Colquiri vuelve a Comibol, añoranzas de años dorados
La Paz, ANF
La promulgación del decreto supremo 1264 selló la mañana del miércoles 20 de junio en el Palacio Quemado el retorno de Colquiri a la vieja Corporación Minera de Bolivia (Comibol) para que el Estado boliviano se beneficie de los yacimientos de estaño y zinc.
Colquiri es una mina de larga data porque ya existía antes de la colonia porque su nombre viene de "Kolq'e" (sitio de plata), y los más viejos de ese pueblo paceño contaban que en el tiempo de los incas habían filones de plata en inmediaciones de Colquiri pueblo que está más distante de la actual mina Colquiri con sus bocaminas de San Antonio, Chojña, Incalacaya y San Juanillo.
En mis años de niño y adolescente recorrí por todos los campamentos, desde Huayrapata donde estaban las escuelas Ladislao Cabrera y Eduardo Avaroa, hasta Calacalita donde funcionaban el colegio Carlos Montenegro y el industrial Aniceto Arce.
Talón, planta y punta andaba por las calles y avenidas de tierra. No había transporte público, solo volquetas de la Empresa Minera Colquiri. Andar por las colinas y precipicios era una aventura diaria. También trepaba hasta la bocamina San Antonio que ya estaba olvidada. Ahora resulta que en su interior está la rica veta Rosario, yacimiento de estaño y zinc de unos cuatro metros de ancho y unos 1.000 metros de profundidad.
Otro día acompañado por amigos de la zona 3 de Huayrapata, inmediaciones de la iglesia San Martín de Porres, como pequeños exploradores mineros nos alejamos del campamento para conocer la bocamina Triunfo que estaba lejos, en la parte alta de Colquiri pueblo que cada 16 de Julio celebra su fiesta patronal con fiesta incluida, mucha chicha cochabambina y abundante cerveza.
El cine y la pulperia era la diversión diaria. Las películas mejicanas hacían furor, y la función de tanda de los domingos era el evento más esperado porque era una ocasión para ver a las chicas más bonitas, aunque sea acompañadas de sus padres.
La vida en el campamento era comunitaria, diría bastante solidaria. Reíamos en las fiestas y se lloraba cuando alguien moría en un accidente en la mina o por el "mal de mina" (tuberculosis). ¡Como añoro esos años!. Todos sabíamos lo que nuestros vecinos tenían y sabían. Nadie engañaba a nadie. Uno podía dejar hasta sin candado la puerta de la casa.
El fútbol era pasión. The Miner's con los colores celeste y blanco era el club más poderoso con una sede en Incalacaya donde se armaba tremendas fiestas en su aniversario o cada Año Nuevo, animada por la legendaria orquesta Swingbaly de los hermanos Medrano, Los Graduados, la orquesta Carlitos Peredo y de bandas orureñas.
El pequeño coliseo de básquetbol era funcional y uno de los mejores del país en los años sesenta. También fue escenario de torneos nacionales y era común ver en acción a equipos de Oruro. Además habían buenos jugadores como don Angel Meza, el negro Abastoflor, el feo Félix Durán y sus hermanos, los Romano, y otros. Todo un clásico eran los partidos con Catavi y Huanuni.
Los ingleses que trabajaron para Mauricio Hochschild antes de la nacionalización minera de 1952 dejaron de herencia la práctica del tenis, golf y bowling (palitroque para los mineros). Wálter Hooper fue el mejor de Bolivia en bowling, y representó al país en torneos internacionales, y viajaba a menudo a Miami. La pista de bowling estaba en el "Rancho Uno", cerca a las canchas de tenis con piso de ladrillo. Mientras que la cancha de golf con 18 hoyos estaba en medio de las colinas de ingreso a Colquiri, a un costado de la carretera a Caracollo.
A no dudarlo que en el canto había excelentes cultores. Lo más representativo de Colquiri fue el conjunto Antawaras, integrado por Jaime Salinas, Ana María Ocampo de hermosa voz, Raimundo Challapa y Celedonio Guzmán. El grupo ganó en 1971 un premio en el festival musical de Cosquín en Argentina. Eran muy buenos. Sus canciones "Virginia" y "Relojito" son las más recordadas y queridas.
El festejo más esperado era el Día de la Patria, eran tres días de corrida de toros en la improvisada plaza de Incalacaya, y otros eventos. También era impresionante la noche de San Juan. Todos los campamentos se iluminaban en la noche más fría del año con "callapos" que ardían hasta quedar en cenizas. Había rondas de ponche, té con té y bastante música. Y el tercer evento era Todos Santos porque abundaban los biscochuelos, galletas y panes hechos en pocos hornos. El cementerio era visitado por todos. En su frontis habían carpas donde los últimos rezos eran premiados con ofrendas y mucha chica punateña. Todo terminaba con la fiesta "Alma cacharpaya".
La educación y salud en las minas de Comibol eran de primera. Los mejores alumnos eran premiados con una vacación en Tacata (Cochabamba) en invierno o a fin de año. Uno compartía con alumnos de otras minas. Mi primer viaje por tren a Tacata fue alucinante porque en el trayecto Oruro-Quillacollo hubo varias paradas donde uno podía comer de todo. El viaje duraba casi todo el día.
Las radios mineras son parte de la rica historia de la comunicación alternativa de Bolivia. Vanguardia era la emisora del sindicato de trabajadores mineros de Colquiri. No olvido las voces de Coco Manto, Fausto Molina y su esposa Grima, Gonzalo Otero y otros. Hizo furor la radionovela "Sara, la hija de la loca" que fue producida por ellos. Todo terminó tras el golpe militar de 1964 por el general René Barrientos Ortuño. Luego se silenció a Vanguardia, volvió al éter y fue dirigida por el profesor Lucio Zabalaga, quien me acogió junto a Félix Durán y don Sabino Gareca. ¡Hace 40 años!.
Hoy Colquiri está de pie, enhorabuena. No se paró ni 1952. También se resistió al cierre en la Navidad de 1999 cuando Goni lo compró en dos millones de dólares, y tras su caída y huída a Estados Unidos optó por transferir en noviembre de 2005 a la suiza Glencore que opera en Bolivia con la empresa Sinchi Wayra. Ahora vuelve a Comibol en una obligada convivencia con las cooperativas mineras. Antes sólo habían "pirquiñeros" (hoy cooperativistas mineros) que trabajaban en el río de Incalacaya. También había otro grupo en San Juanillo y la parte baja de Colquiri donde estaba el hospital Santa Clara. Lo bueno es que hay Colquiri para rato.
La promulgación del decreto supremo 1264 selló la mañana del miércoles 20 de junio en el Palacio Quemado el retorno de Colquiri a la vieja Corporación Minera de Bolivia (Comibol) para que el Estado boliviano se beneficie de los yacimientos de estaño y zinc.
Colquiri es una mina de larga data porque ya existía antes de la colonia porque su nombre viene de "Kolq'e" (sitio de plata), y los más viejos de ese pueblo paceño contaban que en el tiempo de los incas habían filones de plata en inmediaciones de Colquiri pueblo que está más distante de la actual mina Colquiri con sus bocaminas de San Antonio, Chojña, Incalacaya y San Juanillo.
En mis años de niño y adolescente recorrí por todos los campamentos, desde Huayrapata donde estaban las escuelas Ladislao Cabrera y Eduardo Avaroa, hasta Calacalita donde funcionaban el colegio Carlos Montenegro y el industrial Aniceto Arce.
Talón, planta y punta andaba por las calles y avenidas de tierra. No había transporte público, solo volquetas de la Empresa Minera Colquiri. Andar por las colinas y precipicios era una aventura diaria. También trepaba hasta la bocamina San Antonio que ya estaba olvidada. Ahora resulta que en su interior está la rica veta Rosario, yacimiento de estaño y zinc de unos cuatro metros de ancho y unos 1.000 metros de profundidad.
Otro día acompañado por amigos de la zona 3 de Huayrapata, inmediaciones de la iglesia San Martín de Porres, como pequeños exploradores mineros nos alejamos del campamento para conocer la bocamina Triunfo que estaba lejos, en la parte alta de Colquiri pueblo que cada 16 de Julio celebra su fiesta patronal con fiesta incluida, mucha chicha cochabambina y abundante cerveza.
El cine y la pulperia era la diversión diaria. Las películas mejicanas hacían furor, y la función de tanda de los domingos era el evento más esperado porque era una ocasión para ver a las chicas más bonitas, aunque sea acompañadas de sus padres.
La vida en el campamento era comunitaria, diría bastante solidaria. Reíamos en las fiestas y se lloraba cuando alguien moría en un accidente en la mina o por el "mal de mina" (tuberculosis). ¡Como añoro esos años!. Todos sabíamos lo que nuestros vecinos tenían y sabían. Nadie engañaba a nadie. Uno podía dejar hasta sin candado la puerta de la casa.
El fútbol era pasión. The Miner's con los colores celeste y blanco era el club más poderoso con una sede en Incalacaya donde se armaba tremendas fiestas en su aniversario o cada Año Nuevo, animada por la legendaria orquesta Swingbaly de los hermanos Medrano, Los Graduados, la orquesta Carlitos Peredo y de bandas orureñas.
El pequeño coliseo de básquetbol era funcional y uno de los mejores del país en los años sesenta. También fue escenario de torneos nacionales y era común ver en acción a equipos de Oruro. Además habían buenos jugadores como don Angel Meza, el negro Abastoflor, el feo Félix Durán y sus hermanos, los Romano, y otros. Todo un clásico eran los partidos con Catavi y Huanuni.
Los ingleses que trabajaron para Mauricio Hochschild antes de la nacionalización minera de 1952 dejaron de herencia la práctica del tenis, golf y bowling (palitroque para los mineros). Wálter Hooper fue el mejor de Bolivia en bowling, y representó al país en torneos internacionales, y viajaba a menudo a Miami. La pista de bowling estaba en el "Rancho Uno", cerca a las canchas de tenis con piso de ladrillo. Mientras que la cancha de golf con 18 hoyos estaba en medio de las colinas de ingreso a Colquiri, a un costado de la carretera a Caracollo.
A no dudarlo que en el canto había excelentes cultores. Lo más representativo de Colquiri fue el conjunto Antawaras, integrado por Jaime Salinas, Ana María Ocampo de hermosa voz, Raimundo Challapa y Celedonio Guzmán. El grupo ganó en 1971 un premio en el festival musical de Cosquín en Argentina. Eran muy buenos. Sus canciones "Virginia" y "Relojito" son las más recordadas y queridas.
El festejo más esperado era el Día de la Patria, eran tres días de corrida de toros en la improvisada plaza de Incalacaya, y otros eventos. También era impresionante la noche de San Juan. Todos los campamentos se iluminaban en la noche más fría del año con "callapos" que ardían hasta quedar en cenizas. Había rondas de ponche, té con té y bastante música. Y el tercer evento era Todos Santos porque abundaban los biscochuelos, galletas y panes hechos en pocos hornos. El cementerio era visitado por todos. En su frontis habían carpas donde los últimos rezos eran premiados con ofrendas y mucha chica punateña. Todo terminaba con la fiesta "Alma cacharpaya".
La educación y salud en las minas de Comibol eran de primera. Los mejores alumnos eran premiados con una vacación en Tacata (Cochabamba) en invierno o a fin de año. Uno compartía con alumnos de otras minas. Mi primer viaje por tren a Tacata fue alucinante porque en el trayecto Oruro-Quillacollo hubo varias paradas donde uno podía comer de todo. El viaje duraba casi todo el día.
Las radios mineras son parte de la rica historia de la comunicación alternativa de Bolivia. Vanguardia era la emisora del sindicato de trabajadores mineros de Colquiri. No olvido las voces de Coco Manto, Fausto Molina y su esposa Grima, Gonzalo Otero y otros. Hizo furor la radionovela "Sara, la hija de la loca" que fue producida por ellos. Todo terminó tras el golpe militar de 1964 por el general René Barrientos Ortuño. Luego se silenció a Vanguardia, volvió al éter y fue dirigida por el profesor Lucio Zabalaga, quien me acogió junto a Félix Durán y don Sabino Gareca. ¡Hace 40 años!.
Hoy Colquiri está de pie, enhorabuena. No se paró ni 1952. También se resistió al cierre en la Navidad de 1999 cuando Goni lo compró en dos millones de dólares, y tras su caída y huída a Estados Unidos optó por transferir en noviembre de 2005 a la suiza Glencore que opera en Bolivia con la empresa Sinchi Wayra. Ahora vuelve a Comibol en una obligada convivencia con las cooperativas mineras. Antes sólo habían "pirquiñeros" (hoy cooperativistas mineros) que trabajaban en el río de Incalacaya. También había otro grupo en San Juanillo y la parte baja de Colquiri donde estaba el hospital Santa Clara. Lo bueno es que hay Colquiri para rato.