Los rebeldes sirios, atacados por el ejército, quieren reorganizarse
Damasco, AFP
Los rebeldes comprometidos en la lucha armada contra el presidente sirio Bashar al-Asad buscan reformar su estructura para superar las divisiones y evitar la proliferación de grupúsculos, mientras el régimen lanzó el miércoles nuevos ataques, en particular sobre Alepo.
En el frente diplomático, el presidente egipcio Mohamed Morsi pidió un cambio de régimen en Damasco y el Primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan acusó a Siria de convertirse en un "Estado terrorista", pero China rechazó cualquier presión y abogó por una "transición política".
El emisario internacional Lakhdar Brahimi anunció que iría "en los próximos días" a El Cairo para explorar con la Liga árabe y con Siria las intenciones de las autoridades sirias y sentar las bases de su misión.
El nuevo mediador de la ONU y de la Liga Árabe en Siria, Lakhdar Brahimi, había denunciado el martes el "pasmoso" número de víctimas en el conflicto entre los rebeldes y las fuerzas del régimen.
La crisis entra el próximo 15 de septiembre en el 18º mes sin ninguna perspectiva de solución, con un régimen decidido a aplastar la rebelión, unos rebeldes que reclaman la salida del presidente Asad, y unas divisiones internacionales entre Rusia y China por una parte y las potencias occidentales, árabes y Turquía por otra.
Los dirigentes del Ejército Sirio Libre (ESL), creado en el verano de 2011 para federar la lucha armada, tratan de reformar esta estructura, que carece por ahora de un comando central fuerte.
Según el general Mustafa al-Sheij, jefe del Consejo militar superior revolucionario que está por encima del ESL, se están haciendo consultas que deberían concluir en diez días.
El ESL podría adoptar un nuevo nombre, "Ejército Nacional Sirio", nombrar como jefe al general Mohammad Hussein Hajj Ali, que es el de mayor rango, y tratar de canalizar los fondos destinados a los rebeldes para impedir la creación de milicias autónomas.
Los civiles siguen siendo los más afectados por esta guerra que según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) ha causado 26.000 muertos y llevado al éxodo a centenares de miles de sirios.
Este miércoles, la violencia causó por lo menos 90 muertos en el país, entre ellos 64 civiles, según un balance provisional de la OSDH, que se apoya en una red de militantes y testigos.
Un gran número de esas víctimas fueron registradas en Alepo, segunda ciudad del país y escenario de una batalla estratégica entre ejército y rebeldes desde hace seis semanas, donde bombardeos aéreos contra barrios como Marjé (sureste), el Nairab (sureste), Hanano (este) y Bustan al Basha (norte) causaron por lo menos 32 muertos, entre ellos siete niños, según la OSDH.
En el este, el aeropuerto militar de la ciudad de Bukamal fue escenario de duros combates. Los rebeldes perdieron a seis hombres pero "controlan grandes partes del lugar", afirmó el OSDH.
Los insurgentes habían lanzando el asalto el 1 de septiembre, después de haberse apropiado de un edificio de la defensa aérea en la que estaban almacenados misiles antiaéreo en Bukamal. En los últimos días han llevado a cabo varios ataques contra aeropuertos militares utilizados para bombardear sus bastiones.
La violencia también sacudió Idleb (noroeste), Homs (centro), Deraa y barrios de Damasco y de su provincia, según los militantes.
"El balance de pérdidas humanas es pasmoso, las destrucciones alcanzan proporciones catastróficas y el sufrimiento de la población es inmenso", lanzó Brahimi ante la Asamblea General.
La situación "no ha cesado de degradarse", dijo, al considerar "indispensable" el "apoyo de la comunidad internacional" con la condición de "que todos los esfuerzos vayan en la misma dirección".
"El futuro de Siria será determinado por su pueblo y por nadie más", dijo Brahimi, quien no quiso pronunciarse sobre la salida de Asad desde su nombramiento como mediador de la ONU y de la Liga Árabe para reemplazar a Kofi Annan.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, criticó a los países que entregaban armas a los beligerantes y lanzó un llamamiento a la solidaridad internacional para financiar la ayuda humanitaria.
Según el Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los refugiados, más de 100.000 sirios se han refugiados en los países vecinos en agosto, "la cifra mensual más elevada desde el inicio del conflicto" en marzo 2011.
En total, unos 235.000 sirios han huido del país y 1,2 millones han resultado desplazados en este país de unos 22 millones de habitantes.
"Bashar tiene las manos llenas de sangre", lanzó ante una reunión de su partido Erdogan, cuyo país acoge a más de 80.000 refugiados sirios repartidos en nueve campos.
El nuevo mediador de la ONU y de la Liga Árabe en Siria, Lakhdar Brahimi, denunció el "pasmoso" número de víctimas en el conflicto entre los rebeldes y las fuerzas del régimen de Bashar Al Asad, donde este miércoles seguían los bombardeos en Alepo.
Localización de los principales enfrentamientos el miércoles en Siria
El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan acusó al país de haberse convertido en un "Estado terrorista", pero Pekín ha rechazado toda presión al régimen, aunque dice estar a favor de una "transición política".
Los rebeldes comprometidos en la lucha armada contra el presidente sirio Bashar al-Asad buscan reformar su estructura para superar las divisiones y evitar la proliferación de grupúsculos, mientras el régimen lanzó el miércoles nuevos ataques, en particular sobre Alepo.
En el frente diplomático, el presidente egipcio Mohamed Morsi pidió un cambio de régimen en Damasco y el Primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan acusó a Siria de convertirse en un "Estado terrorista", pero China rechazó cualquier presión y abogó por una "transición política".
El emisario internacional Lakhdar Brahimi anunció que iría "en los próximos días" a El Cairo para explorar con la Liga árabe y con Siria las intenciones de las autoridades sirias y sentar las bases de su misión.
El nuevo mediador de la ONU y de la Liga Árabe en Siria, Lakhdar Brahimi, había denunciado el martes el "pasmoso" número de víctimas en el conflicto entre los rebeldes y las fuerzas del régimen.
La crisis entra el próximo 15 de septiembre en el 18º mes sin ninguna perspectiva de solución, con un régimen decidido a aplastar la rebelión, unos rebeldes que reclaman la salida del presidente Asad, y unas divisiones internacionales entre Rusia y China por una parte y las potencias occidentales, árabes y Turquía por otra.
Los dirigentes del Ejército Sirio Libre (ESL), creado en el verano de 2011 para federar la lucha armada, tratan de reformar esta estructura, que carece por ahora de un comando central fuerte.
Según el general Mustafa al-Sheij, jefe del Consejo militar superior revolucionario que está por encima del ESL, se están haciendo consultas que deberían concluir en diez días.
El ESL podría adoptar un nuevo nombre, "Ejército Nacional Sirio", nombrar como jefe al general Mohammad Hussein Hajj Ali, que es el de mayor rango, y tratar de canalizar los fondos destinados a los rebeldes para impedir la creación de milicias autónomas.
Los civiles siguen siendo los más afectados por esta guerra que según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) ha causado 26.000 muertos y llevado al éxodo a centenares de miles de sirios.
Este miércoles, la violencia causó por lo menos 90 muertos en el país, entre ellos 64 civiles, según un balance provisional de la OSDH, que se apoya en una red de militantes y testigos.
Un gran número de esas víctimas fueron registradas en Alepo, segunda ciudad del país y escenario de una batalla estratégica entre ejército y rebeldes desde hace seis semanas, donde bombardeos aéreos contra barrios como Marjé (sureste), el Nairab (sureste), Hanano (este) y Bustan al Basha (norte) causaron por lo menos 32 muertos, entre ellos siete niños, según la OSDH.
En el este, el aeropuerto militar de la ciudad de Bukamal fue escenario de duros combates. Los rebeldes perdieron a seis hombres pero "controlan grandes partes del lugar", afirmó el OSDH.
Los insurgentes habían lanzando el asalto el 1 de septiembre, después de haberse apropiado de un edificio de la defensa aérea en la que estaban almacenados misiles antiaéreo en Bukamal. En los últimos días han llevado a cabo varios ataques contra aeropuertos militares utilizados para bombardear sus bastiones.
La violencia también sacudió Idleb (noroeste), Homs (centro), Deraa y barrios de Damasco y de su provincia, según los militantes.
"El balance de pérdidas humanas es pasmoso, las destrucciones alcanzan proporciones catastróficas y el sufrimiento de la población es inmenso", lanzó Brahimi ante la Asamblea General.
La situación "no ha cesado de degradarse", dijo, al considerar "indispensable" el "apoyo de la comunidad internacional" con la condición de "que todos los esfuerzos vayan en la misma dirección".
"El futuro de Siria será determinado por su pueblo y por nadie más", dijo Brahimi, quien no quiso pronunciarse sobre la salida de Asad desde su nombramiento como mediador de la ONU y de la Liga Árabe para reemplazar a Kofi Annan.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, criticó a los países que entregaban armas a los beligerantes y lanzó un llamamiento a la solidaridad internacional para financiar la ayuda humanitaria.
Según el Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los refugiados, más de 100.000 sirios se han refugiados en los países vecinos en agosto, "la cifra mensual más elevada desde el inicio del conflicto" en marzo 2011.
En total, unos 235.000 sirios han huido del país y 1,2 millones han resultado desplazados en este país de unos 22 millones de habitantes.
"Bashar tiene las manos llenas de sangre", lanzó ante una reunión de su partido Erdogan, cuyo país acoge a más de 80.000 refugiados sirios repartidos en nueve campos.
El nuevo mediador de la ONU y de la Liga Árabe en Siria, Lakhdar Brahimi, denunció el "pasmoso" número de víctimas en el conflicto entre los rebeldes y las fuerzas del régimen de Bashar Al Asad, donde este miércoles seguían los bombardeos en Alepo.
Localización de los principales enfrentamientos el miércoles en Siria
El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan acusó al país de haberse convertido en un "Estado terrorista", pero Pekín ha rechazado toda presión al régimen, aunque dice estar a favor de una "transición política".