Paro en La Paz desnuda pulsada política y reflota enconos en Bolivia
La Paz, Abi
Un paro cívico en la ciudad de La Paz, que paralizó el viernes por una cuestión de límites citadinos y rurales a la sede del gobierno de Bolivia, y también a su circunvecina de El Alto, guardaba detrás de sus formas una pulsada política entre oficialismo y oposición criollas y encerraba reflotados enconos de raza y clase a un mes exacto de las elecciones judiciales y poco más de 3 años de las presidenciales.
El paro movido por la Alcaldía de La Paz, controlada por el opositor centroizquierdista Movimiento Sin Miedo (MSM) y representado por las juntas vecinales de la ciudad, frenó en seco las actividades de los pobladores, impedidos de desplazarse y detuvo la economía.
La protesta, que contesta la pretensión territorial de pequeños municipios periurbanos vecinos de La Paz, Achochalla, Mecapaca y Palca, gobernados por indígenas afines al presidente Evo Morales, se cebó en oficinistas, empleados y funcionarios impedidos de alcanzar la locomoción pública.
Al grito de "La Paz se respeta, ¡carajo!", manifestantes, arropados con la bandera guinda de la ciudad más política del país, y en su mayoría mestizos citadinos, blancos y blancoides, se plantaron en esquinas y pasos clave a rotondas, accesos a avenidas de alto tráfico y puentes.
La protesta, que cerró el comercio y hasta los centros de abasto de alimentos perecederos y abarrotes, rechaza un cabildo indígena -en demanda de la homologación de límites territoriales abolidos hace siglos- celebrado hace 10 días en la zona sur, donde, se prejuicia, viven los ricos de La Paz, que tienen por vecinos a ex propietarios originarios de tierras de labranza, a las que accedieron en 1952, cuando una revolución popular los extrajo de la esclavitud y los hizo ciudadanos libres.
Reunidas en un cabildo indigenal, la semana pasada, autoridades originarias de Achocalla -que en los años90 del siglo XX comenzó a tornarse en barriada residencial, a despecho de su historia y naturaleza rural, agraria y campesina-, Palca y Mecapaca, reclamaron el reconocimiento de los "límites ancestrales", en abierta oposición a los brazos operativos de la Alcaldía de La Paz, las subalcaldías de la zona sur, enclavada a su vez en medio de zonas aún de trazo indígena, campesino y rural.
El opositor Luis Revilla, segundo en la jerarquía del MSM, que en abril de 2010 ganó las elecciones municipales en La Paz, imponiéndose a la candidata del gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS, de Morales), Elizabeth Salguero, actual ministra de Culturas, parece sostener, tras bambalinas, una pulsada con el gobernador indígena del departamento de La Paz, César Cocarico.
Militante oficialista, Cocarico es acusado sin evidencias de acuñar la pretensión de Achocalla, Palca y Mecapaca de restablecer una división administrativa y política vigente antes de 1548, cuando colonizadores españoles fundaron La Paz.
"Loteadores de los municipios de Palca, Mecapaca y Achocalla quieren apropiarse de nuestras zonas, aduciendo límites ancestrales. Quieren que dejemos de pertenecer a la ínclita ciudad de La Paz, para que formemos parte de municipios manejados por personas corruptas e ineficientes que mantienen en permanente atraso espiritual y material a los habitantes de su territorio", dice parte de un panfleto intitulado "Paro cívico movilizado?", repartido a los eventuales caminantes que intentan llegar a los sitios de sus compromisos.
El papel, entregado a la ABI por un manifestante en la exclusiva zona de Calacoto, toca tangencialmente la propiedad privada, garantizada por la Constitución y tema sensible para los pobladores de la zona sur de La Paz, rodeada por Palca, Achocalla y Mecapaca.
"Protejamos nuestra propiedad pública y privada, que pretende ser avasallada por delincuentes", reseña el apócrifo que remata con una frase virulenta: ¡¡¡Muerte civil a los traidores!!!.
"Estos indios quieren apropiarse de lo nuestro", profirió una mujer que cortaba una ruta en el exclusivo suburbio de Achumani.
Los bloqueadores desplazados por la junta de vecinos de La Paz, organizaciones poderosas en situaciones de conflicto, se tomaron pasos clave para el tráfico de automotores en el norte, centro y sur de La Paz.
También vías que conducen al aeropuerto internacional de El Alto, donde viajeros prevenidos, locales y forasteros, con itinerarios antes de mediodía, debieron pasar la noche o parte de ésta en los lobies del Terminal que sirve también a la ciudad de nombre homónimo, de población mayoritariamente indígena.
La protesta que, según autoridades y vecinos de los municipios de Achocalla, Mecapaca y Palca, no "afecta ni en lo mínimo" a sus actividades, tiene espacio a un mes de las elecciones de autoridades judiciales, las primeras en el país por vía de las urnas.
El MSM, que jefaturiza el antecesor y jefe de Revilla, Juan del Granado, se opone a los comicios, previstos en la Constitución y pautados para el 16 de octubre, a los que tacha de hechos a la medida de las supuestas pretensiones reelectorales, para fines de 2014, de Morales, cuyo segundo mandato expirará el 22 de enero de 2015.
Junto o detrás de él, se ha alineado el acaudalado empresario Samuel Doria Medina, que preside la Unidad Nacional, minoritaria en el correlato de fuerzas en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), como así sectores de oposición radical a Morales que en su primer mandato han tratado sin éxito de perforar su legitimidad.
Primer presidente indígena, Morales, un socialista sin ambages, es adversado en la ALP, principalmente por la derechista Convergencia Nacional (CN), dedicada hace más de un año a restañar sus divisiones internas y también por dos diputados del MSM, que entre 2006 y parte de 2010 se mantuvo como principal coaligado del MAS.
La pulsada se materializa en momentos en que la oposición boliviana, dentro y fuera del país, se disputa el liderazgo, hoy por hoy, nítidamente, en manos de Del Granado, pese a los embates, por vía de sus operadores, del anciano ex presidente ultraliberal, Gonzalo Sánchez de Lozada, autoexiliado en Estados Unidos y enjuiciado en Bolivia por genocidio, como también del líder huido de la CN, el ex militar Manfred Reyes Villa, que refugiado en Miami se escabulle a un juicio por corrupción.
Según coinciden analistas y observadores locales, la oposición boliviana pone a prueba sus músculos a 3 años mira de las elecciones generales de diciembre de 2014.
Un paro cívico en la ciudad de La Paz, que paralizó el viernes por una cuestión de límites citadinos y rurales a la sede del gobierno de Bolivia, y también a su circunvecina de El Alto, guardaba detrás de sus formas una pulsada política entre oficialismo y oposición criollas y encerraba reflotados enconos de raza y clase a un mes exacto de las elecciones judiciales y poco más de 3 años de las presidenciales.
El paro movido por la Alcaldía de La Paz, controlada por el opositor centroizquierdista Movimiento Sin Miedo (MSM) y representado por las juntas vecinales de la ciudad, frenó en seco las actividades de los pobladores, impedidos de desplazarse y detuvo la economía.
La protesta, que contesta la pretensión territorial de pequeños municipios periurbanos vecinos de La Paz, Achochalla, Mecapaca y Palca, gobernados por indígenas afines al presidente Evo Morales, se cebó en oficinistas, empleados y funcionarios impedidos de alcanzar la locomoción pública.
Al grito de "La Paz se respeta, ¡carajo!", manifestantes, arropados con la bandera guinda de la ciudad más política del país, y en su mayoría mestizos citadinos, blancos y blancoides, se plantaron en esquinas y pasos clave a rotondas, accesos a avenidas de alto tráfico y puentes.
La protesta, que cerró el comercio y hasta los centros de abasto de alimentos perecederos y abarrotes, rechaza un cabildo indígena -en demanda de la homologación de límites territoriales abolidos hace siglos- celebrado hace 10 días en la zona sur, donde, se prejuicia, viven los ricos de La Paz, que tienen por vecinos a ex propietarios originarios de tierras de labranza, a las que accedieron en 1952, cuando una revolución popular los extrajo de la esclavitud y los hizo ciudadanos libres.
Reunidas en un cabildo indigenal, la semana pasada, autoridades originarias de Achocalla -que en los años90 del siglo XX comenzó a tornarse en barriada residencial, a despecho de su historia y naturaleza rural, agraria y campesina-, Palca y Mecapaca, reclamaron el reconocimiento de los "límites ancestrales", en abierta oposición a los brazos operativos de la Alcaldía de La Paz, las subalcaldías de la zona sur, enclavada a su vez en medio de zonas aún de trazo indígena, campesino y rural.
El opositor Luis Revilla, segundo en la jerarquía del MSM, que en abril de 2010 ganó las elecciones municipales en La Paz, imponiéndose a la candidata del gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS, de Morales), Elizabeth Salguero, actual ministra de Culturas, parece sostener, tras bambalinas, una pulsada con el gobernador indígena del departamento de La Paz, César Cocarico.
Militante oficialista, Cocarico es acusado sin evidencias de acuñar la pretensión de Achocalla, Palca y Mecapaca de restablecer una división administrativa y política vigente antes de 1548, cuando colonizadores españoles fundaron La Paz.
"Loteadores de los municipios de Palca, Mecapaca y Achocalla quieren apropiarse de nuestras zonas, aduciendo límites ancestrales. Quieren que dejemos de pertenecer a la ínclita ciudad de La Paz, para que formemos parte de municipios manejados por personas corruptas e ineficientes que mantienen en permanente atraso espiritual y material a los habitantes de su territorio", dice parte de un panfleto intitulado "Paro cívico movilizado?", repartido a los eventuales caminantes que intentan llegar a los sitios de sus compromisos.
El papel, entregado a la ABI por un manifestante en la exclusiva zona de Calacoto, toca tangencialmente la propiedad privada, garantizada por la Constitución y tema sensible para los pobladores de la zona sur de La Paz, rodeada por Palca, Achocalla y Mecapaca.
"Protejamos nuestra propiedad pública y privada, que pretende ser avasallada por delincuentes", reseña el apócrifo que remata con una frase virulenta: ¡¡¡Muerte civil a los traidores!!!.
"Estos indios quieren apropiarse de lo nuestro", profirió una mujer que cortaba una ruta en el exclusivo suburbio de Achumani.
Los bloqueadores desplazados por la junta de vecinos de La Paz, organizaciones poderosas en situaciones de conflicto, se tomaron pasos clave para el tráfico de automotores en el norte, centro y sur de La Paz.
También vías que conducen al aeropuerto internacional de El Alto, donde viajeros prevenidos, locales y forasteros, con itinerarios antes de mediodía, debieron pasar la noche o parte de ésta en los lobies del Terminal que sirve también a la ciudad de nombre homónimo, de población mayoritariamente indígena.
La protesta que, según autoridades y vecinos de los municipios de Achocalla, Mecapaca y Palca, no "afecta ni en lo mínimo" a sus actividades, tiene espacio a un mes de las elecciones de autoridades judiciales, las primeras en el país por vía de las urnas.
El MSM, que jefaturiza el antecesor y jefe de Revilla, Juan del Granado, se opone a los comicios, previstos en la Constitución y pautados para el 16 de octubre, a los que tacha de hechos a la medida de las supuestas pretensiones reelectorales, para fines de 2014, de Morales, cuyo segundo mandato expirará el 22 de enero de 2015.
Junto o detrás de él, se ha alineado el acaudalado empresario Samuel Doria Medina, que preside la Unidad Nacional, minoritaria en el correlato de fuerzas en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), como así sectores de oposición radical a Morales que en su primer mandato han tratado sin éxito de perforar su legitimidad.
Primer presidente indígena, Morales, un socialista sin ambages, es adversado en la ALP, principalmente por la derechista Convergencia Nacional (CN), dedicada hace más de un año a restañar sus divisiones internas y también por dos diputados del MSM, que entre 2006 y parte de 2010 se mantuvo como principal coaligado del MAS.
La pulsada se materializa en momentos en que la oposición boliviana, dentro y fuera del país, se disputa el liderazgo, hoy por hoy, nítidamente, en manos de Del Granado, pese a los embates, por vía de sus operadores, del anciano ex presidente ultraliberal, Gonzalo Sánchez de Lozada, autoexiliado en Estados Unidos y enjuiciado en Bolivia por genocidio, como también del líder huido de la CN, el ex militar Manfred Reyes Villa, que refugiado en Miami se escabulle a un juicio por corrupción.
Según coinciden analistas y observadores locales, la oposición boliviana pone a prueba sus músculos a 3 años mira de las elecciones generales de diciembre de 2014.