El canje a la uruguaya que evitó un default como ahora en Argentina
lanacion.com
Varias diferencias de enfoque explican por qué Uruguay pudo volver a tomar deuda de los mercados internacionales casi enseguida de haber hecho el canje, mientras Argentina aún no vuelve a ese mercado, mantiene una pelea en la justicia estadounidense con los llamados fondos buitre y cayó en un cese de pagos selectivo porque un juez le congeló los fondos .
"Yo estuve cuando ellos (por Argentina) anunciaron la operación en la reunión del Banco Mundial en 2003. En el salón de actos, los representantes de los acreedores no lo podían creer. No podían creer lo drástico de la quita, una quita enorme. Y aparte en una posición de `es esto y es esto`, no hay margen de conversación, ni nada". La frase es de Carlos Sténeri, testigo de la situación argentina y actor protagónico en la reestructuración de la deuda uruguaya en 2003.
En aquel año, Sténeri era el representante financiero de Uruguay en Estados Unidos y junto a otros, el encargado de negociar con los acreedores el canje de deuda uruguaya.
"Había un problema, realmente estábamos quebrados. Había un bono que se llamaba previsional que vencía en febrero de 2003, eran US$ 146 millones, lo pagamos y en marzo estábamos muy mal, debajo de las reservas técnicas mínimas de un Banco Central (US$ 462 millones el 19 de marzo de aquel año). Aunque el país tenía voluntad de pagar, tenía incapacidad de pagar si no había un refinanciamiento de los vencimientos porque ya venían en junio y julio", recuerda Sténeri en diálogo con El País.
Uruguay estaba en la situación que en fines de 2001 tenía Argentina. La decisión tomada, ya marca una de las diferencias con los vecinos: el enfoque.
En Argentina, el 23 de diciembre de 2001 asumía Adolfo Rodríguez Saa -que iba a durar solo siete días en el cargo- para suplir al renunciante Fernando de la Rúa y lo hizo con la declaración que no iba a pagar la deuda: un default.
Eso llevó a que en el mercado secundario (donde se compran y venden bonos de deuda, entre otros) el precio de los bonos argentinos cayó a entre US$ 0,25 y US$ 0,30 por cada US$ 1 que valían cuando se habían emitido. "Estuvieron un par de años, desde la declaratoria de default en 2001 hasta 2003 que empezaron a hablar con los acreedores, fueron a los bonistas y les dijeron ahora que valen US$ 0,25, que es lo que dice el mercado, nosotros te vamos a hacer una quita de 75%", señala Sténeri.
En cambio, "Uruguay intentó de todas maneras hacer un canje voluntario, tratando de hacer la quita lo menor posible, inclusive intentando, que fue lo que logró hacer, simplemente refinanciar plazos. Se entendía que con la refinanciación de plazos se salía. Si hubiera sido hacer necesario hacer una quita de 10% o 15%, bueno, pero, frente a otras opiniones que había en el momento (como la del líder del Frente Amplio, Tabaré Vázquez), entendíamos que no era necesario y la historia demostró que teníamos razón", afirma el exfuncionario. Uruguay canjeó US$ 4.981 millones, sin quitas, con la misma tasa de interés. Para el 93% que entró, le implicó cobrar cinco años después del plazo original.
Posición negociadora
Otra diferencia es que Argentina fue con un planteo terminante, no había otra opción que el canje con quita. En Uruguay, se trató "de recoger lo que decían los acreedores, por ejemplo que la refinanciación fuera pareja en los vencimientos cortos y largo, no cambio de moneda, no cambio de jurisdicción" aunque "obviamente respetando los derechos de Uruguay", recuerda Sténeri. Además, "en el canje incluimos cláusulas de salida, donde se penalizaba de alguna manera a los que no entraban, los bonos que no entraban en el canje quedaban subordinados a los bonos nuevos y no podían servir como posición de los bancos".
Esas posturas distintas, llevaron a que la negociación uruguaya (ver aparte) insumiera tres meses (terminó en mayo de 2003) y la argentina dos años, hasta que en 2005 hizo el canje.
Los houldouts
Uruguay tuvo el mismo porcentaje de holdouts que Argentina. Esto es, inversores que llegaron tarde o no quisieron entrar el canje. En ambos casos fue un 7% del total. "Hubo vencimientos en octubre de 2003 y algún bonista no entró y ese bono se pagó" (el resto había refinanciado ese título a cinco años), recuerda Sténeri.
"El país tenía capacidad de pago, ¿por qué no pagar? No se hizo para favorecer a los acreedores, simplemente era más importante preservar el acceso a los mercados. Gracias a eso, Uruguay pudo hacer desde 2005 en adelante operaciones de manejo de deuda, que le permitió estirar plazos, desdolarizarla y le permite tener hoy una posición cómoda en su perfil de vencimientos. Sin aquello, no hubiera sido posible esto", razona. De hecho, ya en noviembre de 2003, Uruguay volvió a emitir deuda en el mercado internacional con un bono en Unidades Indexadas.
Cláusla Rufo y buitres
Ante la quita de lo que iban a cobrar, los inversores con deuda argentina le pidieron incluir una cláusula que vence en diciembre de este año y que se denomina RUFO por sus siglas en inglés. La misma determina que si Argentina paga a los que no entraron al canje en mejores condiciones (menos quita por ejemplo), eso se hace extensivo a quienes entraron al canje. Es una de las razones que esgrime Argentina para no pagarle a los llamados fondos buitres el 100% como ordenó el juez de Nueva York, Thomas Griesa.
¿Por qué el canje uruguayo no tuvo cláusula RUFO? "Porque no la pidieron (los acreedores) y así, a los bonistas que no habían entrado, se les siguió pagando. Todos los que refinanciaron, MetLife, las grandes firmas de EE.UU., en las emisiones siguientes siguieron comprando bonos", responde Sténeri.
Argentina tuvo fondos llamados buitre que compraron la deuda en US$ 0,25 por cada US$ 1, con la expectativa de no entrar al canje y litigar para cobrar US$ 1. ¿Hubo buitres en Uruguay? "Capaz que los hubo, pero cuando se presentaron cobraron. Debe haber habido gente que compró (a US$ 0,65 por cada US$ 1) y no entró al canje" y al vencimiento cobró US$ 1, afirma el exfuncionario.
Varias diferencias de enfoque explican por qué Uruguay pudo volver a tomar deuda de los mercados internacionales casi enseguida de haber hecho el canje, mientras Argentina aún no vuelve a ese mercado, mantiene una pelea en la justicia estadounidense con los llamados fondos buitre y cayó en un cese de pagos selectivo porque un juez le congeló los fondos .
"Yo estuve cuando ellos (por Argentina) anunciaron la operación en la reunión del Banco Mundial en 2003. En el salón de actos, los representantes de los acreedores no lo podían creer. No podían creer lo drástico de la quita, una quita enorme. Y aparte en una posición de `es esto y es esto`, no hay margen de conversación, ni nada". La frase es de Carlos Sténeri, testigo de la situación argentina y actor protagónico en la reestructuración de la deuda uruguaya en 2003.
En aquel año, Sténeri era el representante financiero de Uruguay en Estados Unidos y junto a otros, el encargado de negociar con los acreedores el canje de deuda uruguaya.
"Había un problema, realmente estábamos quebrados. Había un bono que se llamaba previsional que vencía en febrero de 2003, eran US$ 146 millones, lo pagamos y en marzo estábamos muy mal, debajo de las reservas técnicas mínimas de un Banco Central (US$ 462 millones el 19 de marzo de aquel año). Aunque el país tenía voluntad de pagar, tenía incapacidad de pagar si no había un refinanciamiento de los vencimientos porque ya venían en junio y julio", recuerda Sténeri en diálogo con El País.
Uruguay estaba en la situación que en fines de 2001 tenía Argentina. La decisión tomada, ya marca una de las diferencias con los vecinos: el enfoque.
En Argentina, el 23 de diciembre de 2001 asumía Adolfo Rodríguez Saa -que iba a durar solo siete días en el cargo- para suplir al renunciante Fernando de la Rúa y lo hizo con la declaración que no iba a pagar la deuda: un default.
Eso llevó a que en el mercado secundario (donde se compran y venden bonos de deuda, entre otros) el precio de los bonos argentinos cayó a entre US$ 0,25 y US$ 0,30 por cada US$ 1 que valían cuando se habían emitido. "Estuvieron un par de años, desde la declaratoria de default en 2001 hasta 2003 que empezaron a hablar con los acreedores, fueron a los bonistas y les dijeron ahora que valen US$ 0,25, que es lo que dice el mercado, nosotros te vamos a hacer una quita de 75%", señala Sténeri.
En cambio, "Uruguay intentó de todas maneras hacer un canje voluntario, tratando de hacer la quita lo menor posible, inclusive intentando, que fue lo que logró hacer, simplemente refinanciar plazos. Se entendía que con la refinanciación de plazos se salía. Si hubiera sido hacer necesario hacer una quita de 10% o 15%, bueno, pero, frente a otras opiniones que había en el momento (como la del líder del Frente Amplio, Tabaré Vázquez), entendíamos que no era necesario y la historia demostró que teníamos razón", afirma el exfuncionario. Uruguay canjeó US$ 4.981 millones, sin quitas, con la misma tasa de interés. Para el 93% que entró, le implicó cobrar cinco años después del plazo original.
Posición negociadora
Otra diferencia es que Argentina fue con un planteo terminante, no había otra opción que el canje con quita. En Uruguay, se trató "de recoger lo que decían los acreedores, por ejemplo que la refinanciación fuera pareja en los vencimientos cortos y largo, no cambio de moneda, no cambio de jurisdicción" aunque "obviamente respetando los derechos de Uruguay", recuerda Sténeri. Además, "en el canje incluimos cláusulas de salida, donde se penalizaba de alguna manera a los que no entraban, los bonos que no entraban en el canje quedaban subordinados a los bonos nuevos y no podían servir como posición de los bancos".
Esas posturas distintas, llevaron a que la negociación uruguaya (ver aparte) insumiera tres meses (terminó en mayo de 2003) y la argentina dos años, hasta que en 2005 hizo el canje.
Los houldouts
Uruguay tuvo el mismo porcentaje de holdouts que Argentina. Esto es, inversores que llegaron tarde o no quisieron entrar el canje. En ambos casos fue un 7% del total. "Hubo vencimientos en octubre de 2003 y algún bonista no entró y ese bono se pagó" (el resto había refinanciado ese título a cinco años), recuerda Sténeri.
"El país tenía capacidad de pago, ¿por qué no pagar? No se hizo para favorecer a los acreedores, simplemente era más importante preservar el acceso a los mercados. Gracias a eso, Uruguay pudo hacer desde 2005 en adelante operaciones de manejo de deuda, que le permitió estirar plazos, desdolarizarla y le permite tener hoy una posición cómoda en su perfil de vencimientos. Sin aquello, no hubiera sido posible esto", razona. De hecho, ya en noviembre de 2003, Uruguay volvió a emitir deuda en el mercado internacional con un bono en Unidades Indexadas.
Cláusla Rufo y buitres
Ante la quita de lo que iban a cobrar, los inversores con deuda argentina le pidieron incluir una cláusula que vence en diciembre de este año y que se denomina RUFO por sus siglas en inglés. La misma determina que si Argentina paga a los que no entraron al canje en mejores condiciones (menos quita por ejemplo), eso se hace extensivo a quienes entraron al canje. Es una de las razones que esgrime Argentina para no pagarle a los llamados fondos buitres el 100% como ordenó el juez de Nueva York, Thomas Griesa.
¿Por qué el canje uruguayo no tuvo cláusula RUFO? "Porque no la pidieron (los acreedores) y así, a los bonistas que no habían entrado, se les siguió pagando. Todos los que refinanciaron, MetLife, las grandes firmas de EE.UU., en las emisiones siguientes siguieron comprando bonos", responde Sténeri.
Argentina tuvo fondos llamados buitre que compraron la deuda en US$ 0,25 por cada US$ 1, con la expectativa de no entrar al canje y litigar para cobrar US$ 1. ¿Hubo buitres en Uruguay? "Capaz que los hubo, pero cuando se presentaron cobraron. Debe haber habido gente que compró (a US$ 0,65 por cada US$ 1) y no entró al canje" y al vencimiento cobró US$ 1, afirma el exfuncionario.