La economía peruana creció por los altos precios de las materias primas
Lima, Agencias
Los altos precios internacionales de las materias primas, pagados especialmente por China, y un manejo ordenado de la economía permitieron al Gobierno del presidente Alan García superar los embates de la crisis financiera internacional y lograr un crecimiento sostenido en los últimos cinco años.
Este notable crecimiento permitió una leve disminución en el índice de pobreza, que sin embargo mantuvo unos niveles muy elevados. Según cifras oficiales, la tasa de pobreza pasó del 44,5 % en 2006 a 31,3 % en 2010.
García inició su segundo Gobierno no consecutivo en 2006 con la desconfianza de los mercados, que recordaron su primer mandato con hiperinflación, control de precios, déficit fiscal, fuga de capitales y reducción de la inversión privada.
Sin embargo, el buen manejo económico interno, a lo que se sumó una coyuntura externa de altos precios de los productos de exportación y una percepción favorable sobre el comportamiento de la economía global, influyeron en el buen desempeño de la economía peruana.
En 2006, el producto interno bruto (PIB) creció un 8 %, apoyado por el mayor dinamismo de los sectores de comercio y construcción, este último favorecido por el fuerte crecimiento de la inversión privada en minería, infraestructura y energía.
La bolsa peruana, considerada como un termómetro de la economía, registró ese año una ganancia del 168 %, convirtiéndose en la plaza bursátil más rentable del mundo.
Pero el manejo económico del Gobierno peruano enfrentó en los años 2007 y 2008 la incertidumbre que se apoderó de los mercados mundiales como consecuencia de la crisis financiera internacional derivada de la crisis hipotecaria en Estados Unidos.
La economía peruana creció 9 % y 9,8 en 2007 y 2008, respectivamente, sostenida por el persistente crecimiento de la demanda interna, la expansión de la inversión privada, los altos precios de las materias primas y el desarrollo del crédito local.
Los efectos de la crisis financiera internacional recién se sintieron en 2009 cuando la economía peruana creció en apenas un 0,9 %, a pesar de que el Gobierno aplicó un plan de estímulo económico que incluyó el aumento de la inversión pública en infraestructura y viviendas.
El éxito de las medidas para aminorar el impacto de la crisis financiera internacional permitió a la economía peruana recuperarse en 2010, cuando el PIB registró una expansión del 8,8 % apoyado por el mayor dinamismo de los sectores construcción, comercio y manufactura.
Esta expansión de la economía peruana se logró en un entorno externo donde aparecieron los primeros signos de la crisis de deuda en Grecia y los temores al contagio hacia otros países de la Eurozona.
En 2011, el proceso electoral tuvo una fuerte influencia en el comportamiento de la economía y de los mercados financieros. En los primeros cinco meses del, año el PIB creció 8,04 % a pesar del menor dinamismo del sector construcción, considerado como la locomotora del crecimiento del país en los últimos años.
Por otro lado, la bolsa peruana registró una pérdida del 19,23 % en el primer semestre del año, afectada por la baja de los precios internacionales de los minerales, la crisis de deuda en Europa y por la elección como presidente del nacionalista Ollanta Humala, el candidato temido por el mercado.
A pesar de ello, la incertidumbre de los inversores se despejó en julio, cuando Humala anunció la designación de dos puestos claves en materia económica, la ratificación del actual presidente del Banco Central de Reserva y la designación de una persona pro mercado en el Ministerio de Economía y Finanzas.
Pese a que la plaza limeña recuperó terreno en julio, tras ganar un 16,34 %, la atención de los inversores se centra hoy en el primer discurso de Humala al tomar posesión del cargo.
Los analistas, gremios empresariales e inversionistas confían que el manejo de la política económica se dirigirá a mantener elevadas tasas de crecimiento pero con una mejor distribución de la riqueza y políticas sociales menos tímidas.
Los altos precios internacionales de las materias primas, pagados especialmente por China, y un manejo ordenado de la economía permitieron al Gobierno del presidente Alan García superar los embates de la crisis financiera internacional y lograr un crecimiento sostenido en los últimos cinco años.
Este notable crecimiento permitió una leve disminución en el índice de pobreza, que sin embargo mantuvo unos niveles muy elevados. Según cifras oficiales, la tasa de pobreza pasó del 44,5 % en 2006 a 31,3 % en 2010.
García inició su segundo Gobierno no consecutivo en 2006 con la desconfianza de los mercados, que recordaron su primer mandato con hiperinflación, control de precios, déficit fiscal, fuga de capitales y reducción de la inversión privada.
Sin embargo, el buen manejo económico interno, a lo que se sumó una coyuntura externa de altos precios de los productos de exportación y una percepción favorable sobre el comportamiento de la economía global, influyeron en el buen desempeño de la economía peruana.
En 2006, el producto interno bruto (PIB) creció un 8 %, apoyado por el mayor dinamismo de los sectores de comercio y construcción, este último favorecido por el fuerte crecimiento de la inversión privada en minería, infraestructura y energía.
La bolsa peruana, considerada como un termómetro de la economía, registró ese año una ganancia del 168 %, convirtiéndose en la plaza bursátil más rentable del mundo.
Pero el manejo económico del Gobierno peruano enfrentó en los años 2007 y 2008 la incertidumbre que se apoderó de los mercados mundiales como consecuencia de la crisis financiera internacional derivada de la crisis hipotecaria en Estados Unidos.
La economía peruana creció 9 % y 9,8 en 2007 y 2008, respectivamente, sostenida por el persistente crecimiento de la demanda interna, la expansión de la inversión privada, los altos precios de las materias primas y el desarrollo del crédito local.
Los efectos de la crisis financiera internacional recién se sintieron en 2009 cuando la economía peruana creció en apenas un 0,9 %, a pesar de que el Gobierno aplicó un plan de estímulo económico que incluyó el aumento de la inversión pública en infraestructura y viviendas.
El éxito de las medidas para aminorar el impacto de la crisis financiera internacional permitió a la economía peruana recuperarse en 2010, cuando el PIB registró una expansión del 8,8 % apoyado por el mayor dinamismo de los sectores construcción, comercio y manufactura.
Esta expansión de la economía peruana se logró en un entorno externo donde aparecieron los primeros signos de la crisis de deuda en Grecia y los temores al contagio hacia otros países de la Eurozona.
En 2011, el proceso electoral tuvo una fuerte influencia en el comportamiento de la economía y de los mercados financieros. En los primeros cinco meses del, año el PIB creció 8,04 % a pesar del menor dinamismo del sector construcción, considerado como la locomotora del crecimiento del país en los últimos años.
Por otro lado, la bolsa peruana registró una pérdida del 19,23 % en el primer semestre del año, afectada por la baja de los precios internacionales de los minerales, la crisis de deuda en Europa y por la elección como presidente del nacionalista Ollanta Humala, el candidato temido por el mercado.
A pesar de ello, la incertidumbre de los inversores se despejó en julio, cuando Humala anunció la designación de dos puestos claves en materia económica, la ratificación del actual presidente del Banco Central de Reserva y la designación de una persona pro mercado en el Ministerio de Economía y Finanzas.
Pese a que la plaza limeña recuperó terreno en julio, tras ganar un 16,34 %, la atención de los inversores se centra hoy en el primer discurso de Humala al tomar posesión del cargo.
Los analistas, gremios empresariales e inversionistas confían que el manejo de la política económica se dirigirá a mantener elevadas tasas de crecimiento pero con una mejor distribución de la riqueza y políticas sociales menos tímidas.