Medvedev advierte contra una nueva Guerra Fría por el escudo antimisiles

Moscú, Agencias
El presidente ruso, Dimitri Medvedev, advirtió una vez más este miércoles contra una nueva Guerra Fría si Occidente no implica a Rusia en la defensa antimisiles en Europa, aún cuando los expertos estiman que Moscú no tiene ni los medios ni la real intención de participar.

Si Estados Unidos sigue desarrollando su proyecto de escudo antimisiles en Europa del Este sin asociar a Rusia, Moscú deberá "tomar medidas de represalia, lo que verdaderemente preferiríamos evitar", advirtió Medvedev durante una conferencia de prensa en los suburbios de Moscú.

"Se trataría entonces de desarrollar el potencial ofensivo de nuestras capacidades nucleares. Sería un escenario que nos haría volver a la época de la guerra fría", dijo ante 800 periodistas, en su primera conferencia de prensa de esta amplitud desde que llegó al Kremlin en 2008.

Estados Unidos reaccionó inmediatamente, volviendo a asegurar que el escudo que está desplegando en Europa no va dirigido contra Rusia y que Washington tiene la intención de "cooperar" con Moscú en este tema.

"Hemos pasado muchos años diciendo claramente que nuestra cooperación en la defensa antimisiles no está de ninguna manera dirigida contra Rusia", declaró el portavoz del departamento de Estado estadounidense, Mark Toner.

En los últimos años, Rusia repite con insistencia que desea ser miembro de pleno derecho en el sistema antimisiles en Europa y rechaza que un escudo controlado sólo por Occidente cubra una parte del territorio ruso. Medvedev pidió que los "invitaran a cooperar".

Hasta ahora, los occidentales no han respondido a la demanda rusa, al tiempo de afirmar que este escudo estaba dirigido contra una amenaza iraní y no contra Moscú, muy irritado por los proyectos de instalaciones militares estadounidenses en su ex zona de influencia.

Desde el 3 de mayo, fecha de la firma de un acuerdo entre Estados Unidos y Rumanía para el despliegue de elementos del futuro escudo en ese país, Moscú exige que Estados Unidos le garantice que esas instalaciones no constituyen una amenaza contra el potencial nuclear ruso.

En septiembre de 2009, Washington había anulado un primer proyecto de escudo desarrollado por la administración del ex presidente estadounidense George W. Bush que había provocado la cólera de Moscu, y anunciado una nueva versión, menos controvertida, aún cuando persistían numerosos desacuerdos.

Descontento por la evolución de las conversaciones con Washington sobre esta cuestión, el presidente ruso también amenazó con abandonar el tratado ruso-estadounidense de desarme nuclear START que entró en vigencia este año después de largas y difíciles negociaciones.

Pero según el experto militar ruso independiente Alexandre Golts, las advertencias de Medvedev son "amenazas gratuitas" ya escuchadas antes.

"La industria rusa tiene medios limitados" que no le permitiría lanzarse en una nueva carrera armamentista como fue el caso durante la guerra fría, estimó Golts.

"Los responsables en el poder piensan que es posible, pero los analistas independientes estiman que son amenazas gratuitas", insiste una experta del centro Carnegie en Rusia, Maria Lipman.

"Tenemos poco éxito en materia de altas tecnologías y de armamento, al punto que estamos obligados de comprar equipos militares en el extranjero", agregó la experta, en referencia a la reciente adquisición negociada por Moscú de dos navíos de guerra franceses clase Mistral.

Según la experta, "Medvedev probablemente quiso mostrar a las elites conservadoras rusas que no bajaba la guardia".

El año pasado, Moscú había amenazado con desplegar misiles de corto alcance Iskander en Kaliningrado, enclave ruso en las puertas de la Unión Europea (UE), en caso de riesgos suplementarios para la seguridad de Rusia vinculados al despliegue del escudo estadounidense.

Esta eventualidad no ha vuelto a ser mencionada.

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