El fiscal de Nueva York cita a siete bancos por la manipulación del líbor
Barclays, Citigroup, JPMorgan Chase, Deutsche, UBS, RBS y HSBC declararán
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
Las autoridades en Estados Unidos siguen estrechando el cerco en el marco del escándalo por la manipulación del líbor, el tipo de interés para préstamos entre bancos que se fija en Londres y que sirve de referencia para operaciones financieras de todo el mundo. Los fiscales generales de Nueva York y de Connecticut acaban de enviar una citación judicial a siete grupos financieros, en un intento de depurar responsabilidades.
Las entidades en cuestión son, además de Barclays, la primera en admitir estas prácticas irregulares a finales del pasado junio, las estadounidenses Citigroup y JPMorgan, la alemana Deutsche Bank, la suiza UBS y las británicas Royal Bank of Scotland y HSBC. Los dos Estados, donde se encuentra la sede de la mayor parte de las entidades financieras del país, llevan investigando este asunto desde hace meses.
La nueva maniobra salta a la luz cuando vuelve a tomar cuerpo el debate sobre si los castigos impuestos hasta ahora a Wall Street han servido o no para cambiar su conducta. El regulador financiero del Estado de Nueva York decidió esta semana multar a Standard Chartered con 340 millones de dólares (unos 257 millones de euros) por violar el embargo a Irán, multa mínima comparada con los 6.800 millones de dólares (unos 5.500 millones de euros) que ganó el año pasado.
También fue mínima frente a su volumen de negocio la penalización que hace dos meses se impuso a Barclays a ambos lados del Atlántico por la manipulación del líbor. La sanción combinada ascendió a 454 millones de dólares, 200 millones impuestos por el regulador del mercado de futuros en Estados Unidos y otros 160 millones por el Departamento de Justicia. La entidad ganó 3.000 millones en 2011.
Al debate se suma la decisión de la Administración de Barack Obama, que la semana pasada abandonó la investigación abierta hace algo más de un año contra Goldman Sachs para determinar posibles responsabilidades penales por la titulización de deuda vinculada a hipotecas basura. Nadie esperaba que este proceso fuera a llegar lejos, pero tampoco se anticipaba que soltara tan pronto la presa. El banco pactó hace dos años pagar 550 millones para zanjar la cuestión por la vía civil; ganó 8.350 millones en 2010.
También ha escapado Jon Corzine, que fuera consejero delegado de Goldman Sachs antes de ser gobernador de Nueva Jersey entre 2006 y 2010, y máximo responsable de la quiebra de la firma de valores MF Global. Los investigadores no han podido probar que Corzine realizara ningún acto fraudulento al mover el dinero de sus clientes.
Llueve así sobre mojado. Cuando se cumple cinco años del inicio del colapso financiero que acabó con Lehman Brothers y hundió a la economía global en la Gran Recesión, los reguladores estadounidenses admiten que, de acuerdo con la legislación actual, no cuentan con pruebas suficientes para lanzar causas criminales contra los gestores de grandes fiascos financieros.
La carga de la prueba podría funcionar en la investigación por la manipulación del líbor. Pero, en este caso, los reguladores estaban al corriente de lo que pasaba, como demuestra la carta que el ahora secretario del Tesoro, Timothy Geithner, envió cuando era presidente de la Reserva Federal de Nueva York a las autoridades británicas solicitando cambios en el sistema de fijación de ese tipo de interés.
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
Las autoridades en Estados Unidos siguen estrechando el cerco en el marco del escándalo por la manipulación del líbor, el tipo de interés para préstamos entre bancos que se fija en Londres y que sirve de referencia para operaciones financieras de todo el mundo. Los fiscales generales de Nueva York y de Connecticut acaban de enviar una citación judicial a siete grupos financieros, en un intento de depurar responsabilidades.
Las entidades en cuestión son, además de Barclays, la primera en admitir estas prácticas irregulares a finales del pasado junio, las estadounidenses Citigroup y JPMorgan, la alemana Deutsche Bank, la suiza UBS y las británicas Royal Bank of Scotland y HSBC. Los dos Estados, donde se encuentra la sede de la mayor parte de las entidades financieras del país, llevan investigando este asunto desde hace meses.
La nueva maniobra salta a la luz cuando vuelve a tomar cuerpo el debate sobre si los castigos impuestos hasta ahora a Wall Street han servido o no para cambiar su conducta. El regulador financiero del Estado de Nueva York decidió esta semana multar a Standard Chartered con 340 millones de dólares (unos 257 millones de euros) por violar el embargo a Irán, multa mínima comparada con los 6.800 millones de dólares (unos 5.500 millones de euros) que ganó el año pasado.
También fue mínima frente a su volumen de negocio la penalización que hace dos meses se impuso a Barclays a ambos lados del Atlántico por la manipulación del líbor. La sanción combinada ascendió a 454 millones de dólares, 200 millones impuestos por el regulador del mercado de futuros en Estados Unidos y otros 160 millones por el Departamento de Justicia. La entidad ganó 3.000 millones en 2011.
Al debate se suma la decisión de la Administración de Barack Obama, que la semana pasada abandonó la investigación abierta hace algo más de un año contra Goldman Sachs para determinar posibles responsabilidades penales por la titulización de deuda vinculada a hipotecas basura. Nadie esperaba que este proceso fuera a llegar lejos, pero tampoco se anticipaba que soltara tan pronto la presa. El banco pactó hace dos años pagar 550 millones para zanjar la cuestión por la vía civil; ganó 8.350 millones en 2010.
También ha escapado Jon Corzine, que fuera consejero delegado de Goldman Sachs antes de ser gobernador de Nueva Jersey entre 2006 y 2010, y máximo responsable de la quiebra de la firma de valores MF Global. Los investigadores no han podido probar que Corzine realizara ningún acto fraudulento al mover el dinero de sus clientes.
Llueve así sobre mojado. Cuando se cumple cinco años del inicio del colapso financiero que acabó con Lehman Brothers y hundió a la economía global en la Gran Recesión, los reguladores estadounidenses admiten que, de acuerdo con la legislación actual, no cuentan con pruebas suficientes para lanzar causas criminales contra los gestores de grandes fiascos financieros.
La carga de la prueba podría funcionar en la investigación por la manipulación del líbor. Pero, en este caso, los reguladores estaban al corriente de lo que pasaba, como demuestra la carta que el ahora secretario del Tesoro, Timothy Geithner, envió cuando era presidente de la Reserva Federal de Nueva York a las autoridades británicas solicitando cambios en el sistema de fijación de ese tipo de interés.