Cocaína de Bolivia es un grave problema para Brasil
La Paz, AFP
La cocaína que llega desde Bolivia representa un grave problema para Brasil, que se ha convertido tanto en un masivo consumidor como un país de tránsito, tema que lo preocupa al aproximarse el Mundial de Fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016, que organizará.
"Bolivia era productor de pasta base de cocaína y se convirtió en país de tránsito de droga, principalmente de Perú. Toda el área de Santa Cruz (este del país) es un paso obligado de narcotraficantes para hacer actividades ilegales en Brasil", dijo Felipe Cáceres, responsable boliviano de la lucha antidrogas.
La cocaína "de Brasil va a Sudáfrica y de Sudáfrica llega a los mercados europeos", agrega el funcionario.
El representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC), César Guedes, explica a la AFP que "Bolivia ahora es un problema de Brasil, no es un problema de Estados Unidos, porque la droga boliviana está en la puerta brasileña y muy lejos de la puerta (norte)americana".
Según Guedes, "Brasil es un país de casi 200 millones de habitantes, donde se calcula que hay un millón de consumidores".
Según Cáceres, la nueva realidad obliga a la regionalización del combate al narcotráfico y por ello Bolivia firmó un acuerdo con Brasil en el primer semestre de 2011, que incluye el control con aviones no tripulados, aunque ese programa aún no se ha puesto en marcha.
Bolivia y Brasil comparten una extensa frontera común, unos 3.100 kilómetros en la Amazonía.
Brasil de alguna manera ha reemplazado a Estados Unidos, cuya Agencia antidrogas (DEA) fue expulsada de Bolivia en 2008, acusada por el gobierno de conspirar. Aún así, en noviembre pasado EEUU iba a participar en un acuerdo antidrogas con Brasil y Bolivia, que finalmente no se firmó.
Para Guedes el hecho de que Bolivia no haya rubricado ese acuerdo, con el argumento de imprecisiones de redacción, determinó "que Brasil militarice (a fines de noviembre) su frontera, como una decisión unilateral para protegerse de una invasión de drogas".
Bajo tutela norteamericana, Bolivia llegó a tener entre 2000 y 2001 un máximo de 15.000 hectáreas de cocales, cuando en la década del 80 habían subido a 45.000 hectáreas. Actualmente en Bolivia se cultivan más de 31.000 hectáreas de cocales, de los cuales 12.000 son legales (para masticación o uso medicinal). Se presume que el resto se destina a elaborar cocaína.
Según Guedes, entre 60 y 80% de la cocaína boliviana tiene como destino el mercado brasileño.
El gobierno de Bolivia nunca informó a cuánto asciende la capacidad del país para fabricar droga, aunque un informe de 2010 de la ONU indica que está en 115 toneladas anuales, mientras que el Departamento de Estado en Washington dice que son 190 toneladas.
Bolivia es el tercer productor mundial de cocaína, tras Perú y Colombia, según datos de la ONU.
En el caso de Brasil, la cocaína que le llega está asociada a la violencia y la criminalidad, que ahora resulta preocupante debido a que es sede del Mundial de Fútbol en 2014 y las Olimpiadas dos años después.
"Brasil está jugando la cuenta regresiva para mostrar su mejor cara al mundo y ser la sede de los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol. Estamos viendo todas las acciones de las autoridades brasileñas en la favelas (barrios pobres), haciendo incursiones, deteniendo gente …", señaló Guedes.
Una reciente investigación del diario brasileño Valor señala que en ese país aumentó sensiblemente el número de consumidores por la bonanza económica de los últimos años.
"Brasil pasó en los últimos diez años de ser un país de tránsito a uno de consumo" de cocaína, según Murilo Vieira, diplomático de la embajada brasileña en La Paz.
El país sufre "el efecto colateral" de haber sacado de la pobreza a 30 millones de personas. "La llamada nueva clase media pasó a tener acceso a la cocaína y a una droga relativamente barata que es el crack" (residuo de la cocaína), señaló Murilo Vieira, citado por Valor.
A raíz del aumento del consumo en Brasil, "mafias colombianas, mexicanas, peruanas y brasileñas comenzaron a establecerse en Bolivia para exportar la droga" a territorio brasileño, según Valor.
Entre enero de 2010 y agosto de 2011 la policía brasileña incautó casi 43 toneladas de cocaína, entre pasta, clorhidrato y crack, según dijo a la AFP en Brasilia un portavoz de la policía federal.
La cocaína que llega desde Bolivia representa un grave problema para Brasil, que se ha convertido tanto en un masivo consumidor como un país de tránsito, tema que lo preocupa al aproximarse el Mundial de Fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016, que organizará.
"Bolivia era productor de pasta base de cocaína y se convirtió en país de tránsito de droga, principalmente de Perú. Toda el área de Santa Cruz (este del país) es un paso obligado de narcotraficantes para hacer actividades ilegales en Brasil", dijo Felipe Cáceres, responsable boliviano de la lucha antidrogas.
La cocaína "de Brasil va a Sudáfrica y de Sudáfrica llega a los mercados europeos", agrega el funcionario.
El representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC), César Guedes, explica a la AFP que "Bolivia ahora es un problema de Brasil, no es un problema de Estados Unidos, porque la droga boliviana está en la puerta brasileña y muy lejos de la puerta (norte)americana".
Según Guedes, "Brasil es un país de casi 200 millones de habitantes, donde se calcula que hay un millón de consumidores".
Según Cáceres, la nueva realidad obliga a la regionalización del combate al narcotráfico y por ello Bolivia firmó un acuerdo con Brasil en el primer semestre de 2011, que incluye el control con aviones no tripulados, aunque ese programa aún no se ha puesto en marcha.
Bolivia y Brasil comparten una extensa frontera común, unos 3.100 kilómetros en la Amazonía.
Brasil de alguna manera ha reemplazado a Estados Unidos, cuya Agencia antidrogas (DEA) fue expulsada de Bolivia en 2008, acusada por el gobierno de conspirar. Aún así, en noviembre pasado EEUU iba a participar en un acuerdo antidrogas con Brasil y Bolivia, que finalmente no se firmó.
Para Guedes el hecho de que Bolivia no haya rubricado ese acuerdo, con el argumento de imprecisiones de redacción, determinó "que Brasil militarice (a fines de noviembre) su frontera, como una decisión unilateral para protegerse de una invasión de drogas".
Bajo tutela norteamericana, Bolivia llegó a tener entre 2000 y 2001 un máximo de 15.000 hectáreas de cocales, cuando en la década del 80 habían subido a 45.000 hectáreas. Actualmente en Bolivia se cultivan más de 31.000 hectáreas de cocales, de los cuales 12.000 son legales (para masticación o uso medicinal). Se presume que el resto se destina a elaborar cocaína.
Según Guedes, entre 60 y 80% de la cocaína boliviana tiene como destino el mercado brasileño.
El gobierno de Bolivia nunca informó a cuánto asciende la capacidad del país para fabricar droga, aunque un informe de 2010 de la ONU indica que está en 115 toneladas anuales, mientras que el Departamento de Estado en Washington dice que son 190 toneladas.
Bolivia es el tercer productor mundial de cocaína, tras Perú y Colombia, según datos de la ONU.
En el caso de Brasil, la cocaína que le llega está asociada a la violencia y la criminalidad, que ahora resulta preocupante debido a que es sede del Mundial de Fútbol en 2014 y las Olimpiadas dos años después.
"Brasil está jugando la cuenta regresiva para mostrar su mejor cara al mundo y ser la sede de los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol. Estamos viendo todas las acciones de las autoridades brasileñas en la favelas (barrios pobres), haciendo incursiones, deteniendo gente …", señaló Guedes.
Una reciente investigación del diario brasileño Valor señala que en ese país aumentó sensiblemente el número de consumidores por la bonanza económica de los últimos años.
"Brasil pasó en los últimos diez años de ser un país de tránsito a uno de consumo" de cocaína, según Murilo Vieira, diplomático de la embajada brasileña en La Paz.
El país sufre "el efecto colateral" de haber sacado de la pobreza a 30 millones de personas. "La llamada nueva clase media pasó a tener acceso a la cocaína y a una droga relativamente barata que es el crack" (residuo de la cocaína), señaló Murilo Vieira, citado por Valor.
A raíz del aumento del consumo en Brasil, "mafias colombianas, mexicanas, peruanas y brasileñas comenzaron a establecerse en Bolivia para exportar la droga" a territorio brasileño, según Valor.
Entre enero de 2010 y agosto de 2011 la policía brasileña incautó casi 43 toneladas de cocaína, entre pasta, clorhidrato y crack, según dijo a la AFP en Brasilia un portavoz de la policía federal.