La Paz enfrentará múltiples problemas el 2025 si no se ejecutan cambios estructurales

Jaime Loayza Zegarra, ANF
El departamento de La Paz, que ocupó el primer lugar hasta el año 1997 en cuando a crecimiento económico, productivo y población enfrenta en la actualidad uno de sus mayores desafíos, pues está obligado a planificar y ejecutar una estrategia de transformación social y económica para evitar múltiples problemas dentro de 12 años, como la excesiva concentración ciudadana sólo en la urbe paceña, donde el crecimiento desordenado de edificios y casas en diferentes zonas de la cuidad están a punto de colapsar los servicios básicos y donde la generación de empleos se volvió muy escasa.


Los analistas Carlos Cordero, Oscar Heredia y Armando Méndez consideran que una de las determinantes limitaciones para el desarrollo de la ciudad y el departamento fue la accidentada geografía, que no permitió un crecimiento económico sostenido y la expansión adecuada de la estructura de ciudades urbanas y rurales, debido a que sus autoridades no trabajaron en el diseño de un plan de desarrollo sostenido agroindustrial y expansionista.

Cordero y Heredia recomiendan a las autoridades departamentales a desarrollar ciudades intermedias y crear nuevos municipios, para permitir una expansión natural. Nuevas ciudades que cuenten con servicios de agua potable, electricidad, comunicaciones, educación y salud, pero además con una capacidad de desarrollo productivo capaz de responder a un plan estratégico progresista sostenible en el tiempo.

“Si no sostenemos nuestra dinámica económica en los próximo 20 a 30 años nos vamos a convertir en una especie de departamento en fase de jubilación, que va tener que vivir de las rentas de los otros departamentos, por lo tanto para no ser una carga para los demás departamentos debemos pensar el futuro, planificar, invertir, ser capaces de seguir siendo una contribución en la economía del país y capaces de ofrecer a la población una calidad de vida”, dijo Cordero.

De acuerdo con los resultados de Censo 2012 de Población y Vivienda, el departamento con mayor crecimiento poblacional es Santa Cruz que cuenta con 2.776.244 habitantes hasta noviembre de 2012 a diferencia de La Paz que tiene 2.741.554 habitantes. Bolivia tiene un total de 10.389.913 habitantes, lo que refleja un crecimiento poblacional de 2.1 millones a comparación de los 8.274.325 de habitantes que tenía el país de acuerdo con el Censo 2001.

Heredia, analista económico y catedrático de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), plantea diseñar, también, una estrategia productiva que convierta a La Paz en un departamento capaz de garantizar al país seguridad alimentaria, mediante la ejecución de planes productivos de corto, mediano y largo plazo, proyectos agroindustriales que deben ser desarrollados en el altiplano y el norte de La Paz.

Por su parte, Méndez, analista económico, considera que La Paz no volverá a ocupar el primer lugar en Bolivia que mantuvo hasta el año 1996, debido a que en el departamento no se desarrolló las bases de una agroindustria, a diferencia de Santa Cruz, que cuanta con la adecuada infraestructura productiva que le permitirá seguir ocupando el primer lugar en desarrollo productivo y poblacional del país.

Considera que Santa Cruz tiene los mejores suelos productivos para desarrollar la actividad agrícola a diferencia de La Paz, que si bien se encuentra cerca de la costa del Pacífico y cuenta con carreteras necesarias para apoyar la importación y exportación, empezó a pagar el costo negativo del distanciamiento de las relaciones entre Chile y Bolivia, lo que no le ayudará a mejorar sus perspectivas económicos.

“En Santa Cruz hay mucho más espíritu empresarial que en La Paz. En Bolivia hay 2.327 empresas grandes, de estas 1.107 están en Santa Cruz y sólo 668 en La Paz”, dijo al señalar que en La Paz la gente en su gran mayoría opta por el ahorro en los bancos, pero no invierte en negocios productivos a diferencia de Santa Cruz, donde la población es emprendedora y con espíritu empresarial y se dedica a tramitar créditos para generar desarrollo productivo.

Considera que si bien La Paz en su calidad de sede de Gobierno, se beneficia del gasto público que genera el Órgano Ejecutivo, se ve muy afectado por los constantes bloqueos y conflictos sociales, lo cual afecta a la iniciativa privada y al funcionamiento de las industrias, que sumado al problema del tráfico vehicular convierten a La Paz en una ciudad caótica.

ESTATUTO AUTONÓMICO: En cuanto al Estatuto Autonómico, Cordero y Heredia consideran que debe ser complementario a lo establecido en la Constitución Política del Estado, vigente desde febrero de 2009, y no contradictorio, pues es preferible un estatuto con fallas a no tenerlo. Desde el año 2009 al 2013 ninguno de los nueve departamentos logró tener su estatuto, lo que no contribuyó avanzar rumbo a la anhelada autonomía, por lo que el estatuto autonómico paceño va poner a prueba la ejecución de las autonomías.

Armando Méndez calificó a la autonomía como una “verborrea inútil”, pues a su criterio no contribuirá al desarrollo regional y nacional: “Los autonomistas buscan hacer un centralismo y estatismo dentro de un departamento, la Autonomía no es ningún avance para el país, para los departamentos, para nadie, la autonomía no sirve”

SEGURIDAD CIUDADANA: En cuanto a la seguridad ciudadana, Carlos Cordero y Oscar Heredia coinciden en señalar que si no se ejecuta una política de Estado para ejecutar cambios estructurales en la Policía Boliviana, mediante una adecuada inversión económica que permita solucionar el problema de infraestructura, equipamiento logístico y tecnológico, se corre el riesgo de que Bolivia sea un país tan riesgoso como Venezuela, donde la violencia y delincuencia ciudadana se descontrolaron.

Consideran que al mismo tiempo el Estado debe mejorar la calidad de la educación gratuita y fiscal, generar fuentes de empleo y fortalecer los valores humanos, pues estos son pilares fundamentales que contribuirán a reducir la delincuencia y la violencia en los hogares.

Heredia lamentó, asimismo, que se haya constituido en un factor negativo la migración de miles de padres de familia a Argentina, Brasil, Europa y Estados Unidos, pues fragmentó los hogares y condenó a los hijos de los migrantes que crecieran de manera descontrolada y sin el cariño de sus progenitores: “Estos niños que luego se convirtieron jóvenes optaron pues a formar pandillas para adquirir respeto, pero luego esto se degeneró y ayudó a generar violencia y delincuencia”.

“Debemos desarrollar una cultura de vivir mejor, pero con solidaridad, donde todos los ciudadanos debemos preocuparnos de las personas que viven en las laderas, para evitar que los niños y jóvenes en situaciones desventajosas crezcan con resentimientos contra las familias que tuvieron la suerte de progresar y que cuentan con todos los servicios básicos”, sostuvo.

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