Barclays calcula que el BCE ha comprado 46.000 millones en deuda pública española
A precio de mercado, el banco central ganaría dinero con los títulos españoles al cierre de 2011.- El supervisor acumula unas pérdidas potenciales de 30.000 millones por la adquisición de deuda griega
Bruselas, El País
El programa de compra de bonos que, a rastras, inició el Banco Central Europeo (BCE) en mayo de 2010, en paralelo al primer plan de auxilio de la UE a Grecia, es capital en la respuesta de las instituciones europeas a la crisis de la deuda pública. Pero los datos que permiten calibrar su impacto, sus motivaciones, llegan mal (el supervisor solo da el dato semanal de compras, sin detallar por países) y tarde (una semana después de las operaciones). Un informe que publica hoy Barclays intenta arrojar luz sobre esta calculada ceremonia de la confusión. El servicio de estudios del banco estima que, de los 218.000 millones invertidos por el BCE, unos 46.000 (el 22%) corresponden a la compra de bonos españoles. Solo el año pasado, el Tesoro español emitió más de 95.000 millones en bonos y obligaciones.
Como explica el banco británico, el cálculo se basa en la "presunción" de que las intervenciones del BCE se guían por el tamaño de los mercados secundarios en los que actúa. Y en la constatación de que el programa, en su primera etapa, se concentró, en 2010, en comprar títulos de Grecia, Portugal e Irlanda (los tres países que han sido rescatados por la UE y el FMI). Y que son Italia y España los países que concentran, desde agosto pasado, la actuación del BCE para limitar la escala de las primas de riesgos en ambos países, operaciones de mayor calado dada la dimensión de ambos mercados.
Con ese punto de partida, Barclays cree que las compras de deuda italiana por el BCE rondan los 90.000 millones (43% del total). Le siguen las adquisiciones en España (46.000 millones, 22%), Grecia (36.000 millones, 17%), Portugal (20.000 millones, 10%) e Irlanda (19.000 millones, 9%). En proporción al volumen de bonos que se negocia en los mercados secundarios, las compras del BCE en los tres países rescatados son, en principio, mucho más determinantes, aunque aquí juega también el valor que le dé el resto de inversores al compromiso del BCE.
El programa de compras del BCE está rodeado de polémica desde su nacimiento. Varios consejeros del banco central, con los representantes alemanes al frente, han votado contra esta decisión, mientras que desde el frente académico y político (y no solo en los países concernidos) se reclamaba todo lo contrario, una intervención mucho más contundente. A todo eso hay que sumar las críticas sobre la legitimidad de sus decisiones: el BCE condiciona la adquisición de títulos a la implementación de drásticas reformas en los países en los que invierte. Y no movió un dedo (rebajó al mínimo las compras) para frenar el castigo de los inversores a los Gobiernos de Berlusconi (Italia) y Papandreu (Grecia), sustituidos a la postre por los tecnócratas Mario Monti y Lukas Papademos.
El informe de Barclays aclara también que el supervisor tiene margen más que de sobra para continuar con el programa de compra de bonos, aunque prevé que mantendrá el perfil bajo adoptado en las últimas semanas de 2011 (de los 22.000 millones que invirtió a mediados de agosto pasó a menos de 1.000 millones semanales). De hecho, entre el miércoles 28 de diciembre y el pasado 4 de enero se hizo con 1.104 millones en títulos de los países bajo presión, según ha informado hoy la autoridad monetaria del euro, casi el doble que los 462 millones de la semana precedente.
Si el BCE hubiese tenido que vender, al cierre de 2011, los bonos comprados desde mayo de 2010 se tendría que haber anotado unas pérdidas de 30.000 millones de euros. Más del 80% de esas minusvalías al utilizar precios de mercado correspondería a los títulos griegos comprados en la primavera de 2010. En el resto de títulos, las pérdidas potenciales serían menores, y en el caso de la deuda pública española, habría incluso una pequeña ganancia por el contraste entre los precios de agosto y finales de diciembre.
En la contabilidad del BCE, los títulos se registran por su precio de adquisición, no a precio de mercado (mark to market). Barclays recuerda además que el valor anotado del capital y reservas del eurosistema (los bancos centrales de la zona euro) suma más de 81.500 millones, que, actualizado, rondaría los 400.000 millones.
Los expertos de Barclays tampoco ven problema alguno en las operaciones que desarrolla el BCE para esterilizar (neutralizar el incremento de liquidez asociado a la compra de bonos para evitar efectos inflacionistas) la adquisición de deuda pública, con un coste que apenas sobrepasa los 1.000 millones de euros hasta ahora.
Bruselas, El País
El programa de compra de bonos que, a rastras, inició el Banco Central Europeo (BCE) en mayo de 2010, en paralelo al primer plan de auxilio de la UE a Grecia, es capital en la respuesta de las instituciones europeas a la crisis de la deuda pública. Pero los datos que permiten calibrar su impacto, sus motivaciones, llegan mal (el supervisor solo da el dato semanal de compras, sin detallar por países) y tarde (una semana después de las operaciones). Un informe que publica hoy Barclays intenta arrojar luz sobre esta calculada ceremonia de la confusión. El servicio de estudios del banco estima que, de los 218.000 millones invertidos por el BCE, unos 46.000 (el 22%) corresponden a la compra de bonos españoles. Solo el año pasado, el Tesoro español emitió más de 95.000 millones en bonos y obligaciones.
Como explica el banco británico, el cálculo se basa en la "presunción" de que las intervenciones del BCE se guían por el tamaño de los mercados secundarios en los que actúa. Y en la constatación de que el programa, en su primera etapa, se concentró, en 2010, en comprar títulos de Grecia, Portugal e Irlanda (los tres países que han sido rescatados por la UE y el FMI). Y que son Italia y España los países que concentran, desde agosto pasado, la actuación del BCE para limitar la escala de las primas de riesgos en ambos países, operaciones de mayor calado dada la dimensión de ambos mercados.
Con ese punto de partida, Barclays cree que las compras de deuda italiana por el BCE rondan los 90.000 millones (43% del total). Le siguen las adquisiciones en España (46.000 millones, 22%), Grecia (36.000 millones, 17%), Portugal (20.000 millones, 10%) e Irlanda (19.000 millones, 9%). En proporción al volumen de bonos que se negocia en los mercados secundarios, las compras del BCE en los tres países rescatados son, en principio, mucho más determinantes, aunque aquí juega también el valor que le dé el resto de inversores al compromiso del BCE.
El programa de compras del BCE está rodeado de polémica desde su nacimiento. Varios consejeros del banco central, con los representantes alemanes al frente, han votado contra esta decisión, mientras que desde el frente académico y político (y no solo en los países concernidos) se reclamaba todo lo contrario, una intervención mucho más contundente. A todo eso hay que sumar las críticas sobre la legitimidad de sus decisiones: el BCE condiciona la adquisición de títulos a la implementación de drásticas reformas en los países en los que invierte. Y no movió un dedo (rebajó al mínimo las compras) para frenar el castigo de los inversores a los Gobiernos de Berlusconi (Italia) y Papandreu (Grecia), sustituidos a la postre por los tecnócratas Mario Monti y Lukas Papademos.
El informe de Barclays aclara también que el supervisor tiene margen más que de sobra para continuar con el programa de compra de bonos, aunque prevé que mantendrá el perfil bajo adoptado en las últimas semanas de 2011 (de los 22.000 millones que invirtió a mediados de agosto pasó a menos de 1.000 millones semanales). De hecho, entre el miércoles 28 de diciembre y el pasado 4 de enero se hizo con 1.104 millones en títulos de los países bajo presión, según ha informado hoy la autoridad monetaria del euro, casi el doble que los 462 millones de la semana precedente.
Si el BCE hubiese tenido que vender, al cierre de 2011, los bonos comprados desde mayo de 2010 se tendría que haber anotado unas pérdidas de 30.000 millones de euros. Más del 80% de esas minusvalías al utilizar precios de mercado correspondería a los títulos griegos comprados en la primavera de 2010. En el resto de títulos, las pérdidas potenciales serían menores, y en el caso de la deuda pública española, habría incluso una pequeña ganancia por el contraste entre los precios de agosto y finales de diciembre.
En la contabilidad del BCE, los títulos se registran por su precio de adquisición, no a precio de mercado (mark to market). Barclays recuerda además que el valor anotado del capital y reservas del eurosistema (los bancos centrales de la zona euro) suma más de 81.500 millones, que, actualizado, rondaría los 400.000 millones.
Los expertos de Barclays tampoco ven problema alguno en las operaciones que desarrolla el BCE para esterilizar (neutralizar el incremento de liquidez asociado a la compra de bonos para evitar efectos inflacionistas) la adquisición de deuda pública, con un coste que apenas sobrepasa los 1.000 millones de euros hasta ahora.