La bacteria no era extraterrestre
-Dos estudios desmontan el hallazgo de una bacteria que utilizaba arsénico en lugar de fósforo
-La NASA lo presentó en 2010 como si ampliara la receta de la vida
Rafael Méndez
Madrid, El País
La receta de la vida sigue, de momento, basada en seis ingredientes: carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, fósforo y azufre. La revista Science ha publicado dos estudios que desmontan otro publicado en 2010 en el que investigadores de la NASA sostenían que habían descubierto una bacteria que sustituía el fósforo por el arsénico. Eso habría sido colosal porque ensanchaba los márgenes de la vida. Lo que ocurrió es que en el cultivo de las bacteria había restos de fósforo. Como en el caso de los neutrinos y el anuncio, luego desmentido, de que viajaban más rápido que la velocidad de la luz, el caso recuerda que afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias.
En diciembre de 2010, la NASA convocó a la prensa para presentar un hallazgo extraordinario. El equipo dirigido por Felisa Wolfe-Simon había descubierto en el lago Mono de California una bacteria capaz de sustituir el fósforo por el arsénico. La llamaron GFAJ-1 y estaba destinada a sacudir los principios de la bioquímica. "Nuestro hallazgo nos recuerda que la vida tal y como la conocemos puede ser mucho más flexible de lo que pensamos o imaginamos normalmente", comentó Wolfe-Simon. También hubo quien señaló la bacteria como una pista sobre la vida extraterrestre.
Era así porque el material genético, el azúcar y las grasas tienen seis elementos esenciales: carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, fósforo y azufre. Y GFAJ-1 no solo era capaz de sobrevivir en un medio rico en arsénico sino que, según aquel estudio, era capaz de incluirlo en el ADN y el ATP (una molécula sirve como almacén de energía) en lugar del fósforo.
El estudio fue publicado en la prestigiosa revista Science y había sido sometido previamente al control de revisión entre pares, con lo que recibió todas las bendiciones.
Sin embargo, enseguida surgieron las dudas de muchos expertos. Tanto, que meses después, Science puso una advertencia al artículo y lo sometió a un escrutinio público en el que grupos de científicos de todo el mundo mostraron su desconfianza sobre los resultados.
Al final, la revista ha publicado dos trabajos que desmontan que la bacteria sustituya el fósforo por el arsénico. En uno de ellos, investigadores suizos refinaron el experimento de la NASA. Cultivaron las bacterias en un medio purificado que contenía 10 veces menos fosfato que el utilizado en Estados Unidos. El resultado es que la bacteria no crecía. Sí lo hacía cuando añadían fosfato hasta el nivel –también mínimo- que contenía el anterior. Es decir, que la bacteria tolera el arsénico y además necesita muy poco fosfato. Por todo, concluyen que “GFAJ—1 es una bacteria resistente al arsénico, pero aun así dependiente del fosfato”. También descubrieron azúcares con arsénico en su estructura, pero señalan que se produjo en el medio, fuera de la célula. El otro estudio, liderado por científicos de Nueva Jersey (EE UU), concluye que no hay rastros de arsénico en el ADN de la bacteria.
-La NASA lo presentó en 2010 como si ampliara la receta de la vida
Rafael Méndez
Madrid, El País
La receta de la vida sigue, de momento, basada en seis ingredientes: carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, fósforo y azufre. La revista Science ha publicado dos estudios que desmontan otro publicado en 2010 en el que investigadores de la NASA sostenían que habían descubierto una bacteria que sustituía el fósforo por el arsénico. Eso habría sido colosal porque ensanchaba los márgenes de la vida. Lo que ocurrió es que en el cultivo de las bacteria había restos de fósforo. Como en el caso de los neutrinos y el anuncio, luego desmentido, de que viajaban más rápido que la velocidad de la luz, el caso recuerda que afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias.
En diciembre de 2010, la NASA convocó a la prensa para presentar un hallazgo extraordinario. El equipo dirigido por Felisa Wolfe-Simon había descubierto en el lago Mono de California una bacteria capaz de sustituir el fósforo por el arsénico. La llamaron GFAJ-1 y estaba destinada a sacudir los principios de la bioquímica. "Nuestro hallazgo nos recuerda que la vida tal y como la conocemos puede ser mucho más flexible de lo que pensamos o imaginamos normalmente", comentó Wolfe-Simon. También hubo quien señaló la bacteria como una pista sobre la vida extraterrestre.
Era así porque el material genético, el azúcar y las grasas tienen seis elementos esenciales: carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, fósforo y azufre. Y GFAJ-1 no solo era capaz de sobrevivir en un medio rico en arsénico sino que, según aquel estudio, era capaz de incluirlo en el ADN y el ATP (una molécula sirve como almacén de energía) en lugar del fósforo.
El estudio fue publicado en la prestigiosa revista Science y había sido sometido previamente al control de revisión entre pares, con lo que recibió todas las bendiciones.
Sin embargo, enseguida surgieron las dudas de muchos expertos. Tanto, que meses después, Science puso una advertencia al artículo y lo sometió a un escrutinio público en el que grupos de científicos de todo el mundo mostraron su desconfianza sobre los resultados.
Al final, la revista ha publicado dos trabajos que desmontan que la bacteria sustituya el fósforo por el arsénico. En uno de ellos, investigadores suizos refinaron el experimento de la NASA. Cultivaron las bacterias en un medio purificado que contenía 10 veces menos fosfato que el utilizado en Estados Unidos. El resultado es que la bacteria no crecía. Sí lo hacía cuando añadían fosfato hasta el nivel –también mínimo- que contenía el anterior. Es decir, que la bacteria tolera el arsénico y además necesita muy poco fosfato. Por todo, concluyen que “GFAJ—1 es una bacteria resistente al arsénico, pero aun así dependiente del fosfato”. También descubrieron azúcares con arsénico en su estructura, pero señalan que se produjo en el medio, fuera de la célula. El otro estudio, liderado por científicos de Nueva Jersey (EE UU), concluye que no hay rastros de arsénico en el ADN de la bacteria.