onda diferentes.
Como las mariposas o las flores, muy lentamente, el Universo también está muriendo. Así lo confirmó un equipo integrado por más de 100 científicos de 30 universidades de Australia, Europa y los Estados Unidos. A esta conclusión llegaron tras analizar más de 200 mil galaxias y comprobar que la energía producida hoy en una sección del universo es la mitad de lo que era hace 2.000 millones de años.
El dato de que el Universo (cuya edad ronda los 13.730 millones de años) se está apagando, se conoce desde finales de los 90. El aporte del proyecto GAMA (Galaxy And Mass Assembly) es que esta desaceleración ocurre en todas las longitudes de onda, desde el ultravioleta al infrarrojo. Lo que supone la evaluación más completa de la emisión de energía del universo cercano.
Desde hace unos 8 mil millones de años, la formación de estrellas va decreciendo, lo que implica que se libera menos energía y se alimentan menos galaxias activas. Así, bajo este ritmo, el Universo va perdiendo actividad y se encamina a su fin. La buena noticia es que todavía queda combustible para rato, ya el hidrógeno, que es el elemento más abundante del cosmos, representa más del 90% de toda la materia.
“En el Universo hay dos fuentes principales de emisión de energía. Por una parte los átomos de hidrógeno que se formaron al comienzo del Universo se fusionan en el interior de las estrellas para formar átomos de helio. En este proceso se libera energía. A medida que evoluciona la estrella, son los átomos de helio los que se transmutan en elementos más pesados como el carbono, el nitrógeno, el oxígeno. Por otro lado, la materia que cae a las proximidades de un agujero negro se calienta a temperaturas de millones de grados, convirtiendo la energía potencial gravitatoria en luz. Es lo que ocurre en el núcleo de las galaxias activas, como los cuásares”, le contó a Clarín Miguel Mas Hesse, astrofísico del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) de Madrid, España.
Lo concreto es que estos dos procesos emiten luz en todos los rangos de energía: ultravioleta, óptico, infrarrojo, rayos x. “Lo que se ha hecho con el sondeo GAMA fue estudiar la cantidad de energía emitida en varios rangos de longitud de onda, dentro de volúmenes iguales situados a varias distancias y por lo tanto, a varias edades del universo, ya que cuanto más lejos están las galaxias, su luz se emitió hace más tiempo. De esta manera se cuantificó la cantidad media de energía que se ha ido emitiendo en el Universo a lo largo del tiempo y han visto que el ritmo al que se produce energía es cada vez menor”, indica Mas Hesse.
Para obtener estos resultados, el proyecto GAMA empleó algunos de los telescopios más potentes del mundo, como el Observatorio Cerro Paranal, un centro de investigación astrofísica en Chile, que pertenece al Observatorio Europeo Austral (ESO). En forma complementaria, se realizaron observaciones de soporte con los telescopios espaciales en órbita GALEX y WISE, operados por la NASA y con el telescopio Herschel, que pertenece a la Agencia Espacial Europea (ESA). Sólo así se ha podido medir un número tan grande de galaxias así como su emisión de energía en 21 longitudes de onda diferentes.