ENTREVISTA: CRISTIAN ÁLVAREZ Capitán del Espanyol

"El portero no tiene el reconocimiento que merece"


GORKA PÉREZ - Barcelona – El País
Para Cristian Álvarez (Rosario, Argentina; 1985) la vida fluye en armonía. El paso del tiempo le ha servido para rebajar las pulsaciones y ganarse la portería del Espanyol en su cuarta temporada. Hoy la defiende ante el Barça.

Pregunta. Ahora que es titular, en vez de Kameni, ¿cuántas veces le han preguntado por él?

Respuesta. Demasiadas. Llega un punto en que la respuesta me sale automática. Yo no me paro a pensar en esas cosas. La relación sigue igual que siempre.


P. Será su primer partido como titular contra el Barça...

R. Está claro que son partidos distintos, especiales, que se viven con otra intensidad. Yo los he vivido también con el Rosario Central (2005-2008). Aun así, me lo tomo con tranquilidad. Llevar tanto tiempo en la Liga, independientemente de haber jugado mucho o no, te da una perspectiva. Lo que está claro es que no hay nada como estar en primera línea.

P. Este curso, además, ha sido elegido capitán por sus compañeros. ¿Se lo esperaba?

R. Todo lo que me ha ocurrido es muy fuerte. He pasado de un papel secundario a ser capitán, pero me lo tomo de modo relajado. Por mi forma de ser, lo afronto con seriedad e ilusión.

P. Forman la plantilla más joven de Primera División.

R. Sí, pero no me pongo a pensar en estar encima de ellos. Cada uno es dueño de sus actos. Quizás uno pueda aconsejar o echar una mano desde su lugar, pero respetando lo que es cada uno.

P. ¿Es el equipo más técnico en el que ha jugado?

R. Se va asentando un estilo de juego. Todo tiene un porqué. El Espanyol, con el cuerpo técnico que tiene, está haciendo las cosas muy bien y eso se nota en el campo. Los equipos anteriores eran diferentes, pero se va viendo una evolución.

P. Mauricio Pochettino le pide que ayude a la hora de sacar el balón. ¿Se siente cómodo?

R. Yo me veo como una pieza más del equipo, un jugador más con el balón, y estoy muy cómodo con ese papel. Para el portero de hoy es fundamental trabajar con los pies. El estilo que proyectamos es de mucha salida del balón y el portero es esencial. He mejorado mucho en ese aspecto desde que llegué con 22 años. Me he ido serenando.

P. ¿Por qué ha cambiado tanto la figura del portero?

R. Sobre todo, por la mayor velocidad del juego y porque las defensas juegan cada vez más adelantadas. El puesto de portero lleva 20 años transformándose. Ha pasado de jugar con las manos a empezar a jugar con los pies como uno más. Los entrenadores buscan más variantes. Quieren sacar ventaja de cualquier parte. Quizás el portero no tiene el reconocimiento que realmente merece. Está un poco apartado.

P. ¿Esas necesidades complican el acceso a las nuevas generaciones?

R. Los chiquitos van metiéndose en este fútbol, tomando su forma y adaptándose al puesto desde que empiezan a jugar. Quizás yo no tuve la posibilidad que tienen ellos ahora de contar con un entrenador que les enseñase todas esas cosas. Antes no se imaginaba un fútbol como el de ahora y puede que en los próximos 20 años vuelva a cambiar. No creo que sea más complicado que antes. Yo tengo un hermano de 12 años y, cuando le veo, noto que es de otra generación. ¡Parece que uno ya esté viejo! (ríe).

P. ¿Está en el mejor momento de su carrera?

R. Quiero creer que me queda mucho más por aprender. Tengo muchos aspectos por mejorar. No creo que vaya a dejar de crecer nunca. Esa es mi meta, mi ansiedad.

P. Por cierto, tiene pinta de roquero.

R. El virus del rock and roll no se puede explicar. La música es una cuestión de sentimiento. De repente, una canción o un grupo se cruzan en tu vida y te dejan marcado para siempre. A mí me pasó con el rock y dije: "¡Esto es lo mío!".

P. Los tatuajes eran una pista. ¿Cuántos tiene?

R. No lo sé. Este, por ejemplo, me falta por terminar de curar; me lo hice hace poco. Además, están mezclados unos con otros. Es difícil saber dónde empezar a contar. Tengo una banda de tatuajes. Estoy lleno, llenísimo... Se podría decir que unos 15.

P. ¿Qué grupos le inspiran?

R. Me gustan las bandas de los años sesenta y setenta. Desde los Rolling Stones, Pink Floyd y The Doors hasta el blues de Muddy Waters o Sonny Boy Williamson.

P. ¿Hay cantera musical en el vestuario?

R. No, no tengo a nadie para formar un grupo. Aquí, en Barcelona, hay otra onda.

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