Las redes sociales, una nueva herramienta para la diplomacia mundial

Naciones Unidas, IPS
Antes eran consideradas una pérdida de tiempo y una obsesión, pero ahora las redes sociales emergen como una herramienta más para los movimientos sociales y las relaciones diplomáticas a nivel mundial.
Esa tendencia ha pasado a definirse como “Twiplomacia” (diplomacia en Twitter), en la que líderes mundiales, diplomáticos y organizaciones no gubernamentales se sirven por igual del poder popular de las redes sociales para amplificar sus mensajes y objetivos.

En la actualidad, “84 por ciento de los gobiernos están presentes en Twitter. Hay 130 jefes de Estado y de gobierno”, subrayó Adam Snyder, estratega de redes sociales y medios digitales de la empresa de comunicaciones Burson Marsteller.
“Las redes sociales ayudan a desmitificar la diplomacia y a abrir puertas a lo que hacemos”

“Los personas pueden relacionarse con los gobernantes. Le da otra dimensión al activismo y a la comunicación con el gobierno”, indicó, Snyder, quien presentó los resultados del último estudio de su empresa, Twiplomacia, en el marco del primer Día de las Redes Sociales, celebrado el 30 de enero en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York.

La dedicación de un día entero a Facebook, Twitter oTumblr, por citar solo tres de las grandes redes, muestra el interés que la ONU le da a estas plataformas como herramienta para la diplomacia y el cambio.

“Existe esta antigua idea de que en las relaciones diplomáticas existe una línea directa entre un país y otro. Pues ahora hay una línea de Twitter entre los estados”, observó Snyder.

En el Día de las Redes Sociales, hubo presentaciones de diplomáticos, organizaciones, estrategas, ejecutivos y periodistas sobre los efectos de la tecnología en los intercambios políticos y sociales.

“Las redes sociales ayudan a desmitificar la diplomacia y a abrir puertas a lo que hacemos”, indicó Michael Grant, vicerepresentante permanente de Canadá en la ONU.
Organizaciones de la sociedad civil

Al aprovechar las ventajas de la viralidad de vídeos, las etiquetas (“hashtags”) en Twitter y otras plataformas y un enfoque estratégico, aun las campañas más pequeñas pueden adquirir una dimensión global.

Campañas como “black lives matter” (“la vida de las personas negras importa”, en alusión a la movilización popular tras el asesinato de varios afrodescendientes en Estados Unidos) y “bring back our girls” (“devuelvan a nuestras niñas”, lanzada luego de que Boko Haram secuestrara a unas 270 escolares en Nigeria), muestran cómo iniciativas básicamente locales adquirieron grandes proporciones y se convirtieron en eslóganes globales.

Anna Nelson, portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja y editora del blog Intercross, dijo a IPS que las redes sociales habían cambiado de forma radical la forma en que su organización, y muchas otras, ejecutaban sus campañas.

“En casos de crisis, hay personas que quieren hacer algo. Es difícil que actúen, en especial en zonas de guerra, pero las redes sociales les ofrecen la oportunidad de participar en la búsqueda de fondos y la generación de conciencia”, explicó Nelson, quien también se refirió al trabajo de la organización en Afganistán, Siria y Ucrania.
Las redes sociales son un megáfono. No va a llegar a todo el mundo, pero se igualan las condiciones de juego

Las redes sociales resultaron muy efectivas para ayudar a reunir familias separadas por los conflictos, detalló.

“Las redes sociales son un megáfono. No va a llegar a todo el mundo, pero se igualan las condiciones de juego”, apuntó.

Por su parte, Andre Banks, director ejecutivo de la organización All Out, que lucha por los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales y trans (LGBT), mencionó cómo lograron que una cadena hotelera dejara de financiar de forma indirecta a un grupo anti-gay mediante una movilización de sus seguidores.

Las redes sociales son “una forma importante de lograr la participación de la gente y también la de sus propias redes”, dijo en diálogo con IPS.

Banks explicó que las nuevas plataformas permiten que los mensajes de All Out y de otras organizaciones lleguen a una audiencia mayor y se consigan partidarios como nunca antes.

“No pertenecen a las comunidades LGBT, pero sus amigos, su familia o colegas, sí. Personas que no se identifican como LGBT igual ven nuestros mensajes. Nos permite expandirnos fuera de la comunidad”, remarcó Banks.

Tanto Nelson como Banks reconocieron los peligros del “clictivismo” o de la flojera, refiriéndose a la tendencia de compartir en las redes sociales asuntos sociales o políticos sin que se traduzca en un apoyo real o material.

Pero Nelson no considera que sea un motivo de preocupación para las agencias humanitarias. “Si eso es todo lo que alguien puede hacer, al menos es algo. Lo que sea que permita que la gente piense en algo, o se motive, es bueno”, opinó.
Diplomático

“La diplomacia internacional ya no ocurre exclusivamente a puertas cerradas”, observó Maher Nasser, director del Departamento de Información Pública de la ONU, al abrir un panel sobre cómo los diplomáticos usan las redes sociales.

El informe de Twiplomacy señala que más de 3.500 embajadas y embajadores tienen cuenta en Twitter y todos salvo uno de los gobiernos del llamado G-20 (Grupo de los 20 países industrializados y emergentes) están presentes en esa plataforma.

Hasta noviembre de 2014, los gobernantes del mundo habían enviado 2,2 millones de tuits, un promedio de cuatro al día.

El vicerepresentante permanente de Canadá en la ONU, Michael Grant, dijo que usa Twitter a diario tanto para buscar información como para difundirla.

“¿Son absolutamente necesarias las redes sociales?”, preguntó Grant, y respondió: “No. Pero creo que uno puede mejorar su trabajo con las redes sociales”.

“¿Forma 100 por ciento parte de la diplomacia?”, inquirió. “Sí”, afirmó.
“Hay numerosas acusaciones de espionaje. En el Consejo de Seguridad, a los miembros les encanta tuitear”

El Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio y Desarrollo de Canadá tiene 420 cuentas en plataformas de redes sociales en 91 países, entre ellas, Facebook, Youtube, Twitter, LinkedIn y Weibo. Además, más de 50 jefes de misión canadienses tienen cuenta en Twitter.

Canadá usa las redes sociales para “replicar y amplificar mensajes” como discursos de diplomáticos y apariciones públicas, así como información de índole más práctica con el fin de alertar a sus ciudadanos sobre conflictos o desastres naturales, ejemplificó.

Sin embargo, aclaró que las redes sociales todavía no cambiaron las relaciones internacionales ni la dinámica de la diplomacia. “Cambia, pero no de una forma drástica como se podría pensar”, precisó.

Por su parte, Masood Jan, representante permanente de Pakistán ante la ONU, fue aún más contundente: “Mi participación en las redes sociales es estática. No tengo instrucciones claras de mi gobierno. Es una zona gris, todavía no han tomado una decisión”, reconoció.

Pero ya hay “guerras digitales” entre algunos miembros del Consejo de Seguridad, máximo órgano de seguridad de la ONU, por información confidencial filtrada a la prensa a través de las redes sociales, indicó.

“Hay numerosas acusaciones de espionaje. En el
Consejo de Seguridad, a los miembros les encanta tuitear. Aun la información más confidencial aparece en diarios como The New York Times y The Washington Post, y suele atribuírsela a un tuit”, relató Jan.

“Se culpan entre sí. En ese sentido, comenzaron las guerras en Twitter y tenemos que encontrar la forma de resolver esos conflictos”, observó.

A medida que las plataformas de redes sociales adquieren mayor relevancia en la vida contemporánea y una fuerza creciente en las relaciones diplomáticas y el trabajo de organizaciones no gubernamentales, esta no será la última vez que se escuche hablar de la twiplomacia en acción en las relaciones internacionales.

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