El FMI alerta sobre las vulnerabilidades de la zona euro

"Un 'shock' moderado en la confianza podría inclinar el bloque a un estancamiento prolongado", afirma en su evaluación anual

Amanda Mars
Washington, El País
La zona euro cuenta desde hace meses con un petróleo barato y una expansión monetaria sin precedentes como aliados o cómplices para acelerar su ritmo tras un 2014 bastante pobre, pero las vulnerabilidades del club de la moneda única persisten y las perspectivas de medio plazo quedan lejos de lo brillante. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha encendido la alerta sobre el medio plazo: el bajo crecimiento potencial, las debilidades de la banca y los riesgos futuros de la crisis griega.


La evaluación anual del FMI sobre la zona euro correspondiente al Artículo IV —una suerte de ITV de las economías que forman parte del organismo— no mejora más que en una décima las previsiones de crecimiento de 2016 (del 1,6% que calculaba en abril al 1,7%, mientras mantiene en el 1,5% las de este año) y llega tras una primera mitad del verano convulsa, con el polvorín griego a punto de estallar en varias ocasiones y la posibilidad de su salida del euro más tangible que nunca.

Que una moneda única casa mal con escenarios fiscales y económicos tan dispares como los que se dan en la unión del euro es algo que se repite desde que estalló la crisis de deuda soberana hace ya cinco años. Francia, tras las últimas turbulencias, ha decidido liderar un grupo de países para trabajar en la línea de una Europa económica más reforzada: más unión fiscal y social y más armonización en aspectos como el salario mínimo o el Impuesto de Sociedades.

También el Fondo apela en su informe a una mejora de la gobernanza y del marco fiscal europeo, que ha experimentados diversas reformas. Para el FMI, debería simplificarse en torno a dos grandes pilares, apuntan los expertos, un ancla fiscal única (deuda en relación al PIB) y un solo objetivo operativo (una norma de crecimiento del gasto) vinculado a ese ancla.

“Varios factores que nublan el pronóstico de crecimiento de los próximos cinco años”, en palabras del jefe de la misión para la eurozona, Mahmood Pradhan, y estos incluyen “el alto desempleo, especialmente entre los jóvenes, gran deuda corporativa y la morosidad creciente en la banca”. El euro, por tanto, resulta vulnerable a los shocks: “Un shock moderado en la confianza –como una previsión de crecimiento futuro más bajo o un recrudecimiento de las tensiones geopolíticas-podría inclinar el muro hacia un estancamiento prolongado”.

Hay un mensaje claro por parte del FMI: la compra de activos masiva diseñada por el Banco Central Europeo (BCE) debe aplicarse en su totalidad hasta que se cumplan los objetivos de inflación, pero advierte de que no todos los países deben hacer uso des esa inyección monetaria: mientras países con margen fiscal limitado debería usarlo para pagar deuda, otro como Alemania u Holanda deberían destinarlo para apoyar la inversión y las reformas estructurales. En este contexto, el organismo pide que se acelere el llamado plan Juncker de inversiones.

El Fondo también insiste con señalar a la banca como pieza aún por encajar en la estrategia recuperación, ya que, pese al arsenal de dinero barato del BCE, los expertos creen que la morosidad aún frena muchos proyectos de inversión y crecimiento, así que reclaman más reformas para acelerar el desenlace de los procesos de insolvencias o suspensiones de pagos.

Además, propone desarrollar el mercado de compraventa de créditos tóxicos para facilitar la reestructuración de las entidades y recomienda apoyar el proyecto en empresas de gestión de activos con posible apoyo público en ocasiones, como sería la Sareb o banco malo creado en España para sanear a la banca.

Las políticas también deben ir destinadas “El crecimiento potencial, estimado en una media de solo el 1% sobre el medio plazo, está muy por debajo de lo que se necesita para reducir el desempleo a niveles aceptables en muchos países”, señalan los responsable del informe hecho público este lunes. España es uno de ellos, con una tasa de paro que más que duplica la media de la eurozona (el Fondo cree que en 2015 acabará en el 11,1% y que no bajará del 10% hasta el 2018.

También lanza una advertencia sobre Grecia: “Aunque la reacción del mercado tras la aprobación del último paquete de reformas ha sido en general positiva, no pueden descartarse nuevas situaciones de estabilidad”, afirman los directores en la declaración final del informe, así que urgen a continuar reforzando los “cortafuegos” que evitan el contagio entre países.

España: una década para reducir el paro

El Fondo destaca que España está creciendo a un ritmo más saludable que sus vecinos, pero remarca los malos datos de empleo y hace un pronóstico especialmente duro: reducir el paro a niveles previos a la crisis le llevará una década si la economía sigue su actual velocidad de crucero.

En uno de los capítulos específicos de la evaluación sobre la zona euro, correspondiente al Artículo IV, el Fondo señala que la tasa de paro natural (o también llamada Nairu, que es la barrera por la que no puede bajar más el desempleo sin producir un repunte de salarios y precios) seguirá —según sus previsiones— más alta que durante la crisis en Italia, y en el nivel de la crisis en Francia en el medio plazo. Sin embargo, este desempleo natural bajará en España de forma significativa, aunque desde niveles que no tienen precedentes, y aún seguirá por encima del 15% en el medio plazo.

Sin un repunte significativo en el crecimiento, “llevaría a España casi 10 años y a Portugal e Italia casi 20 años reducir el desempleo a niveles precrisis”, recoge el informe.

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