Unos 1.300 musulmanes abandonan capital africana
Bangui, AP
Soldados africanos y franceses fuertemente armados escoltaron a varios de los últimos musulmanes que abandonaron el domingo la capital de la República Centroafricana, llevando en camión a más de 1.300 personas que estuvieron atrapadas durante meses en su barrio por milicianos cristianos.
A los pocos minutos de salir el convoy, un grupo de vecinos airados acudió a la mezquita en medio de una anarquía total. Con herramientas en la mano, desmantelaron y se llevaron rápidamente los altavoces otrora usados para llamar a la oración y pronto robaron hasta los ventiladores que colgaban del techo del edificio.
Un hombre escribió "Centro juvenil" en la fachada de la mezquita, Otros barrieron el polvo frente al edificio con escobas mientras gritaban "Hemos limpiado la República Centroafricana de musulmanes".
"No queremos aquí a los musulmanes y no queremos más su mezquita aquí", dijo Guy Richard, de 36 años, que se gana la vida cargando equipajes en los camiones, mientras él y sus amigos se alejaban con enseres de la mezquita.
Soldados de paz congoleses, armados, estuvieron presentes pero no intervinieron ni dispararon al aire para detener el saqueo. Algunos grupos de ladrones se dedicaron a arrancar el tejado de metal de una empresa musulmana cercana abandonada, en el barrio PK12 de Bangui. "Saqueos, saqueos", gritaron los niños mientras ayudaban a retirar madera y el metal.
"Los centroafricanos se han vuelto locos, saqueando un lugar sagrado", dijo el sargento congolés Pety-Pety, que se negó a mencionar su nombre, cuando era atacada la mezquita por milicianos llamados anti balaka, tocados con sus tradicionales sombreros adornados con cuernos de animales.
El éxodo del domingo dividió aún más el país, un proceso que lleva en marcha desde enero, cuando un gobierno musulmán insurgente abandonó el poder tras casi un año, después de haber derrocado al presidente de una década.
Naciones Unidas lamentó el desplazamiento forzoso de decenas de miles de musulmanes al considerarlo una "limpieza étnica". Aunque grupos anteriores fueron llevados a la vecina Chad, el convoy del domingo se dirigió a dos poblaciones en el norte de la República Centroafricana aledañas a la frontera.
La larga y caótica crisis política del país ocasionó temores de genocidio desde que cobró fuerza en diciembre, cuando los milicianos cristianos asaltaron la capital para derrocar al gobierno musulmán insurgente. Pronto comenzaron a atacar a civiles musulmanes acusados de haber colaborado con los rebeldes.
Soldados africanos y franceses fuertemente armados escoltaron a varios de los últimos musulmanes que abandonaron el domingo la capital de la República Centroafricana, llevando en camión a más de 1.300 personas que estuvieron atrapadas durante meses en su barrio por milicianos cristianos.
A los pocos minutos de salir el convoy, un grupo de vecinos airados acudió a la mezquita en medio de una anarquía total. Con herramientas en la mano, desmantelaron y se llevaron rápidamente los altavoces otrora usados para llamar a la oración y pronto robaron hasta los ventiladores que colgaban del techo del edificio.
Un hombre escribió "Centro juvenil" en la fachada de la mezquita, Otros barrieron el polvo frente al edificio con escobas mientras gritaban "Hemos limpiado la República Centroafricana de musulmanes".
"No queremos aquí a los musulmanes y no queremos más su mezquita aquí", dijo Guy Richard, de 36 años, que se gana la vida cargando equipajes en los camiones, mientras él y sus amigos se alejaban con enseres de la mezquita.
Soldados de paz congoleses, armados, estuvieron presentes pero no intervinieron ni dispararon al aire para detener el saqueo. Algunos grupos de ladrones se dedicaron a arrancar el tejado de metal de una empresa musulmana cercana abandonada, en el barrio PK12 de Bangui. "Saqueos, saqueos", gritaron los niños mientras ayudaban a retirar madera y el metal.
"Los centroafricanos se han vuelto locos, saqueando un lugar sagrado", dijo el sargento congolés Pety-Pety, que se negó a mencionar su nombre, cuando era atacada la mezquita por milicianos llamados anti balaka, tocados con sus tradicionales sombreros adornados con cuernos de animales.
El éxodo del domingo dividió aún más el país, un proceso que lleva en marcha desde enero, cuando un gobierno musulmán insurgente abandonó el poder tras casi un año, después de haber derrocado al presidente de una década.
Naciones Unidas lamentó el desplazamiento forzoso de decenas de miles de musulmanes al considerarlo una "limpieza étnica". Aunque grupos anteriores fueron llevados a la vecina Chad, el convoy del domingo se dirigió a dos poblaciones en el norte de la República Centroafricana aledañas a la frontera.
La larga y caótica crisis política del país ocasionó temores de genocidio desde que cobró fuerza en diciembre, cuando los milicianos cristianos asaltaron la capital para derrocar al gobierno musulmán insurgente. Pronto comenzaron a atacar a civiles musulmanes acusados de haber colaborado con los rebeldes.