Crean una almohada para modernizar la siesta

BBC Mundo
La vida moderna y la tradicional siesta se reencuentran bajo la forma de la Ostrich Pillow (Almohada Avestruz), un nuevo e insólito producto ideal para dormilones, aunque no apto para quienes le temen al ridículo.
Diseñadores de Banana Studios, un proyecto español que aglutina a diversos estudios, crearon este dispositivo acolchado con tres orificios -dos para los brazos, otro para la nariz- que permite dormir la siesta en la oficina, el transporte o donde uno quiera.La vida moderna y la tradicional siesta se reencuentran bajo la forma de la Ostrich Pillow (Almohada Avestruz), un nuevo e insólito producto ideal para dormilones, aunque no apto para quienes le temen al ridículo.
En 2011, este acolchado micromundo fue aclamado por las publicaciones especializadas en nuevos diseños, y en solo siete días lograron la financiación que necesitaban en la plataforma de crowdfunding Kickstarter, uno de los sitos en los que el público financia proyectos que le interesan.
No sólo han recaudado los US$70.000 que necesitaban para poder empezar a fabricarlo, sino que ya se excedieron un 160% del dinero esperado.
"La esencia es que esta sociedad ha cambiado. Antes dormíamos mucho más, ahora trabajamos muchísimas mas horas que antes y el cansancio al que estamos expuestos es no sólo físico, sino también mental; nos olvidamos de desconectar", dice el diseñador Ganjavian.
Revitalizante
Por eso, cuenta, el invento surgió a raíz de una necesidad que sus propios creadores tenían. Ahora, afirma, lo usan a menudo y al despertar de las siestas uno se siente "revitalizado y refrescado"."Pasamos mucho tiempo frente al ordenador, hay momentos en los que necesitamos revitalizar, descansar, tomar un café, salir un rato. Actualmente no hay ningún objeto en el mercado que te permita revitalizar. Entonces lo creamos para nosotros mismos".
Los aeropuertos son uno de los escenarios ideales para la almohada.
Quienes se atrevan a utilizar esta creación podrán recargar baterías corporales en oficinas, viajes, bibliotecas o donde sea que haga falta. Para muchos otros, el invento puede parecer inaccesible (US$75 por unidad) o sencillamente ridículo.
Ganjavian admite que tuvieron en cuenta ese aspecto pero resalta que es uno de los riesgos que supone innovar y recuerda que otras grandes invenciones, como el paraguas y la bicicleta, parecían ridículos en sus comienzos.
Más allá de su extravagancia, Ganjavian dice que les llueven pedidos de todo el mundo y ya tienen muchas unidades reservadas para antes de Navidad.